I.
La vejez de David y su fallecimiento
1 R. 1:1—2:11
A.
Envejece y comienza a decaer
1:1-4
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1Cuando el rey
2David era viejo
y avanzado en
3años, le cubrían de ropas, pero no se calentaba.
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Le dijeron, entonces, sus siervos: Que se busque para mi señor, el rey, una joven virgen que atienda al rey y le sirva; que ella duerma en tu seno para que entre en calor mi señor, el rey.
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Buscaron, por tanto, una joven hermosa por todo el territorio de Israel, y hallaron a Abisag, la sunamita, y la llevaron al rey.
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1:4
Y la joven era muy hermosa; ella sirvió al rey y le ministró, pero el rey no la conoció.
B.
Nombra a Salomon como su sucesor al trono
1:5-53
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Entonces aAdonías, hijo de Haguit, se enalteció, diciendo: Yo seré rey. Y preparó para sí un carro, jinetes y cincuenta hombres que corriesen delante de él.
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Y su padre nunca le había contrariado diciéndole: ¿Por qué has hecho esto y aquello? Y Adonías también era muy hermoso, y
su madre le había dado a luz después de Absalón.
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Y consultó con
1aJoab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote
bAbiatar; y siguiendo a Adonías, le ayudaron.
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Pero el sacerdote
aSadoc,
bBenaía hijo de Joiada, el profeta
cNatán, Simei, Rei y los hombres valientes que pertenecían a David, no estaban a favor de Adonías.
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1:9
Y Adonías sacrificó ovejas, bueyes y animales engordados junto a la piedra de Zohelet, la cual está al lado de En-rogel; y convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los varones de Judá, siervos del rey;
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mas no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los hombres valientes, ni a
aSalomón, su hermano.
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Luego habló Natán a Betsabé, madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías, hijo de Haguit, sin saberlo David, nuestro señor?
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Ven pues, ahora,
y permíteme darte consejo para que salves tu vida y la de tu hijo Salomón.
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1:13
Ve y entra inmediatamente donde está el rey David, y dile: Oh rey, señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: Salomón, tu hijo,
areinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?
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Estando tú allí aún hablando con el rey, yo entraré tras ti y reafirmaré tus palabras.
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Entró, pues, Betsabé donde estaba el rey, en la cámara; y el rey era muy viejo, y Abisag, la sunamita, ministraba al rey.
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1:16
Y Betsabé se inclinó y le rindió homenaje al rey. Y el rey dijo: ¿Qué deseas?
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Y ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios,
diciendo:aSalomón, tu hijo, reinará después de mí y se sentará en mi trono.
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Pero ahora, en este momento, Adonías reina, y
1tú, mi señor, el rey, no sabes nada de
ello.
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Él ha sacrificado bueyes, animales engordados y ovejas en abundancia, y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, capitán del ejército; mas no ha convidado a Salomón, tu siervo.
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Y en ti, mi señor, el rey, están puestos los ojos de todo Israel, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor, el rey, después de él.
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De otro modo, cuando mi señor, el rey, duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos
tenidos por transgresores.
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Mientras ella aún hablaba con el rey, entró el profeta Natán.
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1:23
Y dieron aviso al rey, diciendo: El profeta Natán está aquí. Él entró a la presencia del rey y le rindió homenaje al rey inclinando su rostro a tierra.
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Y dijo Natán: Oh rey, señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?
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1:25
Porque hoy ha descendido y ha sacrificado bueyes, animales engordados y ovejas en abundancia, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército y al sacerdote Abiatar; y ahora están comiendo y bebiendo delante de él, y dicen: ¡Viva el rey Adonías!
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Pero ni a mí, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía, hijo de Joiada, ni a Salomón, tu siervo, ha convidado.
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¿Ha sido hecho esto por mi señor, el rey, y no has declarado a tus siervos quién se ha de sentar en el trono de mi señor, el rey, después de él?
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Entonces el rey David respondió y dijo: Llamadme a Betsabé. Entró ella a la presencia del rey y se puso delante del rey.
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Y el rey juró y dijo: Vive Jehová, quien ha
aredimido mi alma de toda adversidad,
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que ciertamente como yo te he jurado por Jehová, el Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón
areinará después de mí y se sentará en mi trono en lugar mío, así lo haré hoy.
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Entonces Betsabé se postró rostro en tierra, le rindió homenaje al rey y dijo: Viva mi señor, el rey David, para siempre.
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Y el rey David dijo: Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaía, hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia del rey.
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Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, haced montar a Salomón, mi hijo, en mi propia mula y hacedle bajar a Gihón.
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Que el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo
aunjan allí como rey sobre Israel; tocad la trompeta y decid: ¡Viva el rey Salomón!
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Entonces subid vosotros detrás de él; y él subirá y se sentará en mi trono, y reinará en mi lugar, porque lo he nombrado como
apríncipe sobre Israel y sobre Judá.
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Y Benaía, hijo de Joiada, respondió al rey y dijo:
aAmén. Así lo disponga Jehová, el Dios de mi señor, el rey.
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De la manera que Jehová
aha estado con mi señor, el rey, así esté con Salomón, y haga su trono mayor que el trono de mi señor, el rey David.
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Descendieron, pues, el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía, hijo de Joiada, los cereteos y los peleteos, e hicieron montar a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Gihón.
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Y el sacerdote Sadoc tomó el cuerno de
aaceite de la Tienda
de Jehová y
bungió a Salomón; ellos tocaron la trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón!
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Después subió todo el pueblo en pos de él; el pueblo tocaba flautas y se regocijaba con gran gozo, y la tierra temblaba con el ruido que hacían ellos.
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Lo oyeron Adonías y todos los convidados que con él estaban, mientras terminaban de comer. Y Joab oyó el sonido de la trompeta, y dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con tanto estruendo?
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Mientras aún hablaba, vino
aJonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Y Adonías dijo: Entra, pues tú eres hombre de bien y traes buenas nuevas.
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Jonatán respondió y dijo a Adonías: ¡Ay! Nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón;
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y el rey ha enviado junto con él al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaía, hijo de Joiada, a los cereteos y a los peleteos, y le han hecho montar en la mula del rey.
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Y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Gihón; de allí han subido regocijándose, de modo que se ha alborotado la ciudad. Éste es el ruido que habéis oído.
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También Salomón se ha sentado en el
atrono del reino.
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Además, los siervos del rey han ido a bendecir a nuestro señor, el rey David, diciendo: Que tu Dios haga el nombre de Salomón más célebre que tu nombre y su trono mayor que el tuyo; y el rey se
apostró en su cama.
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Y así también dijo el rey:
aBendito sea Jehová, el Dios de Israel, que me ha dado hoy quien se siente en mi trono mientras mis ojos lo ven.
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Entonces se estremecieron todos los convidados que estaban con Adonías y se levantaron; y cada uno se fue por su propio camino.
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Y Adonías tenía miedo por causa de Salomón; y levantándose, fue y se asió de los
acuernos del altar.
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Luego se lo hicieron saber a Salomón, diciendo: Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se asió de los cuernos del altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.
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Y Salomón dijo: Si él es hombre de bien, ni uno de sus
acabellos caerá en tierra; mas si se halla mal en él, morirá.
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1:53
Entonces envió el rey Salomón
hombres, y lo trajeron del altar, y él llegó y rindió homenaje al rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.