La secuencia de los cuatro campamentos no correspondía al orden de nacimiento, sino a la condición espiritual. Rubén era el primogénito (Gn. 29:31-32), pero debido a que cometió fornicación, perdió su primogenitura (Gn. 49:3-4; 1 Cr. 5:1-2) y aquí partía en segundo lugar (v. 16). Judá fue el cuarto en nacer (Gn. 29:31-35), pero partía en primer lugar porque era un león vencedor entre sus doce hermanos (Gn. 49:8-9), lo cual tipifica a Cristo como guerrero victorioso, el León de la tribu de Judá (Ap. 5:5), Aquel que derrotó al enemigo de Dios (He. 2:14). Efraín, el hijo de José, partía en tercer lugar (v. 24) a causa de José (Gn. 48:8-20). Entre los campamentos, Dan ocupó el último lugar (v. 31), porque era una “serpiente” (Gn. 49:17) y fue el primero en rebelarse contra el reino de Dios y establecer un segundo centro de adoración (1 R. 12:26-30).