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aEn aquel tiempo Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, por cuanto había oído que Ezequías había estado enfermo y se había recuperado.
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Se alegró por ellos Ezequías y les mostró la
1casa de su tesoro: la plata y el oro, y las especias y el aceite precioso, y todo su arsenal y todo lo que fue hallado en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como en todo su dominio.
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Entonces el profeta Isaías fue al rey Ezequías y le dijo: ¿Qué dijeron estos hombres? ¿y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.
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Y dijo: ¿Qué han visto en tu casa? Ezequías respondió: Han visto todo lo que hay en mi casa; nada quedó en mis tesoros que yo no les haya mostrado.
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Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye la palabra de Jehová de los ejércitos:
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Vienen los días cuando todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a
aBabilonia; nada quedará, dice Jehová.
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Y tomarán algunos de tus hijos, que saldrán de ti, que tú has de engendrar, y los convertirán en
aeunucos en el palacio del rey de Babilonia.
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Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es
abuena. Dijo además: Ciertamente habrá paz y verdad en
1mis días.