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Mensajes del libro «Acerca de las reuniones en casa»
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CAPÍTULO CUATRO

EL CONTENIDO DE LAS REUNIONES DE HOGAR

(2)

  El área más difícil con relación a las reuniones de hogar es el contenido. En las reuniones grandes el énfasis principal tiene que ver con un solo orador. Si el orador es rico, el contenido de las reuniones grandes también será rico. Pero en las reuniones de hogar no hay un gran orador, sino que todos los que se reúnen son “don nadie”. ¿Qué contenido tienen estos “don nadie”? Si ustedes quieren ver un gigante espiritual, deben ir a las reuniones más grandes. Si una persona no fuera un gigante espiritual, ¿cómo podría reunir a una audiencia de cien mil? ¿Y cómo podría mantener semejante audiencia? Pero como sabemos, no todos pueden ser gigantes espirituales, así como tampoco todos pueden ser el presidente de un país. En la esfera humana, no todos pueden ser el director de una escuela ni tampoco un maestro. No es fácil encontrar ni siquiera a uno entre diez que sea capaz de enseñar bien. En la esfera espiritual, hay muchos —incluso miles— que son salvos pero todos son “don nadie”. Quizás logremos encontrar apenas unos cuantos gigantes. En general, la mayoría son “don nadie”.

LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA DEPENDE DE LOS HERMANOS Y HERMANAS COMUNES

  Consideremos ahora este asunto desde la perspectiva de la Biblia. El día de Pentecostés tres mil personas fueron salvas, y en otro día cinco mil fueron salvas. Todas ellas fueron llenas del Espíritu Santo y se reunían de casa en casa. ¿Piensan que de entre estos miles de personas había muchos gigantes? Según el relato en Hechos, vemos a un hombre llamado Esteban. En Hechos 7 encontramos un largo mensaje dado por él; y luego vemos a un evangelista, a Felipe, quien había tenido la experiencia de ser arrebatado. Sin embargo, en la Biblia no encontramos ni un solo mensaje del evangelio predicado por él. En Hechos también tenemos el relato acerca de un hombre llamado Bernabé, pero nuevamente la Biblia no deja constancia de su predicación. Después de estos tres, no encontramos ningún otro nombre. Si otros se hubieran destacado de entre los ocho mil, Lucas, el escritor de este libro, no habría omitido sus nombres. En cambio, la predicación de Pedro, mensaje tras mensaje, se halla en la Biblia. Incluso los largos mensajes que Pablo dio se incluyeron en el relato bíblico. Esto nos permite ver que en aquella época, además de Esteban, Felipe y Bernabé, todos los creyentes estaban más o menos en el mismo nivel, es decir, eran “don nadie”.

  Cuando leemos la Biblia de esta manera, descubrimos que lo que la Biblia no incluye es más significativo que lo que ha incluido. La primera vez que Pablo salió a predicar, salió con Bernabé. Sin embargo, Bernabé no predicaba. Siempre que se presentaba la oportunidad de predicar, era Pablo el que hablaba. En la Biblia se mencionan los profetas y maestros, pero éstos no necesariamente son gigantes espirituales. Si Bernabé hubiese sido un predicador destacado, sin duda alguna Lucas habría dejado constancia de ello. Probablemente la predicación de Timoteo tampoco era sobresaliente, porque de entre los veintisiete libros del Nuevo Testamento, ninguno fue escrito por Bernabé o Timoteo. Así que, únicamente Pablo era el verdadero gigante espiritual. De entre los veintisiete libros, catorce fueron escritos por él. Por lo tanto, quiero hacerles notar a todos ustedes que a fin de que la iglesia sea edificada, ella debe ser general y depender de los “don nadie”.

LA IGLESIA ES LA LABRANZA DE DIOS, DONDE TODOS CRECEMOS JUNTOS

  La fortaleza o debilidad de una iglesia local no depende de los gigantes espirituales, sino de cada uno de los hermanos y hermanas pequeños. En la Biblia la iglesia es comparada con una tierra cultivada, la labranza de Dios (1 Co. 3:9). Un campo en el que se siembran granos de trigo estará lleno de granos dorados durante el tiempo de la siega. Todo el campo se ve parejo, como si hubiera sido cortado por un barbero. Ninguna planta es excepcionalmente alta ni excepcionalmente baja, sino que todas son de la misma altura. La iglesia es el cultivo de Dios. Todos los creyentes normales se encuentran en el mismo nivel; de hecho, los extraordinarios son anormales. Sin embargo, nuestro punto de vista es diferente, pues cuando vamos a visitar las iglesias, siempre nos fijamos en los pocos que sobresalen. Si hay unos cuantos que sobresalen en cierta iglesia, pensamos que esa iglesia es prometedora.

  Con base en mis cincuenta años de observación y experiencia, sé que dondequiera que haya personas sobresalientes, con el tiempo esa iglesia local tendrá problemas. Las iglesias locales que avanzan fielmente son aquéllas en las que hay creyentes comunes. Las iglesias que dependen de oradores capaces tienen una buena condición pero sólo por poco tiempo, al igual que florecen las flores nocturnas, que no duran mucho. Su buena condición no perdura porque el gigante espiritual no vive por mucho tiempo. Moisés dijo que los días de nuestra vida llegan a ochenta años si somos fuertes. Aun si un hombre llega a vivir a la edad de ochenta años, la longitud de su vida sería como la de un palmo. Después que él haya partido, todo acabará. Pero en cuanto a los “don nadie”, una generación viene después de otra. Los que nacen de los “don nadie” son también “don nadie”. Unos vienen después de otros por generaciones. Pablo falleció. En estos dos mil años a muchos les hubiera gustado escuchar la predicación de Pablo, pero él falleció. No hay un segundo Pablo en la tierra; sin embargo, hay muchos don nadie. Todos los que el Señor salvó en la tierra son don nadie. Por lo tanto, debemos cambiar nuestro concepto. Dios no tiene la intención de usar los gigantes espirituales para edificar la iglesia.

  En Efesios 4 se mencionan los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros (v. 11); sin embargo, no son ellos los que edifican la iglesia directamente. Quienes la edifican directamente son aquellos que son don nadie, es decir, todos los miembros (v. 16). Todos los miembros del Cuerpo se asen de Cristo en amor y crecen en virtud de Él. Los apóstoles, los profetas y las personas dotadas no edifican la iglesia directamente. Ellos únicamente pueden ser considerados intermediarios. A fin de que una iglesia local sea edificada, debe depender de un grupo de personas que son comunes. Todas ellas son personas promedio, es decir, personas que no se destacan en nada. Cuanto más comunes sean los santos, más normal será la iglesia y más duradera será su buena condición. El principio que hallamos en la Biblia es que Dios utiliza a las personas dotadas para salvar a las personas. Entonces, una vez que son ganadas, Él utiliza a todos los santos para que edifiquen la iglesia directamente. Es por ello que la Biblia nos habla de las reuniones de casa en casa. Es imprescindible que la iglesia tenga las reuniones de hogar.

ASISTIR A LAS REUNIONES DE HOGAR ES COMO COMER LA COMIDA CASERA COMÚN

  Todos los que asisten a una reunión de hogar son don nadie. Por consiguiente, no podemos esperar que ellos tengan un contenido muy elevado. Sin embargo, quisiera decirles que la comida más saludable es la comida casera común. Si todos los días tuviéramos un gran banquete, nuestra expectativa de vida sería muy escasa. Nuestra reunión de hogar no debe ser un banquete, sino comida común y corriente. Esperamos que las reuniones de hogar nos suministren la comida casera común. El problema hoy en día es que las reuniones de hogar solamente nos ofrecen un postre, no la comida casera común. No es bueno comer demasiado postre. Demasiado dulce hará que fácilmente se produzca un exceso de ácido en nuestro estómago. Si hemos de ser saludables, debemos comer alimentos que contengan menos grasa, azúcar y sal. Si nos ocupamos de estas pocas cosas, toda la familia estará saludable. Hace unos cuantos meses, cuando recién empezamos a promover las reuniones de hogar, los testimonios que escuchamos eran tan agradables como comer helado. Hermanos y hermanas que no habían estado en una reunión por treinta años, regresaron. ¡Cuán animante fue escuchar testimonios como éstos! En ese entonces, mi preocupación era que si en las reuniones de hogar no se comía la comida casera común, algún día incluso el helado se iba a acabar.

  Hemos pasado tres noches aquí para cambiar nuestro concepto y entender la verdadera situación. No pongan sus esperanzas en las reuniones grandes. Ése es un camino sin salida. Todas las reuniones grandes son como patinar sobre el hielo. El día en que Pedro predicó el evangelio, tres mil personas entraron en la iglesia “patinando”. Luego Pablo predicó el evangelio en todo lugar, lleno de poder, y muchas personas también entraron “patinando”. Sin embargo, proceder de este modo no retiene a las personas. Hoy en día, el cristianismo degradado hace hincapié en las reuniones grandes y ha fundado seminarios para adiestrar a los predicadores. Pero lo que la Biblia nos muestra es la necesidad de plantar (1 Co. 3:6). La iglesia está cultivando plantas pequeñas, personas que son “don nadie”. Debemos cambiar nuestro concepto al respecto. No hay ningún problema si no somos capaces de preparar un gran banquete; no obstante, tenemos que preparar la comida casera común. Si estamos dispuestos, muchos de entre nosotros podrán preparar una comida casera común. Hermanos y hermanas, todos nosotros amamos al Señor, y esperamos que la iglesia sea edificada. Por lo tanto, creo que todos estamos dispuestos a recibir esta palabra de dirección que el Señor nos está dando.

  Hoy en los cinco continentes hay más de seiscientas iglesias. Todas las iglesias tienen sus ojos puestos en la iglesia en Taipéi, porque fue a partir de Taipéi que las iglesias del extranjero se originaron. Por esta razón, la iglesia en Taipéi necesita ser edificada. Todos debemos regresar a la Biblia, prestar atención a la edificación de las reuniones de hogar conforme a la revelación y el principio expuestos en la Biblia, y criar en las reuniones de hogar a los miles de hermanos y hermanas que están en Taipéi. Cada reunión de hogar es como un huerto. Les insto a que vayamos y cuidemos los arbolitos verdes y tiernos. ¡Sin duda alguna tendremos éxito! Hermanos y hermanas, a fin de que las reuniones de hogar progresen, les insto a que llevemos esta carga juntos. La reunión de hogar es como una familia de ocho o diez miembros. En tal familia, una sola persona no prepara la comida, sino que todos deben cocinar. Incluso si usted no sabe cocinar, debe salir a comprar los víveres y preparar la comida en casa a fin de que toda la familia pueda alimentarse y estar saludable.

USAR LA PALABRA CON DESTREZA A FIN DE ELEVAR EL CONTENIDO DE LAS REUNIONES DE HOGAR

  ¿Cómo podemos elevar y fortalecer el contenido de las reuniones de hogar? ¿Y cómo podemos enriquecer dicho contenido? Tenemos que aprender a usar con destreza la Palabra del Señor. Los cristianos que asisten por la mañana al culto dominical también leen la Biblia. Pero hay una gran diferencia entre leer la Biblia de una manera viviente y leerla de forma rutinaria. Usted puede leer un versículo de la Biblia sin ninguna vida, es decir, leer sólo las letras negras sobre papel blanco, o puede leer el mismo versículo de una manera rica y viviente. Sin embargo, tampoco estamos diciendo que debemos pasar tiempo leyendo la Biblia únicamente para obtener el suministro para las reuniones de hogar. En vez de ello, todos debemos prestar atención a nuestra lectura personal de la Biblia. Si queremos que las reuniones de hogar sean fuertes, entonces nosotros mismos debemos ser fuertes. Si nosotros no somos fuertes, las reuniones de hogar tampoco lo serán. Debido a que ustedes son los que asisten a las reuniones de hogar, una vez que estén reunidos, ustedes son el grupo de casa. Si cada uno de ustedes no es fuerte, no sabe leer la Biblia ni tampoco la lee de manera viviente, ¿cómo podrá ser fuerte esa reunión de hogar? Por consiguiente, si ustedes no son fuertes, la reunión de hogar tampoco lo será. A fin de que un cristiano sea fuerte, debe llevar una vida cristiana normal. Su lectura de la Biblia debe ser viviente, y todos los días debe orar, tener comunión con el Señor, andar por el Espíritu y vivir a Cristo. Si ustedes tienen esta clase de vivir, serán vivientes no sólo cuando vengan a la reunión de hogar, sino incluso cuando estén en su casa.

LEER LA BIBLIA JUNTO CON LOS MENSAJES DEL ESTUDIO-VIDA

  Muchos hermanos y hermanas pueden testificar que hace once años no teníamos los mensajes del Estudio-vida. En aquel entonces, cuando leíamos la Biblia y nos encontrábamos con una palabra difícil, íbamos de un libro de consulta a otro. Esto hacía que nos perdiéramos en ese mar de información, y al final no estábamos seguros de haber encontrado el verdadero significado. Gracias al Señor, porque en los Estados Unidos, en el año de 1974, debido al rápido crecimiento numérico entre nosotros, el Señor nos dirigió a empezar la serie de mensajes del Estudio-vida. En once años, hemos abarcado los veintisiete libros del Nuevo Testamento, y ahora el juego completo de mensajes se halla en forma impresa. Hablando conforme a los hechos, el contenido de estos mensajes es muy rico. No sólo cada mensaje es rico, sino que incluso cada página es muy rica. Solamente si usted está dispuesto a usarlos, es decir, si escoge un mensaje y lee un párrafo, éstos le brindarán mucha ayuda. Este conjunto de mensajes es un rico depósito de tesoros entre nosotros. Independientemente de qué libro del Nuevo Testamento desee leer, le aconsejo que lo lea junto con los mensajes del Estudio-vida. Si lo lee por sí solo, aún no sabrá muy bien cómo desentrañar la Biblia. Pero si junto con la Biblia usted lee los mensajes del Estudio-vida correspondientes a ese capítulo o versículo, y lee unas cuántas líneas, de inmediato conocerá la esencia de la Biblia. No piense que al hacer esto estará reemplazando la Biblia con los mensajes del Estudio-vida. Si usted lee la Biblia de esta manera, descubrirá que cada frase de los mensajes del Estudio-vida le suministra la Biblia a usted. En cada línea de los mensajes del Estudio-vida la Biblia como ingrediente ha sido cocinada, así como el arroz crudo es cocinado para que usted lo coma. Esto no significa que mientras comemos el arroz cocinado, vamos a querer desechar el arroz crudo. Al contrario, en los mensajes del Estudio-vida yo he molido la soya para hacer leche de soya y luego con ésta he hecho tofu, y también he molido el trigo hasta convertirlo en harina para hacer pan. Este juego de mensajes del Estudio-vida es una llave que les servirá para abrir las puertas del tesoro espiritual. Esto les ahorrará mucho tiempo que de lo contrario tendrían que invertirlo investigando el significado de las palabras. Ésta es la manera en que podemos obtener el rico suministro y también la manera que más nos ahorra tiempo. Si ustedes ponen en práctica esta manera, descubrirán que al leer la Biblia junto con los mensajes del Estudio-vida no desperdiciarán tiempo en absoluto.

DEDICAR VEINTE MINUTOS CADA DÍA PARA LEER LA PALABRA

  Puesto que todos ustedes aman al Señor, y también aman la iglesia, no tengo la menor duda de que todos aceptarán mi exhortación. Espero que no consideren demasiado apartar veinte minutos cada día para leer la Biblia junto con los mensajes del Estudio-vida. Si están dispuestos a hacer esto, descubrirán que la diferencia es enorme. Querer es poder. Todo el que quiera hacerlo, podrá hacerlo. Mientras usted tenga el deseo, dígale al Señor: “Señor, ten misericordia de mí. Cada día, ya sea en la mañana o en la noche, dame veinte minutos. Quiero pasar tiempo en Tu Palabra y vivir en Tu presencia”.

  Quizás algunos digan que no pueden levantarse en la mañana. Sin embargo, a todos les es fácil acostarse tarde. Es relativamente fácil lograr que una persona perezosa se levante temprano; después de dar vueltas en la cama por unos minutos, se levantará. Pero lograr que una persona adulta se acueste a las 10:30 de la noche es tan difícil como detener un caballo que va a galope. Todos sabemos que debemos acostarnos temprano. Pero en lugar de acostarnos nos quedamos hablando hasta más tarde con alguien. Luego tomamos el periódico y lo leemos por veinte minutos, y después hablamos con alguien por teléfono por unos minutos más. Así, sin darnos cuenta se nos hace tarde. Muchas veces les he dicho a algunos que si pudieran recuperar la media hora que han gastado tardándose aquí y allá, o la media hora que han malgastado, o incluso si pudieran acortar el tiempo de sueño en media hora para pasarlo delante del Señor, tendrían un cuerpo, alma y espíritu saludables.

  Hoy hemos llegado a este punto crucial: si no edificamos las reuniones de hogar, les aseguro que la iglesia no tendrá futuro. La propagación de la iglesia se basa en las reuniones de hogar, y ustedes son las reuniones de hogar. Si cada uno de ustedes es capaz de preparar una comida casera normal, sin duda alguna, las reuniones de hogar podrán ser edificadas. Las comidas caseras normales se producen como resultado de los treinta o veinte minutos que usted pasa cada día leyendo la Biblia. Le sugiero que durante los veinte minutos que usted pase leyendo la Palabra cada día, lea los versículos que serán usados en las reuniones de hogar. Cada día prepare en casa el material para las reuniones de hogar. Si todas las iglesias practican esto, y los que están en cada reunión de hogar también practican esto, ¿no creen que el contenido de las reuniones de hogar será rico?

LA NECESIDAD DE SACAR COMPLETAMENTE LAS REUNIONES DE HOGAR DE LA ESFERA DE LO COMÚN

  Mientras asistimos a las reuniones de hogar, debemos sacarlas de la esfera de lo común: lo común que es la religión, la tradición y la muerte. La mejor manera de empezar una reunión de hogar no es leer las Escrituras, orar ni cantar himnos. La mejor forma de empezar es no tener ningún comienzo. Si usted llega a la reunión de hogar un poco antes de las 7:30, puede mirar las flores y la hierba por la ventana, y si verdaderamente siente la carga de orar, por supuesto puede empezar a hacerlo. Si un hermano entra y lo saluda, debe ponerse rápidamente en pie y estrecharle la mano y conversar con él. No obstante, debemos estar pendientes de una cosa: por causa del tiempo, cuando sean las 7:30, debemos empezar la reunión. Nuestra oración debe surgir espontáneamente, no de forma religiosa. Veinte minutos después de haber empezado la reunión, debemos orar-leer la Biblia juntos. No hay un líder en particular en ninguna reunión de grupo, sino que todos son líderes. No sólo los hermanos pueden tomar la delantera, sino también las hermanas. Todos debemos recordar que tenemos que comenzar a orar-leer la Palabra veinte minutos después que la reunión haya empezado. En ese momento debemos también tener a la mano los mensajes del Estudio-vida para que cualquiera pueda tomar la iniciativa de empezar a leer.

  Nuestra lectura de la Palabra no debe ser rutinaria sino viviente. Cuando usted sienta interiormente un disfrute, simplemente comparta las tres o cinco frases que disfrutó. Cuando lea una frase y reciba interiormente un rico suministro, simplemente ofrezca espontáneamente una oración. Sin embargo, todos debemos recordar que cuando oremos, demos un testimonio o compartamos algo, no debemos tomar mucho tiempo. Nadie debiera hablar por más de dos minutos. Esta clase de reuniones ciertamente serán ricas.

  En cada reunión de hogar, aunque no haya un líder designado, los que preparen algo para la reunión espontáneamente serán los líderes y los miembros del núcleo del grupo. Mientras cada familia prepara su propia comida, siempre hay uno o dos que realmente demuestran saber cocinar. Ellos deben asumir la responsabilidad de laborar un poco más y también la responsabilidad de enseñar a otros. A veces simplemente sucede que en una reunión de hogar todos son débiles, mientras que en otro grupo hay un mayor número de santos fuertes. En ese caso, uno debe tener comunión con los ancianos para de alguna manera se equilibren los que son fuertes en un área con los débiles, de modo que en cada reunión de hogar haya algunos miembros que formen un núcleo.

EXPLICAR LA PALABRA DEL SEÑOR DE MANERA SENCILLA PARA CAUSAR UNA PROFUNDA IMPRESIÓN EN LAS PERSONAS

  Supongamos que usted y yo vamos juntos a una reunión de hogar. Para efectos de demostración usaré el primer mensaje del Estudio-vida de Gálatas. Cuando llegamos al párrafo que dice: “Los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses forman un grupo de epístolas”, yo me detendría para explicar un poco. Diría: “Hermanos y hermanas, aquí dice que hay cuatro libros que forman un conjunto de epístolas. ¿Cuáles son esos cuatro libros? Son Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses”. Con esto leo y al mismo tiempo explico. Luego, continuaría leyendo: “...que constituyen el corazón de la revelación divina del Nuevo Testamento”. Entonces diría: “Hermanos y hermanas, tenemos que recordar que estos cuatro libros constituyen el corazón”. Después, continuaría la lectura: “Por lo tanto, estos libros son muy importantes. Efesios abarca la iglesia como el Cuerpo de Cristo, mientras que Colosenses habla de Cristo como la Cabeza del Cuerpo. El tema de Gálatas es Cristo, y el de Filipenses es la experiencia de Cristo. En Colosenses y Efesios recibimos una visión clara de la Cabeza y del Cuerpo. En Gálatas y Filipenses vemos a Cristo y la experiencia de Cristo”. Mientras leo de esta manera, tal vez alguno de los oyentes se sienta inspirado para decir: “¡Eso me parece muy bueno! Estas pocas oraciones nos muestran claramente el tema principal de Efesios y Colosenses. El libro de Efesios abarca la iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, mientras que Colosenses habla acerca de Cristo, quien es la Cabeza del Cuerpo”. Mientras hablamos de esta manera, debemos evitar usar un tono de predicación.

  Todos sabemos que los mejores platillos de la cocina china son los platillos de Pekín. ¿Por qué? Porque la cocina de Pekín no depende de los condimentos para mejorar el sabor de la comida, sino que sabe realzar el sabor original de la comida. La mejor manera de leer la Biblia es evitar el uso de demasiados condimentos. Simplemente lea la Palabra de manera sencilla. De esta manera, las personas serán conmovidas y se llevarán una impresión más profunda, y también nos ahorremos tiempo.

DAR MÁS TIEMPO Y OPORTUNIDAD A LOS JÓVENES

  Además, un principio que debemos guardar es que los de más edad no deben asumir su posición hablando sin parar. Deben permitir que los jóvenes hablen más. Cuando una familia se reúne, todos se pondrían muy contentos de escuchar las palabras que salen de la boca de la nietecita de tres o cuatro años de edad, y nadie se quedaría dormido. En las reuniones de hogar, se debe dar el tiempo y la oportunidad a los más jóvenes. Un principio universalmente aceptado es que el progreso de la sociedad humana depende de la segunda generación. La segunda generación siempre se apoya sobre los hombros de la primera. En cuestión de la verdad, los jóvenes tal vez no sepan tanto como los mayores, pero los puntos que ellos saben son más frescos que los puntos que saben aquellos que tienen más edad.

  Estamos avanzando rápidamente en el aprendizaje y estudio de la verdad. Hemos creado más de cien nuevas expresiones, como por ejemplo, el Espíritu esencial, el Espíritu económico, el Espíritu de poder y muchas más. Hoy, cada campo de aprendizaje está avanzando, sobre todo entre los jóvenes. Por consiguiente, creemos que el futuro de la iglesia, así como la frescura y vigor de las reuniones, depende enteramente de los jóvenes. Por lo tanto, debemos cederles a ellos el tiempo y la oportunidad para que participen. Éste es un principio inalterable. Si se les da a los jóvenes la oportunidad, ellos llegarán a ser más frescos y prósperos espiritualmente.

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