IV.
Un ejemplo de buscar a Jehova y confiar en El
36:1—39:8
A.
Ezequias busca a Jehova con respecto a su situacion
36:1—37:38
Is 36
:1
36:1
aAconteció en el año catorce del rey
1Ezequías, que Senaquerib,
brey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
Is 36
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36:2
aY el rey de Asiria envió de Laquis a Jerusalén, contra el rey Ezequías, al Rabsaces, con un gran ejército; y se puso junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino que va al campo del Batanero.
Is 36
:3
36:3
aEntonces salió a él
bEliaquim, hijo de Hilcías, que estaba a cargo de la casa, y Sebna, el escriba, y Joa, hijo de Asaf, el cronista.
Is 36
:4
36:4
Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías:
aAsí dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es ésta en que te apoyas?
Is 36
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36:5
Yo digo:
Es sólo palabra vana
que digas: Consejo tengo y fuerzas para la guerra. Ahora, pues, ¿en quién confías, que te has rebelado contra mí?
Is 36
:6
36:6
Ahora has puesto
tu confianza en este cayado de
acaña rota, en Egipto, en el cual si alguno se apoya, penetrará en su mano y la traspasará; tal es Faraón, rey de Egipto, para todos los que en él confían.
Is 36
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36:7
Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es Él aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado
aEzequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén:
Sólo ante
beste altar adoraréis?
Is 36
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36:8
Ahora, pues, da garantías a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si
en realidad puedes poner jinetes sobre ellos.
Is 36
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¿Cómo, pues, podrás rechazar a un oficial de entre los menores de los siervos de mi amo, y confiar en
aEgipto, en espera de sus carros y jinetes?
Is 36
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¿Acaso he subido ahora sin Jehová contra esta tierra para destruirla? Jehová me dijo: Sube contra esta tierra y destrúyela.
Is 36
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Y Eliaquim, Sebna y Joa dijeron al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en
aarameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de los
bjudíos a oídos del pueblo que está sobre el muro.
Is 36
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36:12
Mas el Rabsaces dijo: ¿Me ha enviado mi amo para decir estas palabras
solamente a tu amo y a ti,
y no a los hombres que se sientan en el muro, que habrán de comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?
Is 36
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Entonces el Rabsaces se puso en pie, clamó a gran voz en lengua de los judíos y dijo: Escuchad las palabras del gran rey, el rey de Asiria:
Is 36
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Así dice el rey: No os engañe Ezequías, porque él no es capaz de libraros.
Is 36
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Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.
Is 36
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No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced la paz conmigo y salid a mí, y coma cada uno de su propia
avid y cada uno de su propia higuera, y beba cada uno las aguas de su propia cisterna,
Is 36
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hasta que yo venga y os lleve a una tierra como vuestra tierra, una tierra de grano y de vino nuevo, tierra de pan y de viñas.
Is 36
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aMirad que no os persuada Ezequías, diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de manos del rey de Asiria?
Is 36
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¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim? ¿Han librado a Samaria de mis manos?
Is 36
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¿Quién entre todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra de mis manos, para que Jehová libre de mis manos a Jerusalén?
Is 36
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Pero ellos se quedaron callados y no le respondieron palabra, por causa del mandamiento del rey, que decía: No le respondáis.
Is 36
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Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, que estaba a cargo de la casa, Sebna, el escriba, y Joa, hijo de Asaf, el cronista, fueron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.