
Los mensajes que componen este libro fueron dados entre 1953 y 1968 en dos ciudades, Manila, las Filipinas y en Taipéi, Taiwán; fueron traducidos del chino.
Una persona profunda no es trivial ni superficial. Basa su juicio en evidencia en vez de apariencia. No es insistente ni molestoso, sino que simplemente es serio. En todo caso, uno debe ser profundo, pero no muy inquisitivo, ya que una persona entrometida es inútil.
Ser puro, no adulterado, es un asunto de motivo, es ser una persona libre de intenciones ocultas.
Deuteronomio 22:9 dice: “No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña”. Dios nunca se complace con los hombres que hacen un trabajo impuro. Al final, los motivos ocultos siempre crean problemas.
La persona justa es imparcial y maneja todos los asuntos equitativamente. Por ejemplo, es juiciosa en su evaluación de otros ya que invariablemente, existen faltas en medio de los buenos y méritos entre los que tienen faltas. Para ser justo, uno tiene que ser imparcial, poniendo igual atención a cada aspecto de una persona o asunto, evaluándolo desde ángulos diferentes y poniéndolo en el lugar apropiado.
Esto no es un asunto de espiritualidad o moralidad, sino de carácter. El maestro que expone las Escrituras y también el anciano que administra la iglesia tienen que poseer un carácter justo. Una persona no puede hacer algo rectamente si existe el elemento de injusticia en su carácter. A manera de ilustración, podemos decir que un nivel impreciso nunca puede producir una superficie nivelada.
El corazón humano casi siempre es tempestuoso, por lo que una persona que sirve al Señor tiene que permanecer calmada en su mente, parte emotiva y voluntad, a fin de tomar las medidas adecuadas relacionadas con los asuntos importantes. Una persona que no sea calmada no puede resistir la incitación externa y la influencia que viene de afuera. La manera de permanecer calmados es: (1) no actuar rápidamente y (2) no creer en los rumores, los cuales inevitablemente causan agitación.
Ser sencillo y enfocado está relacionado a ser puro, justo y calmado. Una persona no debe empezar a hacer una tarea o si la hace debe hacerla de todo corazón. Una persona tiene que ser sencilla, sea que esté estudiando, administrando una casa o haciendo negocios. La sencillez permite la concentración, lo cual a su vez produce resultados positivos. Una persona que no tiene un sólo propósito nunca puede ejecutar bien una tarea.
Ser corporativo significa no ser individualista, egoísta o aislado. La sencillez de carácter tiene que ser equilibrada por la cualidad de ser corporativo.
Un creyente abierto puede recibir ayuda espiritual. Cuanto más abierto esté, más ayuda recibe y más útil será. ¡Qué importante es tener un carácter abierto al estar entre los creyentes! Sin embargo, esto no puede ser una apertura natural y sin restricción, sino que debe ser como las puertas y las ventanas que se pueden abrir y cerrar con facilidad.
Los asuntos que son absolutamente personales, privados y que no se relacionan con otros no necesitan ser divulgados. Divulgar los asuntos privados de una persona nunca beneficia al que lo dice ni al que lo oye. Tampoco es necesario ser abierto con relación a los asuntos en los cuales no se necesita ayuda o no se puede ofrecer ayuda, ya que tal apertura es infructuosa.
El afecto implica tanto cercanía como amor. En particular, ser afectuoso es dar énfasis al cuidado, simpatía e intimidad que uno tenga por otros. Una persona sin una preocupación íntima por otros no los puede traer a la salvación por medio del evangelio. Tal persona tampoco puede ser un hermano responsable en la iglesia.
Ser ardiente va más allá de ser afectuoso. El afecto está en el corazón, pero ser ardiente implica una acción externa que resueltamente trae a otros a la salvación y los ayuda a alcanzar la meta. Ser ardiente es ser ferviente y poderoso.
Aquí se ve el principio de la encarnación. Si Dios no hubiera venido al mundo por medio de la encarnación para adaptarse a los hombres, sino que simplemente los hubiera amado y deseado que regresaran a Él, entonces no hubiera logrado la redención. Hay que alcanzar a otros para poder guiarlos a la salvación. Solamente los que se adaptan a la gente pueden predicarles el evangelio para salvarlos. A menos que uno pueda adaptarse a los jóvenes y a los humildes será difícil guiarlos.
La fuerza aquí denota firmeza, no se refiere a dureza. Una persona debe ser fuerte pero no dura, es decir, fuerte en voluntad pero no dura de corazón. El apóstol Pablo dijo: “Sed hombres maduros, sed fuertes” (lit.) (1 Co. 16:13).
La fuerza debe ser igualada con la flexibilidad. Un dicho chino dice: “Hay que templar la fuerza con la flexibilidad”. La fuerza sin la flexibilidad es dureza, la cual inevitablemente echa a perder las cosas, mientras que la flexibilidad sin la fuerza resulta en blandura, que también es inútil. La correa de un reloj es firme y flexible a la vez, capaz de doblarse o estirarse según se requiera.
Ser sumiso es ser obediente y condescendiente. Algunos sólo pueden enseñar a otros a cumplir órdenes, pero ellos mismos nunca se someten a nadie. Debemos comprender que la mejor persona para dar órdenes es aquella que también puede recibirlas. La sumisión es un elemento de la vida divina. Los que poseen esta vida no consideran vergonzoso el someterse y recibir órdenes, sino que lo consideran apropiado.
El que da órdenes asume una gran responsabilidad; mientras que aquellos que las reciben, no asumen ninguna. Es una bendición escuchar a otros y ser cubierto en todo.
El sufrimiento obra maravillas interminables. Hay algunas cosas por las que no podemos pasar sin tener sufrimientos. Cuanto más sufra una persona, más útil será. Aquel que no esté dispuesto a sufrir no podrá lograr grandes hazañas. Hay un proverbio antiguo muy apropiado para esto, que dice: “El que sobrelleva los peores sufrimientos es el mejor entre los hombres”.
Una persona debe tener metas altas, pero debe conducirse de manera humilde. Romanos 12:16 dice que debemos “asociarnos con los humildes”. Podemos ayudar a otros sólo si tomamos una posición humilde. No importa cuán respetada sea o en que alta estima se tenga a una persona, ésta debe tomar una posición humilde. Esto no quiere decir que debemos aparentar ser humildes, más bien es confesar genuinamente de corazón que no tenemos nada de que jactarnos.
En 1 Pedro 5:5 dice: “Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da gracia”.
El mundo codicia posición y riquezas, pero un cristiano debe estar contento con la pobreza y aún debe escoger la pobreza, la cual tiene tanto utilidad como deleite. Sin embargo, uno no debe llegar a ser pobre por ser perezoso. Tal pobreza es despreciable y vana. Es raro y precioso ver personas que son pobres por causa del Señor, aun cuando tienen la habilidad o la oportunidad de ser ricos. De la misma categoría son aquellos que practican gastar todo su dinero para el Señor. La vida de Cristo es una vida que escoge ser pobre. Considere cómo Él dejó Su trono para nacer en un pesebre y vivir en Nazaret, experimentando así todas las privaciones de la vida humana.
Ser constante significa perseverar. Lo mejor generalmente se guarda para el final. Todo lo que crece rápido también se marchita rápido. No se puede obtener nada profundo, de peso o de calidad superior en corto tiempo o por casualidad. En las cosas espirituales en particular, no hay atajos. La constancia y la perseverancia son los requisitos necesarios para ganar lo excelente.
Muchas verdades bíblicas, que al principio son incomprensibles, a pesar de que deseemos conocerlas, finalmente se entienden por medio de leer las Escrituras persistentemente. Ser constante no es codiciar resultados grandes y rápidos. Hay un dicho antiguo que dice: “Una gotera finalmente penetra en la piedra”.
Uno que puede perseverar, puede aguantar maltrato. No maltrata a los demás, pero persevera cuando lo maltratan. Un joven no debe evitar el maltrato y tomar el camino fácil; más bien, debe sufrir el abuso voluntariamente. Mientras más difícil sea la lección, más profunda y beneficiosa será.
Una persona de carácter tiene que ser capaz de soportar presión. Para que algo sea sólido y fuerte, primeramente tiene que ser presionado. Un diamante es formado al estar bajo presiones intensas. Aquello que crece sin restricción generalmente no es hermoso. Sin embargo, no invite a que otros lo presionen; más bien, usted mismo debe ponerse bajo la presión. La combinación de los cinco rasgos del carácter anteriores —sufrido, humilde, pobre, constante y perseverante— le da a una persona la habilidad de soportar la presión.
La claridad de la cual hablamos aquí no significa brillantez, sino que denota entendimiento. Muchas personas frecuentemente ignoran su propio embotamiento como su estupidez. Uno debe conocerse tanto a sí mismo como a otros.
Ser magnánimo es parecido a ser amplio. Ser amplio es tolerar a otros, y ser magnánimo es no ser cruel con otros. Al relacionarse con otras personas, se debe complementar el afecto, el ser ardiente y ser adaptable con la magnanimidad. Sin un carácter magnánimo es difícil vivir una vida que ame a los enemigos. Una persona cruel siempre es celosa, mientras que una persona magnánima puede perdonar. Es permisible que se hable a otros con severidad, pero nunca con crueldad. Tampoco se debe ser tontamente bondadoso.
Una persona sobria no es frívola. Cualquier cosa que haga una persona sobria tiene peso. Si un asunto es importante o insignificante, su importancia y peso depende de quién sea la persona que lo maneje. Aun un asunto insignificante que esté en manos de una persona sobria, será tomado en serio por otros; por el contrario, un asunto significativo que esté en manos de una persona liviana, será considerado por otros como algo insignificante. Para aprender a ser una persona sobria, lo primero que debemos hacer es no expresar opiniones de forma liviana; segundo, no debemos juzgar o criticar con ligereza; y tercero, debemos hablar despacio y con precisión. Esto no quiere decir que no debemos hablar, sino que debemos hablar con discreción.
La persona que es sobria está protegida, debido a que las malas tentaciones no le llegan fácilmente. Especialmente en el caso de las jóvenes, la sobriedad les trae protección, mientras que ser livianas les invita a ser dañadas.
Sean afectuosos, ardientes y adaptables para con otros, y condúzcanse con sobriedad.