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Mensajes del libro «Conocer la vida y la iglesia»
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CAPÍTULO OCHO

CONOCER LA IGLESIA Y LA BASE PARA DISCERNIR LA IGLESIA

  Lectura bíblica: Mt. 16:15-18; Ef. 1:22-23; 5:29-32

  En cuanto al tema de la vida, creo que en los capítulos anteriores el Espíritu de Dios nos ha mostrado cierta luz para ver la vida que está en nosotros y lo que ésta quiere producir en nosotros. En este capítulo consideraremos el tema de la iglesia. Hoy en día, no importa quiénes sean, todos sienten que la iglesia es algo notable. Por consiguiente, la iglesia es un tema extraordinario.

LA IGLESIA ES EL CUERPO DE CRISTO

  Tenemos que conocer la iglesia, la cual es el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23). Creo que cuando muchos santos leen por primera vez sobre el Cuerpo de Cristo, no saben a ciencia cierta qué significa que la iglesia sea el Cuerpo de Cristo.

  Hay varios pensamientos diferentes acerca de la iglesia. Algunos dicen que ésta es una capilla donde los cristianos se reúnen; otros dicen que la iglesia es cualquier organización o grupo del cristianismo, y otros incluso creen que un grupo evangélico o una organización misionera es la iglesia. Según el pensamiento natural del hombre, la iglesia se refiere a un edificio, o a una capilla, organización, grupo o denominación. Estas interpretaciones provienen del concepto del hombre, no de la Biblia. La Biblia nunca habla de tales cosas. La iglesia es una entidad espiritual muy elevada e incluso misteriosa (5:32; 1 Ti. 3:15-16); por ende, la iglesia no es meramente un edificio, una capilla, ni una organización, grupo o denominación cristianas.

  La Biblia claramente habla de que la iglesia es el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23). Tal vez nos sea muy difícil entender esta palabra, pero si la aplicamos al cuerpo humano y la analizamos desde la perspectiva del cuerpo humano, veremos algo. Por ejemplo, cuando vemos a un hermano, vemos su cuerpo y su cabeza, y con el hecho de verle, podemos entender un poco más respecto a que la iglesia es el Cuerpo de Cristo.

LA VIDA DE LA IGLESIA ES CRISTO

  Cuando vemos a un hermano, vemos su cuerpo y su cabeza. Esto revela dos cosas importantes. Primero, el cuerpo es la persona del hermano; es decir, él mismo. Segundo, la cabeza y su cuerpo poseen una misma vida; los dos son simplemente uno. Nadie pensaría nunca que él posee una vida y que su cuerpo posee otra vida diferente. Todos pueden ver claramente que el cuerpo y la persona tienen una sola vida. En realidad, el cuerpo es parte del hermano. Él está formado de dos partes: la cabeza y el cuerpo. Estas dos partes juntas, esto es, la cabeza con su cuerpo, hacen de él una persona completa. A veces cuando tomamos fotografías, por error capturamos sólo la cabeza o la mitad del cuerpo. Por lo general, no nos agradan esas fotos. En condiciones normales, cuando la cabeza y el cuerpo están juntamente unidos, vemos una vida completa.

  Está claro que una persona solamente tiene una vida. La vida del cuerpo es la vida de la cabeza, y la vida de la cabeza es la vida del cuerpo. Los dos son uno solo. Esto también se aplica a la misteriosa relación que existe entre Cristo y la iglesia; Cristo es la Cabeza de la iglesia, y la iglesia es el Cuerpo de Cristo. Los dos están completos en una misma vida. La vida de la Cabeza también es la vida del Cuerpo. La vida que está en el Cuerpo es también la misma vida que está en la Cabeza; de hecho, esta vida es la vida de la Cabeza. Por favor recuerde esto: el hecho de que la iglesia es el Cuerpo de Cristo significa que la vida de Cristo es la vida de la iglesia. Cristo y la iglesia no sólo tienen la misma vida, sino una sola vida. Estas dos vidas no sólo son iguales, sino que también son una sola vida. La vida de Cristo está en la iglesia, y la vida de la iglesia es la vida de Cristo. Estos dos tienen una sola vida, la cual es Cristo mismo.

LA IGLESIA Y CRISTO ESTÁN JUNTAMENTE UNIDOS Y LA IGLESIA ES CRISTO

  El cuerpo y la cabeza de una persona están juntamente unidos; no obstante, no son dos cosas separadas sino una sola. De igual manera, la iglesia es el Cuerpo de Cristo, lo cual significa que la iglesia y Cristo están juntamente unidos; los dos son una unidad. Efesios 5:31-32 habla de que el marido y su mujer llegan a ser una sola carne, lo cual quiere decir que Cristo y la iglesia son un solo cuerpo. La iglesia es “hueso de los huesos de Cristo” y “carne de la carne de Cristo” (cfr. Gn. 2:23); la iglesia y Cristo son uno solo. Debemos tener muy en cuenta estas referencias, porque a partir de ellas sabemos de dónde procede la iglesia, qué es la iglesia, cómo debe llamarse la iglesia y lo que la iglesia debe hacer.

  Por lo tanto, podemos declarar con denuedo que la iglesia no sólo es el Cuerpo de Cristo, sino que la iglesia es Cristo (1 Co. 12:12). Cuando vemos a un hermano y tocamos su cuerpo, decimos: “Éste es el hermano fulano de tal”; no decimos: “Éste es el cuerpo del hermano fulano de tal”. Su cuerpo no es meramente su cuerpo; el cuerpo es el hermano mismo porque es parte de él. De la misma manera, que la iglesia sea el Cuerpo de Cristo indica que la iglesia es parte de Cristo. La iglesia es Cristo porque la iglesia y Cristo tienen una sola vida; por lo tanto, la iglesia es Cristo.

LA IGLESIA PROCEDE DE CRISTO, ES PARA CRISTO Y ES UNO CON CRISTO

  La iglesia proviene de Cristo; procede de Cristo. Cuando Pedro vio que Cristo es el Hijo de Dios, el Señor Jesús de inmediato habló de la edificación de la iglesia (Mt. 16:15-18). Esto significa que tan pronto conocemos a Cristo, la iglesia es producida. Una vez conocemos al Cristo viviente y tenemos Su vida, la iglesia es producida en nosotros, y el elemento de la iglesia está en nosotros. Esto es posible porque la iglesia es Cristo. Cuando creemos en Cristo, Su vida entra en nuestro ser, e interiormente tenemos a Cristo. Cuando tenemos a Cristo, tenemos la iglesia.

  Dios, al crear al hombre, formó a Adán del barro. En el principio Dios no creó a dos personas; creó una sola persona. Dios no creó a dos personas, un varón y una mujer, y luego los juntó. Dios creó un solo hombre. Este hombre era perfecto y no tenía escasez. A este hombre que Dios había creado se le llamó Adán. Dios abrió el costado de Adán y tomó una de sus costillas, y de ella edificó una mujer, Eva. Dios trajo Eva a Adán, y los dos llegaron a ser una unidad (Gn. 2:21-24). En la Biblia éste es un tipo de Cristo y la iglesia.

  Dios tomó barro de la tierra y le dio forma de hombre, y a este hombre lo llamó Adán, quien era una persona completa. No obstante, este hombre era sólo Adán, un varón; no había hembra. Cuando Dios hizo la mujer, no la creó aparte de Adán; en vez de ello, Dios tomó una costilla de Adán, y esta costilla vino a ser Eva. Luego Dios trajo Eva a Adán, y los dos llegaron a ser uno solo.

  Cuando Dios se hizo carne, Él se hizo un hombre. Adán tipifica a Jesús el nazareno (Ro. 5:14). Cuando el Señor Jesús fue a la cruz, Su costado fue abierto, y de ahí fluyó sangre y agua (Jn. 19:34). Su sangre redentora y Su vida eterna fluyeron de Él y entraron en nuestro ser y en millones de otros, haciéndonos la iglesia. La iglesia procede de Cristo y llega a ser una con Cristo. La vida de Dios que estaba en Jesús el nazareno, pasó por la muerte y la resurrección y entró en nuestro ser. A todos los que somos salvos se nos llama la iglesia.

  La vida de Dios entró en Jesús, y fue llamado Cristo; La vida de Dios también entró en todos los que somos salvos, y somos llamados la iglesia. El contenido de la iglesia y el contenido de Cristo son iguales; no hay diferencia alguna. La vida que está en Jesús el nazareno es también la vida que está en la iglesia; estas dos son realmente una sola vida. La iglesia emana de Cristo, es producida por Cristo y es para Cristo. La iglesia y Cristo son una unidad. Por lo tanto, la iglesia procede de Cristo, es para Cristo y está en Cristo. La iglesia y Cristo son una unidad.

LA BASE PARA DISCERNIR LA IGLESIA

  Ahora tenemos que considerar cómo discernir la iglesia, esto es, discernir qué es y qué no es la iglesia. Ésta es una gran pregunta. Cuando conocemos algunos cristianos o a un grupo cristiano, ellos posiblemente dirían que son la iglesia, ¿pero cómo discernimos si verdaderamente ellos son o no son la iglesia? ¿Cómo podemos juzgar este asunto? Si queremos discernir si un grupo cristiano es la iglesia, la base más sólida es el hecho de que la iglesia es el Cuerpo de Cristo. La iglesia como Cuerpo de Cristo procede de Cristo y es para Cristo. Ésta es la base más sólida para discernir la iglesia. Si una persona no conoce esto, no puede conocer la iglesia de manera cabal; su conocimiento en cuanto a la iglesia será más exterior que interior.

  Debemos comprender que la iglesia procede de Cristo y es producida por Él. Puesto que Cristo produce la iglesia, la iglesia y Cristo son uno solo, y la iglesia es Cristo mismo. Esta palabra puede parecer muy simple, pero tenemos que tener un entendimiento cabal y una clara visión para discernir si un grupo cristiano es la iglesia. Dado que la interpretación de este asunto conlleva muchos aspectos, necesitamos dedicar tiempo para estudiarlo.

  No podemos permanecer como niños; más bien, necesitamos crecer hasta la madurez. Todos sabemos que a los niños les encanta la excitación externa. Si les contamos historias y jugamos con ellos, se muestran muy interesados y entusiasmados. Sin embargo, si les hablamos sobre sus ancestros y genealogía, rápidamente se aburren. Esto se debe a que ellos no pueden recibir cosas serias; sólo reciben las cosas que les entusiasman. Con frecuencia somos como los niños, en el sentido de que sólo podemos recibir los mensajes que nos entusiasman, no los mensajes con tono solemne. Si alguien nos quiere hablar de nuestra genealogía espiritual, nos comenzamos a dormir y no podemos escucharle. Parece como si estas cosas no nos interesaran. Por consiguiente, muy pocos entre los hijos de Dios son aptos para recibir estas palabras.

  Ciertamente, aquellos que les agrada la excitación externa no pueden recibir esta palabra. Solamente pueden recibirla aquellos que siguen al Señor con seriedad, aquellos que quieren conocer su genealogía y trasfondo espirituales, los que quieren conocer quiénes son ellos. Estos asuntos no son relevantes para un cristiano inmaduro; sin embargo, cuanto más maduro sea él, más querrá saber de estos asuntos.

HAY UNA SOLA IGLESIA EN EL UNIVERSO

  Ninguna persona tiene dos cuerpos. Si alguno los tuviese sería un monstruo. Cristo tiene un solo Cuerpo, y esto muestra que en todo el universo solamente hay una iglesia, no dos. En el pasado yo viajaba con mucha frecuencia, y cuando me encontraba con la gente, ellos siempre me preguntaban: “¿Dónde vive usted?”. Yo respondía: “Vivo en Taipéi”, entonces me preguntaban: “¿Cuántas iglesias hay en Taipéi?”. Yo no sabía cómo contestarles porque esto era semejante a preguntar: “¿Cuántos cuerpos tiene una persona?”. Lamentablemente, muchos cristianos hacen esta pregunta. Asimismo, si alguien viene de Tainan, la gente le pregunta: “¿Cuántas iglesias hay en Tainan?”. Esta pregunta no se basa en la verdad; sin embargo, esta clase de hablar es muy común en el cristianismo.

  Cuando nos preguntan cuántas iglesias hay en el lugar donde vivimos, deberíamos tener bien claro que esto es como preguntarle a alguien de los Estados Unidos cuántas lunas hay en Nueva York, o como preguntarle a alguien de Inglaterra cuántos soles hay en Londres. Eso sería un chiste. Todos sabemos que en el universo solamente hay un sol y una luna para todos, pero que hay miles y millones de estrellas. Según la tipología hallada en la Biblia, el sol tipifica a Cristo (Mal. 4:2), la luna tipifica a la iglesia (Cnt. 6:10), y las estrellas tipifican a los santos (Gn. 22:17). Así como solamente hay un sol, así también hay una sola luna; así como solamente hay un Cristo, así también hay una sola iglesia. La iglesia como Cuerpo de Cristo no puede ser dos; ella puede ser una únicamente.

  Algunos han preguntado: “Puesto que hay varias docenas de iglesias locales en Taiwán, ¿cómo puede haber solamente una iglesia?”. Esto es como decir que hay muchas lunas en Taiwán puesto que allí hay diferentes expresiones de la luna. Si preguntamos a los hermanos de Inglaterra cuántas lunas hay en Inglaterra, ellos se reirían y dirían que solamente hay una luna. Sólo un niño que piensa que hay muchas lunas, porque hay una expresión de la luna en muchos lugares, diría: “Yo vi una luna en Inglaterra, y vi otra luna en los Estados Unidos”. Incluso en doscientos ochenta sitios diferentes, no habrá doscientas ochenta lunas. Todos sabemos que solamente hay una luna.

LA IGLESIA ES EXPRESADA EN CADA LOCALIDAD

  Solamente hay una iglesia en el universo. Sin embargo, la iglesia es expresada en cada localidad. Tiene una expresión en Taipéi, una expresión en Tainan, una expresión en Taichung y una expresión en Kaohsiung. Dondequiera que esté un grupo de cristianos, allí en ese lugar hay una expresión de la iglesia. Debemos ver que la iglesia es una sola y que solamente hay una iglesia en el universo. No obstante, la iglesia es expresada en las localidades; cada localidad tiene una expresión de la iglesia. En una localidad grande puede haber una expresión mayor; en una localidad pequeña, puede haber una expresión más pequeña. Pero así sea una localidad grande o pequeña, la naturaleza de la expresión es la misma; la iglesia es sólo una. Por muchas expresiones que haya e independientemente de si éstas son pequeñas o grandes, todas ellas son una sola.

  Hemos visto claramente que sólo hay una iglesia en el universo. En principio la iglesia debería tener una sola expresión en la localidad de Taipéi. Esto es correcto. No obstante, debemos preguntar acerca de la condición actual en Taipéi. Si preguntamos cuantas iglesias hay en Taipéi, estamos hablando igual que los que se hallan en el cristianismo. En vez de ello, deberíamos preguntar acerca de la condición de la iglesia en Taipéi. Hoy debería haber una sola expresión de la iglesia en Taipéi, pero en realidad vemos una situación diferente. Al parecer hay muchas expresiones diferentes, como si alguien hubiera cortado la luna en pedazos, colgando un pedazo en el extremo suroeste de la ciudad y otro pedazo en el extremo sureste. Pareciera como si la gente no pudiera ver una sola luna en Taipéi. En vez de ello, ven pedazos individuales, quizá como unas treinta y cinco piezas dispersas y rotas. Ésta no es una situación normal.

  Solamente deberíamos ver una “luna” en Taipéi. Sin embargo, no vemos una sola “luna”, sino más bien muchas piezas fragmentadas e individuales. Considere el vecindario cerca de la calle Jen-Ai. Vemos cuando menos tres rótulos diferentes: uno dice Iglesia Bautista, otro dice Iglesia Presbiteriana y un tercero dice asamblea cristiana. Esto no es normal; es anormal. Esta anormalidad es causada por la confusión en que se halla el hombre. No necesito decir mucho al respecto, pero quisiera mostrarles a los santos que la verdadera condición de la iglesia no es sino confusión. Con base en la revelación hallada en la Biblia, solamente hay una iglesia en el universo, y solamente debe haber una expresión de la iglesia en cada localidad. Sin embargo, hoy esta expresión se ve fragmentada, confusa y anormal. Podemos ver muchos grupos diferentes en un mismo lugar, pero no es lo apropiado. La condición de la iglesia debería expresar que ella es una sola, no que esté fragmentada y dispersa.

LAS DIVISIONES SON CAUSADAS AL INTRODUCIR EN LA IGLESIA OTRAS COSAS APARTE DE CRISTO

  Si estudiamos la razón por la cual la iglesia se halla dividida y dispersa, descubriremos una cosa: se han introducido en la iglesia otras cosas aparte de Cristo. Todos sabemos que la iglesia es Cristo mismo, que Cristo y la iglesia son uno y que la iglesia está unida a Cristo. La iglesia está dividida y en confusión por una sola razón: algo aparte de Cristo se ha introducido en la iglesia. Tan pronto esto sucede, la iglesia cae en división y confusión. Toda división y confusión se deben a que se ha introducido en la iglesia algo que no es Cristo.

  El cristianismo actual se ha dividido en muchas sectas y denominaciones debido a que se han introducido en la iglesia otras cosas aparte de Cristo. Solamente hay un Cristo, y Cristo no puede ser dividido (1 Co. 1:13); sin embargo, las divisiones y la confusión ocurren cuando se introducen en la iglesia otras cosas y otros asuntos aparte de Cristo, lo cual crea una mixtura humana. Cuando se introducen en la iglesia otras cosas y otros asuntos aparte de Cristo, la iglesia se divide. Si un hermano introduce sus pensamientos en la iglesia, la iglesia tendrá un problema, y si otro hermano introduce sus conceptos en la iglesia, la iglesia caerá en confusión. No hay muchas razones por las que la iglesia caiga en división y en confusión; sólo existe una razón básica: introducir en la iglesia otras cosas aparte de Cristo.

LAS COSAS QUE LA IGLESIA NO DEBE TENER

  No tener ninguna otra cosa aparte de Cristo es un principio por el cual se puede medir todo el cristianismo. Si lo medimos según este principio, descubriremos que hay tres categorías de cosas que la iglesia no debe tener y que se hallan fuera de Cristo. Esto no significa que haya sólo tres categorías. Hay muchas categorías, pero sólo hablaremos de estas tres.

Nombres especiales

  La primera categoría corresponde a los nombres especiales. Puesto que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, ella no debería tener otro nombre. Podemos hablar de la iglesia refiriéndonos a ella como la iglesia de Cristo o la iglesia de Dios (cfr. 1 Ts. 1:1; 1 Co. 1:2), pero no podemos añadirle ningún otro nombre. Si le añadimos cualquier otro nombre, introduciremos en la iglesia otras cosas aparte de Cristo. Sin embargo, en el cristianismo actual, muchos nombres diferentes han sido introducidos en la iglesia. Por ejemplo, la Iglesia Luterana introdujo el nombre de Lutero, y la Iglesia Wesleyana introdujo el de Wesley. Hay tantos ejemplos que no podemos enumerarlos todos. Según una encuesta, hay aproximadamente mil quinientos nombres diferentes de grupos en el cristianismo.

  No deberíamos pasar por alto este asunto del nombre. Si una mujer está casada con el hermano Huang, según el proverbio chino, ella está siguiendo al hermano Huang. Antes de casarse con él, ella era la señorita Tsai porque ése era su nombre de soltera, pero ahora ella es la señora Huang. Si ella es la señora Huang, no debería imprimir tarjetas de presentación con el nombre de señora Chang. ¡Esto sería terrible! Si el hermano Huang se enterara, sería un asunto muy grave. Por lo tanto, es preciso ver que no deberíamos pasar por alto este asunto de un nombre. Puesto que la iglesia de Cristo es la iglesia de Cristo, ¿por qué deberíamos llamarla la Iglesia Luterana o la Iglesia Metodista? Esto es como llamarle señora Chang a una hermana quien en realidad es la señora Huang. Si ella quiere que le digan señora Chang, el apellido de su esposo debe ser Chang. Aun si un grupo cristiano recibe mucha ayuda de Wesley, al llamarse ellos mismos la Iglesia Wesleyana, sin saberlo están introduciendo las cosas del hombre en la iglesia. Cuando las cosas del hombre se infiltran en la iglesia, ésta se vuelve confusa y dividida.

Creencias especiales

  La segunda razón por la cual el cristianismo se halla en confusión y división es que ellos tienen creencias y credos especiales. Muchas sectas y facciones son producidas debido a estas diferencias. Pareciera que para muchos grupos hallados en el cristianismo la Biblia no es suficiente, pues además de ella, tienen que tener credos. Cada secta tiene un credo diferente. Necesitamos entender que estos credos no se conforman a la Biblia. Prácticas con base en creencias y credos especiales causan que los cristianos se separen y dividan. Por ejemplo, la Iglesia Presbiteriana hace énfasis en la administración de la iglesia por parte de los ancianos, y la Iglesia Bautista recalca cierto método de bautismo. Estas cosas llegan a ser ordenanzas o credos que distinguen entre sí a los cristianos. Muchas de estas cosas están fuera de la Biblia y no pueden hallarse en la Biblia. La Biblia dice: “El que crea y sea bautizado, será salvo” (Mr. 16:16); la Biblia no regula la manera de bautizar a una persona ni el método que se emplea. Cuando un grupo insiste en ciertos métodos, el método se convierte en un credo especial entre ellos. Esto los separará de los demás.

  Al estudiar seriamente este asunto, podemos ver que cada secta y cada grupo tienen un credo especial. A veces nos preguntan: “Aun cuando ustedes dicen que no tienen un nombre especial y que no son una denominación, ¿cuáles son sus creencias?”. No tenemos ninguna otra creencia aparte de la Biblia. Todas nuestras creencias están en la Biblia, y no tenemos ninguna otra cosa fuera de la Biblia; no tenemos credos ni creencias especiales. Los credos y creencias especiales provienen de la voluntad y el concepto natural del hombre. Cuando las cosas del hombre son introducidas en la iglesia, ésta cae en confusión y división. Ésta es la segunda cosa que la iglesia no debe tener.

Comuniones especiales

  La tercera cosa que la iglesia no debe tener es comuniones especiales. Esto también causa confusión y división. Entre los cristianos, hay grupos que insisten en que todos tengan las mismas creencias. Por ejemplo, si ellos creen que uno es arrebatado antes de la gran tribulación, ellos insisten en que todos debemos creer que los cristianos serán arrebatados antes de la gran tribulación. Esta comunión es una comunión especial, no una comunión general. En las circunstancias debidas, nosotros, como hijos de Dios que tenemos el mismo Padre, podemos tener comunión unos con otros en la vida del Padre (1 Jn. 1:3). Sin embargo, algunos cristianos no tienen comunión con quienes no comparten sus perspectivas, creencias y opiniones. La suya es una comunión especial que el hombre ha producido; ésta se halla fuera de Cristo.

  Tener nombres especiales, creencias especiales y comuniones especiales son tres factores principales que causan división y confusión en la iglesia. Si un grupo mantiene cualquiera de estos factores, pierde tanto la naturaleza como el terreno de la iglesia. Cualquier grupo cristiano que tenga un nombre especial, una creencia especial o una comunión especial, pierde de inmediato el terreno de la unidad de la iglesia porque solamente hay una iglesia en el universo, y hay también una sola expresión de la iglesia en cada localidad.

El hombre constituye el mayor obstáculo para la iglesia

  Además de los tres asuntos previos, ser independientes los unos de los otros es otro punto muy serio que atañe a la iglesia. Algunos grupos cristianos no violan los tres asuntos antedichos; esto es, no tienen nombres especiales, creencias especiales ni comuniones especiales, pero ellos son independientes. Puesto que no tienen nombres especiales, creencias especiales ni comuniones especiales, su condición debería ser muy normal. Sin embargo, ellos siguen siendo individualistas e independientes; no tienen comunión con los santos en otras localidades y ni siquiera reconocen la comunión que éstos tienen. Éste es otro gran problema introducido por las cosas del hombre.

  Si sabemos que la iglesia es Cristo y que la iglesia y Cristo son uno, veremos la seriedad de este asunto; la iglesia constituye una dura prueba para nosotros. Debido a que hoy las cosas del hombre se han introducido en la iglesia, ella ha perdido su naturaleza y el terreno de la unidad.

  Los santos son adorables y aman mucho al Señor. No obstante, cuando tocamos el tema de la iglesia, hay quienes dicen: “Creo que este asunto debería hacerse de esta manera, y aquel asunto debería llevarse a cabo de aquella manera”. Parece como si las cosas deberían hacerse únicamente como ellos prefieren. Éstas son palabras humanas; ésas son las cosas del hombre que no deben ser introducidas en la iglesia. Hay muchas divisiones en el cristianismo actual porque muchos traen sus propias perspectivas y preferencias a la iglesia. Cuando hablamos del asunto de los nombres, por ejemplo, algunos dicen que tener un nombre es bueno, e incluso tienen una lista de nombres que pueden usarse. Ellos hablan con mucha ligereza y descuido, y las sectas son producidas.

  Si no abordamos el tema de la iglesia, todo está bien; sin embargo, una vez que lo abordemos, todo nuestro ser debería asombrarse debido a que la iglesia y Cristo son uno. Cualquier cosa aparte de Cristo no es la iglesia. Por consiguiente, la iglesia no tiene nada que sea de usted, ni de mí ni de ningún hombre. Las únicas cosas que se pueden introducir en la iglesia deben proceder de Cristo y deben ser Cristo (Col. 3:10-11). Siempre que traigamos a la iglesia nuestras propias cosas, nuestras propias perspectivas, nuestras propias preferencias, opiniones, intenciones, deseos y maneras, la iglesia es anulada. Todo esto causa que la iglesia pierda su naturaleza y el terreno local de la unidad.

  Por lo tanto, necesitamos ver que hay mucha confusión y división en el cristianismo debido a que los creyentes no quieren someterse a la iglesia ni postrarse ante ella. Las perspectivas, intenciones, inclinaciones y preferencias del hombre se han infiltrado en la iglesia, y estas cosas resultan en diferentes sectas. Cuando los creyentes que aman y buscan al Señor están dispuestos a postrarse, al hacer a un lado las cosas del hombre, sus ojos serán abiertos para ver el terreno de la iglesia. Hoy el problema más difícil consiste en hacer a un lado las cosas que no tienen a Cristo; en vez de ello, los creyentes siguen asiéndose a estas cosas en vez de Cristo. Esto constituye el mayor obstáculo para la iglesia.

TRES PRUEBAS QUE EXAMINAN LA IGLESIA

  Al tocar el tema de la iglesia, no deberíamos ver simplemente las cosas externas. También debemos tocar la esencia interior de la iglesia. Es muy fácil para nosotros introducir en la vida de iglesia nuestras opiniones, preferencias, maneras y prácticas. Éste es un gran problema. Quizá algunos pregunten: “¿Cómo podemos estar seguros de que lo que traemos a la iglesia no es algo del hombre?”. Hay tres pruebas en este respecto. La primera prueba es la Biblia. Tenemos que considerar si nuestras acciones, incluyendo nuestros pensamientos, perspectivas, actividades y prácticas están en conformidad con la Biblia. Todo lo que no corresponda con la Biblia ciertamente es algo del hombre. Si algo no coincide con la Biblia, no podemos permitirlo en la iglesia. Necesitamos pasar todo por el filtro de la Biblia, de modo que mantengamos fuera todo lo que no sea conforme a la Biblia.

  Sin embargo, simplemente probarlo todo con base en la Biblia no es suficiente. Necesitamos otra prueba, y ésa es examinar si las cosas que introducimos en la iglesia provienen de Cristo o de nosotros mismos. La iglesia es Cristo, y el contenido de la iglesia es también Cristo. En la iglesia todo debe ser Cristo. Debemos examinarnos a nosotros mismos para ver si las cosas que traemos a la iglesia provienen de Cristo o de nosotros mismos.

  La tercera prueba es el Espíritu Santo. Necesitamos pasar por la prueba del Espíritu Santo. Necesitamos preguntarnos si lo que introducimos en la iglesia está bajo el gobierno del Espíritu en nosotros o procede de nuestra propia decisión. ¿Proviene de la operación del Espíritu en nosotros, o de nuestra propia opinión? Ésta es la raíz de todos los problemas.

  Actualmente en la mayoría de las localidades las iglesias pueden pasar la primera prueba; es decir, la condición de ellas es según la Biblia. No obstante, si las examinamos según la segunda prueba, tenemos que admitir que muchas de las maneras que toman no provienen necesariamente de Cristo, sino que probablemente estén relacionadas con las cosas del hombre. Si las examinamos con base en la tercera prueba, descubrimos aún más problemas. Las actividades de algunas iglesias locales son principalmente la obra de la carne; no podemos ver la autoridad del Espíritu Santo en tales actividades. Exteriormente, las iglesias se conforman a la Biblia, pero en realidad, la carne se mueve y rige en ellas, y el Espíritu Santo no tiene ninguna autoridad entre ellas.

  Cuando examinamos una iglesia, necesitamos examinarla por dentro y por fuera según estas cosas para determinar si ella tiene un nombre especial, una creencia especial o una comunión especial. ¿Son ellas una unidad independiente o un grupo independiente? ¿Se conforman sus actividades a la Biblia y proceden del Espíritu Santo? Si los resultados de estas pruebas son positivas, podemos inclinar nuestras cabezas y decir: “Oh Señor, aquí he encontrado la iglesia”. Pero si los resultados son negativos, debemos proceder con mucha cautela.

  La iglesia es el Cuerpo de Cristo, y la iglesia es Cristo mismo; por lo tanto, en la iglesia no hay nada que no sea Cristo. En la iglesia todo debe proceder de Cristo y del Espíritu. Además, cada iglesia local debe tener comunión con las iglesias en otras localidades. Espero que todos veamos cómo podemos tener la realidad de la iglesia en nuestra práctica de la iglesia.

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