
Lectura bíblica: Dt. 6:7-9; Pr. 22:6; 2 Ti. 3:15; Hch. 16:31; 1:14; Ro. 12:12
En el pasado, conforme a nuestro concepto de la vida de iglesia, no nos enfocamos en la obra con los niños. Sin embargo, con el desarrollo de la sociedad y la cultura humanas, se le ha dado más énfasis al aspecto social y educativo de los niños. Si no se desarrolla la educación de los niños, será difícil tener una sociedad saludable. Por esto, más y más eruditos y expertos están comenzando a prestarle atención a los niños.
Entré a la vida de iglesia en el 1932, y se levantó una iglesia en mi ciudad natal en el mismo año. El año siguiente surgió la necesidad de tener una reunión de niños. No sabíamos nada, y simplemente estábamos tanteando. En ese momento, nuestro propósito al comenzar la reunión de niños era principalmente cuidar a los santos que traían sus niños a la reunión. Simplemente era un servicio de guardería de niños. Luego, me mudé a Shanghái dónde la reunión de niños estaba más desarrollada. Cuando comenzamos la obra en Taiwán, también comenzamos la obra con los niños, debido a que el número de niños entre nosotros estaba aumentando.
Este también es el principio que usamos en los Estados Unidos. Allí la obra con los niños es más importante que cualquier otro trabajo. En los Estados Unidos, antes de que un niño llegue a los doce años de edad, su familia ejerce mucha influencia sobre su vida. Las familias allá manejan a un niño cómo se maneja una máquina. El niño hace lo que sus padres le digan. Muchas familias estadounidenses me han recibido en sus casas y un niño menor de doce años nunca me molestó. Por ejemplo, una familia que me dio hospitalidad ponía a sus niños a tomar una siesta a la una y treinta o simplemente se quedaban en su habitación. Al atardecer, a las seis y media, también enviaban a los niños a sus habitaciones. Los niños hasta podían brincar en sus habitaciones, pero no se les permitía gritar. Esto nos permitía cenar con los padres sin ningún alboroto. Tampoco se interrumpía nuestra comunión cuando regresábamos de la reunión. Sin embargo, cuando me quedaba con una familia china era totalmente diferente. A las diez y media de la noche, todavía los niños estaban correteando y haciendo mucho ruido. Esto frecuentemente no nos permitía tener una buena comunión.
Debido a que la sociedad norteamericana le presta mucha atención a los niños, cuando comenzamos la obra en los Estados Unidos, estudiamos extensamente cual era la mejor manera para que los niños pudiesen participar en las reuniones. De acuerdo a la costumbre norteamericana, cuando los padres salen nunca dejan a los niños solos en su casa. Por lo tanto, la mayoría de los padres norteamericanos traen a los niños a la reunión, y los niños hasta se sientan al lado de los padres. Cuando los niños se inquietan un poco, la mamá los detiene. Como resultado, los niños se sientan silenciosamente. Sin embargo, esta manera de tratar a los niños les causa un sentimiento desagradable, y finalmente, cuando crecen no les gusta asistir a las reuniones.
Basados en nuestro estudio decidimos cuidar a los niños de los santos. Las reuniones de niños comenzaron con la intención de cuidarlos. Gradualmente, comenzamos a preparar a los maestros y a recopilar material. El trabajo progresó como una bola de nieve que se hace más y más grande mientras rueda cuesta abajo. A veces, la obra con los niños necesitaba más de cincuenta santos para preparar el material, enseñar las lecciones y cuidar de los niños. Muchos santos se unieron al servicio con los niños.
Cuando regresé a Taipéi en 1965, vi que había un buen número de niños. De acuerdo a los hermanos, había cerca de cuatro mil niños en las reuniones entre 1966 y 1967. Sin embargo, actualmente no hay más de quinientos niños en los veinte salones de la iglesia en Taipéi. Esta situación se puede comparar con la puesta del sol. Por esta razón, frecuentemente les recordé a los hermanos que prestaran atención al trabajo con los niños.
Por experiencia, sentimos que la obra con los niños es muy importante. Esta obra no debe ser simplemente una guardería infantil para que los santos vengan a las reuniones. Debido a sus circunstancias, los santos sí necesitan traer a sus hijos a la reunión, y sí hay necesidad de cuidar a los niños de los santos. Sin embargo, la obra con los niños tiene otra función y esta es: cultivar y nutrir a nuestra próxima generación. Esto merece que lo consideremos y examinemos cuidadosamente.
Hoy en día varios hermanos jóvenes son ancianos en varios salones. En 1949, cuando comenzamos la obra en Taiwán, los padres de estos hermanos aún no estaban casados. Nosotros los casamos. Treinta años después, sus hijos han crecido y están sirviendo en la iglesia, y tienen responsabilidades importantes. Asimismo, cuando estuve en las Filipinas el noviembre pasado, me sorprendí grandemente que una generación nueva ha reemplazado a la generación anterior; se ha levantado una generación más joven. Los colaboradores, los ancianos y mis traductores eran hermanos jóvenes que nacieron después del 1950. Esta situación demuestra que la obra con los niños es muy importante.
Dios ordenó que el hombre fuera fructífero, se multiplicara y llenara la tierra (Gn. 1:28). Así que, el hombre se ha multiplicado, pero ¿cómo criamos a nuestros hijos? Hacen muchos años no sabíamos que los niños podían ser un gran potencial para el evangelio. Le dimos mucho énfasis a la predicación del evangelio, pero descuidamos el hecho de que los niños también podían ser fruto del evangelio. Cuando nos dimos cuenta de que también los niños se pueden considerar fruto del evangelio, tuve comunión con los hermanos, pidiéndoles que trabajaran con la meta de tener diez mil niños en Taipéi. Si nosotros lo hubiéramos llevado a cabo en aquel tiempo y hubiéramos contactado a diez mil niños, hoy la mayoría de ellos serían hermanos y hermanas adultos. No podemos garantizar que cada niño hubiera sido salvo, pero por lo menos un ochenta por ciento de los niños se hubiera salvado. Esto equivaldría a ocho mil niños. Además de esto, los diez mil niños no era un número fijo. Cada año se nos hubieran añadido niños nuevos.
Cuando los niños son salvos, se convierten en nuestros hermanos y hermanas jóvenes. Después que se gradúan de la escuela primaria, ellos se convierten en semillas del evangelio en la escuela intermedia. Cuando laboramos en las escuelas, ellos vienen a ser nuestros ayudantes desde adentro, y nos traerán a sus compañeros de clases. De esta manera será más fácil trabajar en las escuelas intermedias. Es difícil llevar el evangelio a una escuela donde no hay santos que sean maestros o estudiantes. Sin embargo, se puede comparar a los hermanos y hermanas jóvenes en una escuela intermedia con pequeñas semillas; están esperando brotar respondiendo a nuestro llamado para traer a sus compañeros de clase a la salvación. Cuando ellos entren a la escuela preparatoria, otra vez se convierten en semillas del evangelio. Durante sus tres años de escuela preparatoria, podemos traer el triple de personas a la salvación. Cuando estos santos jóvenes terminan la escuela preparatoria y entran a la universidad, son semillas del evangelio en su universidad. De esta manera, el número de personas que son salvas se multiplica continuamente. Verdaderamente esto es algo grandioso.
Supongan que se comienza a cultivar estos niños en la reunión de niños desde que tienen seis años, y son salvos. Se seguirán cultivando por los tres años de escuela intermedia, los tres años de escuela preparatoria y los cuatro años de universidad. En total, recibirán dieciséis años de educación espiritual y de ser cultivados espiritualmente. Mientras que reciben dieciséis años de educación secular, también reciben dieciséis años de cultivo espiritual en la iglesia. ¡Qué valioso es esto!
Después que se gradúen de la universidad, este grupo de hermanos y hermanas jóvenes no deben tener prisa por encontrar un trabajo. En lugar de ello, deben quedarse en la iglesia y recibir dos años de entrenamiento a tiempo completo. Durante el entrenamiento emplearán la mitad del tiempo en aprender la verdad y buscar el crecimiento en vida y la otra mitad de su tiempo en aprender a servir en coordinación con la iglesia. Después de dos años ellos sabrán si el Señor los está guiando a servir a tiempo completo por el resto de sus vidas. Puede ser que una décima parte de ellos sigan y sirvan a tiempo completo y los demás se irán a trabajar. No importa qué hagan, estos santos habrán recibido dieciséis años de educación espiritual junto con dos años de entrenamiento de tiempo completo. Cuando entren en la sociedad, serán diferentes a las demás personas. Tal cultivo es valioso. No sólo es de gran ayuda a la obra del Señor, sino que también es de beneficio para la sociedad, las personas y el país.
Además, la obra con los niños tiene otra función, la cual es ganar a las familias de los niños. A los niños les gusta hacer amigos. Les es especialmente fácil a los niños entre seis y doce años hacer amigos, y ellos escuchan a sus amigos. Por lo tanto, es fácil que un niño guíe a otro niño. Cuando los niños cantan himnos juntos, el evangelio opera y se propaga de un niño a otro. Sin embargo, nuestro propósito no está enfocado sólo en los niños, sino aún más, por medio de los niños, queremos alcanzar a sus padres y hermanos.
Lo primero que hicieron los misioneros occidentales que predicaron el evangelio en China fue establecer escuelas. Debido a que las personas eran ignorantes y analfabetas, los misioneros occidentales tenían que educarlas antes de que se pudiera predicar el evangelio ampliamente. No había un sistema escolar establecido en China y muchos pueblos y aldeas aún tenían un sistema tradicional de tutores privados. A muchas personas no les gustaba escuchar el evangelio, pero como querían que sus hijos se educaran, los enviaban a las escuelas cristianas. Los chinos tienen un dicho: “Quien está cerca del bermellón llega a ser rojo y quien está cerca de tinta negra llega a ser negro”. Era imposible que los niños que estudiaban en las escuelas cristianas no escucharan el evangelio porque las escuelas estipulaban que todos debían participar en el servicio del día del Señor. Aparentemente, esto no parecía causar ningún efecto, pero nadie puede decir por cierto que no hubo ningún efecto. Todo depende de la misericordia del Señor.
Un hermano testificó una vez que él creyó en Jesús porque una persona que no creía en Jesús dijo: “Es muy bueno creer en Jesús”. Esto comprueba que nuestro Señor es real y viviente. Mientras se mencione el nombre de Dios y se predique Su evangelio, alguien será salvo. Por lo tanto, no debemos menospreciar lo que los misioneros occidentales hicieron en China. Pese a que no fueron muchos los salvos por medio de las escuelas, algunos sí fueron salvos. Es probable que algunos no hayan sido salvos mientras estaban en la escuela, pero después de salir de la escuela recordaron el evangelio que habían escuchado mientras estuvieron allí y fueron salvos. Los misioneros occidentales se esforzaron mucho por establecer escuelas, no sólo con el fin de educar a las personas, sino en última instancia, de predicarles el evangelio. Nuestras reuniones de niños deben tener la misma función, deben ganar a muchas familias incrédulas.
El enfoque católico es muy efectivo. Un católico debe obtener permiso de parte de un sacerdote para casarse con uno que no es católico. El sacerdote, entonces, da su aprobación con la condición de que la pareja le dé los niños a la Iglesia Católica. Por lo tanto, desde antes de que los niños nazcan son miembros de la Iglesia Católica. Este método es efectivo. A veces no nos interesamos por las personas. Creemos que una o dos personas no harán diferencia. Sin embargo, hay un dicho que dice que muchos cubos de agua forman un río. Debemos conocer este principio. Si no nos interesamos por una gota de agua, al final, no se formará ningún río. Por lo tanto, tenemos que interesarnos en los niños. Después, mientras los niños crecen, aprenderán a guiar a otros a la salvación y se convertirán en semillas del evangelio. Con esto podemos ver la importancia de la obra con los niños. La obra con los niños está muy relacionada con el crecimiento de la iglesia. No tomemos este asunto a la ligera.
No hay una manera determinada para llevar a cabo la obra con los niños. No debe haber un solo aspecto para la obra con los niños. Deben tener muchos lugares para la obra con los niños; las reuniones se pueden llevar a cabo a diferentes horas y podemos utilizar diferentes maneras para conducir las reuniones de niños. También, deben tener muchas metas. El material de enseñanza también debe abarcar muchos aspectos.
Tener una reunión de niños sólo en el local de reunión será un gran obstáculo para su desarrollo posterior. Puede ser que no todos los niños puedan viajar hasta el local de reunión, y que el local de reunión no tenga suficiente espacio para la reunión. En la iglesia en Anaheim hay más de diez salones para las reuniones de niños, pero todavía no hay espacio suficiente. Además, los salones sólo se usan por unas horas cada semana y no tienen otro uso. Esto no es costo-eficiente. Aun si tenemos muchos salones, no les será fácil a todos los niños llegar al local de reunión para una reunión programada. Sus reuniones deben llevarse a cabo en muchos lugares.
De acuerdo a nuestro estudio, la manera más efectiva es similar a la manera en que propagamos el evangelio. Cada santo debe abrir su casa y tener una reunión de niños en su casa. Si no hay niños en un hogar, dependerá de cada santo si abre su casa o no. Sin embargo, es mejor si tenemos la carga de abrir nuestra casa para los niños. La mayoría de las hermanas mayores tienen carga por los niños. Si sus hijos están fuera del país o están casados y si sus circunstancias se lo permiten, deben abrir su casa para una reunión de niños. Pueden invitar a cinco o seis niños del vecindario para tener una reunión de niños. No tienen que preocuparse de cómo tener la reunión, porque la iglesia les preparará el material para ellos.
Hemos considerado usar algún material grabado en video, que algunas localidades usan. En Texas, en algunas de las reuniones de niños ellos ven grabaciones preparadas para los niños. Queremos producir un video que presente niños de varios países con su vestimenta tradicional y cantando himnos. Tendría niños japoneses vestidos con el kimono, niños chinos vestidos con chaquetas acolchadas chinas y niños indoneses vestidos con el sarong. Los niños disfrutarían ver tal video. Después de ver el video, podemos ayudar a los niños a identificar las diferentes nacionalidades y luego decir algo acerca de la creación de Dios.
Podemos abrir nuestros hogares una o dos veces a la semana, incluso los sábados por la tarde y durante el tiempo de vacaciones, para invitar a los niños a nuestros hogares y tener reuniones con ellos. También podemos contactar a los padres de los niños y predicarles el evangelio a ellos y a sus familiares. Este es el principio de nuestra obra evangélica. Cuanto más personas contactemos, mejor. De esta manera, después de algún tiempo espontáneamente habrá cierto resultado. Creemos que de diez niños que cuidemos, tres o cuatro serán salvos. Puede que no se salven ahora, pero más tarde en sus vidas ellos recordarán algo y regresarán a la iglesia. A éstos les será más fácil ser salvos.
Las familias con niños pueden tomar la iniciativa de abrir sus hogares y pedir a sus hijos que inviten a otros niños del vecindario. Los niños pueden mirar videos de reuniones de niños, cantar canciones para niños o escuchar una historia. Esta es la manera de tener una reunión de niños cada semana.
Nosotros tenemos unos quinientos cincuenta niños entre nosotros. Los niños entre las edades de seis y doce años provienen de unas cuatrocientas familias. Si cada una de las cuatrocientas familias abre su hogar para tener una reunión de niños con diez niños, habría cuatro mil niños reuniéndose en cuatrocientas casas. Si incluimos los hogares de los santos que no tienen niños, pero que están dispuestos a abrir sus casas, será fácil alcanzar un total de diez mil niños. Esta es una de las muchas maneras que podemos usar para predicar el evangelio. Esta es también la manera de ganar algo a largo plazo. Esperamos que toda la iglesia escuche esta comunión y actúe.
El local de reunión también tiene su uso, pero es principalmente como guardería infantil. No podremos separar a los niños en grupos más pequeños, por la falta de salones y maestros. Cuando los santos vienen a una reunión, sus niños pueden ver un video, pueden cantar y ser cultivados espiritualmente.
Además, sería mejor tener las reuniones de los niños a diferentes horas. El horario debe ser flexible. Las reuniones no tienen que ser el día del Señor. El sábado en la tarde también es un buen tiempo. Debemos usar el tiempo cuando los niños no están en la escuela para tener las reuniones de los niños.
La manera de llevar a cabo la obra con los niños depende de los hermanos que toman la delantera en la obra con los niños. Ellos deben determinar cómo contactar los hogares abiertos y cómo guiar a los santos a recibir la carga y ser fieles a ella. Si se puede abrir cada hogar para invitar a los niños, tendremos suficientes lugares de reunión y recursos. Además, si se designan algunos santos para preparar el material de enseñanza, los santos no necesitarían laborar mucho. Nosotros podemos dar sólo algunos principios relacionados al trabajo con los niños, pero, depende de los santos el llevarlo a cabo. Además, los ancianos deben promover este asunto. Si somos diligentes, ganaremos muchas personas año tras año. La obra con los niños llegará a ser una fuente de aumento. Vale la pena que los ancianos promuevan la obra con los niños.
No debemos hacer ningún arreglo especial para buscar maestros para las reuniones de los niños en el local de reunión. En lugar de ello, debemos buscar a varios hermanos y hermanas jóvenes que se reúnen regularmente, para que sean los maestros. Se puede reunir a niños de varias edades en un salón y dos o tres santos jóvenes les pueden contar historias, cantar con ellos o dejar que vean un video. Esta clase de servicio no requiere de muchos recursos humanos. Los santos que están entre las edades de veinte y treinta pueden cuidar de los niños. A fin de alcanzar la meta de tener un número más grande de niños, debemos movilizar a toda la iglesia. Todos lo santos deben funcionar para que esto prospere.
Debemos preparar el material para la reunión de los niños. No debemos tener reuniones de niños sin la debida preparación. Los hermanos que toman la delantera en la obra con los niños deben escribir y compilar el material. Ellos deben orar mucho y tener mucha comunión a fin de conocer el contenido y escribir el plan de las lecciones. Debemos preparar el material, pero los santos pueden decidir cómo usarlo mejor. Las reuniones no deben ser monótonas; éstas se pueden conducir de varias maneras.
Las reuniones de los niños deben ser en muchos lugares, a diferentes horas y deben usar diferentes métodos. Más aún, los maestros deben tener una meta. Debemos estar abiertos. Estamos tomando este camino para nutrir a nuestros niños y ganar a muchos más niños, con el fin de predicar el evangelio a sus familias incrédulas. Hay muchos beneficios. Esperamos que todos los santos oren respecto a esto y no lo tomen de una manera liviana. Especialmente, esperamos que las hermanas de más edad puedan abrir sus hogares y reunir a algunos niños para tener reuniones de niños una vez a la semana. No debe ser muy difícil. Habrá resultados. Esto requiere la cooperación de cada uno.
Los santos que están sirviendo, sean a tiempo completo o a tiempo parcial, y tienen menos de treinta años de edad, no deben tener excusas para enseñar en las reuniones de los niños. Siempre y cuando no haya conflictos en sus horarios, ellos tienen la obligación de servir como maestros. Además de hacer la obra evangelística en sus escuelas, ellos deben hacer esto. Los santos mayores de treinta años de edad que sirven deben fortalecer a los grupos pequeños. Hay santos asignados a trabajar con los grupos pequeños, pero también cada uno debe participar y llegar a ser una columna en los grupos pequeños para fortalecer las reuniones. (Crucial Words of Leading in the Lord’s Recovery, Book 5: Concerning Various Aspects of Church Service, págs. 81-90)