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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Lucas»
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Mensaje 56

EL SALVADOR-HOMBRE SE ENCARNA PARA CUMPLIR EL PROPOSITO QUE DIOS TENIA AL CREAR AL HOMBRE

(1)

  Lectura bíblica: 2 Co. 4:4b; Gn. 1:26-27a; Fil. 2:7b; Gn. 2:8-9; Jn. 1:1, 14; He. 2:16-17; 1 Ti. 3:16

  A estas alturas del estudio-vida necesitamos algunos mensajes que desarrollen más a fondo los cuatro siguientes temas: primero, Cristo llega a ser un Dios-hombre, un hombre en quien vivía Dios; segundo, el jubileo; tercero, la resurrección de Cristo y cuarto, Su ascensión. Abarcamos brevemente estos asuntos en algunos de los mensajes anteriores, pero no los hicimos adecuadamente. Así que, estudiaremos primero la humanidad de Cristo, o sea, la vida que llevó como Dios-hombre. Por tanto, este mensaje se titula “El Salvador-hombre se encarna para cumplir el propósito que Dios tiene al crear al hombre”.

  Es importante ver que la encarnación de Cristo tiene que ver con el propósito que Dios tiene al crear al hombre. Aunque en el pasado, hemos estudiado este hecho brevemente, no obstante, no lo hemos hecho cabalmente. Nos debe impresionar que la encarnación de Cristo está estrechamente ligada con el propósito que Dios tiene al crear al hombre. Veremos que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza con el propósito de que éste le recibiera como vida y lo expresara en todos Sus atributos. Más adelante, también veremos que el Salvador-Hombre se encarnó para introducir a Dios en el hombre a fin de restaurar y recuperar la humanidad dañada y perdida, y expresar a Dios en Sus atributos por medio de las virtudes humanas. Estos asuntos son profundos, divinos y misteriosos, y no tenemos las palabras suficientes para hablar de ellos.

EL HOMBRE FUE DISEÑADO PARA SER UNO CON DIOS

  Si tenemos una perspectiva cabal de toda la revelación de las Escrituras, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, veremos que en la eternidad pasada Dios diseñó al hombre para que éste fuera uno con El. Este hecho es de suma importancia. Por supuesto, en la Biblia no se menciona la palabra diseño con respecto a la unión de Dios con el hombre. Sin embargo, si tenemos una perspectiva todo-inclusiva de lo que la santa Palabra revela, veremos que en la eternidad pasada Dios diseñó al hombre para que fuera uno con El.

  Podemos explicar el diseño que Dios hizo del hombre usando como ejemplo el diseño y la edificación de una casa. Antes de construir una casa, primero necesitamos el diseño. Igualmente, en la Biblia vemos el diseño que Dios hizo y también Su edificio, pues las Escrituras revelan plenamente el edificio de Dios. Dios tenía un diseño para Su edificio. Por lo tanto, El diseñó al hombre con el objetivo de que éste fuera uno con El.

EL HOMBRE FUE CREADO A LA IMAGEN DE DIOS Y CONFORME A SU SEMEJANZA

  Basado en Su diseño, Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza... Y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó” (Gn. 1:26a, 27a). En estos versículos hay dos frases que han turbado a maestros de la Biblia: “a Su imagen” y “conforme a nuestra semejanza”. ¿Qué significa la imagen de Dios? ¿Qué significa a Su semejanza? y ¿qué diferencia hay entre la imagen y la semejanza? ¿Por qué se usan diferentes preposiciones con relación a la imagen y a la semejanza? En otras palabras, ¿por qué dice la Biblia que el hombre fue creado “a” la imagen de Dios pero “conforme a” Su semejanza? ¿Por qué no dice “conforme a” la imagen de Dios y “a” Su semejanza? Si estudiamos la Biblia cuidadosamente, querremos saber la diferencia que hay entre imagen y semejanza, y también nos daremos cuenta de que es difícil explicarla.

El ser interior y la forma exterior

  Algunos maestros de la Biblia dicen que en Génesis 1 la palabra imagen se refiere a algo interno, y semejanza, a algo externo, y esta es la distinción que Mary E. McDonough hizo en God’s Plan of Redemption [El plan redentor de Dios]. Al preguntar qué se quiere decir con imagen y semejanza, ella dijo: “Estas dos palabras no son sinónimos, ya que la primera se refiere particularmente más a la parte invisible del hombre: el hombre interior, mientras el segundo indica la parte visible, es decir, el hombre exterior, el cuerpo. El hombre interior fue en cierta manera creado como Dios; o sea podemos decir, que fue moldeado conforme a Dios...”

  En el Estudio-vida de Génesis dijimos que el hombre fue creado a la imagen de Dios en el aspecto interno y conforme a la semejanza de Dios en el aspecto externo (véase el Estudio-vida de Génesis, mensaje 6, págs. 67-73). En dicho estudio dijimos: “El hombre fue creado no solamente a la imagen interior de Dios, sino también conforme a Su semejanza exterior. Todas las demás cosas en la creación concuerdan con “su propio género”. Sin embargo, el hombre no fue creado conforme al género hombre, sino a la semejanza de Dios. Así como la imagen alude al ser interior de Dios, la semejanza debe de referirse a la forma externa de Dios” (pág 72). Podemos decir que en Génesis 1:26 y 27 la imagen se refiere al ser interior y la semejanza a la expresión exterior. En este mensaje, sin alejarnos de lo que dijimos en el pasado, seguiremos a examinar detalladamente lo que significa que Dios creó al hombre en Su propia imagen.

Dios corporificado en Cristo

  En las Escrituras la palabra imagen se refiere al ser de Dios, según lo confirman varios versículos del Nuevo Testamento. En 2 Corintios 4:4 dice que Cristo es “la imagen de Dios”. Colosenses 1:15 afirma que Cristo es “la imagen del Dios invisible”. Hebreos 1:3 revela que Cristo es “el resplandor de Su gloria y la impronta de Su sustancia”. Por lo tanto, Cristo es la corporificación de Dios y como tal, es la imagen de Dios.

Contener a Dios y llegar a ser Su réplica

  Según la Biblia la imagen de Dios tiene que ver con Su réplica. En Génesis 1 la imagen tiene como fin que el hombre sea la réplica y la copia de Dios, lo cual da a entender que el hombre fue creado de tal manera para que fuera la réplica de Dios, Su copia. Dios creó al hombre a Su propia imagen con la intención de que éste llegara a ser Su réplica.

  Puesto que Dios creó al hombre con el propósito de que éste llegara a ser Su réplica, lo cual lo confirma la palabra imagen, podemos decir que esta palabra indica la capacidad que el hombre tiene para contener a Dios. Si el hombre no tuviera esta capacidad, ¿cómo podría duplicar a Dios y ser Su copia? Para que el hombre sea Su copia, él debe tener la capacidad de contener lo que Dios es.

  Interpretar así la imagen de Dios no contradice la definición dada en el Estudio-vida de Génesis. Ciertamente, la imagen de Dios se refiere a Su ser interior, y de ningún modo contradecimos este hecho al afirmar que Dios creó al hombre a Su imagen con la intención de que éste fuera Su réplica, ni tampoco al decir que la palabra imagen se refiere a la capacidad que el hombre tiene de recibir y contener a Dios. El hombre fue creado a la imagen de Dios con el objetivo de contener a Dios, de ser Su vasija. Para esto era necesario que tuviese la capacidad de recibir y contener a Dios.

La apariencia de Dios se relaciona con Su expresión

  Hicimos hincapié que el hombre fue creado no solamente a la imagen de Dios, sino también conforme a Su semejanza. La palabra semejanza se refiere a la forma exterior, el porte exterior, la apariencia, y por tanto, está ligada con la expresión. Primero, el hombre fue hecho a la imagen de Dios para ser Su réplica, y luego fue hecho conforme a Su semejanza para tener Su apariencia con el objetivo de expresarle.

  Si el hombre sólo tuviera la semejanza de Dios y no Su imagen, esto significaría que el hombre sólo tendría el aspecto externo y no la realidad interior. En tal caso, la apariencia, la expresión, carecería de contenido. La imagen es la realidad interior de la expresión exterior y la semejanza es la expresión, la apariencia de la imagen.

  Filipenses 2:7 es un versículo del Nuevo Testamento que habla de esto, en el cual vemos que Cristo en Su encarnación llegó a ser “en semejanza a los hombres”. Este versículo no nos dice que Cristo tenía la semejanza de Dios, sino que tenía la semejanza de los hombres. Cuando Cristo se hizo hombre, El tenía la apariencia, la expresión, del hombre, lo cual, sin duda, no era una expresión vacía, carente de realidad y sin contenido. Al contrario, Cristo sí tenía la realidad, la expresión, la apariencia, humanas. El contenido de la semejanza de hombre que Cristo poseía era la realidad humana.

EL PROPOSITO DE DIOS AL CREAR AL HOMBRE

  Damos gracias al Señor por guiarnos a entender más a fondo en cuanto a la imagen de Dios y Su semejanza. El hombre fue creado a la imagen de Dios y conforme a Su semejanza para que fuera Su réplica y Su expresión. Por lo tanto, la réplica se refiere a la imagen y la expresión, a la semejanza.

  Según la Biblia, vimos que Dios diseñó al hombre para que éste fuera uno con El. Para ser uno con Dios, el hombre debe tener Su imagen interiormente y Su semejanza exteriormente. En esto consiste el diseño de Dios, y en ello vemos Su propósito. ¿Qué propósito tenía Dios al crear al hombre? Su propósito era hacer del hombre Su réplica para que lo exprese y sea verdadera y completamente uno con El.

DIOS TIENE LA INTENCION DE SER LA VIDA Y EL CONTENIDO DEL HOMBRE

  En Génesis 1:26-27 vemos la vasija pero no el contenido, lo cual se halla en Génesis 2. Según Génesis 2, después de que Dios creó al hombre, puso a éste en el huerto que El preparó, en el cual había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Dios tenía la intención que el hombre que El creó tomara del árbol de la vida y viviera. Pero si tomara del árbol de la ciencia del bien y del mal, lo cual hizo, moriría.

  No podemos entender el significado del árbol de la vida sólo con leer Génesis 2. Al leer la Biblia en su totalidad vemos que el árbol de la vida representa a Dios como vida. Por ejemplo, Salmos 36:9 dice: “Porque contigo está el manantial de la vida”. En el Evangelio de Juan vemos que cuando vino Jesús, el Hijo de Dios, en El estaba la vida (Jn. 1:4), y El mismo dijo que era la vida (Jn. 11:25) y que vino para que la tengamos y la tengamos en abundancia (Jn. 10:10). En Colosenses 3:4 Pablo dice que Cristo es nuestra vida y en 1 Juan 5:11-12: “Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida”. Por último, el libro de Apocalipsis menciona claramente el árbol de la vida, con el cual toda la ciudad de la Nueva Jerusalén será nutrida en la eternidad (Ap. 22:1-2, 14). Así que, al examinar la Biblia en su totalidad, vemos que el árbol de la vida representa a Dios como la vida del hombre. Por lo tanto, al crear al hombre como vasija, Dios tenía la intención de que el hombre le tomase como su vida y contenido.

LA IMAGEN DE DIOS Y LOS ATRIBUTOS DIVINOS

  Examinemos más a fondo la imagen de Dios. El Nuevo Testamento dice que la imagen de Dios es Cristo, pero cómo debemos describir Su imagen.

  La Biblia dice que Dios es amor y es luz (1 Jn. 4:8; 1:5). El amor es la naturaleza de la esencia de Dios, y la luz es la naturaleza de Su expresión. La Biblia también dice que Dios es justo y santo. El adjetivo “justo” usado con respecto a Dios se refiere a la manera que Dios obra, pues El siempre obra de manera justa y nunca hace nada injustamente. El adjetivo “santo” se refiere a Su naturaleza interior. Dios es justo en Sus actos y santo en Su naturaleza. Por lo tanto, Dios es amor y luz, y es justo y santo. En esto consiste la imagen de Dios.

  Al describir la imagen de una persona, no es suficiente con solo hablar de su altura, peso y color del pelo. Si describieras la imagen de una persona, tendrías que mencionar qué clase de persona es, o sea, tendrías que describir sus atributos, las características de su personalidad y su temperamento. De la misma manera, si describiéramos la imagen de Dios, tendríamos que describir Sus atributos.

  Las cuatro palabras, amor, luz, justicia y santidad, describen la imagen de Dios y reflejan Sus atributos. Así, cuando usamos la expresión atributos divinos nos referimos al amor, la luz, la justicia, y la santidad de Dios. Nuestro Dios es amor y luz, y también es justo y santo, los cuales no es una descripción con respecto a la semejanza de Dios, sino del propio Dios. Dios es “amor”, es decir, amor es Su ser. Dios es “luz”, o sea, luz es Su ser. Además, Dios es justo en cuanto a Sus actos y santo en Su naturaleza. En esto consiste la imagen, la descripción de nuestro Dios. Los cuatro rasgos principales de esta descripción son los atributos de Dios.

EL HOMBRE CREADO CON LA CAPACIDAD DE CONTENER LOS ATRIBUTOS DIVINOS

  El hombre fue creado a la imagen de Dios. Por eso, el hombre que El creó, posee el amor, la luz, y la capacidad de ser justo y santo. Aunque somos personas caídas, aún así tenemos amor, luz y la capacidad de ser justos y santos como Dios. Decir que Dios creó al hombre a Su propia imagen indica que lo creó con la capacidad de tener Su amor, luz, justicia y santidad. El amor, la luz, la justicia y la santidad humanas son virtudes humanas, las cuales fueron creadas por Dios.

  Dios creó al hombre a Su propia imagen para que tuviera la capacidad de contener Su amor, luz, justicia y santidad. Las virtudes humanas fueron creadas por Dios para contener Sus atributos; en otras palabras, el amor, la luz, la justicia y la santidad humanas fueron creadas para contener el amor, la luz, la justicia y la santidad divinas.

  Toda persona sabe que odiar va en contra de nuestra conciencia, así como mentir, robar y obrar ilícitamente. Hasta un incrédulo sabe que es injusto quedarse con el cambio que recibe de más en un restaurante o en una tienda.

  Lo que quiero decir es que el hombre fue creado por Dios para que tenga amor y luz, y ande en justicia y en santidad. El hombre posee estas virtudes porque fue creado a la imagen de Dios, o sea, a la imagen del amor, de la luz, de la justicia y de la santidad. Dios creó las virtudes humanas con el objetivo de que éstas contengan Sus atributos. Por tanto, Dios creó al hombre con la intención de que éste le tomara como el árbol de la vida para ser su vida y contenido.

ADAN FRACASA Y NO LLEGA A SER EL DIOS-HOMBRE

  Si Adán hubiera comido del árbol de la vida y así tomándole a Dios como su vida, estaría lleno de El, y sus virtudes humanas estarían llenas de Sus atributos. De esta manera, sus virtudes expresarían los atributos de Dios. Si Adán hubiera hecho esto, con certeza sería un Dios-hombre y no se hubiera necesitado esperar miles de años para que un Dios-hombre naciera en Belén. Si estando en el huerto, Adán hubiera comido del árbol de la vida, además de ser un hombre que Dios creó a Su imagen y semejanza, también habría sido un hombre lleno de Dios como vida, cuyas virtudes humanas habrían sido llenas de los atributos divinos. Si Adán hubiera sido una persona así, o sea, un Dios-hombre, habría sido un hombre que vivía a Dios.

  Como sabemos, Adán no cumplió el propósito de Dios, sino que arruinó Su diseño. A pesar de que Dios creó a Adán conforme a Su diseño, éste lo arruinó comiendo del árbol de la ciencia del bien y del mal en vez del árbol de la vida. La humanidad creada por Dios se arruinó y en un sentido, se perdió. Sin embargo, como veremos en el mensaje siguiente, el Salvador-hombre se encarnó para cumplir el propósito que Dios tiene al crear al hombre.

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