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Mensajes del libro «Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El»
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CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

LAS SEÑALES EN JUAN DEL 14 AL 17

(1)

  Lectura bíblica: Jn. 14:2-3; 2:16

  Los capítulos 14, 15 y 16 del Evangelio de Juan son un mensaje que el Señor Jesús dio durante Su última noche en la tierra. Sabiendo que al día siguiente iba a morir, la noche anterior dio este mensaje a Sus discípulos. El mensaje de estos capítulos puede considerarse la revelación más profunda en el Nuevo Testamento. Después de dar este mensaje, el Señor Jesús ofreció al Padre la oración que consta en el capítulo 17. De modo que, el capítulo 17 puede considerarse la oración de conclusión del mensaje dado en los capítulos del 14 al 16. Posteriormente veremos el contenido de ese mensaje.

  Quiero recordarles que el título de este libro es El cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan. Muchos cristianos no saben que los escritos de Juan, especialmente su evangelio, constituyen el cumplimiento del tabernáculo y las ofrendas del Antiguo Testamento. Quizás algunos hallen difícil entender esto, pero después de hacer un estudio profundo y considerable, hemos llegado a la conclusión de que el tabernáculo y las ofrendas del Antiguo Testamento se cumplen en los escritos de Juan.

LA MORADA DE DIOS

  Debemos ver cuál es el significado del tabernáculo y de todas las ofrendas. El tabernáculo es la morada que Dios tiene entre Su pueblo en la tierra. Eso es algo grandioso. El tabernáculo, la morada de Dios en medio de Su pueblo en la tierra, es verdaderamente el centro y la realidad de todo el universo. Podemos decir que el universo, compuesto de los cielos, la tierra y millones de cosas, es un recipiente enorme. Pero ¿qué contiene el universo? Por supuesto, el universo contiene a Dios. Sin embargo, Dios desea que Su pueblo redimido sea Su morada en el universo. El universo contiene al pueblo de Dios, y el pueblo de Dios es Su morada. Por tanto, la morada de Dios es el centro y la realidad del universo.

  Supongamos que en este universo no hubiese tal cosa como un pueblo colectivo, esto es, que no existiesen personas que sean los escogidos, redimidos, regenerados y transformados de Dios. Si ésta fuera la situación, no habría una morada para Dios en el universo. Sin tener al pueblo de Dios como Su morada, el universo estaría vacío y sería vanidad, sin centro ni realidad. Por consiguiente, debemos ver que el centro y la realidad del universo es la morada de Dios en medio de Su pueblo.

UNA MORADA MUTUA

  El tabernáculo como morada de Dios en realidad es una morada mutua, una habitación mutua. Esta habitación es la morada de Dios y también la morada de los que sirven a Dios. Al final, Dios mora en Su pueblo, y Su pueblo mora en Él. Esto quiere decir que moran mutuamente en una morada mutua. Esta morada maravillosa es el centro y la realidad de todo el universo.

  Esta morada maravillosa no sólo es el centro y la realidad del universo; también es el centro y la realidad de la Biblia. ¿Cuál es el centro y la realidad del Antiguo Testamento? Es el tabernáculo, la morada de Dios. ¿Cuál es el centro y la realidad del Nuevo Testamento? Es la casa de Dios, la habitación de Dios. Toda la Biblia es una historia de la morada de Dios. Este asunto es crucial.

  Otro asunto crucial tiene que ver con la revelación hallada en el Evangelio de Juan. El Evangelio de Juan revela que el Dios Triuno se imparte en Su pueblo, y así hace de ellos Su morada. Finalmente, la morada de Dios también llega a ser la morada del pueblo de Dios. Por lo que, es una morada mutua, una mutua habitación. Juan 15:4 dice: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. Esto también puede traducirse: “Moren en Mí, y Yo en ustedes”. En este versículo vemos un morar mutuo. Dado que hay un morar mutuo, ciertamente debe haber una habitación mutua. Esta habitación mutua es el centro y la realidad del Evangelio de Juan.

UN RESUMEN DE LA BIBLIA Y SUS EXTRACTOS

  El Evangelio de Juan es un resumen de toda la Biblia. Y si el Evangelio de Juan es un resumen de la Biblia, entonces, el cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas es un extracto de este evangelio. Dado que la Biblia es muy grande, se necesita un resumen para ver un esquema de toda la Biblia. Luego, necesitamos un extracto de este resumen para ver su esencia. En estos capítulos, nuestro interés está en el extracto de cada capítulo.

  Como se indicó antes, un extracto puede entenderse como un líquido extraído de una planta o de otra materia orgánica, y que contiene su esencia en forma concentrada. Un sinónimo de la palabra extracto es espíritu, que es la esencia de una sustancia extraída en forma líquida. El vino, por ejemplo, puede considerarse como un extracto, o un espíritu, de las uvas. Siempre que se extrae la esencia de cierta sustancia, se obtiene el espíritu de dicha sustancia. Los extractos de ciertas sustancias se emplean a veces como medicina. Podemos decir que los veintiún capítulos del Evangelio de Juan corresponden a cierta sustancia, y en estos capítulos nos interesa obtener el extracto de esta sustancia. Asimismo, este extracto puede alegrarnos o, al igual que la medicina, puede sanarnos.

  Hemos señalado que el contenido y la realidad del universo es el pueblo de Dios como morada Suya. El universo puede compararse a un cascarón, y el pueblo de Dios como morada Suya, al contenido de este cascarón. Hoy Dios está edificando a Su pueblo juntos para que lleguen a ser Su morada. Esta morada es el tabernáculo. Según el cuadro presentado en el Antiguo Testamento, los siervos de Dios, los sacerdotes, moraban en el tabernáculo; es decir, moraban en la morada de Dios. Por tanto, el tabernáculo es una morada mutua, una morada tanto para Dios como para el hombre. Esta morada es el centro y la realidad del universo, y también el centro y la realidad de la Biblia.

EL TABERNÁCULO Y EL CORDERO DE DIOS

  Hemos señalado que el Evangelio de Juan es un resumen de toda la Biblia. En este libro tenemos el cumplimiento del tabernáculo y de todas las ofrendas. Vemos el tabernáculo en el primer capítulo de Juan: En el principio era la Palabra [...] Y la Palabra era Dios [...] Y la Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros” (vs. 1, 14). Ésta es una traducción literal del griego. No obstante, algunas versiones no traducen el versículo 14 de manera literal y usan la palabra moró en lugar de fijó tabernáculo. Sin embargo, al escribir este Evangelio bajo la inspiración del Espíritu Santo, Juan seleccionó la palabra tabernáculo para indicar que Jesús, el mismo Dios encarnado, era un tabernáculo. Cuando el Señor Jesús estaba en la carne morando entre los hombres, Él estaba fijando tabernáculo entre ellos. Por esta razón, Juan 1:14 indica que Cristo es el tabernáculo verdadero. Primero Él era la morada de Dios, y ahora Él también ha llegado a ser nuestra morada. Esto significa que Él es la morada mutua de Dios y del pueblo que Dios escogió.

  En el Antiguo Testamento tenemos el tipo del tabernáculo, pero en el Evangelio de Juan tenemos el cumplimiento de la tipología. El tipo del tabernáculo presentado en Éxodo era una sombra, un modelo; no era el verdadero tabernáculo. El verdadero tabernáculo, el cumplimiento del tipo, se halla en el Evangelio de Juan. Dios encarnado es el verdadero tabernáculo. Jesús, Dios en la carne, es el verdadero tabernáculo en donde Dios mora y en donde también nosotros podemos morar. Por esto vemos que el cumplimiento del tipo del tabernáculo está en el Evangelio de Juan.

  En el capítulo 1 del Evangelio de Juan no sólo tenemos el tabernáculo, sino también el Cordero de Dios: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (v. 29). ¿Qué es el Cordero de Dios? Aquí en Juan 1, el Cordero de Dios es la suma total de todas las ofrendas, la totalidad de las ofrendas. En tipología, las ofrendas tenían varias categorías: la ofrenda por el pecado, la ofrenda por las transgresiones, el holocausto, la ofrenda de harina y la ofrenda de paz. Además de éstas, estaban la ofrenda mecida, la ofrenda elevada, las ofrendas voluntarias y también la libación. Pero las ofrendas básicas eran la ofrenda por el pecado, la ofrenda por las transgresiones, el holocausto, la ofrenda de harina y la ofrenda de paz. Todas estas ofrendas están representadas en Juan 1 por el Cordero de Dios. Por consiguiente, en el capítulo 1 de Juan tenemos el tabernáculo y la suma total de todas las ofrendas.

  Decir que en Juan 1 tenemos el tabernáculo y las ofrendas significa que en este capítulo tenemos el tabernáculo y el altar, que está frente al tabernáculo. Ciertamente, no se puede encontrar la palabra altar en este capítulo. Sin embargo, el hecho está aquí . El versículo 29 nos dice que aquí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. ¿Dónde quitó nuestro pecado el Cordero de Dios? Lo hizo en la cruz, y la cruz es el altar. Así pues, en Juan 1 tenemos el tabernáculo y la cruz, el altar.

  El altar es para entrar en el tabernáculo. Aparte de las ofrendas, no tenemos manera de entrar en el tabernáculo. El Cordero de Dios es el camino para que nosotros entremos en el tabernáculo verdadero.

EL ESPÍRITU Y LA VIDA

  No muchos cristianos han visto que el tabernáculo y las ofrendas tienen su cumplimiento en el Evangelio de Juan. Sin embargo, en el siglo pasado algunos de la Asamblea de los Hermanos vieron esto. Aproximadamente hace sesenta años, cuando estaba bajo la enseñanza de los Hermanos, me dijeron que en el Evangelio de Juan podemos encontrar el tabernáculo y todas las ofrendas. Sin embargo, la enseñanza de los Hermanos no hacía mucho énfasis en el Espíritu y la vida. La enseñanza de ellos presentaba el cuadro del tabernáculo y el altar en Juan como cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en el Antiguo Testamento, pero el cuadro no revelaba al Espíritu y la vida.

  El Espíritu y la vida son dos asuntos cruciales en el Evangelio de Juan. Juan es un libro acerca de la vida eterna, y la vida eterna está relacionada con el Espíritu. Sin la vida eterna y el Espíritu, únicamente podemos tener un cuadro del tabernáculo y de las ofrendas, más no la realidad ni el aspecto práctico del tabernáculo y de las ofrendas.

  Recientemente, liberamos una serie de mensajes titulados “La visión central de la impartición divina” incluidos en el libro La impartición divina de la Trinidad Divina. Estos mensajes trataban de la impartición de Dios. La impartición de Dios es un asunto íntegramente de la vida eterna y el Espíritu. Además, esta impartición tiene como propósito el cumplimiento del tabernáculo y de todas las ofrendas. Cuando poseemos una medida adecuada de la impartición de Dios como vida en nosotros, con el tiempo llegamos a ser el tabernáculo; y cuando seamos el tabernáculo, disfrutaremos a Cristo de una manera práctica como todas las ofrendas. Por consiguiente, tenemos el cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas.

LAS OFRENDAS EN EL EVANGELIO DE JUAN

  Tal vez se pregunten dónde en el Evangelio de Juan podemos encontrar la ofrenda por el pecado, la ofrenda por las transgresiones, el holocausto, la ofrenda de harina y la ofrenda de paz. La ofrenda por el pecado se halla en el capítulo 3, un capítulo que describe el caso de Nicodemo. El versículo 14 dice: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Este versículo habla de Cristo como la ofrenda por el pecado, la cual da fin al pecado que mora en nosotros, es decir, da fin a nuestra naturaleza serpentina.

  En el capítulo 4, que describe el caso de una mujer inmoral samaritana, tenemos la ofrenda por las transgresiones. El problema de Nicodemo era su naturaleza serpentina, pero el problema de la mujer samaritana eran sus transgresiones, ya que ella había tenido cinco maridos y estaba viviendo con alguien que no era su marido. Ella necesitaba a Cristo como su ofrenda por las transgresiones.

  En el capítulo 7 vemos que Cristo vivía absolutamente para la gloria de Dios y también para hacer la voluntad de Dios de manera absoluta. Éste es Cristo como el holocausto que satisface a Dios.

  Encontramos la ofrenda de harina en el capítulo 6, un capítulo que habla del pan de vida. Aquí el pan de vida equivale a la ofrenda de harina.

  Finalmente, en el capítulo 12 vemos que Cristo es la ofrenda de paz. En una casa en Betania, el Señor Jesús y algunos de los creyentes celebraban un banquete. Todos juntos estaban disfrutando de la ofrenda de paz. Por tanto, en los capítulos 3, 4, 7, 6 y 12 vemos a Cristo como el cumplimiento de las cinco ofrendas básicas que constan en el Antiguo Testamento.

UN CUADRO COMPLETO DEL TABERNÁCULO

  Juntamente con el altar y todas las ofrendas, necesitamos el lavacro. Como ya indicamos, el lavacro es un lugar para lavar. El capítulo 13 del Evangelio de Juan nos presenta el lavacro para el lavamiento de los pies.

  Después del lavacro tenemos el tabernáculo. El lavacro se halla en el capítulo 13, y el tabernáculo se halla en los capítulos del 14 al 16. En estos capítulos tenemos el tabernáculo junto con el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Luego, en el capítulo 17 tenemos el altar del incienso, ya que en este capítulo tenemos la oración de intercesión que hace Cristo. Si ponemos todos estos asuntos juntos, veremos que en el Evangelio de Juan tenemos un cuadro completo del tabernáculo.

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