Comer guarda relación con la limpieza, cuya realidad es Cristo como nuestro contenido, suministro de vida y alimento espiritual (Jn. 6:35, 57). Todas las criaturas limpias y vivientes son tipos de Cristo. Sólo Cristo puede mantenernos santos, así como Dios es santo (v. 45b). Sólo Cristo y lo que procede de Él es limpio y, como tal, puede servirnos de suministro alimenticio. Debemos tener contacto únicamente con esto, y solamente esto debemos comer y recibir.