5.
El comienzo de la persecucion por parte de los religiosos judios
4:1-31
a.
El sanedrin los arresta y los interroga
vv. 1-7
Hch 4
:1
4:1
Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el
ajefe de la guardia del templo, y los
1bsaduceos,
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:2
4:2
contrariados de que enseñasen al pueblo, y anunciasen
1en Jesús la
aresurrección de entre los muertos.
Hch 4
:3
4:3
Y les
aecharon mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
Hch 4
:4
4:4
Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco
amil.
Hch 4
:5
4:5
Aconteció al día siguiente, que se
1reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
Hch 4
:6
4:6
y el sumo sacerdote Anás, y
1aCaifás y
2Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes;
Hch 4
:7
4:7
y poniéndoles en medio, les preguntaron:
1¿Con qué autoridad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
b.
El testimonio de Pedro
vv. 8-12
Hch 4
:8
4:8
Entonces Pedro,
1lleno del
aEspíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos,
Hch 4
:9
4:9
puesto que hoy se nos investiga acerca del bien
hecho a un
ahombre enfermo, de qué manera éste haya sido
1sanado,
Hch 4
:10
4:10
sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el
anombre de Jesucristo el
1nazareno, a quien
2vosotros bcrucificasteis y a quien
3Dios cresucitó de los muertos, en Su
nombre está en vuestra presencia sano este hombre.
Hch 4
:11
4:11
Este Jesús es la
1piedra 2menospreciada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser
3acabeza del ángulo.
Hch 4
:12
4:12
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
anombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
bsalvos.
c.
La prohibicion del sanedrin
vv. 13-18
Hch 4
:13
4:13
Entonces viendo el
adenuedo de Pedro y de Juan, y notando que eran hombres
1bsin instrucción e
2indoctos, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Hch 4
:14
4:14
Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no tenían nada que decir en contra.
Hch 4
:15
4:15
Entonces les ordenaron que saliesen del
1asanedrín; y conferenciaban entre sí,
Hch 4
:16
4:16
diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, es evidente a todos los que moran en Jerusalén que una
aseñal notable ha sido hecha por medio de ellos, y no lo podemos negar.
Hch 4
:17
4:17
Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno sobre este nombre.
Hch 4
:18
4:18
Y llamándolos, les ordenaron que
aen ninguna manera hablasen ni enseñasen sobre el nombre de Jesús.
d.
La respuesta de Pedro y Juan
vv. 19-20
Hch 4
:19
4:19
Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios escuchar a vosotros
aantes que a Dios;
Hch 4
:20
4:20
porque no podemos dejar de decir lo que hemos
avisto y oído.
e.
El sanedrin los libera
vv. 21-22
Hch 4
:21
4:21
Ellos entonces les amenazaron otra vez y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del
apueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,
Hch 4
:22
4:22
ya que el hombre en quien se había hecho esta señal de sanidad, tenía más de cuarenta años.
f.
La alabanza y oracion de la iglesia
vv. 23-31
Hch 4
:23
4:23
Y puestos en libertad, vinieron a los
1suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
Hch 4
:24
4:24
Y ellos, habiéndolo oído, alzaron
aunánimes la voz a Dios, y dijeron:
1Soberano Señor, Tú eres el que
bhiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;
Hch 4
:25
4:25
que mediante el Espíritu Santo,
por boca de David nuestro padre Tu siervo dijiste: “¿
aPor qué se han
1enfurecido los gentiles, y los pueblos planean cosas vanas?
Hch 4
:26
4:26
Se levantaron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra
aSu Cristo”.
Hch 4
:27
4:27
Porque verdaderamente se
aunieron en esta ciudad contra Tu santo
bSiervo Jesús, a quien
cungiste, Herodes y
dPoncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,
Hch 4
:28
4:28
para ahacer cuanto Tu mano y Tu consejo habían
1predestinado que sucediera.
Hch 4
:29
4:29
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a Tus esclavos que con todo
adenuedo hablen Tu palabra,
Hch 4
:30
4:30
mientras aextiendes Tu mano para que se hagan sanidades y
bseñales y prodigios mediante el
cnombre de Tu
dsanto Siervo, Jesús.
Hch 4
:31
4:31
Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados
atembló; y todos fueron
1llenos del Espíritu Santo, y hablaban con
bdenuedo la palabra de Dios.
6.
La continuacion de la vida de iglesia
4:32—5:11
a.
La escena positiva
4:32-37
Hch 4
:32
4:32
Y la multitud de los que habían creído era de un
acorazón y un
balma; y
1ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en
2común.
Hch 4
:33
4:33
Y con gran
apoder los apóstoles daban
1btestimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante
2cgracia era sobre todos ellos.
Hch 4
:34
4:34
Porque ano había entre ellos ningún necesitado; porque cuantos eran dueños de heredades o casas, las
1vendían, y traían el precio de lo vendido,
Hch 4
:35
4:35
y lo ponían a los
apies de los apóstoles; y se
brepartía a cada uno según su necesidad.
Hch 4
:36
4:36
Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre
1aBernabé (que traducido es, Hijo de consolación),
blevita, natural de
cChipre,
Hch 4
:37
4:37
que tenía una heredad, la vendió y trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.