3.
Llama las cosas que no son, como existentes
4:1-17, 42-44
2 R 4
:1
4:1
Una mujer de entre las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Y ha venido el acreedor para tomar para sí a mis dos
ahijos por siervos suyos.
2 R 4
:2
4:2
Y Eliseo le dijo: ¿Qué puedo hacer por ti? Dime, ¿qué tienes en casa? Ella respondió: Tu sierva no tiene ninguna cosa en casa, sino una jarra de
aaceite.
2 R 4
:3
4:3
Dijo él: Ve
y pide para ti vasijas prestadas por todas partes de todos tus vecinos, vasijas vacías, y no pocas.
2 R 4
:4
4:4
Entra luego y cierra la puerta tras de ti y de tus hijos; y echa
aceite en todas esas vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
2 R 4
:5
4:5
Así que ella se apartó de él y cerró la puerta tras de sí y de sus hijos; y ellos le traían
las vasijas, y ella echaba
el aceite en éstas.
2 R 4
:6
4:6
Cuando hubo
1llenado las vasijas, dijo a su hijo: Tráeme otra vasija. Mas él le dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.
2 R 4
:7
4:7
Fue ella luego, y lo contó al varón de Dios. Respondió él: Ve
y vende el aceite, y paga tu deuda; y tú y tus hijos pueden vivir de lo que quede.
2 R 4
:8
4:8
Un día pasaba Eliseo por Sunem; y allí estaba una mujer rica, que le invitaba insistentemente a que comiera. Entonces cada vez que pasaba por allí, se apartaba
del camino y comía allí.
2 R 4
:9
4:9
Y ella dijo a su marido: Ahora sé que este varón que pasa continuamente por nuestra
casa es
1varón santo de Dios.
2 R 4
:10
4:10
Hagamos un pequeño aposento alto, con paredes, y pongamos allí para él cama, mesa, silla y lámpara; y cuando él venga a nosotros, podrá retirarse allí.
2 R 4
:11
4:11
Entonces un día él llegó allí, y se retiró al aposento alto y allí se acostó.
2 R 4
:12
4:12
Luego dijo a
aGiezi, su ayudante: Llama a esta sunamita. Y él la llamó, y ella estuvo delante de él.
2 R 4
:13
4:13
Y él le dijo: Dile: Te has tomado todas estas molestias por nosotros. ¿Qué quieres que hagamos por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey o al capitán del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
2 R 4
:14
4:14
Y él dijo: ¿Qué, pues, se puede hacer por ella? Respondió Giezi: En verdad ella no tiene hijo, y su marido es viejo.
2 R 4
:15
4:15
Luego dijo: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta.
2 R 4
:16
4:16
Entonces dijo él: El
aaño que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, oh varón de Dios, no engañes a tu sierva.
2 R 4
:17
4:17
Al año siguiente la mujer concibió y dio a luz un hijo, en el tiempo que le había dicho Eliseo.
4.
Resucita a los muertos
4:18-37
2 R 4
:18
4:18
El niño creció, y aconteció que un día salió adonde estaba su padre con los segadores;
2 R 4
:19
4:19
y dijo a su padre: ¡Mi cabeza! ¡Mi cabeza! Y
el padre dijo a su ayudante: Llévalo a su madre.
2 R 4
:20
4:20
Éste lo tomó y lo llevó a su madre, y
el niño quedó sobre las rodillas de ella hasta el mediodía, y murió.
2 R 4
:21
4:21
Luego ella subió y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando
la puerta tras él, salió.
2 R 4
:22
4:22
Entonces ella llamó a su marido y dijo: Envíame uno de los ayudantes y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios y regrese.
2 R 4
:23
4:23
Dijo él: ¿Para qué quieres ir a él hoy? No es nueva luna ni Sábado. Pero dijo ella: Paz.
2 R 4
:24
4:24
Entonces hizo ensillar el asna y dijo a su ayudante: Arrea
a la bestia, y no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga.
2 R 4
:25
4:25
Partió, pues, y llegó al varón de Dios en el monte
aCarmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su ayudante Giezi: Ahí
viene la sunamita.
2 R 4
:26
4:26
Corre ahora a su encuentro y dile: ¿Te va bien? ¿Les va bien a tu marido y al niño? Y ella respondió: Bien.
2 R 4
:27
4:27
Cuando llegó al varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para apartarla, pero el varón de Dios dijo: Déjala, porque está con amargura de alma, y Jehová me ha encubierto
el motivo y no me lo ha declarado.
2 R 4
:28
4:28
Ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo:
aNo me engañes?
2 R 4
:29
4:29
Entonces dijo él a Giezi:
aCiñe tus lomos, toma mi cayado en tu mano y ve. Si te encuentras con alguien,
bno lo saludes; y si alguien te saluda, no le respondas. Y
cpon mi cayado sobre el rostro del niño.
2 R 4
:30
4:30
Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Y él se levantó y la siguió.
2 R 4
:31
4:31
Giezi había ido delante de ellos y había puesto el cayado sobre el rostro del niño; pero no hubo voz ni reacción. Por consiguiente, volvió a encontrarse con Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no se ha despertado.
2 R 4
:32
4:32
Cuando Eliseo entró en la casa, allí estaba el niño muerto, tendido sobre su cama.
2 R 4
:33
4:33
Y entró y
acerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová.
2 R 4
:34
4:34
Después se levantó y se
atendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre sus ojos, y sus palmas sobre las palmas suyas; así se tendió sobre él, y la carne del niño entró en calor.
2 R 4
:35
4:35
Bajó luego y se paseó por la casa a una y otra parte; después subió y se tendió sobre él, y el niño estornudó siete veces, después de lo cual
1abrió sus ojos.
2 R 4
:36
4:36
Y llamó a Giezi y le dijo: Llama a la sunamita. Entonces la llamó. Y cuando ella entró, él dijo: Toma a tu hijo.
2 R 4
:37
4:37
Ella entró y se echó a sus pies, postrada en tierra. Después tomó a su
ahijo y salió.
5.
Anula el veneno de las calabazas silvestres usando harina
4:38-41
2 R 4
:38
4:38
Después Eliseo volvió a Gilgal, y había
ahambre en aquella tierra. Y los hijos de los profetas se sentaron ante él. Luego él dijo a su ayudante: Pon una olla grande y cuece un guisado para los hijos de los profetas.
2 R 4
:39
4:39
Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas, encontró una parra silvestre y recogió de ella calabazas silvestres hasta llenar su falda; y volvió, y las cortó en la olla del caldo, aunque no sabían
qué eran.
2 R 4
:40
4:40
Y sirvieron
el guisado para que los hombres comieran. Y mientras comían del guisado, clamaron y dijeron: ¡Oh varón de Dios, hay muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
2 R 4
:41
4:41
Y dijo él: Entonces traed
1harina. Y la esparció en la olla y dijo: Servidlo para que la gente coma. Y no hubo más mal en la olla.
2 R 4
:42
4:42
Llegó después un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios pan de primicias: veinte panes de cebada y espigas frescas de grano en su saco. Y
Eliseo dijo:
aDáselo a la gente para que coma.
2 R 4
:43
4:43
Su siervo respondió: ¿Cómo podría poner esto delante de cien personas? Y dijo él: Dáselo a la gente para que coma; porque así dice Jehová: Ellos comerán, y sobrará.
2 R 4
:44
4:44
Él, pues, lo puso delante de ellos; y comieron, y les
1sobró, conforme a la palabra de Jehová.