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Mensajes del libro «Autoridad y la sumisión, La»
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CAPITULO ONCE

EL LIMITE DE LA SUMISION

  Lectura bíblica: He. 11:23 Ex. 1:17; Dn. 3:17-18; 6:10; Mt. 2:13; Hch. 5:29

LA SUMISION ES ABSOLUTA, PERO LA OBEDIENCIA ES RELATIVA

  La sumisión es una actitud, mientras que la obediencia se muestra en la conducta. Hechos 4:19 dice: “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”. Sin embargo, los apóstoles no fueron rebeldes en su espíritu; ellos estaban sometidos a todas las autoridades. La obediencia no es absoluta. Algunas veces debemos obedecer, pero otras veces no podemos hacerlo, como en casos que atentan contra los asuntos básicos de nuestra fe, como por ejemplo, creer en el Señor y predicar el evangelio. Un hijo puede decirle cualquier cosa a su padre, pero no puede tener una actitud rebelde. Nuestra sumisión siempre debe ser absoluta. En algunos asuntos no podemos obedecer, pero debemos permanecer en sumisión. Todo esto es un asunto de actitud.

  Hechos 15 es un ejemplo de la conferencia de una iglesia. En una conferencia podemos sugerir o debatir, pero cuando se toma una decisión, todos deben someterse.

HASTA DONDE SE DEBE OBEDECER A LA AUTORIDAD DELEGADA

  Si hay padres que les impiden a sus hijos asistir a las reuniones, éstos deben mantener una actitud sumisos, pero no tienen que obedecerles. Como en el caso de los apóstoles, que de todos modos predicaron el evangelio. Cuando los judíos de la sinagoga se lo prohibieron, ellos fueron sumisos, pero siguieron predicando conforme a la comisión del Señor. Ellos escogieron predicar el evangelio y no dejarse restringir por los líderes judíos. Esto no fue un desafío con peleas ni gritos, sino que fue un desacato con calma. Nunca debe haber una actitud obstinada ni palabras de oposición en contra de los que están en autoridad. Cuando el hombre tiene un encuentro con la autoridad, llega a ser tierno y dócil. La sumisión de una persona en su corazón, en actitud y en palabra, debe ser absoluta; no debe haber ninguna obstinación ni rebeldía.

  Cuando la autoridad delegada (aquellos que representan la autoridad de Dios) se opone a la autoridad directa (a Dios), debemos ser sumisos a la autoridad delegada mas no obedientes. Resumamos este asunto en tres puntos:

  (1) La obediencia es un asunto de conducta y, por ende, es relativa. La sumisión es un asunto de actitud y es incondicional.

  (2) Sólo Dios es digno de una sumisión ilimitada. El hombre, que es inferior, debe recibir una sumisión limitada.

  (3) Si la autoridad delegada da una orden que obviamente contradice la orden de Dios, debemos someternos a esa autorida, pero no tenemos que obedecerle. Sólo debemos someternos incondicionalmente a la autoridad de Dios. No es obligación obedecer las ordenes que sean contrarias a Dios.

  Si los padres les piden a sus hijos que vayan a un lugar que a éstos no les gusta, pero no es pecaminoso, tenemos un caso delicado. La sumisión es absoluta, pero la obediencia es otro asunto. Si los padres insisten, los hijos no tienen otra opción que ir. Si todos los hijos tienen esta actitud, Dios los sustentará en esas circunstancias.

EJEMPLOS DE LA BIBLIA

  (1) Las parteras egipcias y la madre de Moisés desobedecieron la orden del faraón, por lo cual se pudo preservar la vida de Moisés. La Biblia las llama mujeres de fe.

  (2) Los tres amigos de Daniel no adoraron la imagen del rey Nabucodonosor, desobedeciendo al rey; sin embargo, se sometieron al rey al estar dispuestos a ser quemados.

  (3) Daniel desafió el decreto del rey al orar a Dios; sin embargo se sometió al juicio del rey de ser echado al foso de los leones.

  (4) José huyó a Egipto con el Señor Jesús para evitar la matanza que el rey Herodes había decretado.

  (5) Pedro desobedeció la orden de los principales de la sinagoga y predicó el evangelio, y les dijo que era necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Sin embargo se sometió a las cadenas y al encarcelamiento por parte de los líderes religiosos.

EVIDENCIAS DE SUMISION A LA AUTORIDAD

  ¿Cómo sabemos si una persona se somete a la autoridad? He aquí algunas señales:

  (1) Tan pronto como una persona conoce la autoridad, busca la autoridad dondequiera que vaya. La iglesia es el lugar donde los creyentes aprenden a someterse a la autoridad. Aunque no hay sumisión en todo el mundo, el creyente debe aprender a someterse; además, debe hacerlo de corazón y no de una manera externa. Si uno llega a conocer la sumisión, buscará la autoridad a dondequiera que vaya.

  (2) Si el hombre tiene un encuentro con la autoridad de Dios, será ablandado, debilitado y quebrantado, pues temerá cometer errores, y llegará a ser una persona dócil.

  (3) Aquellos que han tenido un encuentro con la autoridad no querrán ser autoridad; no se complacen en dar opiniones ni en controlar a los demás. Quienes se someten a la autoridad siempre temen cometer errores. Pero hay muchos que quieren ser consejeros de Dios. Sólo los que no conocen la autoridad les agrada ser la autoridad.

  Aquellos que han tenido un encuentro con la autoridad, mantendrán sus bocas cerradas y serán restringidos. No se atreverán a hablar descuidadamente, porque están conscientes de la autoridad que está dentro de ellos.

  Si un hombre ha tenido un encuentro con la autoridad, detectará inmediatamente toda transgresión a la misma y podrá ver claramente mucha iniquidad y rebelión. También reconocerá el principio de la iniquidad que abunda en todo lugar, tanto en el mundo como también en la iglesia. Sólo quienes han tenido un encuentro con la autoridad pueden guiar a otros a sumisión, y únicamente cuando los hermanos y hermanas son sumisos a la autoridad, la iglesia tendrá un testimonio y avanzará en la tierra.

PARA MANTENER EL ORDEN DE AUTORIDAD ES NECESARIO CONOCER LA AUTORIDAD

  Si uno no ha tenido un encuentro con la autoridad y no conoce el principio de la sumisión, no podrá guiar a otros por este camino. Si uno junta dos perros, no puede hacer que uno sea la autoridad ni que el otro se le someta. Sería un esfuerzo inútil. Cuando uno tiene un encuentro con la autoridad, todo estará resuelto. De ahí en adelante, si no se sujeta a la autoridad, se dará cuenta de que él ha desobedecido a Dios mismo. Si una persona no ha visto la autoridad, es inútil hacerle ver sus errores. Cuando se presente esa situación, debemos contenernos para no caer en la misma rebelión.

EL CASO DE MARTIN LUTERO Y DE SALIR DE LAS DENOMINACIONES

  Era correcto que Martín Lutero se levantara y hablara del principio de la justificación por medio de la fe. También está bien que nosotros salgamos de las denominaciones para mantenernos en el testimonio de la unidad en la iglesia local. Ya que hemos visto la gloria de Cristo y el Cuerpo de Cristo, no debemos tener otro nombre aparte del nombre del Señor. El nombre del Señor es el más importante. ¿Por qué la salvación no se lleva a cabo solamente por medio de la sangre de Cristo sino también por medio del nombre del Señor? Esto se debe a que ese nombre significa resurrección y ascensión. Dios tiene una sola manera de salvarnos y la puso bajo el nombre del Señor. En el bautismo somos sumergidos en el nombre del Señor, y al reunirnos lo hacemos en Su nombre. Por lo tanto, la cruz y la sangre solas no resuelven el problema de las denominaciones. Si hemos visto la gloria de la ascensión, no insistiremos en asignarnos ningún otro nombre que no sea el del Señor. Debemos exaltar sólo el nombre del Señor, y no debemos tener ningún otro nombre. Las organizaciones o denominaciones de hoy han desechado la gloria del Señor, lo cual es una blasfemia para El.

LA VIDA Y LA AUTORIDAD

  La iglesia es sustentada por dos cosas: la vida y la autoridad. La vida se relaciona con nuestra sujeción a la autoridad. Las dificultades que surgen en la iglesia rara vez se deben a la desobediencia. Por lo general, surgen por la falta de sumisión. El principio fundamental de la vida en nosotros hace que nos sometamos, de la misma manera en que el principio de la vida de un ave la hace volar y en que la vida de un pez le hace nadar.

  El camino a la unidad descrita en Efesios 4 parece estar lejos de nuestra realidad actual. Pero si el hombre tiene un encuentro con la autoridad, el camino no estará lejos. Todos los santos podrán tener diferentes opiniones pero no habrá rebelión. Si la sumisión proviene del corazón, todos llegaremos a la unidad de la fe. Nosotros tenemos la vida, y el principio de la vida está abierto para nosotros. Si el Señor tiene misericordia de nosotros, podremos tomar este camino rápidamente. La vida no solamente elimina el pecado, sino que también produce sumisión en nosotros, lo cual es más crucial. Una vez que el espíritu de rebelión sale de nosotros, el espíritu de sumisión es restaurado, y lo descrito en Efesios 4 se manifiesta ante nuestros ojos. Si todas las iglesias toman el camino de la sumisión, estos hechos gloriosos se abrirán delante de nosotros.

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