En el verano de 1958 el hermano Witness Lee, un siervo del Señor, fue enviado por Dios a Europa, América y Asia para que visitara a los santos y observara la condición de las iglesias en aquellos lugares. Cuando regresó a Taiwán, tenía una gran carga en su corazón debido a su profunda impresión de que entre las iglesias hoy en día hay una gran carencia con respecto a la edificación. Como consecuencia, dio diez mensajes durante la undécima conferencia celebrada para toda la isla de Taiwán. Estos mensajes han sido publicados en el libro La obra de edificación que Dios realiza. Para reforzar la revelación que se halla en estos primeros diez mensajes, el hermano Lee dio ocho mensajes más, titulados “La base para la obra edificadora de Dios”. Por un lado, nuestro hermano vio que la voluntad eterna de Dios, Su meta final, es edificar una casa que consiste de la mezcla y la morada mutua de Dios y el hombre. Por otro, él se dio cuenta de que a pesar de la presencia del cristianismo y de los cristianos por toda la tierra, hace falta la casa. Aunque hay personas en muchos lugares que aman al Señor, celosamente siguen en pos del Señor y prestan atención a las cosas espirituales, es difícil encontrar un grupo de cristianos que han sido edificados como casa espiritual en la cual Dios puede morar, una casa que satisfice las necesidades de Dios así como del hombre. No sólo no tenemos la realidad de la edificación, nos falta aún el concepto de la edificación de la iglesia. Para la mayoría de los cristianos la meta es ser salvos e ir al cielo, pues ignoran la revelación de la edificación de la iglesia. Estos ocho mensajes hacen frente a esta situación. Por un lado, apuntan a dar a conocer la voluntad de Dios e indicar cuál es Su meta; por otro, apuntan a corregir nuestros errores e inspirarnos en nuestra búsqueda. Todos deben tener una copia de este libro; debe leerse.