
Lectura bíblica: Hch. 2:46-47; Ro. 16:5a; Hch. 20:20; He. 10:25
Cuando vino el día de Pentecostés la iglesia empezó con ciento veinte como la iniciación. Luego esa iniciación trajo a tres mil en el primer día de la vida de la iglesia, luego en otro día a cinco mil. Ellos empezaron a reunirse no conforme a la forma congregacional judía del Antiguo Testamento, ni conforme a la forma romana, ni conforme a la forma griega. Entonces, ¿quién inventó la manera de reunirse para el primer grupo de cristianos? El Espíritu Santo inventó la manera. Podemos decir esto porque en ese día los ciento veinte fueron llenados con el Espíritu Santo económicamente. Y sin duda, los tres mil conversos nuevos también fueron llenados con el Espíritu Santo. Por consiguiente, todo lo que hicieron ese día fue iniciado por el Espíritu Santo. Lo más importante que hicieron fue empezar a reunirse en el templo para las congregaciones grandes y en las casas. Me gustan las dos frases en Hechos 2:46: “día a día” y “de casa en casa”. Está claro que la forma en que se reunían tenía dos lados. Tal vez por lo menos tres mil se reunían diariamente en el templo, un lugar grande para reunirse. Y a la vez se reunían día a día en las casas.
Conforme a la expresión griega en Hechos 2:46 se reunían de casa en casa. Esto indica que no seleccionaban algunas casas que servirían a su propósito, sino que se reunían de casa en casa. Todas las casas estaban incluidas. Hoy día debemos tener nuestras reuniones en casa totalmente conforme a la manera creada y ordenada por el Espíritu Santo [...] Pero tienen que ver que al principio la manera creada por el Espíritu Santo y ordenada por Dios fue la de reunirse en dos formas, en la forma congregacional y por las casas, no en casas seleccionadas, sino en todas las casas. Si ustedes son cristianos, si son creyentes, tienen que abrir su casa para la reunión. Este es el primer modelo en la iniciación de la vida de la iglesia.
Desde que el Señor ha revelado esto, he empezado a ver todos los beneficios de esta manera creada y ordenada por Dios. Si una persona nueva creyera en el Señor, fuera bautizada e inmediatamente empezara a abrir su casa para las reuniones, este abrir de su casa lo animaría y aun lo sostendría. Por lo tanto, podemos ver que las reuniones en casa son la manera máxima, la manera excelente, y finalmente la manera única para reunirnos.
Se puede ilustrar la manera de edificar la iglesia por medio de la construcción de este local [...] [Un] hermano dirigía todos los grupos. En aquel tiempo teníamos más de ochenta trabajadores a tiempo completo a quienes este hermano formó en grupos. Un grupo hizo la escalera, y un grupo de hermanas lijó a mano las barandillas en la escalera. Todos fueron agrupados para hacer una parte particular de la construcción y finalmente para poner juntas todas las partes. Ahora estamos disfrutando el edificio.
En los primeros días de la vida de iglesia, cuando los apóstoles fueron levantados por el Señor, ellos edificaron la iglesia de esta manera. Fue muy rápido. La iglesia en Jerusalén fue edificada. Hechos 9:31 dice: “Entonces la iglesia tenía paz por toda Judea y Galilea y Samaria, y era edificada”. En poco tiempo todas fueron edificadas. ¿Podríamos decir que todas las iglesias en los Estados Unidos han sido edificadas? No, no podemos decir que hemos sido edificados porque nunca hemos empleado la manera que edifica. ¿Cuál es la manera que edifica? ¡Los grupos pequeños! ¡Las reuniones en casa! (Las reuniones en casa: la manera única para tener el aumento y la edificación de la iglesia, págs. 7-9, 10-11)
Según nuestro estudio, experiencia y observación, yo diría que hemos descubierto que las reuniones en casa son la manera única para tener el aumento y la edificación de la iglesia. Hay muchas cosas positivas que proceden de las reuniones en casa. En las reuniones en casa, todos llegan a ser personas que buscan, que sirven, que predican, que enseñan y que espontáneamente testifican para el Señor. Esperamos animar a todos los santos en el recobro del Señor a que tengan reuniones en sus hogares.
La frase griega [de casa en casa] en Hechos 5:42 indica que ninguna casa fue omitida. Se reunían de casa en casa. No debemos tomar la manera de elegir algunas casas prometedoras, y luego tener las reuniones en esas casas. Esto es incorrecto. Cada casa de los creyentes es prometedora. Necesitamos abrir nuestras casas. Primero podemos reunirnos con nuestros parientes. No necesitamos reunirnos con otros primero. Podemos iniciar nuestra reunión en casa reuniéndonos con los miembros de nuestra familia. Todos nosotros los que tenemos esposas y niños podemos tener una reunión en casa. Sólo nos reunimos con nuestros parientes, con nuestra esposa y con nuestros niños pequeños. Establecer una reunión despertará nuestro corazón y avivará la llama en nuestro corazón y en nuestro espíritu. En primer lugar, nosotros seremos quemados, y luego nuestra familia será quemada. Al establecer una reunión en casa muchas cosas malignas quedarán fuera de nuestras casas. (págs. 19-20)
Si entendemos claramente la revelación hallada en la Biblia, nos daremos cuenta que el lugar apropiado para disfrutar a Dios hoy se halla en las iglesias locales. Tenemos que estar en una iglesia local específica a la cual podamos referirnos como nuestra iglesia local. Aunque amo a todas las iglesias locales, debo ser honesto y testificar que para mí no hay iglesia tan querida y amable como la iglesia en Anaheim, porque la iglesia en Anaheim es mi iglesia local. Todos debemos sentirnos así acerca de la iglesia en nuestra localidad.
¡Cuán lamentable es la situación en la que se encuentra la mayoría de los cristianos hoy! Puesto que ellos no están en la vida de iglesia, son huérfanos sin hogar. Ésta era nuestra condición antes de llegar a la vida de iglesia en el recobro del Señor. No sólo éramos huérfanos; éramos vagabundos. Antes de formar parte de las iglesias locales, nunca habíamos tenido el sentir de que habíamos llegado a casa o que habíamos llegado a nuestro destino. Pero el día que entramos a la vida de iglesia, supimos que habíamos llegado a casa. Después de haber vagado por muchos años, finalmente habíamos llegado a nuestro destino. Algo profundamente en nuestro interior decía: “Éste es el lugar”. Por el contrario, muchos cristianos hoy aún están viajando; viajan de una denominación o grupo a otro. Mas el día que llegamos a la vida de iglesia, nuestro vagar cesó. Las iglesias locales son lo que Dios desea hoy. Ésta es la última estación de Su revelación. (El terreno genuino de la unidad, págs. 131-132)
Llevar las reuniones a los hogares es el corazón de la manera ordenada por Dios. Sería un gran fracaso en el recobro del Señor si no podemos llevar las reuniones a los hogares. Por los pasados veinte años en el recobro del Señor hemos estado llevando las personas a los salones de reunión. Cuanto más trabajamos de esta manera, menos personas tenemos, y peor llega a ser la condición de los hogares. Nuestras reuniones se han convertido más y más en una clase de “servicio del domingo en la mañana”. En la cristiandad muchas personas “van a la iglesia” para escuchar himnos y asistir al “servicio”, pero sus hogares son deplorables; en sus mesas tal vez queden esparcidas piezas del juego de “mah-jongg”. En la mañana la familia asiste al servicio, pero en la tarde juegan mah-jongg en los hogares. A fin de derrocar esta degradada situación, tenemos que llevar las reuniones a los hogares. Espero que todos los hogares sean mobilizados a fin de que cada uno llegue a ser un soldado, para que juntos lleguemos a ser un ejército del Señor. (Crucial Words of Leading in the Lord’s Recovery, Book 1: The Vision and Definite Steps for the Practice of the New Way, pág. 216)
La práctica de los santos en la iglesia primitiva consistía en reunirse en sus casas (Hch. 2:46; 5:42; 20:20). A fin de lograr el incremento numérico, es indispensable que celebremos reuniones de hogar. La iglesia ha estado muerta, ha permanecido pasiva y ha tenido muchas deficiencias en su tasa de crecimiento numérico, debido a que no implementamos esta crucial manera de proceder, que consiste en ganar personas por medio de las reuniones de hogar. Necesitamos celebrar reuniones en las casas de los nuevos creyentes, en los hogares de aquéllos que hemos ganado mediante nuestra predicación del evangelio. Si solamente logramos ganar a las personas sin establecer reuniones en sus hogares, ello podría considerarse un fracaso. La manera más provechosa es ganar a los hogares de las personas para las reuniones de hogar. Las reuniones en los hogares tendrán gran eficacia. (Entrenamiento para ancianos, libro 9: El ancianato y la manera ordenada por Dios (1), pág. 10)
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Las reuniones en las casas de los creyentes pueden ser un testimonio fructífero para los vecinos y proporcionan una oportunidad para testificar y para predicar el evangelio. Muchas personas que no están dispuestos a ir a un templo irán con gusto a una casa particular. Además, la influencia que producen es lo más provechoso para las familias cristianas. Desde temprana edad, los niños estarán rodeados de un ambiente espiritual y tendrán constantemente oportunidad de ver la realidad de las cosas eternas. (La vida cristiana normal de la iglesia, pág. 209)
Debemos darnos cuenta que la manera que el Señor está tomando es edificar Su iglesia en los hogares de los creyentes. Una vez que la iglesia sea edificada en los hogares, los hogares serán transformados. Los esposos y las esposas tal vez hayan sido parejas que pelean entre sí, pero una vez que tienen reuniones en sus hogares, ellos dejarán de pelear. Los niños también serán preservados, no serán llevados por la corriente de este siglo. Al final la familia llegará a ser apropiada y normal. (Crucial Words of Leading in the Lord’s Recovery, Book 1: The Vision and Definite Steps for the Practice of the New Way, pág. 245)
Lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestro concepto. Las reuniones en los hogares no son meramente un método. De ahora en adelante no elevaremos ni menospreciaremos las reuniones grandes; sino que consideraremos las reuniones grandes y las de hogar igualmente importantes. Según la situación de hoy, no debemos considerar que para tener éxito en recobrar a alguien debemos traerlo a las reuniones grandes. Claro está, que eso está muy bien; pero no deben requerir que sea así; sin embargo, entretanto esta persona venga a las reuniones de hogar, eso será bueno. Primero, ponga este fundamento en esa persona. Segundo, las reuniones de hogar deben luchar para recobrar a aquellos que no se han estado reuniendo por mucho tiempo. En Taipéi, hay decenas de miles de hermanos y hermanas que no se han estado reuniendo. Los tres a cinco mil de ustedes que se reúnen regularmente tienen que estar todos en las reuniones de hogar para recobrar a los que no se han estado reuniendo por mucho tiempo. Tercero, predicar ampliamente el evangelio. El evangelio de los hogares tiene que salir desde los hogares. Incluso la obra en las universidades puede salir desde los hogares. Los hogares son el fundamento. Si los hogares no son fuertes, y si aun usted mismo necesita pastoreo, entonces ¿quién pastoreará? Si las reuniones de hogar no son fuertes, ni siquiera se puede hacer la obra con los niños. Para que una nación sea fuerte, los hogares deben ser fuertes. Para que una iglesia sea fuerte, tienen que edificarse las reuniones de hogar. Los hogares son el fundamento, la base de todas las actividades. Cuarto, conserven a las personas. Las reuniones de hogar tienen que conservar y sostener a las personas e incluso hacer que ellas quieran regresar. Tienen que trabajar en las reuniones de hogar a tal grado que tengan el poder de atraer y conservar a las personas. Quinto, deben fortalecer las riquezas en las reuniones en los hogares. El contenido de las reuniones en los hogares debe ser rico. Sexto, cuando las reuniones en los hogares lleguen a ser ricas, se alcanzará la meta más elevada de expresar a Cristo. (On Home Meetings, pág. 20)
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Según la situación actual, lo primero que las reuniones de hogar deben hacer es restaurar a los que no se han estado reuniendo por mucho tiempo. Esperamos que todos los hermanos y hermanas se movilicen para ir a buscar, según sus direcciones, a los que no se reúnen por mucho tiempo y los restauren para que asistan a las reuniones de hogar. Lo segundo, es motivar a cada hermano y hermana, sea mayor o joven, siempre y cuando tenga una casa, a que la abra por lo menos una vez cada dos semanas. Deben tener una reunión del evangelio cada dos semanas. Deben educar gradualmente e iluminar a las personas con relación a las reuniones de hogar, proveyéndoles material para el evangelio y animándoles a hablar por el Señor y a abrir sus hogares. De casa en casa, cada casa debe predicar el evangelio. Lo tercero es hacer lo más que puedan para que la gente siga viniendo a las reuniones. Cuando venga una persona, apéguese a ella; tiene que conservarlo. La responsabilidad de conservar a las personas no descansa en los ancianos, colaboradores o en unos cuantos hermanos; sino que descansa en las reuniones de hogar, es decir, en todos los hermanos y hermanas. Esta es la gran responsabilidad de las reuniones de hogar. Lo cuarto es fortalecer las reuniones de hogar. A fin de tener reuniones ricas, se necesita que la palabra del Señor se forje ricamente en las reuniones de hogar. Lo quinto es causar que las reuniones de hogar alcancen el propósito de Dios para la iglesia. El Señor desea obtener un Cuerpo viviente que lo exprese en la tierra. (págs. 63-64)
En lo que respecta a la obra de Dios, el comienzo siempre es lo mejor. Después que ésta se pone en las manos del hombre, va cuesta abajo. El comienzo de los Hechos fue lo mejor. Allí estaba la “pista de patinaje” en las reuniones grandes para que mucha gente entrara. Muchos entraron patinando. Y habían también las reuniones de casa en casa para introducir a las personas en el fundamento de la iglesia. Cuando alguien se unía a las reuniones de hogar, él permanecía. Esta es la sabiduría de Dios. (On Home Meetings, pág. 16)
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Necesitamos que los jóvenes vayan a los recintos universitarios, en especial los que tienen dieciocho o diecinueve años de edad. Todos los jóvenes que están en la vida de iglesia son útiles. Es por ello que debemos laborar con los jóvenes de la escuela preparatoria. Una vez que se gradúen de la escuela secundaria, todos ellos irán a la universidad donde podrán contactar eficazmente a los jóvenes que recién empiezan la universidad. A los que tienen veinticinco años les resulta más difícil contactar a los que están en el primer año de universidad. Es por ello que no son tan útiles ni tan eficaces en la universidad como los santos jóvenes. Así que, los jóvenes de dieciocho años tienen una puerta abierta para contactar a otros de su misma edad. Una persona es más eficaz cuando contacta a otra de su misma edad. Por ejemplo, alguien que tiene dieciocho años no se sentiría muy cómodo de hablar conmigo, debido a que soy mucho mayor que él; en cambio, alguien de más edad se sentiría muy cómodo de hablar conmigo. La razón por la cual podemos conversar es que somos “pájaros que tienen las mismas plumas”. Las aves de la misma especie pueden hablar entre sí.
Sin embargo, al predicar el evangelio en las universidades, los jóvenes deben coordinar con todos los demás santos. Debido a que tal vez no tengamos muchos jóvenes, necesitaremos muchos de los hogares de los santos para llevar a cabo la coordinación de la obra del evangelio. Cada uno de los jóvenes que va a la universidad necesita un hogar a donde pueda traer a sus contactos. Un joven que haya pescado dieciocho nuevos contactos debe poder llevar a todos ellos a los hogares de los santos. Necesitamos que sus salas reciban a todos estos nuevos contactos. De esta manera todas las edades serán útiles; ninguno es demasiado viejo para esta labor. Los santos de mayor edad pueden abrir sus hogares para recibir a estos nuevos contactos. Aunque los santos de más edad abran sus hogares, ellos mismos deben permanecer en segundo plano, e invitar a algunos santos de edad mediana para que sirvan a los jóvenes en la sala. Esto es coordinación.
Cuanto más joven usted sea, más se necesitará que asuma un papel más activo en el cuidado de los nuevos jóvenes; y cuanto más edad tenga, más deberá permanecer en un segundo plano. Sería muy bueno si los hermanos de más edad son quienes compran los víveres, cocinan y lavan los platos para servir a los jóvenes y a sus contactos. Por su parte, los jóvenes deben ir a la universidad y los santos de edad mediana deben servir a los jóvenes en la sala de los hogares. Las salas de nuestras casas deben estar llenas del disfrute de Cristo, especialmente como resultado de cantar y salmodiar. Para que haya esta atmósfera de disfrute y mutualidad se requiere mucha coordinación.
Si todas las iglesias predican el evangelio en la obra universitaria de esta manera, tendremos una vida de iglesia muy eficiente. Una de las mejores maneras en que las iglesias pueden ganar nuevos contactos es enviar a los jóvenes a las universidades. Los mejores “estanques de pesca” para el recobro del Señor son los recintos universitarios. Debemos enviar a nuestros pescadores a que pesquen en estos estanques. Luego, los santos de más edad pueden quedarse en casa para preparar refrigerios, refrescos y las mejores cenas a fin de reunir a estos nuevos contactos al menos una vez cada cuatro semanas. Las salas de nuestras casas ciertamente los atraparán.
Necesitamos que un ejército de jóvenes pueda ser enviado a los recintos universitarios para que traigan más jóvenes; no obstante, todos los santos de edad madura y los de edad mediana también son necesarios. No debemos desanimarnos pensando que somos demasiado viejos para ir a los recintos universitarios. La obra de predicación del evangelio en la iglesia requiere de la participación de todos los santos. Debido a que las iglesias locales en el recobro del Señor están sobre el terreno genuino de la unidad, podemos tener una buena coordinación. Todos necesitamos aprender más a fin de tener la mejor coordinación.
No debemos predicar el evangelio de forma individualista. Tampoco debemos invitar a las personas a nuestros hogares ni hacerles una cena actuando de forma individualista. Debemos hacer todo en el Cuerpo de manera corporativa. Para ello se requiere mucha comunión y coordinación. Si tenemos la fe para aplicar la verdad contenida en la Biblia, tendremos poder, y si coordinamos en el Cuerpo, nada podrá frustrar nuestra predicación, la cual será poderosa y prevaleciente. De este modo ganaremos a muchos jóvenes para el recobro del Señor en esta generación. (Predicar el evangelio en los recintos universitarios, págs. 16-18)
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Los jóvenes en la iglesia pueden invitar a otros a los hogares de los hermanos de edad mediana y de parejas jóvenes. Todos estos hogares deben estar abiertos y dispuestos a recibir a los jóvenes. Cuando ellos vengan, sírvanles algo de comer y de beber. Esto conmoverá sus corazones. Al predicar el evangelio no necesitamos valernos de trucos. Simplemente debemos orar, predicar la palabra y abrir nuestros hogares. Es difícil pedirles a los jóvenes que vayan a las universidades y al mismo tiempo preparen sus casas para recibir a otros. Necesitamos que los más jóvenes vayan a las universidades, que los de más edad oren y que los hermanos de edad mediana preparen sus hogares. Día y noche los hogares deben estar listos. (El Espíritu y el Cuerpo, pág. 119)
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Nosotros debemos esforzarnos para introducirlos [los nuevos en los grupos pequeños] en la práctica de la vida de iglesia. Podemos encargarles que salgan a visitar a la gente de la misma manera en que los hemos alcanzado a ellos. Podemos salir con ellos e introducirlos uno a uno en la misma práctica. Finalmente, este grupo pequeño llega a ser nuestra vida de iglesia en la práctica. Es una miniatura de la vida de iglesia donde estamos. De hecho, la vida de iglesia se llevará a cabo de manera práctica en las reuniones de grupo.
En una reunión más grande, por ejemplo, donde hay doscientos, sólo podemos hacer cosas de manera general y darles una palabra general de comunión. Sin embargo, todos los puntos detallados de la vida de iglesia se deben llevar a cabo en las reuniones de grupo. La comunión, la intercesión, el cuidado mutuo, el pastoreo y la enseñanza, todo se puede realizar en la reunión de grupo. Entonces, toda la iglesia irá adelante a través de los grupos pequeños. En una iglesia de doscientos santos, pueden haber veinte grupos de diez o doce, los cuales incluso pueden hacer un trabajo más completo que los ancianos. Si una iglesia desea tener un aumento continuo, ésta debe usar los grupos.
Mi carga principal es que todos nosotros debemos tener nuestra propia reunión de grupo. En Hebreos 10:25 el apóstol Pablo le dijo a los santos que no dejaran de congregarse. Tal vez nos olvidemos de muchas cosas, pero no debemos olvidarnos de nuestra propia reunión de grupo. Todas las madres saben que no pueden olvidarse de sus propios hijos. Si queremos cuidar de una reunión de grupo de esta manera, la iglesia donde estemos será un gran éxito.
En especial, las hermanas mayores entre nosotros deben orar de una manera definida a fin de involucrarse en su propia reunión de grupo. Ellas pueden orar por todo el grupo y por cada nuevo miembro por nombre. Las hermanas deben orar especialmente por cada miembro del grupo algunas veces al día. Nuestra oración tiene que poner los rieles sobre los cuales corra el ferrocarril. De modo que, no debemos orar de manera general, sino de forma específica.
Debido a que laboramos de manera general en el pasado, no tuvimos un fruto adecuado. Hoy en día, primero tenemos que concentrar nuestro esfuerzo para bautizar a algunos nuevos. El segundo paso es tener reuniones de hogar con ellos para cuidarlos con ternura y nutrirlos. Y en corto tiempo los podemos agrupar para formar una reunión de grupo de dos o tres. Como les he indicado anteriormente, lo más importante hoy es que tengamos nuestra propia reunión de grupo. Esto se puede considerar nuestra propia asamblea (v. 25). (Talks Concerning Church Services, parte 2, págs. 62-63)
Debemos tener una perspectiva apropiada de la vida de iglesia. Al disponer los servicios específicos, señalamos que los estudiantes deberían asistir a las reuniones de los salones más cercanos a su colegio. Por tanto, apenas un estudiante es salvo, debemos alentarlo a que haga esto, y debemos llevarlo al salón de reunión que quede más cerca de su colegio; de esta manera llegará a formar parte de los santos que se reúnen en ese salón. Además, para los estudiantes, esto hará que sea conveniente reunirse para tener comunión a la salida del colegio. Por supuesto, esto no será fácil debido a que el horario de los estudiantes de escuela intermedia y de escuela secundaria es muy apretado. Además, la mayoría de ellos aún viven en casa y tienen que regresar a ella después de sus clases; también les es difícil salir los fines de semana. Con respecto a esto, ustedes tienen que ser flexibles y ajustarse a la necesidad según lo requiera la situación.
Por ejemplo, primero debemos llevar a los estudiantes a la reunión de la mesa del Señor. Sería preferible si asistiesen a la reunión de la mesa del Señor que se celebra el día del Señor, pero si no pueden hacerlo (por ejemplo, si sus padres no les permiten ir), entonces podemos acordar reunirnos con ellos en un momento oportuno durante la semana y después que salgan del colegio, para guiarlos a partir el pan en el hogar de algún santo cercano al colegio. En lo que respecta a hacer memoria del Señor tenemos que aprender a guiarlos debidamente. Tiene mucha trascendencia el que podamos hacer esto o no. Debemos guiarles para que se congreguen a partir el pan y debemos enseñarles para que conozcan lo que es el partimiento del pan y cuál es su significado. Esto es parte de su vida de iglesia.
Por tanto, para adaptarnos a tal situación, un día de la semana, al atardecer, podríamos reunirnos para recordar al Señor en casa de un santo que viva cerca del colegio y guiar a diez o veinte estudiantes a partir el pan. Al hacer esto, introducimos a los estudiantes en la vida de iglesia y hacemos que tal reunión forme parte de la iglesia. Esto causará una profunda impresión en los estudiantes. (Vasos útiles para el Señor, págs. 47-48)