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Capítulos de libros «El Evangelio de Mateo»
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  • Después de ser bautizado en agua y ungido con el Espíritu de Dios, Jesús, como hombre, actuaba según era dirigido por el Espíritu. Esto indica que en Su humanidad Él, como Rey, desempeñaba Su ministerio por el Espíritu.

  • Primero, el Rey ungido fue conducido por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Esta tentación fue una prueba que sirvió para demostrar que Él estaba capacitado para ser el Rey del reino de los cielos.

  • La palabra griega significa acusador, calumniador (Ap. 12:9-10). El diablo, Satanás, nos acusa delante de Dios y nos calumnia delante de los hombres.

  • Cuarenta días y cuarenta noches es un tiempo de prueba y sufrimiento (Dt. 9:9, 18; 1 R. 19:8). El Rey recién ungido fue conducido por el Espíritu a ayunar por este período para poder entrar en Su ministerio como Rey.

  • El tentador es el diablo (v. 1; 1 Ts. 3:5).

  • El Rey recién ungido ayunó en Su humanidad, manteniendo Su posición como hombre. Por otro lado, también era el Hijo de Dios, tal como Dios el Padre lo había declarado en el momento de Su bautismo (3:17). A fin de cumplir Su ministerio para el reino de los cielos, tenía que vencer al enemigo de Dios, al diablo, Satanás y tenía que hacerlo como hombre. Por lo tanto, mantuvo Su posición como hombre para enfrentarse al enemigo de Dios. El diablo, sabiendo esto, trató de inducirlo a dejar la posición de hombre y a tomar la posición de Hijo de Dios. Cuarenta días antes, Dios el Padre había declarado desde los cielos que el Rey era el Hijo amado del Padre. El sutil tentador tomó la declaración de Dios el Padre como base para tentarlo. Si delante del enemigo Él hubiera asumido Su posición de Hijo de Dios, habría perdido la posición en la cual podía vencerlo. (Véase la nota Mt. 4:42a).

  • Hacer que las piedras se convirtieran en panes ciertamente habría sido un milagro. Esto fue propuesto por el diablo como una tentación. Muchas veces, el deseo de ver que se efectúe un milagro en ciertas situaciones es una tentación del diablo. El diablo tentó al primer hombre, Adán, con la comida (Gn. 3:1-6). Aquí tentó al segundo hombre, Cristo, con la misma cosa. El asunto de comer es una trampa que el enemigo siempre usa para atrapar al hombre, tentándole en sus necesidades más básicas.

  • El Rey recién ungido no hizo frente a la tentación del enemigo por medio de Sus propias palabras, sino por medio de las Escrituras.

  • El tentador tentó al nuevo Rey induciéndole a ocupar Su posición de Hijo de Dios. Pero Él respondió con las palabras de las Escrituras: “El hombre…”. Así, Jesús daba a entender que Él mantenía Su posición como hombre al hacer frente al enemigo. Los demonios llaman a Jesús Hijo de Dios (8:29), sin embargo, los espíritus malignos no confiesan que Jesús vino en carne (1 Jn. 4:3), porque al confesar que Jesús es hombre, reconocerían que están derrotados. Aunque los demonios confiesan que Jesús es el Hijo de Dios, el diablo no permitirá que la gente crea que Él es el Hijo de Dios, porque así las personas serían salvas (Jn. 20:31).

  • Esto indica que el Señor Jesús tomó la palabra de Dios, en las Escrituras, como Su pan y vivió de ella.

  • Gr. réma, la palabra para el momento, la cual difiere de lógos, la palabra constante. En esta tentación, todas las palabras que el Señor citó de Deuteronomio, eran lógos, la palabra constante de las Escrituras. Pero cuando Él las citó, se convirtieron en réma, la palabra aplicada a Su situación.

  • Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios (2 Ti. 3:16). Por tanto, las palabras de las Escrituras son las palabras que salen de la boca de Dios.

  • Las partes sobresalientes, que parecían alas, las cuales estaban en los lados izquierdo y derecho del pórtico frontal del templo; estas partes eran más altas que el templo mismo.

  • La primera vez que el diablo tentó al nuevo Rey fue acerca de Su necesidad humana. Derrotado en esto, la segunda vez que tentó al Rey usó la religión, induciéndole a arrojarse del pináculo del templo para demostrar que Él era el Hijo de Dios.

  • No había necesidad que el Señor Jesús hiciera esto. Sencillamente era una tentación para incitarle a mostrar que como Hijo de Dios podía obrar milagrosamente. Cualquier pensamiento de hacer milagros en la religión es una tentación del diablo.

  • Debido a que el Señor Jesús había derrotado al tentador citando las Escrituras, éste imitó la manera del Señor y le tentó citando también las Escrituras, aunque con astucia.

  • Citar las Escrituras acerca de cierto tema requiere que tengamos en cuenta todos los aspectos del mismo, a fin de ser salvaguardados del engaño del tentador. Esto fue lo que el nuevo Rey hizo aquí para contrarrestar la segunda tentación del tentador. Muchas veces necesitamos decirle al tentador: “Escrito está también ”.

  • La palabra griega significa probar a lo sumo, poner a prueba completamente.

  • Derrotado en su tentación en la esfera religiosa, el diablo presentó su tercera tentación al nuevo Rey, esta vez en la esfera de la gloria de este mundo. Le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. La secuencia de las tentaciones del diablo es especialmente seductora en relación con los asuntos prácticos de la vida humana, puesto que en primer lugar, trata del vivir humano, en segundo lugar, de la religión, y en tercer lugar, de la gloria mundana.

  • Lucas 4:6 dice que los reinos del mundo y la gloria de ellos le fueron entregados al diablo; por lo tanto, a quien quiere los da. Satanás, cuando era arcángel, antes de su caída, fue designado por Dios como príncipe del mundo (Ez. 28:13-14). Por lo tanto, es llamado “el príncipe de este mundo” (Jn. 12:31) y tiene en su mano todos los reinos de este mundo y la gloria de ellos. En busca de adoración, él presentó todos estos reinos para tentar al Rey recién ungido. El Rey celestial venció esta tentación, pero el anticristo que viene no lo hará (Ap. 13:2, 4).

  • El nombre Satanás, que viene del hebreo, significa adversario. Satanás no solamente es el enemigo de Dios que está fuera del reino de Dios, sino también el adversario de Dios que está dentro del reino de Dios, donde se rebela contra Dios.

  • El nuevo Rey reprendió al diablo por su sugerencia y lo venció manteniéndose en la posición de hombre, en la cual se adora y se sirve solamente a Dios. Adorar o servir algo que no sea Dios con miras a obtener ganancia es la tentación que siempre emplea el diablo para conseguir que le adoren.

  • El diablo tentó al primer hombre, Adán, con éxito, pero fracasó totalmente cuando tentó al segundo hombre, Cristo. Esto indica que el diablo no tendrá ningún lugar en el reino de los cielos del nuevo Rey.

  • Los ángeles se acercaron y ministraron al Rey que había sido tentado, quien aquí era un hombre en sufrimiento (cfr. Lc. 22:43).

  • Juan el Bautista ministraba en el desierto, y no en el templo santo de la ciudad santa; no obstante, su ministerio tenía lugar en Judea, no muy lejos de las cosas “santas”. Puesto que el pueblo había rechazado a Juan, el Señor Jesús se retiró a Galilea para comenzar Su ministerio, muy lejos del templo santo y de la ciudad santa. Esto ocurrió bajo la soberanía de Dios para que se cumpliera la profecía de Is. 9:1-2.

  • Galilea tenía una población mixta de judíos y gentiles. Por lo tanto, era llamada “Galilea de los gentiles” y era menospreciada por los judíos ortodoxos (Jn. 7:41, 52). El Rey recién nombrado comenzó Su ministerio real para el reino de los cielos en ese lugar menospreciado, lejos de la capital del país, la majestuosa Jerusalén, con su templo sagrado, centro de la religión ortodoxa. Esto indica que el ministerio del Rey recién ungido traería el reino celestial, que era diferente del reino terrenal de David (el reino mesiánico).

  • El ministerio del nuevo Rey para el reino de los cielos no comenzó con poder terrenal, sino con luz celestial, la cual era el Rey mismo como la luz de vida que resplandecía en la sombra de muerte.

  • El nuevo Rey continuó la predicación de Su precursor, Juan el Bautista (3:2).

  • El ministerio del nuevo Rey no fue llevado a cabo en la capital, sino junto al mar. El ministerio de Su precursor comenzó a la orilla de un río y consistía en sepultar a los religiosos y poner fin a la religión de ellos. El ministerio del nuevo Rey comenzó junto al mar y consistía en pescar hombres que no eran muy religiosos, los cuales vivían cerca del mar y no en el lugar santo, y también en hacerlos pescadores de hombres para el establecimiento del reino de los cielos.

  • Cuando el Señor llamó a Pedro y a Andrés, éstos estaban echando la red en el mar. Él hizo de ellos pescadores de hombres (v. 19). Con el tiempo, en el día de Pentecostés, Pedro llegó a ser el primer gran pescador para el establecimiento del reino de los cielos (Hch. 2:37-42; 4:4).

  • Lit., red en forma de arco.

  • Antes de este tiempo, en el lugar donde Juan el Bautista había predicado, Andrés, uno de los dos discípulos de Juan que estaban allí en aquel momento, había llevado a Pedro al Señor (Jn. 1:35-36, 40-42). Ésa fue la primera vez que Andrés y Pedro se encontraron con el Señor. Aquí el Señor se encontró con ellos por segunda vez, esta vez junto al mar de Galilea. Ellos fueron atraídos por el Señor, la gran luz que resplandece en las tinieblas de muerte, y le siguieron para el establecimiento del reino de los cielos en la luz de vida.

  • Cuando el Señor llamó a Jacobo y a Juan, ellos estaban en una barca, remendando sus redes. Con el tiempo, Juan llegó a ser para la iglesia el que reparaba las rasgaduras de la iglesia por medio de su ministerio de vida. (Véanse sus tres epístolas y los caps. 2 y 3 de Apocalipsis).

  • Uno de los dos discípulos de Juan el Bautista mencionados en Jn. 1:40 fue el apóstol Juan. Así que, él seguramente había conocido al Señor antes, en el lugar donde Pedro por primera vez se encontró con el Señor. Aquí, junto al mar de Galilea, lo vio por segunda vez. Juan y su hermano, al igual que Pedro y Andrés, fueron atraídos por el Señor y le siguieron.

  • Una sinagoga es un lugar donde los judíos leen y aprenden las Escrituras (Lc. 4:16-17; Hch. 13:14-15).

  • O, buenas nuevas, noticias de gozo. En este libro el evangelio es llamado “el evangelio del reino”. Incluye no solamente el perdón de pecados (cfr. Lc. 24:47) y la impartición de vida (cfr. Jn. 20:31), sino también el reino de los cielos (Mt. 24:14) con el poder de la era venidera (He. 6:5), o sea el poder de echar fuera demonios y sanar enfermedades (Is. 35:5-6; Mt. 10:1). Tanto el perdón de pecados como la impartición de vida tienen como fin el reino.

  • Bajo el resplandor del nuevo Rey como la gran luz que alumbra en las tinieblas, grandes muchedumbres fueron atraídas y le siguieron con miras al reino de los cielos.

  • Un distrito de diez ciudades.

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