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Mensajes del libro «Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales»
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COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE TRES

COMUNION ACERCA DE LA PRACTICA DE LOS GRUPOS VITALES

  Oración: Señor, gracias por Tu misericordia. Gracias que Tú nos has expuesto, que nos has mostrado nuestra falta, y que nos has mostrado lo que Tú necesitas. Señor, te agradecemos por todas estas cosas, pero todavía seguimos ignorantes en cuanto a la apropiada experiencia de las reuniones de grupo. Todavía seguimos acudiendo a Ti. Muéstranos Tu camino. Muéstranos cómo encarar la situación y cómo suplir la necesidad actual. Necesitamos Tu sabiduría. No queremos hacer nada por nosotros mismos, por nuestra propia sabiduría, o solos. Estamos en temor y temblor ante Ti. No queremos decir nada por nosotros mismos. Señor, sálvanos y rescátanos de cometer errores. No queremos descarriarnos. Señor, cúbrenos contra las estratagemas del diablo. Queremos ser preservados, y deseamos ser guardados. Señor, cúbrenos, danos un entendimiento claro y un espíritu abierto sin prejuicios o pizca de opinión. No queremos ser dogmáticos. Señor, cúbrenos de todas estas cosas para que podamos tener una comunión clara, pura e incluso purificada para que nos puedas mostrar Tu camino. Amén.

LA HISTORIA EN CUANTO A LAS REUNIONES DE GRUPO

  En este mensaje tendré comunión con ustedes acerca de algunos puntos que hemos visto en la historia. El Nuevo Testamento nos muestra claramente que en el principio de la vida de iglesia las reuniones fueron primero en los hogares (Hch. 2:46; 5:42). El hecho de que los santos se reunían en sus hogares indica claramente que ellos se reunían en grupos. Había un grupo en cada casa. Las reuniones grandes eran necesarias, pero no todos los días. La necesidad diaria era las reuniones de grupos.

  El registro del Nuevo Testamento no define tan bien las reuniones de grupos como nos lo es revelado hoy. Tal vez la razón sea que la revelación divina es siempre liberada después de las experiencias del pueblo de Dios. Primero viene la experiencia del pueblo de Dios; luego la revelación de Dios le sigue. No hay ningún ejemplo en toda la Biblia que muestra que la revelación de Dios viene antes de la experiencia de Su pueblo. Dios llamó a Abraham, pero si Abraham no hubiera seguido adelante, la revelación divina no habría venido a él. Todas las revelaciones de la Biblia vinieron debido a que el pueblo de Dios continuó con sus experiencias. Por haber seguido con Dios, Abel, Enoc y Noé, Dios pudo revelar algo a través de cada uno de ellos.

  Al final del Nuevo Testamento la iglesia había existido sobre la tierra por menos de un siglo. El último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis, fue escrito aproximadamente en el año 90 d. de C. En ese tiempo la iglesia no tenía mucha experiencia, así que la revelación se detuvo allí. Sin embargo, según el registro celestial, el libro de los Hechos aún continúa; nunca se ha detenido. Después del libro de los Hechos, muchos siglos de historia de la iglesia han pasado. En toda esta continuación de la iglesia podemos ver algo más.

  Cuando el hermano Nee fue levantado, él comenzó la primera reunión de la iglesia en 1922. Esa primera reunión de la iglesia ciertamente fue un grupo pequeño. Yo no estuve allí en los primeros diez años de nuestra historia en el recobro, desde 1922 hasta 1932, pero cuando entré en la obra, el hermano Nee me dio los detalles concernientes a esos diez años. En los primeros cuatro o cinco años el número de los asistentes aumentó. Este aumento fue debido a la práctica espontánea de las reuniones de grupo. Al principio no había reuniones grandes. Pero después de diez años la situación cambió. Desde febrero de 1927 hasta 1932 la iglesia en Shanghái aumentó a cien. Después que llegaron a ser cien, la tasa de crecimiento fue muy baja.

  En 1933 comencé a servir en Shanghái. Con el tiempo, el hermano Nee me encomendó la responsabilidad por la iglesia y la obra. Por un lado, yo estaba muy ocupado, pero por otro, desde el punto de vista de hoy, yo no estaba muy ocupado. Primero que todo, di un mensaje en el día del Señor. En aquel tiempo lo principal era el mensaje dominical de la mañana. Si el mensaje era bueno, la reunión era un éxito; si el mensaje no era bueno, la reunión era un fracaso. Gracias al Señor, en alguna medida los mensajes que di fueron exitosos. Cada día del Señor a la mañana yo daba un mensaje. La gente y el hermano Nee estaban contentos. Yo también estaba contento. Cuando era joven, concentraba todo mi ser en el hablar. Hoy no puedo hablar así. En aquel tiempo yo no necesitaba un micrófono. Hablaba por una hora y diez minutos, y todo mi cuerpo quedaba exhausto. Consecuentemente, necesitaba todo el siguiente día para descansar. Por lo tanto, los lunes estaba bastante libre.

  La segunda cosa que hacía era cuidar de las reuniones semanales, principalmente la reunión de oración y la reunión de hermanos. La reunión de hermanos tenía como fin practicar 1 Corintios 14. Puesto que todos los hermanos eran sacerdotes, la reunión no tenía un dirigente ni un clérigo. Aunque no se me había encomendado el liderazgo en esa reunión, inconscientemente tomaba el liderazgo.

  La tercera cosa que hacía era visitar a la gente. Aunque raramente salía para visitar a la gente, y la gente raramente venía a mí por comunión, de todos modos visitaba, tenía comunión y me ponía en contacto con los santos. También me preocupé por la correspondencia.

  Al estudiar la historia pasada y nuestra situación actual, me he dado cuenta que si hubiésemos tenido las reuniones de grupo en 1933, podríamos haber ganado mucha más gente en ese momento. Esto nos habría mantenido muy ocupados.

LA HISTORIA DE LA VIDA DE REUNION EN CHINA Y LA PRACTICA DE LAS REUNIONES DE GRUPO EN TAIWAN DESDE 1949 HASTA 1954

  Conforme a nuestra historia, siempre que una iglesia llegó a los cien asistentes, la tasa de crecimiento se redujo. Esto se debe a que después de llegar a ese número, el principio de reunirse en grupos fue anulado. Comenzamos a confiar en las reuniones grandes y empezamos a sostenerlas, mantenerlas, enriquecerlas y elevarlas. Todo apoyaba las reuniones grandes. Esto está totalmente en contra del principio bíblico. El crecimiento no viene por las reuniones grandes. Cuando hay un muy buen orador espiritual, la asistencia a las reuniones grandes aumentará. Pero cualquier grupo cristiano que dependa de tal orador sufrirá una gran pérdida al morir el orador. Ese no es el camino del Señor.

  En China, antes de que yo fuera a Taiwán, no teníamos reuniones de grupo. Llamábamos a algunas reuniones pequeñas “reuniones de hogar”, pero en realidad ésas no eran reuniones de grupo. Después que comenzamos la obra en Taiwán, empezamos a practicar bastante las reuniones de grupo. Cuando fuimos por primera vez a la isla de Taiwán desde China, el número de santos en toda la isla era de trecientos a quinientos. Sin embargo, en tan sólo cinco años, desde 1949 hasta 1954, el número total de santos en la isla llegó a los cuatro mil. Fue en ese punto cuando el hermano T. Austin-Sparks fue invitado para que nos visitara. Durante su visita varios colaboradores jóvenes bajo mi entrenamiento fueron influenciados negativamente por él. Y esto causó un tumulto entre nosotros. Después del tumulto, por el año 1958, la práctica de las reuniones de grupo casi cesó, y la tasa de crecimiento fue muy reducida. La tasa de crecimiento que experimentamos desde 1949 hasta 1954 nunca se pudo recuperar, ni siquiera hoy.

LA FORMACION DE LAS REUNIONES DE GRUPO

  Debemos darnos cuenta que nuestro destino depende de cómo tener reuniones de grupo. Si no practicamos las reuniones de grupo, nuestra tasa de crecimiento permanecerá muy baja. Tal vez estemos muy ocupados cada día en muchas cosas, aun con reuniones aquí y allí, pero será casi en vano porque el crecimiento será menos del diez por ciento al año. Es por esta razón que debemos esforzarnos para formar las reuniones de grupo.

  Desde ahora pondré en práctica mi obra en una manera muy diferente a la que practicaba en los pasados siete años y medio. En aquellos años, yo era el entrenador que daba instrucciones a los santos y enseñaba los principios pero nunca los practicaba yo mismo. Al haber observado la situación, me he dado cuenta de que si no practico, va a sernos difícil tener un comienzo concreto. Yo acudo al Señor para que nos pueda dar un nuevo comienzo.

  Esta nueva práctica no entrará en conflictos con la presente vida de iglesia o la presente manera. Los santos no necesitan dejar de ir a las reuniones de oración o a otras reuniones. Ellos deben seguir asistiendo a todas las reuniones regulares. Pero además de las reuniones regulares de la iglesia, existe la necesidad de que algunos tomen la carga y formen nuevos grupos.

  Para formar nuevos grupos, primero se debe orar, pidiéndole al Señor por un compañero. Si usted ora, el Señor tal vez lo guíe a ir al hermano sentado al lado suyo. Al ir a él para decirle lo que quieres, el Espíritu puede confirmar tu obra y le inspire para unirse a ti. Luego los dos serán un grupo. Lo primero que los dos deben hacer en su reunión de grupo es estar muy unidos en espíritu y en su ambiente.

LOS PASOS SON TENER UNA COMUNION INTIMA, ORAR Y VISITAR A OTROS EN LA PRACTICA DE LAS REUNIONES DE GRUPO

  Hoy, en la vida de iglesia a menudo suponemos que nos conocemos mutuamente. A decir verdad, yo no conozco a muchos de los hermanos. No sé el nombre de muchos de los santos. En algunos casos, sé el primer nombre, pero no el apellido. Tal vez sepa el nombre de algunos de los santos, pero no sé cuantos niños tienen. Esto demuestra el hecho de que no tenemos una comunión íntima y abierta los unos con los otros. Debemos tomar la carga de formar reuniones de grupo en una nueva manera. Primero, conforme a la guía del Señor, usted tiene que conseguir algunos compañeros. Usted y sus compañeros deben conocerse totalmente. Usted debe saber la edad de cada compañero, el nombre de su esposa, la cantidad y edad de sus hijos, a cuál escuela asisten, y demás. En otros mensajes he dicho que la primera cosa en la reunión de grupo es la comunión para que todos los miembros del grupo se conozcan mutuamente en una forma diaria.

  Puede ocurrir que la esposa de cierto hermano esté enferma, pero no muchos de los hermanos estén enterados de esto por no tener la comunión en una reunión de grupo. Si estuviéramos en una reunión de grupo, la primera cosa que yo preguntaría sería cómo están los demás miembros del grupo. En el pasado encubríamos nuestra verdadera situación, sin permitir que otros supieran cuál era nuestra situación. Cubríamos nuestra situación y fingíamos ser otra cosa. Nos engañábamos a nosotros mismos por tal práctica, y también engañábamos a otros. Como resultado, no conocíamos la situación del otro. Suponíamos conocernos mutuamente; en realidad, estábamos separados. En esta clase de situación es imposible estar en unanimidad con un impacto verdadero. Era por esto que cuando salíamos a visitar a la gente, ellos podían descubrir fácilmente que no éramos uno. Para ser unánimes y tener el impacto, debemos conocernos mutuamente en una forma íntima por medio de la comunión.

  Al formar un grupo, el primer paso es conseguir un compañero. El segundo paso es orar y tener comunión juntos a fin de conocerse mutuamente en una forma abierta e íntima. Usted puede orar: “Señor, ¿cuál es el próximo paso que Tú quieres que tomemos?”. Cuando usted le hace tal pregunta al Señor, le aseguro que El no le dirá que salga a visitar gente. Digo esto basado en mi estudio de la nueva manera en los pasados siete años y medio. Si usted se reunió con su compañero anoche, y se reúnen de nuevo esta mañana, lo primero que debe hacer es dejar que su compañero sepa lo que le sucedió a usted entre anoche y esta mañana. En esta manera, usted y su compañero mantienen un conocimiento abierto de uno para con el otro. Como resultado, serán uno, y habrá un verdadero amor y cuidado entre ustedes. Puede ser que el Señor los guíe a conseguir otros cuatro o cinco compañeros.

  Después de esto, el Señor tal vez los lleve a orar por un tiempo. En ese tiempo no salgan; sólo oren. Después de orar por dos semanas, puede ser que estén listos, y el Señor tal vez los guía a visitar a la gente. Durante el período de oración, deben orar, pidiéndole al Señor que los guíe a los que deben visitar. El Señor puede guiarlos a estudiar no solamente sus propios parientes, vecinos, compañeros de clase, amigos y compañeros de trabajo, sino también a los conocidos cercanos de los otros miembros del grupo. El Señor les mostrará aquellos que necesitan ser visitados. Esto es tocar puertas cálidas. Al ir, no vayan por sí mismos o según su sentimiento. No deben ir conforme a su propia decisión; más bien, deben ir por el grupo. Cuanto mucho, podrían ir dos o tres del grupo, pero a fin de saber quién debería ir, necesitan estudiar a sus candidatos y orar.

INSTRUCCIONES PRACTICAS PARA VISITAR A LA GENTE

  Las instrucciones que doy ahora en relación a la nueva manera son diferentes a las que di en Taiwán. En Taiwán les dije que visitaran a otros y los bautizaran inmediatamente. Pero hoy ya no los aliento a que bauticen a la gente en una forma rápida. También, cuando visitan a la gente, no les hablen inmediatamente de la Biblia, Dios, Cristo, o la salvación. Si lo hacen, la gente pensará que ustedes son muy religiosos y que ellos no pueden llegar a su nivel. Ellos pueden llegar a ser amedrentados por su entusiasmo. En su primera visita a alguien que les ha sido encomendado, no permanezcan mucho tiempo; cuanto más corta la visita, mejor. Una corta visita le dará al visitado una buena impresión, para que pueda aceptar otra visita. No arruinen la imagen de la primera visita. En la primera visita, no hablen mucho acerca de cosas espirituales.

  Al ir de visita una segunda o tercera vez, pueden empezar a decir algo de Cristo. Necesitarán ir algunas veces antes de poder salvar a una persona. El principio es: cuanto más lento, mejor; cuanto más lento, será más seguro. Cuanto más lento el ritmo, más seguros estarán de que podrán ganar a esa persona.

  Hemos dicho que si pudiéramos ganar un fruto verdadero al año a través de nuestro contacto, eso sería una gran cosa. Incluso sería posible ganar una persona cada tres meses. Por lo general, los que sean ganados así pueden llegar a permanecer.

  El bautismo también no debería ser hecho inmediatamente. Traten de evitar bautizar a la gente en las bañeras. Esto no significa que no se puede hacer; pero depende de la situación. En realidad, cualquier lugar donde haya agua, como el bautisterio, la bañera, la piscina, el río, o el océano, es bueno para bautizar a la gente, pero cuando ustedes salen para visitar a la gente en una forma regular, no necesitan bautizarlas a las corridas.

  Cuando una persona es salva, sería mejor no hablarle inmediatamente de la iglesia. Deberían continuar reuniéndose en su casa o en una reunión de grupo. Luego, según la guía del Señor, hablen con esa persona acerca de la iglesia y tráiganla a la reunión de la iglesia.

REUNIONES ESPECIALES PARA LOS NUEVOS

  También propondría, si fuese posible, que la iglesia estableciera reuniones especiales para los nuevos periódicamente, una para los de habla inglesa, otra para los de habla china y otra para los de habla española. Ustedes pueden traer a sus nuevos a las reuniones especiales. Varios grupos pueden traer a sus nuevos a estas reuniones. En esa reunión especial, lo primero que hay que hacer es darles un mensaje corto acerca del bautismo y bautizar a los nuevos. Al ser bautizados en un bautisterio con varias personas a su alrededor, sentirán la solemnidad. Debería haber una celebración alegre con muchas alabanzas al Señor por su bautismo. Todos deben darle la mano a los recién bautizados. Después de esto ustedes pueden tener la mesa del Señor con todos los bautizados y hablarles acerca de la mesa del Señor. Si practicamos esta manera, ciertamente podremos traer estadounidenses a la vida de iglesia.

  En la práctica de las reuniones de grupo, tanto como se pueda, hay que tratar de no agrupar a los santos de habla inglesa con los santos de habla china. Incluso si hay alguien que no es del tipo caucásico, pero puede ser estadounidense en principio, ya sea por haber nacido en los Estados Unidos, o porque habla el típico inglés americano, o porque está casado con un estadounidense. Este es sólo un principio; no es algo absoluto. Cualquier manera que resulte exitosa la usaremos. En principio, todos los hermanos y hermanas de habla inglesa deberían reunirse entre sí. Deberían salir a visitar a los estadounidenses, no a los chinos, o a los hispanos. La tasa de crecimiento entre los chinos puede ser más elevada que la que hay entre los estadounidenses. Por ejemplo, tal vez podamos ganar diez nuevos entre los chinos en dos semanas, pero tal vez lleve tres meses para ganar a dos estadounidenses. Aun así, valió la pena la labor. Dejen que los santos chinos se reúnan y visiten a los chinos. Dejen que los santos hispanos visiten a los hispanos y que los santos coreanos visiten a los coreanos.

  En una iglesia grande que tiene la reunión para los de habla china, también debería haber una reunión de bautismo para los chinos en la manera que ya describí. Al principio, no será una reunión semanal. Pero con el tiempo, tal reunión especial para bautismo y la práctica de la mesa del Señor con los nuevos debería ser semanal. En un lugar donde sólo hay un bautisterio, las diferentes reuniones por los diferentes grupos podrá ser listado para diferentes horarios. Desde luego, ésta es sólo una idea general; necesitamos orar por los detalles.

LA NECESIDAD DE PASTOREAR Y ENSEÑAR EN LAS REUNIONES DE GRUPO

  Conforme al Nuevo Testamento hay apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores y maestros (Ef. 4:11). A largo plazo las reuniones de grupo necesitarán un pastoreo y enseñanza espiritual especial. Después de algunos meses un grupo puede crecer a más de quince. En ese momento el grupo se puede dividir en dos grupos. Todos los hermanos que formaron el grupo al principio pueden enseñar y pastorear, pero no podemos esperar que los nuevos vayan muy rápido. Por lo tanto, debemos considerar la necesidad de pastorear y enseñar. Finalmente, cuando tenemos muchos grupos, habrá una gran necesidad de pastores y maestros. Debemos estudiar la situación y orar mucho acerca de los días por venir.

  Cuando el número de reuniones de grupo es muy grande, el cuidado por los grupos no se puede hacer en una forma general. Aunque no me gusta usar la palabra líderes, después de mucha consideración, vi que es difícil evitar la necesidad de líderes. Según nuestra práctica actual, sólo tenemos ancianos, pero si el número de grupos en una localidad incrementa, los pocos ancianos no podrán tomar cuidado por toda la iglesia.

  A largo plazo habrá una gran necesidad, pero en la actualidad debemos tomar los pasos iniciales para formar los grupos en una manera simple. En el nuevo comienzo con las reuniones de grupo, los aspectos que quedan de la práctica actual de la iglesia pueden permanecer iguales. Mientras practicamos las nuevas reuniones de grupo, deberíamos aun mantener las reuniones regulares de la iglesia.

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