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Mensajes del libro «Cultivar la siguiente generación para la vida de iglesia»
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LECCIÓN VEINTICUATRO

ADIESTRAMIENTO PARA MAESTROS

(2)

APRENDER A ENSEÑAR LA ECONOMÍA DE DIOS CONFORME A LA EXPERIENCIA Y CONVERTIR LA DOCTRINA EN EXPERIENCIA

  Lectura bíblica: 1 Ti. 1:3-4; 2:4; 3:15; 2 Ti. 1:6-7; 2:2, 15, 22, 25

  1. Cuando ayudamos a los jóvenes no debemos darles muchas doctrinas; más bien, debemos darles algo práctico:
    1. No debemos poner mucho énfasis en las doctrinas, no sólo cuando tenemos contacto personal con ellos, sino también cuando les predicamos el evangelio o les damos mensajes.
    2. Debido a que los jóvenes tienen muchos problemas prácticos, necesitamos dedicar tiempo analizando los problemas que ellos tienen en su vida práctica; entonces lo que les hablemos será práctico y estará relacionado con los asuntos prácticos que afectan sus vidas.
  2. Al enseñar la verdad a los jóvenes debemos aprender cómo enseñar la economía de Dios conforme a la experiencia—1 Ti. 1:3-4; 2 Ti. 1:6-7; 2:2, 22:
    1. La enseñanza del Nuevo Testamento se centra en la economía de Dios; no obstante, a través de los siglos, han surgido muchas enseñanzas ajenas a la economía de Dios; debemos aprender de la historia a no enseñar nada aparte de la economía de Dios—1 Ti. 1:3-4:
      1. La palabra griega traducida economía significa “ley doméstica”, lo cual implica distribución; esta palabra denota manejo doméstico, administración familiar o gobierno familiar, y por derivación alude a una impartición, a un plan o una economía para administrar (distribuir); por lo tanto, esto también es una economía doméstica—v. 4; Ef. 1:10; 3:9.
      2. Existen muchos otros temas en la Biblia, tales como la ley, la historia y las profecías, que pueden convertirse en distracciones para nosotros; algunos se distraen de la economía de Dios al leer los libros de Salmos o Proverbios.
      3. Al enseñar en la Escuela de la verdad, no debemos tener otra carga, perspectiva ni visión aparte de la economía de Dios; en nuestra enseñanza sólo debemos saber una cosa: la economía de Dios.
    2. A fin de ser competentes para enseñar la economía de Dios y cumplir nuestra comisión, tenemos que estar ardientes en espíritu; es por eso que Pablo le recordó a Timoteo que debía avivar “el fuego del don de Dios” que estaba en él—2 Ti. 1:6; 2:2:
      1. Dios nos ha otorgado dos dones preciosos: Su vida divina y Su Espíritu divino; pero nosotros tenemos que avivar el fuego del don de Dios:
        1. El primer paso para avivar este don no es ejercitarnos, sino abrir todas las “puertas” y “ventanas”; es decir, que debemos abrir todo nuestro ser: nuestra mente, parte emotiva y voluntad; debemos abrir por completo nuestra alma, nuestro corazón y hasta nuestro espíritu.
        2. Aquellos que enseñan en la Escuela de la verdad tienen que abrir todo su ser, a fin de que la “corriente de aire” pueda entrar; el Espíritu ya está en nosotros, pero necesitamos avivar el fuego del Espíritu.
      2. Si nuestro ser está cerrado, será necesario invocar el nombre del Señor Jesús; al invocar al Señor abrimos no sólo la boca, sino también nuestro espíritu y corazón; entonces la corriente de aire entrará y eso avivará el fuego de la vida eterna y del Espíritu eterno dentro de nosotros—v. 22.
    3. Si desea ir a su clase en la Escuela de la verdad de verano con la llama encendida, usted tiene que ser una persona de oración; si es esta clase de persona, traerá consigo este espíritu de oración, una atmósfera de oración, a su clase.
  3. Una vez que tenemos una atmósfera de oración, estaremos listos para enseñar, no de acuerdo a la doctrina, sino conforme a la experiencia; si lo hacemos así, cambiaremos nuestra enseñanza de la doctrina a la experiencia; esta comunión conforme a la experiencia dejará en los jóvenes una profunda impresión:
    1. No debemos pedir a los estudiantes que simplemente memoricen y reciten todos los puntos relacionados a la lección; eso sería enseñar de manera doctrinal:
      1. Si deseamos enseñar conforme a la experiencia, debemos ayudar a los jóvenes a darse cuenta de su situación y condición.
      2. En nuestra enseñanza, debemos aprender a tocar a otros conforme a la experiencia; debemos aplicar cada punto de nuestra enseñanza a la situación práctica y personal de nuestros oyentes.
    2. Cuando enseña una clase en la Escuela de la verdad de verano, no tome el camino de dar un mensaje o una cátedra; más bien, debe tener pláticas personales con los jóvenes, enseñándoles cada punto conforme a la experiencia:
      1. Cada punto de la lección debe ser presentado de tal manera que impresione a los jóvenes en cuanto a su experiencia; apliquen cada punto a la situación actual de ellos.
      2. Al hablarles debe observar a cada uno en particular, prestando atención especial a sus expresiones; esto le ayudará a conocer las necesidades de sus estudiantes.
    3. Si queremos motivar el espíritu de oración en nuestros oyentes, nosotros mismos debemos ser personas llenas del espíritu de oración; la oración adecuada logrará por lo menos tres cosas: impresionará de una manera práctica a los jóvenes acerca de los puntos de la lección, motivará el espíritu de oración en ellos y los hará que sean vivientes.
  4. Para enseñar conforme a la experiencia, tenemos que convertir cada punto en la lección, de doctrina a experiencia; después de hacer esta conversión en nuestro tiempo de preparación, debemos hablarles a los jóvenes acerca de cada punto según la experiencia:
    1. Cuanto más hablemos de esta manera, más velos quitaremos de nuestros alumnos; entonces ellos verán una visión que los exponga, y espontáneamente serán introducidos en la experiencia del punto mismo que hemos estado presentando.
    2. Si enseña de tal manera que sólo imparte las doctrinas de los materiales impresos, únicamente impartirá conocimiento a las mentes de sus estudiantes; como resultado, ellos no obtendrán nada en forma de experiencia:
      1. Es posible que el conocimiento que reciban les perjudique, pues si en otra ocasión escuchan acerca de, por ejemplo, la transformación, tal vez digan: “Yo ya sé eso; escuché todo eso en la Escuela de la verdad de verano”.
      2. No debemos dañar a los jóvenes dándoles solamente conocimiento; a fin de que la verdad les sea de provecho, siempre debemos enseñarles de acuerdo a la experiencia.
  5. Antes de enseñar a los jóvenes en la Escuela de la verdad de verano, nosotros mismos debemos recibir la inoculación de Pablo y ser llenos, empapados y saturados con la verdad—1 Ti. 2:4; 3:15; 2 Ti. 2:15, 25:
    1. La palabra verdad se ha entendido de forma equivocada; muchos lectores de la Biblia consideran que la verdad es un asunto de doctrina; en el Nuevo Testamento la verdad no se refiere a la doctrina, sino a las cosas reales reveladas en el Nuevo Testamento acerca de Cristo y la iglesia conforme a la economía neotestamentaria de Dios—1 Ti. 2:4; cfr. 1 Jn. 1:6.
    2. El elemento de la inoculación en contra de la degradación es la estructura de la verdad divina; la estructura de la verdad divina es el Dios Triuno y Su redención, la cual llega a ser nuestra salvación.
    3. El tema general de la primera serie de lecciones en la Escuela de la verdad de verano es la salvación completa que Dios efectúa; la salvación completa de Dios equivale a la verdad, debido a que el Dios Triuno con Su redención todo-inclusiva es la estructura de la verdad.
    4. Al prepararse para enseñar no deben confiar en el texto o el compendio de lecciones; sino que ustedes mismos deben sumergirse en la verdad acerca de la plena salvación de Dios.

Extractos de las publicaciones del ministerio:

DAR ÉNFASIS A LO PRÁCTICO EN VEZ DE RECALCAR DOCTRINAS

  Cuando ayudamos a los jóvenes, no debemos darles muchas doctrinas; más bien, debemos darles algo práctico. No debemos poner mucho énfasis en las doctrinas, no sólo cuando tenemos contacto personal con ellos, sino también cuando les predicamos el evangelio o les compartimos mensajes. Si les damos solo doctrinas y ellos vienen solamente a escucharnos, no habrá mucho resultado. Cuantas más doctrinas les hablemos, más muertos, fríos y descarriados estarán. Debido a que los jóvenes tienen muchos problemas prácticos, ustedes necesitan percibir sus sentimientos, comenzando con estos problemas. Por tanto, necesitamos dedicar tiempo para estudiar los problemas que los jóvenes tienen en su vivir práctico, incluyendo los problemas antes y después de su salvación. Basado en los estudios que hacemos, lo que les hablen al predicarles el evangelio o al edificarlos, será práctico y estará relacionado con los asuntos prácticos que afectan sus vidas. (Cómo guiar a los jóvenes, pág. 23)

APRENDER A ENSEÑAR LA ECONOMÍA DE DIOS CONFORME A LA EXPERIENCIA

  En los libros de 1 y 2 Timoteo se nos muestra la manera en que debemos enseñar a otros. Con respecto a la enseñanza, Pablo exhortó a Timoteo, diciendo: “Lo que has oído de mí mediante muchos testigos, esto confía a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Ti. 2:2). Consideremos lo que estos dos libros nos dicen en cuanto a cómo enseñar conforme a la experiencia.

NO ENSEÑAR COSAS DIFERENTES A LA ECONOMÍA DE DIOS

  En 1 Timoteo 1:3-4 Pablo se dirigió a Timoteo, uno de sus más íntimos colaboradores, diciéndole: “Como te exhorté, al irme a Macedonia, a que te quedases en Éfeso, para que mandases a algunos que no enseñen cosas diferentes, ni presten atención a mitos y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la economía de Dios que se funda en la fe”. Esto indica que algunos enseñaban cosas diferentes a la economía de Dios, la impartición de Dios.

La administración doméstica de Dios

  La palabra griega traducida economía significa “ley doméstica”, e implica distribución. Esta palabra denota manejo doméstico, administración doméstica o gobierno del hogar, y como derivado, una impartición, un plan o una economía para la administración (distribución). Por lo tanto, también es una economía doméstica. La economía de Dios en fe es Su economía doméstica, Su administración doméstica, la cual consiste en impartirse a Sí mismo en Cristo a Su pueblo escogido, a fin de obtener una casa que lo exprese, y esta casa es la iglesia (3:15), el Cuerpo de Cristo. El ministerio de Pablo estaba centrado en esta economía de Dios (Col. 1:25; 1 Co. 9:17), mientras que las diferentes enseñanzas de los disidentes eran usadas por el enemigo de Dios para distraer a Su pueblo de esta economía.

No ser distraídos por otros asuntos bíblicos

  La enseñanza del Nuevo Testamento se enfoca en la economía de Dios, es decir, en Su impartición. No obstante, en los siglos posteriores a la compleción de la Biblia, surgieron muchas enseñanzas que no eran de la economía de Dios. Esto debe servirnos de advertencia; debemos aprender de la historia a no enseñar nada que no sea la impartición de Dios.

  En 1 Timoteo 1 Pablo nos presenta la economía de Dios en oposición a las diferentes enseñanzas. De acuerdo con las palabras de Pablo presentadas en este pasaje, algunos enseñaban la ley y las genealogías en vez de la economía de Dios. En la Biblia, la ley ciertamente es un tema importante. El judaísmo fue edificado sobre el fundamento de la ley, de la cual los judaizantes eran muy celosos y a la cual se entregaron totalmente. La Biblia también contiene muchas genealogías, tales como la genealogía de Abraham y la de David. En el versículo 4 la palabra genealogías probablemente se refiere a las genealogías del Antiguo Testamento, las cuales eran adornadas con fábulas (Tit. 3:9).

  Existen muchos otros temas en la Biblia, tales como la historia y las profecías, que pueden convertirse en distracciones para nosotros. Algunos se distraen de la economía de Dios al leer los libros de Salmos o Proverbios. Si al leer la Biblia, no estamos bajo el control de una visión clara de la economía de Dios, podríamos ser distraídos, no por alguna herejía, sino por otros asuntos que se encuentran en las Escrituras. Tal vez al escuchar esto, usted se pregunte si algo bíblico puede llegar a ser una distracción. Es un hecho histórico que a lo largo de los siglos la mayoría de los cristianos han sido distraídos de la economía de Dios por diferentes asuntos bíblicos.

  Debemos prestar atención al encargo que da Pablo de no enseñar cosas diferentes a la economía de Dios. Creemos que desde los tiempos de los apóstoles no se ha dado tanto énfasis a la economía de Dios como se recalca hoy en el recobro del Señor, en especial durante los últimos veinte años. Dios tiene un gran plan: impartirse a Sí mismo en Su Trinidad en Su pueblo escogido. Esta es la economía de Dios.

  Nuestra enseñanza debe ser gobernada por una visión clara de la economía de Dios. Todo lo que enseñemos debe relacionarse a la economía de Dios.

La economía de Dios es nuestra única carga, perspectiva y visión

  Al enseñar en la Escuela de la verdad de verano, no deben tener otra carga, perspectiva ni visión aparte de la economía de Dios. Ustedes no sólo necesitan tener la carga por la economía de Dios, sino también ser empapados y saturados con la economía de Dios. Al enseñar ustedes deben saber una sola cosa: la economía de Dios. Deben ser capaces de declarar: “La economía de Dios es mi carga, mi perspectiva y mi visión. Todo mi ser ha sido empapado con la economía de Dios, y no sé nada más”. Ciertamente enseñaremos muchas lecciones distintas, pero cada lección será estructurada con la economía de Dios. Sólo cuando entiendan claramente este asunto básico, sabrán qué queremos hacer en la Escuela de la verdad de verano.

AVIVAR EL FUEGO DEL DON DE DIOS

  Mencionamos anteriormente que en 2 Timoteo 2:2 Pablo le encargó a Timoteo a que confiara a hombres fieles lo que había oído de él. Estos hombres fieles debían ser, además, idóneos para enseñar a otros. A fin de cumplir con esta comisión, Timoteo mismo tenía que estar ardiendo. Esta es la razón por la que Pablo le recordó que debía avivar “el fuego del don de Dios” que estaba en él (1:6).

La vida divina y el Espíritu divino

  Ahora debemos hacer la siguiente pregunta: ¿Cuál era el don de Dios que Timoteo debía avivar? Tal vez los pentecosteses digan que esto se refiere al don de hablar en lenguas, pero esto es muy dudoso, especialmente debido a que en los últimos escritos de Pablo casi no se mencionan los asuntos milagrosos. Yo creo que, primero, el don mencionado en el versículo 6 es el don de la vida eterna. Un don, por supuesto, debe ser dado por alguien. Dios ciertamente nos dio algo, y lo primero que nos dio fue la vida divina. Todos hemos recibido la vida eterna, la vida divina. Y segundo, también creo que el don aquí, es el don del Espíritu divino. Tanto la vida eterna como el Espíritu divino o el Espíritu eterno, son Dios mismo.

Abrir todo nuestro ser a la corriente de aire

  Este entendimiento del don mencionado en el versículo 6, plantea otra pregunta: ¿Cómo podemos avivar al Espíritu Santo? Los cristianos piensan usualmente que es el Espíritu Santo quien aviva nuestro espíritu. ¿Nosotros avivamos al Espíritu, o es Él quien nos aviva a nosotros? En este asunto de avivar el fuego del don de Dios, es posible que aún estemos influenciados por la enseñanza cristiana tradicional. Según la enseñanza tradicional, los creyentes deben pedir el Espíritu, no avivarlo. Pedir algo implica que no lo tenemos. Por lo tanto, pedir por el Espíritu implica que aún no lo tenemos. Por el contrario, avivar el Espíritu denota que ya lo tenemos. El “fuego” del Espíritu está en nosotros, como un “fogón”, pero para que el fuego arda se requiere una “corriente de aire”. Avivar el fuego es traer la corriente de aire necesaria. Este ejemplo les da una idea de lo que quiere decir avivar el Espíritu como el don de Dios que está en nosotros.

  Dios nos ha otorgado dos dones preciosos: Su vida divina y Su Espíritu divino. Ahora, nosotros necesitamos avivar el fuego del don de Dios. El primer paso para avivar este don no es ejercitarnos; el primer paso es abrir todas las “puertas” y “ventanas”. Necesitamos abrir todo nuestro ser. Abran su mente, su parte emotiva y su voluntad. Abran toda su alma, abran su corazón y abran su espíritu. Cada mañana debemos acudir al Señor y abrirnos a Él. No obstante, muchas veces pasamos tiempo con el Señor sin abrir nuestro ser a Él. En tal situación, el fuego no arderá.

  Aquellos que enseñan en la Escuela de la verdad de verano tienen que abrir todo su ser: su espíritu, su corazón, su alma, su mente, su parte emotiva y su voluntad, a fin de que la “corriente de aire” pueda entrar. El Espíritu ya está en ustedes, pero necesitan avivar el fuego, el Espíritu, para que arda. Me preocupa un poco que cuando vayan a enseñar una clase en nuestra escuela de verano, ustedes sean una persona cerrada, una persona cuyo ser está cerrado a la corriente de aire. Ya tienen el Espíritu y la vida eterna, pero debido a que están cerrados, la corriente de aire no puede entrar. Si son esta clase de personas, lo que enseñarán a los jóvenes será simplemente según su conocimiento personal o lo que está impreso en el libro de lecciones. Tal tipo de enseñanza amortece. Antes de ir a enseñar, primero deben avivar el fuego del don. Cuanto más abramos nuestro ser, más arderá este fuego. La corriente de aire que produce el avivar hará que el fuego arda por horas o incluso durante todo el día.

Invocar el nombre del Señor Jesús y ejercitar nuestro espíritu

  En 2 Timoteo 2:22 Pablo le dijo a Timoteo que siga “la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón puro invocan al Señor”. Si su ser está cerrado necesita invocar el nombre del Señor Jesús. Al invocar al Señor no abra sólo la boca, sino también su espíritu y su corazón. Entonces, la corriente de aire entrará y eso avivará el fuego de la vida eterna y del Espíritu eterno que está en su ser. Avive el fuego del don que ha recibido de Dios. Deje que el don se convierta en fuego. Después, vaya y enseñe a los jóvenes, no con una mente “fría como el hielo”, sino con una llama ardiente. Si usted es muy sobrio en su manera de pensar, será frío como el hielo cuando vaya a enseñar. ¡No sea frío; más bien sea ardiente con el don que ha avivado hasta hacerlo fuego!

  Hasta aquí hemos visto que debemos enseñar la economía de Dios y avivar el fuego del don de Dios, abriendo todo nuestro ser e invocando el nombre del Señor Jesús. Además, ciertamente debemos ejercitar nuestro espíritu. Después de exhortar a Timoteo a que avivara el fuego del don de Dios, Pablo añadió: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de cordura” (1:7). Aquí el espíritu denota nuestro espíritu regenerado y habitado por el Espíritu Santo (Jn. 3:6; Ro. 8:16). Avivar el fuego del don de Dios se relaciona con nuestro espíritu regenerado. La frase de poder se refiere a nuestra voluntad, de amor alude a nuestra parte emotiva, y de cordura tiene que ver con nuestra mente. Esto indica que tener una voluntad fuerte, una parte emotiva llena de amor, y una mente sobria, tiene que ver con tener un espíritu fuerte para ejercitar el don de Dios que está en nosotros.

TRAER UN ESPÍRITU DE ORACIÓN

  Debemos ser aquellos que enseñan la economía de Dios, que avivan el fuego del don de Dios, que invocan el nombre del Señor Jesús y que ejercitan el espíritu. En este punto, debemos considerar otro asunto crucial: ser personas de oración.

  No dudo que como creyentes de Cristo, ustedes han recibido la vida eterna y el Espíritu divino, pero me preocupa que tal vez vayan a sus clases con “agua helada” en vez de “fuego”. Hemos enfatizado que a fin de tener el fuego, necesitamos dejar que la corriente de aire entre, por medio de abrirnos al Señor. Cada mañana necesitamos traer la corriente de aire para que avive el fuego del don de Dios. Pero, supongamos que usted acaba de pasar por una situación muy desagradable con su cónyuge, y que ahora le parece imposible avivar el fuego. Quizás pasen algunos días hasta que usted por sí mismo pueda avivar otra vez el fuego, pero esto le será mucho más fácil si ora con un pequeño grupo de santos. Si usted ora por sí mismo, puede pensar acerca de la situación con su cónyuge y no podrá avivar el fuego. Pero si ora con otros, ellos avivarán el fuego dentro de usted. Con el tiempo usted también podrá orar y los avivará a ellos. Entonces la corriente de aire entrará y tendrá un fuego.

  Si va a ir a dar su clase en la Escuela de la verdad de verano con la llama encendida, usted tiene que ser una persona de oración. Si es esta clase de persona, traerá consigo este espíritu de oración a su clase. Entonces podrá avivar el espíritu de oración en los jóvenes que estén bajo su cuidado; entonces, todos serán animados a orar. Esto significa, que usted necesita crear una atmósfera de oración. No enseñe a menos que haya esta atmósfera en su clase. Para tener tal atmósfera de oración, debe permitir que haya suficiente tiempo en cada sesión para orar.

  ¿Sabe usted en qué consiste una reunión viviente? Una reunión viviente es una reunión que tiene una atmósfera de oración. Todos los que hablan de parte del Señor saben que es fácil hablar en una reunión donde hay una atmósfera de oración. De otra manera, resulta muy difícil compartir, pues habrá la sensación de estar hablando en un cementerio.

  Quiero recordarles que enseñar en la Escuela de la verdad de verano es totalmente diferente a enseñar en una escuela secular. Allí no se requiere avivar el fuego del don de Dios para dar una clase. Pero para enseñar en nuestra escuela de verano, debe ser una persona de oración, una persona con fuego que trae una atmósfera de oración.

NO ENSEÑAR DE FORMA DOCTRINAL SINO CONFORME A LA EXPERIENCIA,

  Una vez que hayamos avivado el fuego del don de Dios, despertado nuestro espíritu de oración, y creado una atmósfera de oración, estaremos listos para enseñar. No debemos enseñar de forma doctrinal, sino conforme a la experiencia.

Aplicar todos los puntos de la enseñanza a la experiencia práctica y personal

  Supongamos que está dando una lección sobre la condición caída del hombre y de su necesidad de salvación. No debe pedirle a sus estudiantes que simplemente memoricen y reciten todos los puntos relacionados a la lección. Esto sería enseñar de una manera doctrinal. Si va a enseñar conforme a la experiencia, debe ayudar a los jóvenes a darse cuenta que ellos mismos son caídos. Puede pedirles que pinten un cuadro de su propia condición caída, y no sólo que recuerden varios puntos doctrinales. Por ejemplo, tome el asunto de mentir. Acerca de esto, sus alumnos deben entender que debido a que nacieron en pecado, no es necesario que alguien les enseñe a mentir, sino que mienten espontáneamente. Esta es la manera de no enseñar de una manera doctrinal, sino conforme a la experiencia.

  Uno de los puntos en la lección acerca de la necesidad que el hombre tiene de salvación, es que el hombre se halla bajo la condenación de Dios. El hombre pecó al desobedecer el mandamiento de Dios, y por consecuencia quedó bajo la condenación de Dios. Si enseña de una manera doctrinal, hará preguntas como: ¿cuál es el mandamiento de Dios? ¿qué significa ser condenado? ¿cuál es el significado de estar bajo la condenación de Dios? Pero si va a enseñar conforme a la experiencia, debemos ayudar a nuestros estudiantes a estar conscientes de que han pecado, porque han desobedecido algunos mandamientos. Además, debemos señalarles que frecuentemente han desobedecido las demandas de su conciencia. Podemos preguntarles: “¿Pueden decir que nunca ha desobedecido a su conciencia? Si ha desobedecido a su conciencia, entonces ciertamente ha pecado”. Al hablarles de este modo, les ayudaremos a que se den cuenta por su propia experiencia lo que significa estar bajo el juicio de Dios.

  En su enseñanza aprendan a tocar a otros de acuerdo a la experiencia. Apliquen cada punto de su enseñanza a la situación práctica y personal de ellos.

Sin dar discursos, sino hablar de una manera personal

  Al enseñar a los jóvenes en vuestra clase, deben hablarles frecuentemente de un modo personal y práctico. Por ejemplo, podemos decirles: “¿No se sienten descontentos cuando su hermano o hermana tiene algo que ustedes no tienen? ¿No aborrecen eso? Además, ¿no han ofendido a sus padres muchas veces? ¿No tienen el sentir, en lo profundo de su ser, que está mal ofender a sus padres? ¿No se dan cuenta que deben honrar, respetar, apreciar y amar a sus padres?”. En vez de solamente cubrir los puntos mencionados en el texto, hable con los jóvenes de una forma personal. Cada punto de la lección debe ser presentado de tal manera que produzca una impresión de experiencia. Apliquen cada punto a la situación actual de ellos.

  Cuando enseñe una clase en la Escuela de la verdad de verano, no tome el camino de dar un mensaje o una cátedra. Más bien, debe tener pláticas personales con los jóvenes, enseñándoles cada punto conforme a la experiencia. Al hablarles debe observar a cada uno en particular, prestando atención especial a sus expresiones. Esto le ayudará a conocer las necesidades de sus estudiantes Luego, en las sesiones siguientes, debe tratar de llenar esas necesidades. Si el Señor le guía, puede hablar personalmente con cierto joven y pedirle que ore con usted. De este modo le ayudará a abrir su ser, fortalecerá su espíritu de oración y podrá llevarlo a la experiencia de las verdades que esté presentando.

  El mismo principio se aplica a la predicación del evangelio. Cuando predicamos el evangelio, no debemos solamente reunir personas y darles un mensaje, sino que debemos tener un contacto directo y personal con ellos. Podemos dar un mensaje, pero después, según la condición de los asistentes, debemos hablar con ellos de una manera personal en cuanto a su necesidad. Entonces debemos orar con ellos. Todos necesitamos aprender a hacer esto.

Despertar un espíritu de oración

  Lo más difícil de enseñar conforme a la experiencia es hacer que las personas oren con nosotros. Podemos dar un mensaje y hablar con otros, pero cuando llegamos al punto en que es necesario orar, tal vez nos encontremos carentes del espíritu de oración. Si carecemos del espíritu de oración no podremos motivar el espíritu de oración en otros. Si queremos motivar el espíritu de oración en nuestros oyentes, nosotros mismos debemos ser personas llenas del espíritu de oración.

  Espero que haya mucha oración en su clase de la Escuela de la verdad de verano. La oración adecuada logrará por lo menos tres cosas: impresionará de una manera práctica a los jóvenes con los puntos de la lección, motivará el espíritu de oración en ellos y los hará que sean vivientes. Los asistentes a la escuela de verano llegarán a ser muy vivientes.

  No entrenemos a los jóvenes en nuestra escuela de verano meramente con el conocimiento de la verdad. El mero conocimiento doctrinal es vano, y no tengo ninguna confianza en ello. Más bien, impresionemos a nuestros jóvenes con la verdad, que es la realidad de la economía de Dios. Esta es la verdad que tenemos carga de impartir a nuestros jóvenes. A fin de llevar a cabo esta carga, debemos poner en práctica todos los puntos mencionados en este mensaje: Ser gobernados por una visión clara de la economía de Dios; avivar el fuego del don de Dios que está en nosotros; y ser una persona de oración con una atmósfera oración que puede despertar un espíritu de oración en los demás. Como un maestro de la Escuela de la verdad de verano, debe estar preparado para orar en cualquier momento. Entonces podremos enseñar.

CONOCER LA ESTRUCTURA DE LA VERDAD, SER SATURADOS CON LA VERDAD Y CONVERTIR LA DOCTRINA EN EXPERIENCIA

  Las epístolas de 1 y 2 Timoteo fueron escritas para tratar con la decadencia de la iglesia y para inocular a los creyentes contra tal decadencia. Esto es especialmente cierto de 2 Timoteo, que fue escrita en un tiempo cuando las iglesias en el mundo gentil establecidas por Pablo estaban con la tendencia a degradarse. Tal situación constituyó una prefigura de la decadencia que prevalece actualmente en el cristianismo. Debido a la influencia de esta decadencia, necesitamos entrenar a nuestros jóvenes con todo lo que Pablo le enseñó a Timoteo. Esta clase de enseñanza será una vacuna fuerte contra la decadencia y degradación de la iglesia. El hecho de que Pablo escribiera “los postreros días” (3:1), indica que sus escritos se aplican no sólo a su época, sino también a los tiempos en los que vivimos. Todos necesitamos ser vacunados contra la decadencia por medio de conocer la verdad revelada en estos dos libros.

EL PLENO CONOCIMIENTO DE LA VERDAD

  La verdad se enfatiza fuertemente en 1 y 2 Timoteo. Pablo nos dice que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:4). La decadencia de la iglesia se debió a un conocimiento deficiente de la verdad. En 1 Timoteo la decadencia se infiltró sutilmente por medio de las diferentes enseñanzas (1:3), y en 2 Timoteo se desarrolló abiertamente e incluso empeoró a través de las herejías (2:16-18). Para enfrentarnos contra tal decadencia, debemos mantener la verdad. En 1 Timoteo se enfatiza que Dios quiere que todos los que sean salvos vengan al pleno conocimiento de la verdad, y que la iglesia es la columna y fundamento de la verdad (3:15). En 2 Timoteo se da énfasis a que debemos trazar correctamente la palabra de la verdad, sin ninguna distorsión (2:15), y que procuremos que los que se han desviado retornen a la verdad (v. 25).

  Desafortunadamente, la palabra verdad se ha entendido de forma equivocada. Muchos lectores de la Biblia consideran que la verdad es un asunto de doctrina. En el Nuevo Testamento, especialmente en 1 y 2 Timoteo, la verdad no se refiere a la doctrina, sino a las cosas reales reveladas en el Nuevo Testamento acerca de Cristo y la iglesia conforme a la economía neotestamentaria de Dios. Si hemos de entender adecuadamente la palabra verdad en el Nuevo Testamento, necesitamos darnos cuenta que esta denota todas las realidades de la economía divina como el contenido de la revelación divina, que es trasmitida y dada a conocer por la santa Palabra (véase la nota 6 de 1 Jn. 1:6).

LA ESTRUCTURA DE LA VERDAD ES EL DIOS TRIUNO CON SU REDENCIÓN TODO-INCLUSIVA

  Antes de enseñar a los jóvenes en la Escuelas de la verdad de verano, usted mismo debe recibir la inoculación de Pablo y ser lleno, empapado y saturado con la verdad. Si estudia cuidadosamente 1 y 2 Timoteo, verá que la estructura de estos dos libros es en realidad la estructura de la verdad, y que la estructura de la verdad es el elemento de la vacuna de Pablo.

  ¿Cuál es el elemento de esta inoculación? ¿Cuál es la estructura de la verdad? Al leer cuidadosamente 1 y 2 Timoteo podemos ver que la estructura de la verdad es el Dios Triuno con Su redención todo-inclusiva. La redención que Dios efectúa, implica, o incluye, la salvación. Tal redención fue cumplida por Dios. Cuando esta redención se aplica a nosotros, llega a ser la salvación. Así que, la salvación es nuestra experiencia de la redención de Dios. La estructura de la verdad divina es nada menos que el Dios Triuno más Su redención, la cual llega a ser nuestra salvación.

  A fin de enseñar a los jóvenes de una manera viviente, necesita aprender todos los aspectos de la verdad presentada en las Escrituras en cuanto al Dios Triuno, es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu. Esto significa que necesita ser saturado con la verdad, o realidad, de la Trinidad Divina. Además, debe profundizarse en la verdad acerca de la redención divina, esto es, la manera en que el Padre la planeó, el Hijo la cumplió y el Espíritu la aplica. Entonces, debe tener una visión clara de cómo la redención cumplida por el Dios Triuno llega a ser nuestra salvación plena.

LA SALVACIÓN COMPLETA QUE DIOS EFECTÚA

  El tema general de la primera serie de lecciones en la Escuela de la verdad de verano, es la salvación completa que Dios efectúa. La salvación completa de Dios equivale a la verdad, debido a que el Dios Triuno con Su redención todo-inclusiva es la estructura de la verdad. A través de los escritos de Pablo, esta verdad ha llegado a ser una vacuna contra la decadencia del cristianismo. Por un lado, podemos hablar de la estructura de la verdad, y por otro podemos hablar del elemento de la vacuna. Esta vacuna es similar a una dosis de medicina que contiene varios elementos. Los elementos de esta “dosis” ministrada por Pablo como una vacuna son: el Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— y Su redención todo-inclusiva.

  Para ayudar a los jóvenes a experimentar la salvación completa de Dios, es necesario revelarles su condición caída, que involucra el pecado, Satanás y el mundo, esto es, el sistema satánico. Estas cosas negativas se relacionan a la condición presente de los que son salvos. Si vamos a experimentar y disfrutar la salvación completa de Dios, debemos considerar nuestra condición y esta condición esta involucrada con el pecado, Satanás, el mundo y otros asuntos negativos.

PREPARARSE PARA ENSEÑAR AL SER SATURADOS CON LA VERDAD DE LA ECONOMÍA DE DIOS

  Al prepararse para enseñar, no deben confiar solamente en el texto o compendio de lecciones, sino que ustedes mismos deben sumergirse en la verdad acerca de la plena salvación de Dios. Esto significa que necesita ser saturado con un conocimiento, entendimiento y experiencia plenos del Dios Triuno con Su redención todo-inclusiva, relacionados con todos los aspectos de la condición caída del hombre. Al prepararse para enseñar, no es suficiente con leer el texto. Como maestros de la Escuela de la verdad de verano, necesitan estar empapados y saturados con la verdad. Espero que sean impresionados con su necesidad de sumergirse en la verdad divina, que es la realidad del Padre, el Hijo y el Espíritu, y de Su redención todo-inclusiva, la cual entendemos en relación a la condición del hombre caído.

  Tal vez al escuchar esto usted se desaliente y piense que no está calificado para enseñar a los jóvenes. Le ruego que no se sienta de esta manera. Su experiencia tal vez sea limitada, pero esa medida de experiencia lo hace apto para enseñar.

  Al enseñar, no elija temas peculiares que puedan estimular la curiosidad de sus oyentes. Tampoco haga un despliegue de su conocimiento acerca de otras materias, como historia o ciencia. Es una vergüenza ostentarse así. Ustedes deben enfocarse en la economía de Dios y ser restringidos por la economía de Dios. Todo el tiempo que dure la clase, que en realidad es muy corto, debe utilizarlo para presentar la verdad de la economía de Dios.

  Una vez más, quiero señalarles que ustedes necesitan sumergirse y empaparse totalmente con la verdad divina. La escuela de verano no sólo debe ser una escuela para los estudiantes, sino también para todos los maestros. Espero que ustedes mismos sean los primeros en aprender la verdad. No pueden enseñar a los demás si no aprenden ustedes primero. Del mismo modo, no pueden ministrar algo que no han experimentado y disfrutado personalmente. Únicamente podrán ministrar a otros lo que ustedes mismos han disfrutado; de otra manera, su enseñanza será solamente doctrinal y por lo tanto, vana.

ENSEÑAR CONFORME A LA EXPERIENCIA, EN VEZ DE FORMA DOCTRINAL

  Consideremos ahora el asunto práctico de enseñar conforme a la experiencia en vez de hacerlo en forma doctrinal. Supongamos que está enseñando la lección diecisiete, que trata de la transformación. El texto dice: “La transformación es el resultado de la santificación y tiene que ver con el alma del hombre”. Pedirle a los alumnos que simplemente entiendan y memoricen los hechos, es enseñar de una forma doctrinal. Si queremos enseñar de acuerdo a la experiencia, debemos tener comunión con los jóvenes acerca de la razón por la cual la transformación es el resultado de la santificación. Si hacemos esto, cambiaremos nuestra enseñanza de la doctrina a la experiencia. Esta comunión de acuerdo a la experiencia les dejará una profunda impresión.

  Al hablarles de esta manera, acerca del por qué la transformación es el resultado de la santificación, quizá uno de los estudiantes ofrezca una explicación. Tal vez diga que la santificación nos separa, nos cambia y hace que seamos santos con la naturaleza santa de Dios, y que el resultado es un cambio metabólico, que es la transformación. Si alguien habla de esta manera, inmediatamente debe hacerle ciertas preguntas, por ejemplo: “¿Y qué de usted? ¿Ha sido transformado por la naturaleza santa de Dios? ¿Su ser mismo ha sido hecho santo por medio de esta naturaleza divina?”. Esta manera de enseñar es conforme a la experiencia.

  Sin embargo, si usted no ha sido empapado con la verdad en cuanto a la santificación, y si usted no ha tenido ninguna experiencia de la santificación, no tiene otra opción, sino enseñar de forma doctrinal. Únicamente será capaz de repetir lo que haya leído en el texto. Ya que ha sido “educado” con la doctrina impresa, sólo podrá enseñar la doctrina de que la transformación es el resultado de la santificación, y que está relacionada con el alma del hombre. Pero, ni usted ni sus estudiantes conocerán la verdad, la realidad, de la santificación y la transformación. Debido a que no tiene ninguna experiencia, no podrá ministrar vida a los jóvenes en su clase. Más bien, sólo transmitirá conocimiento, como si estuviera enseñando en una escuela teológica. Si les enseña de esta manera, arruinará la escuela de verano e incluso dañará a sus estudiantes.

CONVERTIR LA DOCTRINA EN EXPERIENCIA

  Para enseñar conforme a la experiencia, tenemos que convertir cada punto en la lección de doctrina a experiencia. Supongamos que cierta lección tiene cinco puntos. En su preparación, debe tratar de convertir cada punto de doctrina a experiencia. Esto requiere práctica. Después de hacer esta conversión en nuestro tiempo de preparación, usted debe hablarle a los jóvenes acerca de cada punto en forma de experiencia. Cuanto más hablemos de esta manera, más velos quitaremos de nuestros alumnos. Ellos verán una visión que los exponga y espontáneamente serán introducidos en la experiencia del punto mismo que ha estado presentando.

  No obstante, si enseña de tal manera que sólo imparte las doctrinas de los materiales impresos, únicamente impartirá conocimiento a las mentes de sus estudiantes. Como resultado, ellos no obtendrán nada conforme a la experiencia. Además, el conocimiento que reciban les perjudicará; y en otra ocasión cuando escuchen acerca de la transformación, tal vez digan: “Yo ya sé eso. Escuché todo eso en la Escuela de la verdad de verano. Ya sé que la transformación es el resultado de la santificación y que tiene que ver con el alma del hombre. También sé que la transformación significa que cierto elemento cambia en naturaleza y en forma”. No debemos dañar a los jóvenes dándoles solamente conocimiento. A fin de que la verdad les sea de provecho, siempre debemos enseñarles de acuerdo a la experiencia. Este es un asunto muy básico.

  También en la vida de la iglesia debemos hablar conforme a la experiencia. En las reuniones, en la comunión, al pastorear a los santos y al visitar a otros para predicarles el evangelio, necesitamos aprender a hablar conforme a la experiencia, y no en forma doctrinal. Al hacer esto “mataremos dos pájaros de un solo tiro”: el “pájaro” de la experiencia y el “pájaro” de la doctrina. Entonces, las personas con quienes hablemos recibirán la doctrina con la experiencia. Espero que de ahora en adelante todos se esfuercen para poner esto en práctica.

  En el ministerio en el recobro del Señor, presentamos nuestras enseñanzas no de forma doctrinal, sino a la manera de la vida. Es por esta razón que nuestro estudio de la Biblia se llama estudio-vida. Sin embargo, pese a que no damos énfasis a la doctrina, nuestra manera de enseñar transmite mucha doctrina. Cada mensaje de nuestro Estudio-vida de las Escrituras transmite cierta cantidad de doctrina, pero la impresión que da al lector no es una de doctrina, sino la impresión de la experiencia y el disfrute de Dios, Cristo y el Espíritu. Con el tiempo uno aprende alguna doctrina, pero es una doctrina en experiencia, una doctrina que se aprende mediante la experiencia.

  Creo que enseñar en la Escuela de la verdad de verano es una buena oportunidad para que ustedes aprendan algo. Si tratan de convertir cada punto de las lecciones en experiencia, ustedes mismos recibirán la ayuda. Se darán cuenta que no saben cómo convertir la doctrina en experiencia, debido a que carecen de experiencia. Esto le expondrá, y entonces, por lo menos sabrá dónde se encuentra. Descubrirá que sabe muchas cosas en una manera doctrinal, pero no las conoce en experiencia. Luego, al preparar su lección, lo primero que hará será considerar su experiencia. En cada punto se preguntará: “¿Tengo la experiencia de esto? ¿Es mi experiencia adecuada en este punto? ¿Puedo enseñar esto a otros conforme a la experiencia?”. Tal vez llegue a la conclusión de que su experiencia no es suficiente ni para dar un testimonio, mucho menos para enseñar a una clase de jóvenes. Esto hará que usted ore, diciendo: “Señor, ten misericordia de mí. Necesito alguna experiencia de esto”. Esta es la manera de prepararse para enseñar cada lección.

  Les animo a prepararse no sólo por ustedes mismos, sino también junto con otros que estarán enseñando a los jóvenes. Reúnanse con otros y corroboren cada punto de cada lección conforme a la experiencia. Además, practiquen convertir los puntos doctrinales en experiencia. Esto será una buena preparación para enseñar conforme a la experiencia. Si hacen esto la escuela de verano será de mucho beneficio, no sólo a los jóvenes, sino a toda la iglesia. Tomemos esta manera de enseñar a los jóvenes en la Escuela de la verdad de verano. (Adiestramiento para maestros, págs. 29-46)

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