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Mensajes del libro «Cómo reunirnos»
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CAPÍTULO DOCE

CON EL CANTO DE ALABANZAS

LA ACTIVIDAD PRIMORDIAL EN LAS REUNIONES

  En 1 Corintios 14:26 se nos dice que cuando nos reunimos, cada uno tiene algo, y lo que se menciona en primer lugar es un salmo; por tanto, el salmo se relaciona con la primera función que se debe desempeñar en la reunión. ¿A qué se refiere la palabra salmo? Hace referencia a cantar, a alabar. Con esto, debemos comprender que lo primero que debemos hacer en las reuniones es cantar alabanzas.

  En nuestras reuniones nuestro modo de cantar está muy lejos de lo que debe ser. Tenemos que dedicar mucho tiempo a cantar. Mientras yo mismo doy una palabra en la reunión, o alguna otra persona, en un momento dado usted podría comenzar a cantar. En un momento en que su espíritu haya sido conmovido y se encuentre en una especie de éxtasis, puede simplemente prorrumpir en cánticos y toda la congregación le seguirá. En Apocalipsis 5 leemos que cuando Cristo ascendió a los cielos, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos cantaron “un nuevo cántico, diciendo: Digno eres...” (v. 9). Ellos no dieron un sermón ni escucharon un mensaje, ¡sino que simplemente alababan, alababan y alababan! “Al Cordero, sea la bendición, la honra, la gloria y el imperio, por los siglos de los siglos” (v. 13). Y los cuatro seres vivientes dijeron: “Amén”. Qué bueno sería si pudiésemos tener una reunión entera dedicada simplemente a cantar alabanzas. Esta clase de alabanza los llevará a cierto éxtasis, y estarán en el tercer cielo teniendo todas las cosas bajo vuestros pies.

  Según 1 Corintios 14, lo principal es profetizar y lo primero es alabar. En las reuniones de la iglesia el asunto central es profetizar, o sea, decir algo por Cristo a fin de que la iglesia sea edificada; pero lo primero en las reuniones de la iglesia deberá ser alabar. Cuando nos reunimos, todos tenemos labios para alabar así como algún salmo para cantar alabanzas. ¿Pueden ver ahora el contraste que existe entre la manera en que Dios procede y la situación en que nos hallamos hoy? Todos tenemos que abandonar nuestro pasado y no detenernos más tiempo en la situación degradada que impera en el presente. Tenemos que ser llevados de regreso a la manera original de proceder. Nosotros no hemos inventado esto; solamente hemos descubierto algo que ya existía hace unos dos mil años.

PASAJES DE LAS ESCRITURAS QUE TRATAN SOBRE LA ALABANZA

  Veamos algunos versículos de la Biblia que tratan sobre la alabanza. Hemos dedicado mucho tiempo a fin de descubrir estos versículos y recolectarlos. Ellos son como gemas preciosísimas extraídas de una mina.

2 CRÓNICAS 20:22

  “En el momento en que comenzaron a cantar, dando voces, y a alabar, Jehová puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y del monte Seir, que venían contra Judá, y fueron derrotados”. No es necesario que ustedes combatan; bastará con que alaben al Señor, y el enemigo será derrotado. ¿Cómo prevalecerán sobre su mal genio? Olvídense de su mal genio y alaben al Señor. Simplemente al alabar al Señor, todos sus enemigos serán puestos bajo sus pies. Simplemente al alabar al Señor, ustedes ascenderán a los cielos. Es simplemente al alabar al Señor que podrán vencer todos los pecados que suelen asediarlos. ¡Aleluya! ¡Cristo es victorioso! Simplemente alaben al Señor, y Dios pondrá emboscada al enemigo, y éste será derrotado. Es así de sencillo.

SALMOS 5:11

  “Regocíjense todos los que se refugian en Ti; / que griten de gozo para siempre, / y que Tú los cubras; / y los que aman Tu nombre / se exultarán en Ti”. “Que griten de gozo para siempre”: no solamente una vez al día, ni de vez en cuando, sino para siempre. Tal vez ustedes digan que esto es una exageración, pero éste es un salmo. Tal vez ustedes digan que esto no es muy civilizado, pero David lo consideraba poético. ¿Han gritado alguna vez? ¿Lo han hecho hoy? ¿Qué significa gritar? Gritar no es llamar o clamar de una manera moderada, sino más bien de una manera poco civilizada. A veces, si no todo el tiempo, usted debe gritar a su querida esposa diciéndole: “¡Aleluya!”. A veces en las reuniones algunos hermanos debieran gritar: “¡Aleluya!”, o “¡Amén!”. A veces, cuando simplemente estamos diciendo: “Oh Señor, Oh Señor”, puede parecernos que no alcanzamos a tocar al Señor. Si levantamos la voz y gritamos desde lo profundo de nuestro ser: “¡OH SEÑOR! ¡OH SEÑOR!”, podremos liberarnos y tocar al Señor en ese momento. Incluso los demonios y el diablo tienen temor de nuestros gritos. No sean cobardes. A veces, cuando ustedes dicen: “Oh Señor” de una manera moderada, esto tiene mucha eficacia; pero hay ocasiones en las que esto no es eficaz, así que uno tiene que dar voces diciendo: “¡OH SEÑOR! ¡AMÉN! ¡ALELUYA!”. Los santos del Antiguo Testamento experimentaron esto. Si ellos daban voces, ¡cuánto más nosotros!

SALMOS 8

  La mayoría de nosotros estamos familiarizados con este salmo, pero a fin de ayudarnos a captar su mensaje debo referirnos a los salmos anteriores. Desde el salmo 3 hasta el salmo 7 se nos muestra cuán triste era la situación del salmista. De improviso, en el salmo 8, el Espíritu interviene y exclama: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuán excelente es Tu nombre / en toda la tierra!”. ¡Qué gran cambio! Si leemos los periódicos por mucho tiempo, tal vez exclamemos: “¡Por cuánto tiempo más! ¡Por cuánto tiempo más!”; pero si nos volvemos al espíritu, exclamaremos: “¡Cuán excelente es Tu nombre en toda la tierra!”. Ya no nos perturbará la humanidad, ni las guerras, ni todas las protestas y disturbios. Únicamente diremos: “¡Aleluya! ¡Cuán excelente es Tu nombre en toda la tierra!”.

  Ahora, consideremos lo que el salmista dice a continuación: Has puesto Tu gloria sobre los cielos, pero es por la boca de los niños, aún los niños que maman, que has establecido fortaleza para hacer callar a todos los enemigos (nuestra paráfrasis). En los salmos anteriores, el salmista oró al Señor pidiéndole castigar a todos los adversarios y enemigos. En el libro de Salmos, los adversarios son aquellos del pueblo de Dios que eran opositores; por ejemplo, en tiempos de David, su propio hijo Absalón era un adversario. Los enemigos son quienes se oponen desde fuera, como los paganos. Los adversarios son quienes se oponen desde adentro, y los enemigos desde afuera; y cuando ellos se levantan en contra de uno, no necesitamos atacarlos; simplemente podemos exclamar: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuán excelente es Tu nombre en toda la tierra!”. Nuestras alabanzas harán que estos adversarios callen; nuestras alabanzas harán que ellos huyan despavoridos; la alabanza es el secreto.

  El segundo versículo del salmo 8 tiene dos significados: es por medio de la boca de los niños, los más pequeños, aquellos que aún maman, que Dios pudo 1) establecer la fortaleza y 2) establecer la alabanza. ¿En qué consiste tal fortaleza? La alabanza es la fortaleza. La alabanza hace callar al enemigo. Tal vez usted diga que es débil como David dijo de sí mismo en Salmos 6:2. Pero aun si es un niño pequeño, si es uno que todavía mama, el más débil entre los débiles, Dios podrá establecer por medio de usted la fortaleza que aplastará a los enemigos. Pero es imprescindible que abra la boca para alabar. Si usted simplemente le alaba, Dios podrá establecer por la boca de usted la fortaleza que es mayor que la de un ejército. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! No importa cuán débil sea usted, o cuán débil sea yo; independientemente de cuán débiles seamos, si abrimos nuestras bocas para exclamar: “Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán excelente es Tu nombre en toda la tierra!”, Dios establecerá la fortaleza a fin de cerrar las bocas de todos los enemigos. ¿De qué manera? Simplemente al alabarle, el poder será puesto de manifiesto. Esto no es algo insignificante.

  Yo soy igual a muchos de ustedes. De joven asistía continuamente a las reuniones cristianas. Me gustaba escuchar mensajes, especialmente de labios de predicadores famosos y gigantes espirituales. Pero déjenme decirles que hacer esto solamente, no era muy eficaz. ¿Podríamos acaso venir a las reuniones sin necesidad de que haya un mensaje, un sermón, y simplemente alabar y cantar? ¿Han visto alguna vez el poder que se pone de manifiesto gracias a las alabanzas procedentes de la boca de los niños y de los que maman? ¿Confían ustedes en las alabanzas tanto como en un mensaje?

  Regresemos a la Palabra, retornemos a los inicios. Cuando los fariseos hablaron con el Señor Jesús sobre el matrimonio y el divorcio, el Señor Jesús les dijo: “Desde el principio no ha sido así” (Mt. 19:8). Todos tenemos que remitirnos a los inicios. Al inicio de la iglesia, en sus primeros días de existencia, la situación no era como la de hoy en día, en la que se da una enseñanza tras otra, un mensaje tras otro, un sermón tras otro. No era así en el principio. El último versículo de Hechos 2 dice que la iglesia, la iglesia local, estaba todo el tiempo “alabando a Dios”. Ésta era una iglesia que alababa a Dios, y no una iglesia dedicada a escuchar sermones.

SALMOS 48

  Este salmo dice: “Grande es Jehová, / y muy digno de alabanza” (v. 1). No es posible describir cuán grande es Él, pero tenemos que alabarle en gran manera. Nuestra alabanza tiene que corresponder con Su grandeza; es necesario que haya grandeza en nuestra alabanza. Les digo nuevamente que tenemos que dejar atrás nuestro pasado. Según 1 Corintios 14:26, lo primero que debemos hacer es cantar un salmo. Cantar y alabar tiene que ocupar el primer lugar en nuestras reuniones.

ACLAMAR CON JÚBILO

  ¿Y qué acerca del hecho de aclamar o hacer ruido? Algunos podrían no estar de acuerdo en que se haga tal ruido al aclamar y consideren que ello acarrea confusión; pero en el libro de Salmos aparece hasta siete veces el llamado a aclamar gozosa o jubilosamente a Dios (66:1; 81:1; 95:1, 2; 98:4, 6; 100:1) y una vez aun dice: “Prorrumpid, cantad de gozo, cantad salmos” (98:4). La Biblia nos dice que aclamemos jubilosamente a Dios. Otras versiones tienen expresiones como “Dad voces de júbilo ante el Rey, el Señor”; no solamente damos aclamaciones de júbilo, sino gritos de júbilo. Tenemos que desechar nuestro trasfondo para venir a las reuniones en el espíritu y aclamar jubilosamente, dar voces de júbilo, a fin de alabar al Señor.

  Todos conocemos la historia de cómo Pablo y Silas cantaban alabanzas a Dios a medianoche mientras estaban en prisión. Sus alabanzas hicieron que sobreviniera un terremoto que liberó a todos los prisioneros y que a la postre hizo posible que el carcelero y toda su familia fueran traídos al Señor. ¿Pueden ver el poder y la fortaleza que producen las alabanzas?

EFESIOS Y COLOSENSES

  En Efesios no solamente se nos insta a cantar y salmodiar, sino también a hablarnos unos a otros con salmos, con himnos y cánticos espirituales. Los salmos son las alabanzas más largas, los cánticos son las alabanzas más breves, y los himnos se ubican en medio de estos dos. Entre estas tres clases de poemas existe una diferencia de grado. Esto quiere decir que tenemos que valernos de toda clase de alabanzas: salmos, himnos y cánticos. Algunos han dicho que los himnos que hemos compuesto son demasiado largos. Es verdad que tenemos un himno que tiene veintiséis estrofas y que otros tienen quince y dieciséis estrofas, pero recordemos que hay un salmo que se compone de ciento setenta y seis versículos (Sal. 119). Ciertamente espero que algún día tengamos un himno compuesto de ciento setenta y seis estrofas. A veces un salmo largo es necesario para expresar nuestra alabanza. Muchas veces necesitamos un cántico más breve. Prorrumpir en cánticos cortos de manera espontánea en nuestras reuniones es algo muy viviente y liberador. Tenemos que aprender a alabar al Señor con toda clase de poesía.

  En Colosenses 3:16 se conjugan dos prácticas: estudiar la Palabra y cantar himnos. Cuando la palabra de Cristo more ricamente en nosotros, seremos llenos de Cristo y experimentaremos el fluir desbordante de esta plenitud interna en nuestros cánticos y alabanzas. Si todos pudiésemos aprender a alabar y cantar los himnos en nuestras reuniones, esto sería mucho mejor que simplemente sentarse a escuchar un mensaje.

SALMOS 150 Y APOCALIPSIS

  En total, hay ciento cincuenta salmos. El primer salmo dice: “Bienaventurado el varón / que no anda / en el consejo de los malvados” (v. 1). Pero el salmo 150, el último salmo, dice: “¡Aleluya!”, que quiere decir: “Alabado sea el Señor”. En este salmo todos los versículos comienzan con la palabra alabad. Se nos insta a alabar a Dios de este modo, a alabarle de este otro modo, a alabarle aún de otro modo, etc. Allí se mencionan diez maneras distintas en que podemos alabar al Señor. Al final dice: “Todo lo que tenga aliento alabe a Jehová. / ¡Aleluya!”. El libro de Salmos es una condensación, un cuadro en miniatura, de toda la Biblia. Como tal, termina con alabanzas, con aleluyas. ¿Por qué el libro de Salmos termina con alabanzas? Porque al final de los salmos encontramos la ciudad con el templo, la morada de Dios sobre la tierra en este universo.

  Ahora lleguemos a la parte final de la Biblia. Toda la Biblia también termina con aleluyas. “Oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como el estruendo de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya!” (Ap. 19:6). ¿A qué se debe que al final de la Biblia encontremos este aleluya universal? Es debido a la novia, la Nueva Jerusalén, quien es la mezcla de la divinidad con la humanidad. En todo el universo hay algo maravilloso; es difícil darle un nombre, por lo cual sólo nos queda decir: ¡Aleluya!

  Anhelo ver el día que en las iglesias locales lo único que se oiga el día entero sea: “¡Aleluya, amén, alabado sea el Señor!”. ¿Esperan recibir más enseñanzas? Entonces todavía están en el salmo 1. Es posible que ustedes digan que sienten gran aprecio por el salmo 1. Pero esto sólo demuestra que jamás crecieron, que todavía están en la primera etapa del libro de Salmos. Tienen que avanzar dejando atrás este salmo. En el primer salmo no encontramos alabanzas, sino solamente bendición para quien observa la ley. Dios no está satisfecho con esto; así pues, Él interviene diciendo que aquel que besa al Hijo es bienaventurado, aquel que se refugia en el Hijo es bienaventurado (Sal. 2). No es cuestión de guardar la ley, sino de besar a Cristo. En el monte de la Transfiguración, Pedro habló neciamente, diciendo: “Hagamos tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés [la ley], y otra para Elías [los profetas]” (Mr. 9:5). De improviso una voz de los cielos dijo: “Éste es Mi Hijo, el Amado; a Él oíd” (v. 7). De inmediato Moisés y Elías desaparecieron, y no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo. El día de Pentecostés, Pedro habló nuevamente; pero esta vez él no le dijo a la gente que Jesús era bueno y que Moisés también era bueno. En aquel día, él les declaró el segundo salmo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hch. 2:36). No es cuestión de cuánto ama usted la ley, sino de cuánto besa al Hijo. Ya consideramos el salmo 8; en este salmo no encontramos nada sobre guardar la ley, pero incluso en el salmo 8 todavía no llegamos a la madurez. Tenemos que avanzar hasta llegar al salmo 150. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Este salmo comienza con Aleluya y termina con Aleluya, y más de diez veces nos dice frases como “Alabad a Dios”, “Alabadle” y “Alabe a Jehová”. Alabadle de esta manera, alabadle de esta otra manera, ¡esto es madurez! Ya no encontramos más exhortaciones, más enseñanzas, sino solamente alabanzas al Señor. “Todo lo que tenga aliento alabe a Jehová”. Éste es el punto más elevado y el óptimo.

  En Apocalipsis, al final de la Biblia, Juan no dice: “Quiero que todos ustedes sepan que tienen que amar al Señor, consagrarse a Él y ser mutuamente edificados”. No. Al final de la Biblia todo lo que tenemos es alabanzas, una alabanza tras otra. ¡Aleluya! ¡Amén! ¡Aleluya! Cuanto menos alabamos, más jóvenes somos. Cuanto menos cantamos al Señor, más infantiles somos. Es imprescindible que todos aprendamos a cantar alabanzas en las reuniones de la iglesia. Por todo esto tenemos este versículo: “Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo” (1 Co. 14:26). ¿Tiene usted un salmo? Amén. ¡Aleluya!

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