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Mensajes del libro «Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El»
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CAPÍTULO VEINTE

LAS SEÑALES EN JUAN 7

(1)

  Lectura bíblica: Jn. 7:1-32, 37-52

  En este capítulo abarcaremos Juan 7. Este capítulo es muy profundo, como todos los demás capítulos de este evangelio. Pero aunque es profundo, está escrito de una forma humana.

LOS AÑOS DEL MINISTERIO DEL SEÑOR

  Hemos señalado que el Evangelio de Juan es el cumplimiento del tabernáculo y las ofrendas. Esto se ve en el hecho de que este evangelio habla mucho de las fiestas judías. Juan 2:13 dice: “Estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén”. Ésta fue la primera Fiesta de la Pascua que tomó lugar durante los años del ministerio del Señor.

  El ministerio del Señor Jesús duró tres años y medio. La Pascua se celebra en el primer mes del calendario judío, el mes de Abib. El Señor Jesús fue crucificado en la Pascua. Según Éxodo 12, Jehová dijo a Moisés con respecto al mes de Abib: “Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero de los meses del año” (v. 2). Cuando los hijos de Israel guardaron la Pascua por primera vez, el Señor les mandó que tomaran ese mes como el comienzo de un año nuevo. De hecho, ése no sólo era el comienzo de un año nuevo; era el comienzo de su historia. Además de la Pascua, los hijos de Israel debían celebrar otras seis fiestas anuales, que son: la Fiesta de los Panes sin Levadura, las Primicias, las Semanas (Pentecostés), el Toque de Trompetas, la Expiación y los Tabernáculos. Éstas son las fiestas que, según el libro de Levítico, habían de celebrar los judíos a través de los siglos. El relato de Juan respecto al ministerio del Señor fue escrito conforme a la secuencia de estas fiestas.

  La última de las fiestas mencionadas en relación con la vida del Señor aquí en la tierra fue la Pascua. Durante la Pascua, Él fue traicionado, juzgado y crucificado. Nos ayudaría darnos cuenta que, según la manera en que los judíos calculan el tiempo, el día comienza al atardecer. Así que la mañana no cuenta como comienzo del día, sino la noche. El Señor Jesús fue traicionado y juzgado durante la noche de Su último día. Luego en la mañana, a las nueve de la mañana, fue crucificado, y permaneció en la cruz por seis horas, hasta las tres de la tarde.

  Desde la Pascua en la cual el Señor fue crucificado hasta la Pascua en el capítulo 6 de Juan hay un lapso de un año. Éste fue el último año que el Señor vivió en la tierra. Desde la Pascua en Juan 6 hasta la Fiesta de Purim en el capítulo 5 transcurre aproximadamente otro año en el ministerio del Señor. Luego, desde la Fiesta de Purim en el capítulo 5 hasta la Fiesta de la Pascua en el capítulo 2 transcurre otro año. Antes de esta Pascua que se menciona en Juan 2, el Señor ya llevaba algunos meses ejerciendo Su ministerio. Es por esta razón que los estudiantes de la Biblia han calculado que el ministerio del Señor duró tres años y medio.

  Todo lo que sucede desde el capítulo 2 versículo 13, hasta el capítulo 4 del Evangelio de Juan tomó lugar en el lapso de un año. Como vimos, en Juan 5 se menciona la Fiesta de Purim. Esta fiesta se celebra en el último mes del calendario judío. En el relato de Juan no se menciona nada de lo ocurrido durante el año que transcurre entre la Fiesta de Purim en el capítulo 5 y la Fiesta de la Pascua en el capítulo 6. La primera Pascua que se menciona en Juan está en el capítulo 2; la segunda está en el capítulo 6; y la tercera está en el capítulo 12. Entre la Pascua mencionada en el capítulo 2 y la Fiesta de Purim mencionada en el capítulo 5 hay un año. Entre la Fiesta de Purim mencionada en el capítulo 5 y la Pascua mencionada en el capítulo 6 hay otro año. Luego entre la Pascua mencionada en el capítulo 6 y la que se menciona en el capítulo 12 hay también otro año.

  En la segunda parte del capítulo 1 tenemos un relato preliminar referente al ministerio del Señor. En este relato se nos habla de Juan el Bautista. Cuando Juan vio que Jesús venía a él, dijo: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (v. 29). Juan también dio testimonio, diciendo: “Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre Él” (v. 32). En este capítulo también leemos del contacto que el Señor tuvo con algunas personas que llegaron a ser Sus discípulos. Además, como ya señalamos, el relato preliminar en Juan 1, que es una introducción a todo el evangelio, contiene seis señales importantes: la Palabra, el tabernáculo, el Cordero, la paloma, la piedra y la casa de Dios. Lo que se relata en Juan 1 es un prólogo, una introducción, a los capítulos siguientes. Después, en la primera parte del capítulo 2 el Señor cambió el agua en vino (vs. 1-11). Éste fue el comienzo de señales, y representa el principio de la vida: cambiar la muerte en vida.

  En la segunda parte del capítulo 2 se inicia un año nuevo, el cual abarca los capítulos 3 y 4. Este año concluye con la Fiesta de Purim en el capítulo 5. De manera que, tenemos la Pascua en el primer mes del año, y la Fiesta de Purim en el doceavo mes del año.

  Ahora debemos considerar lo que sucedió durante el primer año del ministerio del Señor según el relato en el Evangelio de Juan. Después de la señal con respecto al cambio del agua en vino (2:1-11), al comienzo del primer año del ministerio del Señor, vemos en 2:12-22 el propósito de la vida, que es edificar la casa de Dios. Estos versículos hablan de que Cristo purifica el templo y también hablan de que el cuerpo de Jesús, el templo, sería destruido y levantado en resurrección. Por lo tanto, en el capítulo 2 tenemos el principio de la vida y el propósito de la vida. El principio de la vida es cambiar la muerte en vida, y el propósito de la vida es edificar la casa de Dios.

UN PANORAMA COMPLETO DE LA SALVACIÓN EFECTUADA POR DIOS

  En el capítulo 3 tenemos el caso de Nicodemo, un caballero religioso ya anciano. Este capítulo revela que Nicodemo tenía una naturaleza serpentina y que él debía ser reemplazado por Cristo, como la serpiente de bronce, a fin de recibir la vida eterna y así llegar a formar parte del aumento universal de Cristo. La revelación aquí es honda y profunda, y necesita mucho estudio.

  En el capítulo 4 tenemos el caso de una mujer samaritana inmoral. Esta mujer no tenía satisfacción en su vida humana, y no rendía una adoración genuina a Dios. Por consiguiente, Cristo vino a ella a fin de que tuviera satisfacción al beber del agua viva y supiera cómo adorar al Padre en espíritu y realidad.

  Cuando juntamos los dos casos, el de Nicodemo y el de la mujer samaritana, tenemos un panorama completo de la salvación efectuada por Dios. La salvación de Dios consiste en reemplazar nuestro viejo hombre y en redimir nuestra persona pecaminosa de modo que podamos nacer de nuevo a fin de tener una nueva vida, la vida eterna, y así llegar a formar parte del aumento de Cristo. Tendremos una fuente de satisfacción en nuestra vida humana y también el camino para adorar a Dios en realidad. Tanto la fuente como el camino son Cristo, quien es nuestro Redentor y Salvador.

LA VERDADERA FIESTA DE PURIM

  Vimos que el trasfondo del capítulo 5 era la Fiesta de Purim y que aquí la fiesta ocurrió al final del primer año completo del ministerio del Señor. El Señor Jesús subió a Jerusalén, y allí vivificó al hombre imposibilitado. Al hacer esto, el Señor indicó que Él es el único que puede dar vida y que, aparte de Él, la ciudad santa, el templo santo, todas las personas santas y las cosas santas son nada. Sólo Cristo puede hacer que tengamos la verdadera Fiesta de Purim, una fiesta que muestra que hemos pasado de muerte a vida. Podemos decir que la condición en que se hallaban los judíos cuando celebraron la primera Fiesta de Purim, fue la de pasar de muerte a vida. Teniendo esta fiesta como trasfondo, el Señor Jesús dijo en 5:24: “De cierto, de cierto os digo: El que oye Mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no está sujeto a juicio, mas ha pasado de muerte a vida”. El significado de este relato en Juan 5 es que nada debe reemplazar a Cristo, pues Él lo es todo y solamente Él puede vivificarnos.

  Después del relato en el capítulo 5, tenemos el segundo año del ministerio del Señor, un año que abarca desde el tiempo de la Fiesta de Purim mencionada en el capítulo 5 hasta la Pascua mencionada en el capítulo 6. Sin embargo, como lo hemos indicado, el relato en el Evangelio de Juan no dice nada de lo que ocurrió durante este año.

EL PAN DE VIDA

  En un año nuevo, el tercer año del ministerio del Señor, comenzó con la Pascua mencionada en el capítulo 6. La Pascua incluye la redención con la sangre del cordero y alimentarse del cordero, el pan sin levadura y las hierbas amargas. El significado principal de la Pascua en el capítulo 6 es comer. En Juan 6 la gente estaba hambrienta y necesitaba alimento. Ellos necesitaban la fiesta del comer, la Fiesta de la Pascua. Pero aparte de Cristo, Aquel que prevalece en todo, aun la Pascua está vacía. La multitud que estaba reunida alrededor del Señor se componía de personas vacías que necesitaban alimento. El único que podía alimentarlos es Aquel quien es el pan de vida, el pan vivo, el pan de Dios, el pan que descendió del cielo y el pan verdadero. En el capítulo 6 todos estos términos describen a Cristo como pan de vida. El pan sin levadura de la Pascua no era el verdadero pan, sino sólo una sombra. La sustancia de aquel pan es Cristo como pan de vida. Él es el verdadero pan de Dios que ha venido para ser nuestra vida para que podamos vivir.

EL PAN VIVO

  Cristo no sólo es el pan de vida; Él también es el pan vivo. El alimento que ingerimos nos permite vivir. El alimento que comemos es algo orgánico y algo de vida. Por ejemplo, las verduras, frutas, cereales y carnes son alimentos orgánicos, y todos proceden de seres vivos. Puesto que comemos alimentos vivientes, también nosotros somos vivientes. Esto pone de ejemplo lo que el Señor quiso decir cuando afirmó que Él es el pan vivo. Si lo recibimos como este pan vivo, viviremos por causa de Él. En 6:57 el Señor Jesús dijo: “Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo por causa del Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por causa de Mí”. Aquí el Señor parecía decir: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; Yo viviré en ustedes, y ustedes vivirán por causa de Mí”.

  Al comienzo del nuevo año en el capítulo 6 de Juan, tenemos la Fiesta de la Pascua. Pero lo que comían durante esta fiesta era meramente una sombra de Cristo como la verdadera comida. Él es el único que en verdad puede alimentarnos y hacer que seamos vivientes.

LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS

  Entre la Pascua mencionada en el capítulo 6 y la Fiesta de los Tabernáculos mencionada en el capítulo 7 hay otro lapso de casi un año, respecto al cual no se escribe nada en este Evangelio. La Pascua era la primera de las fiestas anuales mencionadas en Levítico 23, y la Fiesta de los Tabernáculos era la última (vs. 5, 34). Éxodo 23:15 y 16 hablan de tres de las fiestas anuales: “La Fiesta de los Panes sin Levadura celebrarás [...] También celebrarás la Fiesta de la Siega, de las primicias de tus trabajos de lo que hayas sembrado en el campo, y la Fiesta de la Recolección, a la salida del año, cuando hayas recogido del campo los frutos de tus labores”. La Fiesta de la Recolección es la Fiesta de los Tabernáculos, celebrada al final de año. El punto aquí es que en el Evangelio de Juan no se escribe nada de lo que aconteció en el ministerio del Señor desde la Fiesta de la Pascua en Juan 6, celebrada al comienzo del año, hasta la Fiesta de los Tabernáculos en Juan 7, celebrada al final del año.

  La Fiesta de los Tabernáculos era una fiesta que implicaba disfrute y satisfacción. Esta fiesta puede compararse al Día de Acción de Gracias que se celebra en los Estados Unidos. La fiesta del Día de Acción de Gracias es una fiesta de recolección, una fiesta que celebran al final del año después que los cultivos han sido cosechados. La Fiesta de los Tabernáculos es también una fiesta de recolección.

  La Fiesta de la Pascua implica el comer, y la Fiesta de los Tabernáculos significa satisfacción. Lo que comían durante la Pascua mencionada en Juan 6 era una sombra; no era el verdadero alimento. De igual modo, la satisfacción que recibían durante la Fiesta de los Tabernáculos mencionada en Juan 7 es también una sombra. Sólo Cristo es la realidad tanto de la Fiesta de la Pascua como de la Fiesta de los Tabernáculos.

  Al final de la Biblia vemos un tabernáculo eterno, la Nueva Jerusalén. Por la eternidad disfrutaremos una fiesta de los tabernáculos. La Nueva Jerusalén será nuestra tienda, nuestro tabernáculo, en donde gozaremos de pleno disfrute y de plena satisfacción. El río de agua viva fluirá a lo largo de la Nueva Jerusalén por la eternidad. En la eternidad tendremos el pleno disfrute de esta fiesta.

ALIMENTADOS Y SATISFECHOS POR CRISTO

  Hemos visto que en el capítulo 5 de Juan todo es anulado, y sólo Cristo permanece como Aquel que está disponible y Aquel que ayuda. ¿Se dan cuenta que, aparte de Cristo, nada ayuda en la vida humana? Su educación y su ocupación no ayudan. Todo excepto Cristo está vacío. Entonces, lo que necesitamos es a Cristo como nuestro alimento y satisfacción. No necesitamos la ciudad santa, el templo santo, ni ninguna otra cosa santa. Además, aparte de Cristo, ni siquiera la Biblia ayuda. Conforme al cuadro presentado en los capítulos 5, 6, y 7 de Juan, necesitamos alimento y satisfacción. ¿Quién puede alimentarnos? ¿Quién puede satisfacernos? El Señor Jesús es el Único que puede alimentarnos y satisfacernos.

  Ahora que hemos dicho que únicamente el Señor Jesús puede alimentarnos y satisfacernos, debemos preguntarnos ¿qué clase de Jesús puede hacer esto? En el capítulo 6 de Juan tenemos al Jesús encarnado y crucificado. En el capítulo 7 tenemos a un Jesús que no había sido aún resucitado, que no había sido aún glorificado (v. 39). El agua viva no estaba disponible hasta que Él resucitó, puesto que en resurrección Él cambió de forma para llegar a ser el Espíritu vivificante, quien es el verdadero río de agua de vida. Desde el día de Su resurrección el río comenzó a fluir, y el disfrute pleno de este río comenzó en Pentecostés, cuando el río vino como un diluvio sobre los discípulos para satisfacerlos.

  Por la crucifixión y resurrección, el Señor Jesús llegó a ser el Espíritu vivificante. Primero, Él era el Salvador y el Redentor, y luego llegó a ser el Espíritu que da vida. En los primeros versículos del Evangelio de Juan vemos que Cristo era el Creador. Luego, mediante la encarnación, Él llegó a ser el Salvador y el Redentor. Después de Su muerte y resurrección, llegó a ser el Espíritu vivificante, el aliento mismo que sopló en Sus discípulos (20:22).

  Es crucial que veamos que Cristo ha anulado todo y que sólo contamos con Él para obtener alimento y satisfacción. Debido a que Cristo es el pan de vida, como pan vivo que mora en nuestro interior, y debido a que Él también es la fuente de agua viva, Él puede alimentarnos y satisfacernos. A la postre, esta fuente fluye hasta convertirse en el río de agua viva. Primero Cristo era la fuente, y ahora como el Espíritu vivificante Él es río. A fin de que la fuente fluya, ésta debía ser abierta a través de la muerte de Cristo. Cristo fue “cortado” en la cruz para que la fuente pudiera llegar a ser el Espíritu vivificante, quien es el río que fluye para satisfacernos.

HAMBRIENTOS Y SEDIENTOS

  En la escena presentada en el capítulo 6 estaba la Fiesta de la Pascua. En la escena descrita en el capítulo 7 estaba la Fiesta de los Tabernáculos. La Fiesta de la Pascua es la primera de las fiestas anuales de los judíos, y la Fiesta de los Tabernáculos es la última (Lv. 23:5, 34). La Fiesta de la Pascua, celebrada al comienzo del año, implica el comienzo de la vida humana (Éx. 12:2-3, 6), lo cual incluye la búsqueda de satisfacción por parte del hombre y resulta en hambre. La Fiesta de los Tabernáculos, como la última fiesta del año, implica la culminación y el éxito de la vida del hombre, la cual llega a su fin y da como resultado la sed del hombre. En la escena de la Fiesta de la Pascua, el Señor se presentó como el pan de vida que satisface el hambre del hombre. En la escena de la Fiesta de los Tabernáculos, el Señor prometió que Él haría fluir el agua viva que sacia la sed del hombre.

  Después de cosechar todos sus cultivos, los judíos celebraban la Fiesta de los Tabernáculos para disfrutar de lo que habían cosechado mientras ofrecían adoración a Dios (Dt. 16:13-15). Por lo tanto, esta fiesta representa la compleción, los logros y el éxito de la carrera y del estudio del hombre y de los demás asuntos de la vida humana, incluyendo la religión, con su respectivo gozo y disfrute.

  Con la Pascua al comienzo del año y con la Fiesta de los Tabernáculos al final del año, vemos el comienzo y el final de la vida humana. Al comienzo de la vida, estamos llenos de expectativas, pero también estamos hambrientos. Quizás estemos hambrientos por una buena educación o una carrera profesional. Pero a la postre, cuando lleguemos al final de nuestra vida humana, estaremos sedientos. Los jóvenes, quienes están llenos de expectativas, están hambrientos. Pero los de edad avanzada, quienes están en las postrimerías de la vida humana, se hallan sedientos. Los jóvenes pueden anticipar una buena educación y una carrera muy prometedora. El hambre que tienen continuará durante toda su vida. Sin embargo, al final de su vida ellos se darán cuenta de que están sedientos, de que no están satisfechos. Por consiguiente, necesitamos que el Señor Jesús sea tanto el pan vivo que nos alimenta como la fuente de agua viva que nos satisface. Podemos decir que, en particular, al comienzo de la vida humana Él es nuestra comida, y al final, Él es el río de agua de vida.

  Como una persona mayor, ya no me encuentro al comienzo de mi vida humana. Sin embargo, puedo testificarles que no estoy sediento. Al contrario, estoy lleno con el agua viva y desbordando con ella, debido a que disfruto al Señor, quien es el Espíritu vivificante, y es mi satisfacción. Debido a que esta agua viva me llena hasta desbordarse, puedo regar a otros para que ellos sean satisfechos.

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