
Lectura bíblica: Ef. 2:15-16; Col. 3:9-11
Efesios 2:15-16 muestra claramente que por medio de Su muerte el Señor creó en Sí mismo de los judíos y gentiles un solo y nuevo hombre. Por medio de Su muerte en la cruz, Él creó de los creyentes judíos y gentiles un solo Cuerpo. Aquí hay al menos dos puntos muy significativos. Primero, la muerte del Señor en la cruz no sólo efectuó la redención y anuló nuestros pecados, sino que también creó de dos pueblos, los judíos y gentiles, un solo y nuevo hombre. Segundo, el nuevo hombre que el Señor creó en la cruz es Su Cuerpo. En Efesios 1:23 Pablo se refiere a la iglesia como el Cuerpo de Cristo. Luego, en el capítulo 2 Pablo indica que el Cuerpo es el nuevo hombre que el Señor produjo en la cruz; Él lo creó mediante Su cruz.
La iglesia como Cuerpo de Cristo es el nuevo hombre, una nueva creación, y fue creada por Cristo mediante la cruz. El nuevo hombre creado por Cristo mediante la cruz es un hombre corporativo. No hay muchos nuevos hombres; más bien, los muchos creyentes han sido constituidos en un solo y nuevo hombre mediante la cruz de Cristo. Este nuevo hombre es el Cuerpo de Cristo, el cual es Su iglesia.
Colosenses 3:9-11 habla de que el nuevo hombre tiene la misma imagen del Señor, quien lo creó. El versículo 11 dice: “Donde no hay griego ni judío...”. Donde se refiere al nuevo hombre en el versículo 10. En el nuevo hombre “no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo, y en todos” (v. 11). Éste es un versículo muy crucial. El versículo 9 dice que los que son salvos, quienes pertenecen a Cristo, y están en la iglesia se han despojado del viejo hombre. Luego, el versículo 10 dice que nos hemos “vestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”. En otras palabras, el nuevo hombre y el Señor tienen la misma imagen.
El versículo 11 dice que en el nuevo hombre “no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo, y en todos”. En otras palabras, el nuevo hombre no está compuesto de diferentes personas que ya no tienen ciertas distinciones; más bien, no puede tener personas diferentes. En la iglesia, que es el nuevo hombre, no puede existir el instruido ni el inculto, ni puede haber esclavos ni libres, sino que Cristo es el todo y en todos.
La iglesia tiene que ser según la Biblia y según la vida que está en nosotros. Desde una perspectiva externa, una iglesia que está en el terreno apropiado y bendecido por el Señor y en la senda bajo Su dirección, tiene que ser según la clara enseñanza de la Biblia. Desde una perspectiva interna, la iglesia tiene que ser según el sentir de vida que tienen los santos. Por esta razón, al examinar y estudiar la condición de una iglesia, tenemos que considerar la Biblia desde una perspectiva externa y la vida desde una perspectiva interna. Una iglesia que se ajusta a la enseñanza de la Biblia y al sentir interior de vida es una iglesia que se halla en la senda de Dios. Éste es el principio más básico que tenemos que aplicar cuando examinemos una iglesia.
La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Ella comparte la vida de Cristo, y está unida y mezclada con Cristo como una sola entidad. Por consiguiente, la iglesia es Cristo mismo. Sin embargo, temo que los hermanos y hermanas no logren entender esta palabra simple pero crucial de manera profunda y cabal. Si tenemos una comprensión profunda y cabal, nos daremos cuenta y veremos que la iglesia es Cristo mismo. Por ejemplo, dado que este podio está hecho de madera, su sustancia es madera. Dado que este micrófono está hecho de metal, su sustancia es metal. Dado que la iglesia procede de Cristo y está constituida de la vida de Cristo, la esencia de la iglesia es Cristo. Dado que este podio está hecho de madera, su sustancia es madera. Dado que la iglesia está constituida de Cristo, su esencia es Cristo.
En el pasado algunos han dicho que la iglesia es la totalidad de todos los cristianos. Esto significa que la iglesia es la totalidad de todos los que creen en Jesús. Con base en esto, parece que la iglesia estuviese compuesta del señor Huang más el señor Chang más el señor Lee, más todos los que han creído en Jesús. Muchos tienen esta impresión de la iglesia, pero de hecho esto no es verdad. Puede ser correcto decir que la iglesia es la totalidad de todos los cristianos, pero ¿qué es un cristiano? Éste es el asunto crucial. Ser un cristiano no es simplemente una cuestión del título, y no debería usarse a la ligera. La palabra cristiano se refiere a las personas con las cuales Cristo está mezclado. Un cristiano es uno que está mezclado con Cristo.
Según el texto griego, cristiano puede traducirse como “Cristo-hombre”, ¿pero cuál es su significado? Un Cristohombre es alguien que está mezclado con Cristo interiormente. Antes de añadirle té a una taza de agua, ésta sólo es agua simple; sin embargo, después que se le añade el té, el agua se convierte en té-agua. Se le llama té-agua porque el té está mezclado con el agua. En China hay muchos salones de té cerca de la región de Nankín y Hankow. Estos salones venden principalmente té-agua, pero no se les llama salones de agua, sino salones de té. Aun cuando la gente está tomando agua, se le dice té porque éste es un elemento crucial en el agua.
Conforme al mismo principio, a los que creen en Jesús se les llama cristianos. Somos Cristo-hombres, pero el elemento crucial en nosotros es Cristo. Aunque somos humanos, se nos fue añadido Cristo. Por lo tanto, somos humanos, pero Cristo es el elemento primario. Nuestra humanidad no es el elemento principal. Todos necesitamos ver que cuando creemos en el Señor, llegamos a ser Cristo-hombres, y la totalidad de todos los Cristo-hombres es la iglesia. En otras palabras, la iglesia es producida por la totalidad del Cristo que está en muchas personas. La iglesia es Cristo. La esencia de la iglesia es Cristo.
Colosenses 3:10 nos dice que la iglesia es un solo y nuevo hombre. En este nuevo hombre no existe éste ni aquel otro hombre, sino que Cristo lo es todo. En la vida de iglesia a menudo nos dirigimos unos a otros por nuestros apellidos, tales como hermano Huang, hermano Chang y hermano Wu, pero de hecho no debería haber ningún hermano Huang, hermano Chang ni hermano Wu en la iglesia, porque eso es parte del viejo hombre. Toda persona salva debe ser un Cristo-hombre, una persona que está saturada de Cristo interiormente, que está mezclada con Cristo interiormente y está llena de Cristo. La suma total de todos los Cristo-hombres es la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, el cual es un misterioso nuevo hombre corporativo. En este nuevo hombre no hay cabida para usted ni para mí; sólo Cristo cabe. Cristo es el todo y en todos. Esta palabra puede ser muy simple, pero necesitamos dejar que esta palabra sature a la iglesia. Ésta no es la palabra del hombre, sino la palabra de la Biblia, la palabra de Dios.
La esencia de la iglesia es Cristo. Mediante la muerte en la cruz, Cristo liberó Su vida a fin de producir el misterioso Cuerpo de Cristo. Este Cuerpo misterioso es un nuevo hombre corporativo. En este nuevo hombre no puede haber esta clase de persona ni aquella otra clase de persona, sino que Cristo es el todo y en todos. La condición de la iglesia es según la naturaleza y esencia de Cristo.
Lamentablemente, la condición de la iglesia hoy es totalmente diferente de la iglesia que es revelada en la Biblia. La condición de la iglesia hoy está llena del elemento del hombre; por tanto, ella tiene muchas cosas que provienen del hombre. Todos sabemos que los seres humanos somos muy problemáticos. Si nunca nadie ha visitado algún lugar ni lo ha poblado, dicho lugar conservará su paisaje natural. Sin embargo, una vez que el hombre lo visite y lo habite, su condición cambia rápidamente. Digamos que una región montañosa tiene muchos árboles y muchas flores, y se ve muy hermoso. Sin embargo, después que la gente empieza a vivir allí, poco a poco se vuelve un desorden y se ve diferente. Cuando la gente comienza a vivir allí, todo sigue muy limpio. Sin embargo, después de un tiempo el lugar se vuelve un desorden. Cuanto más vive la gente allí, más se va pareciendo a un mercado en el cual hay muchas cosas del hombre. Esto muestra que el hombre es la fuente de la inmundicia, y el hombre es un problema fastidioso. Una vez que la iglesia contenga las cosas del hombre, habrá dificultades y desorden en la iglesia. Una vez que el hombre está en la iglesia, la iglesia comienza a parecerse a un mercado. Esto es anormal.
La iglesia es Cristo, y la esencia de la iglesia es Cristo. Sin embargo, en la presunta iglesia de hoy, la condición es exactamente lo opuesto. Esto se debe a que el hombre, no Cristo, está en la iglesia. La iglesia está llena del hombre, no de Cristo. Si Cristo está en la iglesia, la iglesia es pura, limpia, espiritual, celestial y llena de vida. Sin embargo, la iglesia de hoy está llena de elementos humanos. Los sentimientos humanos, pensamientos humanos, perspectivas humanas, métodos humanos y la organización humana han sido introducidos en la iglesia, e incluso la sociedad del mundo se ha infiltrado en la iglesia. Las cosas del hombre, su ser natural y todo lo que atañe al hombre han sido introducidos en la iglesia por el hombre. Por tanto, hay mixtura en la iglesia, y ella ha perdido la esencia de Cristo.
Cuando los cristianos hablan del tema de la iglesia, no muchos de ellos toman como meta al Espíritu. Cuando hablan acerca de la iglesia, todos ellos están mezclados con el elemento del hombre. Algunos cristianos que verdaderamente aman al Señor dicen incluso: “Estoy muy claro de que el lugar donde rindo adoración no le agrada al Señor, y que allí no recibo ayuda ni suministro espirituales, pero no puedo evitar ir allí. ¿Qué es lo que debo hacer?”. Es mejor no contestar tal pregunta, porque ellos ya conocen la respuesta. No deberíamos ser insensatos. Lo que ellos necesitan saber, ya lo saben; y lo que deberían sentir, ya lo sienten. No obstante, ellos no pueden hacer nada porque les preocupan los sentimientos humanos y las amistades humanas. La cruz no está presente, y Cristo no está presente. Ésta es la carne, éstos son los sentimientos humanos y éste es el mundo disfrazado.
Tales personas no ven que los sentimientos humanos, la carne y el mundo fueron puestos en la cruz. Por regla general, aquellos que aman al Señor deben hacer morir todas estas cosas por el Espíritu Santo y mediante la cruz; todas estas cosas deben ser condenadas y puestas a muerte en la cruz.
La iglesia es Cristo, y la iglesia se halla bajo la cruz. Donde está la cruz, allí está Cristo, y donde está Cristo, allí está la iglesia. Hoy en día la iglesia ha perdido su realidad, y su naturaleza y forma han cambiado porque el hombre rechaza la cruz y no deja que ésta le dé fin a sus sentimientos, reputación y maneras mundanas. Cuando las cosas de hombre permanecen, Cristo desaparece y la iglesia sufre un cambio en su naturaleza. Necesitamos ver que en cuanto toquemos la iglesia, tenemos que tocar la cruz. La iglesia está unida a la cruz.
Cuando tenemos contacto con la iglesia, ¿tocamos a chinos, japoneses, británicos o norteamericanos? No debería haber ninguno de ellos en la iglesia. Algunos dicen que los taiwaneses locales y los de la China continental tienen temperamentos muy diferentes. Sin embargo, cuando consideramos el tema de la iglesia y tocamos el tema de la iglesia, no puede haber ni nativos ni continentales. Además, no hay chinos, japoneses ni británicos, porque todos fueron crucificados con Cristo en la cruz.
Si la cruz no puede efectuar una obra de quebrantamiento en nosotros, la iglesia no puede ser manifestada realmente entre nosotros. Junto con la cruz, Cristo se manifiesta y la iglesia se hace una realidad. Sin la cruz, Cristo desaparece, y la iglesia pierde su verdadera naturaleza. Ésta es una palabra cierta y concisa respecto a la iglesia. Si la cruz está presente, allí está la iglesia; si no está la cruz, allí no está la iglesia. Cuando la cruz no está presente, el hombre viene. Esto significa que usted viene, yo vengo y todos los demás vienen. Cuando todos intervenimos, Cristo se va, y la iglesia no existe. Cuando Cristo se va, la iglesia pierde su verdadera naturaleza, y viene a ser la iglesia únicamente en nombre pero no en la realidad. Si queremos mantener la verdadera naturaleza de la iglesia, tenemos que tocar la cruz.
Una vez vino a verme una persona y me dijo: “Después de haber oído sus mensajes varias veces, sentí verdaderamente la presencia del Señor, pero sucedió algo recientemente. En el lugar donde yo rindo adoración a Dios, fui elegido para ser anciano y director del consejo. Me hallo en un dilema. ¿Qué debo hacer?”. Yo no respondí, sino que le pregunté: “¿Cómo se siente usted al respecto?”. Él respondió: “Bueno, si ellos quieren darme la posición de ser un director del consejo y un anciano, sería descortés y difícil rechazarlos”. Yo no dije nada. Al parecer podíamos hablar acerca de todo, pero cuando hablábamos sobre la iglesia, ya no podíamos seguir adelante. Aunque esta persona amaba al Señor, la cruz no hacía efecto en él, pues no lo había hecho morir. Debemos comprender que la gente emplea tácticas políticas para retener a las personas y conservarlas para su grupo. Valerse de una supuesta posición de anciano y director del consejo es sólo una maniobra política para retener a las personas y evitar que se vayan a otros lugares.
Si una iglesia trata a las personas de esta manera, ella sufrirá el castigo de Dios, ya que todo lo que ella tiene responde a la política, las tácticas y a los métodos del hombre, pero no al principio divino de Dios. Una persona que conoce al Señor y vive en el Señor nunca estaría dispuesto a actuar así, ni a pedirle a otros que hagan esto, ni permitir que otros le hagan esto a él. No obstante, en el cristianismo actual se dan muchas historias semejantes a ésta.
Necesitamos ver que tan pronto el elemento humano está presente, la iglesia desaparece. Si hemos de tener la autenticidad y realidad de la iglesia, el hombre tiene que llegar a su fin. Se le da fin al hombre solamente mediante la cruz. La cruz es el lugar para darle fin al hombre. La cruz tiene dos efectos: da fin al hombre y libera la vida de Cristo. Esto se aplica incluso hoy en día. Todo el que lleva la cruz ha llegado a su fin, pero al mismo tiempo, la vida de Cristo ya puede fluir desde el interior del hombre. Si la cruz opera en nosotros, nuestra persona será quebrantada y anulada. Al mismo tiempo, Cristo fluirá de nuestro ser. Es debido a estos dos efectos que la cruz produce la iglesia. Cuando la cruz opera en nosotros, nuestra persona llega a su fin, y al mismo tiempo, Cristo viene a ocupar nuestra posición. Es así como la iglesia es producida. Con la cruz, el hombre es anulado y Cristo viene, y cuando Cristo viene, la iglesia es producida. Tenemos que saber esto.
Cuando entramos en contacto con la iglesia, sentimos que la iglesia era muy buena. Percibimos la presencia del Señor, tocamos al Señor en nuestro corazón y disfrutamos reunirnos allí. Sin embargo, después de varios meses ocurrió algo que dejó al descubierto nuestra carne que aún no ha sido quebrantada y nuestro yo que permanece muy activo. Aun cuando sentíamos la presencia del Señor y estábamos avivados interiormente, después de haber sido ofendidos y heridos por algún hermano o hermana, nos resulta difícil tolerar la situación. Tales cosas suceden todo el tiempo.
Hace dos semanas un hermano dijo a los hermanos responsables: “Yo verdaderamente alabo y agradezco al Señor que Él me ha traído a esta iglesia. Aquí realmente siento la presencia y bendiciones del Señor. Y he recibido mucha ayuda”. Una semana después él le dijo a los hermanos: “Creo que en nuestro local de reunión deberíamos cambiar esta área y alterar esta otra área”. Dado que sus sugerencias no eran adecuadas, los hermanos sólo podían escucharlo pero no podían hacer lo que él les sugería. Cuando llegó al local de reunión varios días después y descubrió que sus opiniones no habían sido aceptadas, dejó de venir a las reuniones porque sintió que él había perdido prestigio. Cuando los hermanos fueron a visitarlo, él dijo que le daba vergüenza venir a la reunión debido a que los hermanos no aceptaron sus sugerencias. Este hermano estaba más abierto que la mayoría. Cuando visitamos a algunos, ni siquiera hablan honestamente del motivo de su ausencia. Sólo nos dan razones extrañas. Esto muestra que no han sido realmente ganados por la iglesia.
Es posible que una persona ame a la iglesia hoy y que la deteste dentro de dos semanas. Esto es debido al propio prestigio del hombre y al yo del hombre. Si la cruz no ha efectuado una obra de quebrantamiento en un creyente, en la cual quebranta su carne, su yo, su ser natural y su persona, nada puede tocarlo y él no podrá soportar cualquier contrariedad. Antes bien, se retirará de inmediato. A veces esta clase de hermano o hermana necesita ser disciplinado por el Espíritu Santo durante varios años y recibir cierto castigo disciplinario y sufrimiento para que pueda aprender las lecciones. Luego, comenzará a arrepentirse de su vida cristiana pasada, una vida en la cual sufrió y encontró muchas dificultades después de haber abandonado a la iglesia y a Cristo. Poco a poco tales personas comprenderán que dejaron la iglesia porque querían mantener su prestigio, exaltarse a sí mismos y expresar su carne. Cuando ellos sean alumbrados, regresarán a la iglesia llenos de vergüenza y humildad. Para este tiempo, aun si no hablamos la palabra de la cruz, ellos tendrán algunas experiencias. A partir de entonces, aun si quisieran alabar a la iglesia, ya no lo harán tan rápidamente. Muchos de los que nos alaban a menudo se convierten en nuestros mayores oponentes. Por consiguiente, cuando salimos a hacer la obra, no deberíamos conmovernos al recibir alabanzas del hombre. Los que hoy nos alaban, mañana podrían convertirse en aquellos que se nos oponen. Una persona que ha aprendido la lección y ha sido quebrantada no alabará a otros fácilmente. Aun si hemos recibido una ayuda tremenda de cierto hermano, aun así necesitamos aprender a no elogiarlo muy rápidamente.
El hermano que había opinado que se alterara esto y aquello, ha vuelto. Él verdaderamente ha recibido ayuda y ha avanzado, y está sirviendo humildemente en la iglesia. Con toda seguridad podemos decirle algo porque él tiene la capacidad de recibirlo. Sabe que él necesita ser quebrantado. Dado que ha sido quebrantado y no se atreve hablar descuidadamente, raras veces hace sugerencias y da sus opiniones. Él ha sido quebrantado por el Señor a tal grado, que él dice: “Oh Señor, he dicho estas cosas. Guía a los hermanos en cuanto a si deben aceptarlas, y haz que me sienta gozoso con cualquiera que sea el resultado”. Este hermano tiene a Cristo, no a sí mismo, y podrá permanecer en la iglesia.
Todo el que no reciba la cruz con el tiempo tendrá problemas en la iglesia. Todo el que no haya sido quebrantado por la cruz acabará tropezando a causa de los hermanos y hermanas. La iglesia es producida por la cruz, mantenida por la cruz y, más aún, es expresada mediante la cruz. Cuando la cruz está presente, el hombre desaparece y Cristo entra, y cuando Cristo está presente, allí se halla la realidad de la iglesia. Por favor, recuerde que la iglesia es un nuevo hombre producido por la cruz de Cristo. En el nuevo hombre no existe el hombre; no existe esta clase de persona ni aquella clase de persona. Allí no está usted, ni tampoco yo, ni él, ni ningún otro. En el nuevo hombre solamente está Cristo. Solamente Cristo es el todo y en todos. Esta palabra puede parecer sencilla y fácil de entender, pero a fin de ponerla en práctica en nuestro vivir cotidiano, tenemos que pasar por la cruz. Ninguna persona que no haya pasado por la cruz puede tener la realidad de esta experiencia de vida.
Sólo quienes están bajo la cruz pueden conocer la iglesia, sólo los que han sido quebrantados por la cruz pueden estar en la iglesia, y sólo los que permiten que la cruz los quebrante y los crucifique están calificados para examinar la iglesia. Cuando alguien haya llegado a su fin mediante la cruz, esto es, su carne haya sido anulada por la cruz, su parte emotiva haya sido quebrantada por la cruz, su opinión e ideas hayan sido rechazadas por la cruz, su capacidad haya sido raída por la cruz y sus tácticas hayan sido eliminadas por la cruz, él estará en la realidad de la iglesia. Él será capaz de entender la iglesia, tocar la naturaleza de la iglesia, conocer la esencia de la iglesia y discernir la iglesia. Él podrá juzgar a la iglesia con precisión, y su perspectiva de la iglesia será según la Biblia y la vida. Estos tres —la cruz, Cristo y la iglesia— no pueden separarse. Cuando la cruz esté presente, únicamente estará Cristo; cuando esté Cristo, únicamente estará la iglesia. Los tres están estrechamente relacionados.