
Lectura bíblica: Jn. 3:1-8, 9-16, 22-36
En Juan 3 tenemos tres señales: la regeneración, la serpiente de bronce y la novia. En el capítulo anterior abarcamos la señal de la regeneración. En este capítulo consideraremos las señales de la serpiente de bronce y la novia.
Juan 3:14 dice: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Aquí el Señor se refirió a lo sucedido en Números 21:4-9; en el versículo 5 dice: “Habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos habéis hecho subir de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay alimento ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan liviano”. Aquí vemos que los hijos de Israel se quejaron y fueron rebeldes. Como resultado, el Señor “envió entre el pueblo serpientes ardientes que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel” (v. 6). Entonces el pueblo acudió a Moisés y confesó que habían pecado contra Jehová y contra él. Le pidieron a Moisés que orara a Jehová para que les quitase las serpientes. Mientras Moisés oraba por el pueblo, Jehová le dijo: “Haz una serpiente ardiente y ponla sobre un asta; y cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá” (v. 8). Se nos dice que Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. “Y si una serpiente mordía a alguno, cuando éste miraba a la serpiente de bronce, vivía” (v. 9).
Los hijos de Israel que fueron mordidos por las serpientes, murieron; no era solamente un caso en que ellos se enfermaron. Por consiguiente, no solamente necesitaban ser sanados, sino avivados, necesitaban ser vivificados otra vez. A los ojos de Dios, los israelitas rebeldes habían llegado a ser serpientes, y esas serpientes malignas fueron condenadas y rechazadas por Dios. A fin de rescatar a los hijos de Israel, era necesario que fuesen juzgados. Para lo cual necesitaban un sustituto que fuese juzgado en su lugar. Todos ellos eran serpientes, y necesitaban que una serpiente fuera su sustituto para que Dios la juzgara en lugar de ellos. Ésta es la razón por la que Jehová le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un asta. Esa serpiente sustitutiva no debía tener veneno alguno. Si esa serpiente de bronce hubiese tenido el veneno de una serpiente real, no hubiera sido el sustituto de ese pueblo serpentino. La serpiente usada como sustituto tenía que estar limpia, sin veneno. La serpiente de bronce tenía la forma de una verdadera serpiente, pero no el veneno de la serpiente. Jehová le dijo a Moisés que levantara esta serpiente de bronce sobre un asta y que mandara a los hijos de Israel, quienes fueron mordidos por serpientes, que la mirasen. Cualquiera que mirara a esta serpiente de bronce que fue juzgada en lugar de los hijos de Israel, viviría.
Este incidente relatado en Números 21 fue soberanamente preparado por Dios para revelar un tipo particular de Cristo. La serpiente de bronce que fue levantada sobre un asta, como se revela en Números 21, es un tipo del Cristo que fue levantado en la cruz como el Hijo del hombre, según Juan 3:14. Como descendientes de Adán, todos hemos sido “mordidos” por la serpiente antigua, el diablo. Por lo tanto, todos somos seres serpentinos que tienen, en su naturaleza, el veneno de la serpiente antigua. A los ojos de Dios, toda la humanidad caída consiste de serpientes venenosas. Además, todas esas serpientes están muertas. Nosotros, las serpientes muertas, necesitamos un sustituto, alguien que tenga la forma de una serpiente, pero sin el elemento venenoso de la serpiente. Este Sustituto, por supuesto, es Cristo.
Según Romanos 8:3, Dios envió a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y en cuanto al pecado, y condenó al pecado en la carne. Esto corresponde con la revelación hallada en Juan 3 con respecto a la serpiente de bronce. Que Dios enviara a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado significa que Cristo llegó a ser una serpiente en forma, esto es, una serpiente de bronce sin tener el veneno serpentino. Además, lo que Pablo dice en Romanos 8:3, acerca de que Dios condenó al pecado en la carne, indica que la serpiente antigua ha sido condenada para que el problema del pecado pueda ser resuelto. Ahora todo el que cree en Cristo, como Aquel que fue levantado para ser condenado en nuestro lugar, tiene vida eterna. Éste es el significado del tipo acerca de la serpiente de bronce en Juan 3:14.
Cuando conversaba con Nicodemo, el Señor le habló acerca de la serpiente de bronce. El Señor parecía decir: “Nicodemo, tú me preguntas cómo se puede nacer de nuevo. Tú eres un maestro de Israel. Has enseñado al pueblo con base en los cinco libros escritos por Moisés. ¿Nunca les has contado la historia relatada en Números 21? Ciertamente debiste de haberla enseñado. ¿No sabes que el caso de la serpiente de bronce en Números 21 está relacionado con la regeneración? Y como Moisés levantó la serpiente de bronce sobre un asta, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. El Señor le indicaba a Nicodemo que Él mismo era el cumplimiento del tipo de la serpiente de bronce.
Fue en calidad de Hijo del Hombre que Cristo fue levantado en la cruz para ser juzgado por nosotros. Esto significa que Él fue levantado no como el Creador, sino como una criatura, incluso como una criatura en semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3). Algunos maestros niegan el hecho de que Cristo sea una criatura, en términos de Su humanidad. Pero la Biblia claramente revela que Cristo se hizo una criatura, e incluso una criatura en la forma de carne de pecado, debido a que Él tomó la semejanza de carne de pecado. En tipología, esto está representado por la serpiente de bronce. Según el tipo de la serpiente de bronce, cuando Cristo fue levantado en la cruz, Él tenía la semejanza de carne de pecado, tipificada por la forma de la serpiente de bronce, pero Él no tenía la naturaleza del pecado, tipificada por la naturaleza venenosa de la serpiente.
Algunos opositores han propagado el rumor malévolo de que yo enseño que Cristo tenía una naturaleza pecaminosa. Jamás he enseñado que el Señor Jesús tuviese una naturaleza pecaminosa. No obstante, según Números 21, Juan 3:14, Romanos 8:3 y 2 Corintios 5:21, ciertamente enseño que el Señor Jesús fue hecho carne en la forma, la semejanza, de carne de pecado, pero no posee la naturaleza del pecado. Conforme a la Biblia, yo enseño que Cristo fue hecho pecado por nosotros; es decir, Él se vistió de la semejanza de carne de pecado y murió en la cruz estando en esa carne.
El punto que estamos señalando aquí es que la serpiente de bronce mencionada en Juan 3:14 es una señal no sólo para Nicodemo, sino para todos nosotros. En Juan 3 el Señor parecía decirle a Nicodemo: “Nicodemo, tú eres una serpiente. No pienses que eres un caballero y no esperes cambiar ni mejorar por medio de enseñanzas. Moisés te enseñó muchas cosas, pero eso no cambió el hecho de que eres una serpiente. Ahora tú has venido a Mí, me has considerado un rabí y has pensado que te podría dar mejores enseñanzas de modo que tú puedas mejorar. No, Nicodemo; estás equivocado. Eres una serpiente. Nicodemo, Yo no soy tu rabí; Yo soy tu Sustituto. Tú eres una serpiente venenosa, pero Yo soy una ‘serpiente de bronce’ dispuesta a ser juzgada por Dios en tu lugar, para que puedas tener vida eterna. Si crees en Mí como Aquel que Dios juzgó en tu lugar, Mi vida divina será liberada a ti. Después que esta vida divina ha sido impartida en ti, tú serás vivificado. Nicodemo, tú estás muerto. Lo que necesitas es que la vida eterna te vivifique. No necesitas enseñanzas ni necesitas un rabí. Tú necesitas un sustituto para que Dios lo juzgue en tu lugar. Como este Sustituto, tengo la vida en Mí para liberarla dentro de tu ser y hacerte viviente”. Ésta es la señal de la serpiente de bronce.
Al predicar el evangelio, debemos declarar la verdad de 3:14. Lo que el Señor le dijo a Nicodemo aquí es parte del evangelio. Sin embargo, hay muchos creyentes que no entienden lo que el Señor Jesús estaba diciendo en este pasaje. Ciertamente los que están en el recobro del Señor ya no son ignorantes del significado que tiene el tipo de la serpiente de bronce, ni de las palabras que el Señor dijo acerca de ello en 3:14. Creo que aun los jóvenes pueden entender lo que estoy hablando respecto a la señal de la serpiente de bronce.
Todos debemos estar conscientes de que, en los ojos de Dios, somos serpientes llenas del veneno del diablo, la serpiente antigua. Como cría de Satanás (Mt. 3:7; 12:34; 23:33), somos pequeñas serpientes engendradas por la serpiente antigua. Quizás usted piense que es una dama o un caballero refinado; pero Dios lo ve como una serpiente. Debo decirles la verdad y señalarles que, a los ojos de Dios, todos los seres caídos somos serpientes. Quizás usted sea una persona muy culta, y tenga una manera de ser amable y un carácter excelente. No obstante, a los ojos de Dios su naturaleza pecaminosa es serpentina. No piense que los criminales son serpientes pero que usted no. Es un hecho que todos somos serpentinos, por cuanto todos fuimos mordidos por esta antigua serpiente venenosa.
Debido a que todos somos seres serpentinos, lo que necesitamos no son las enseñanzas de un filósofo o de un rabí. Lo que necesitamos es que “una serpiente de bronce” sea nuestro Sustituto para que reciba el juicio de Dios por nosotros, nos redima y libere Su divina vida salvadora en nuestro ser interior.
La señal de la regeneración indica que necesitamos llegar a ser un nuevo ser. Éste es el significado principal de Juan 3. La segunda señal, la de la serpiente de bronce, indica que nuestro viejo ser es serpentino y que este ser serpentino debe ser reemplazado de modo que recibamos otra vida, la vida eterna, a fin de ser hechos un nuevo ser con una vida nueva y una naturaleza nueva.
Consideremos la palabra del Señor en 3:14 y 15: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna”. Esto muestra la meta por la que el Hijo del Hombre fue levantado. El Hijo del Hombre fue levantado para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna. Así pues, que el Señor Jesús sea levantado como una “serpiente de bronce” tiene como meta que todo aquel que en Él cree, reciba otra vida, reciba la vida eterna, la vida divina.
No debemos separar ni dividir el versículo 16 del versículo 15. La palabra porque, al comienzo del versículo 16, indica que ésta es una palabra de explicación. ¿Por qué el Señor Jesús llegó a ser una “serpiente de bronce” levantada en la cruz por nosotros para que obtuviésemos la vida eterna? La respuesta, revelada en el versículo 16, es porque Dios ama al linaje humano. Conforme a 3:16, “De tal manera amó Dios al mundo”. El mundo aquí no se refiere al globo terráqueo; se refiere al linaje humano. El linaje humano es llamado el mundo, porque ha llegado a ser parte del sistema de Satanás. (La palabra griega para mundo es kósmos, que significa “un sistema”). El linaje humano caído ha venido a formar parte del sistema de Satanás, del mundo. No obstante, Dios ama al linaje humano satánico; en este sentido Él ama al mundo.
Todo el mundo satánico humano ha llegado a ser serpentino. Todos los que están en este mundo, incluyendo filósofos como Confucio y Platón, son serpentinos. Claro, nosotros también somos serpentinos. No obstante, Dios nos ama, y Él dio a Su Hijo para que sea una “serpiente de bronce” que sería juzgada en la cruz en lugar de nosotros. El resultado es que todo aquel que en Él cree, no perezca, mas tenga vida eterna. En el versículo 16 la palabra para, también puede traducirse “de modo que”.
La señal de la serpiente de bronce indica que Cristo fue levantado por causa nuestra y fue juzgado por Dios de modo que, al creer en Él como nuestro Sustituto, tuviésemos la vida eterna. ¡Aleluya por la señal de la serpiente de bronce!
La tercera señal en Juan 3 es la de la novia. ¡Cuán maravilloso es que este capítulo nos lleva de una serpiente a una novia! Juan 3:29 dice: “El que tiene la novia, es el novio”. Todos los creyentes, hermanos y hermanas por igual, son parte de esta novia. Estoy muy contento de estar incluido en esta novia.
Juan 21:25 dice: “Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”. Este versículo, junto con 20:30-31, afirma que este evangelio es un relato de una selección de cosas que sirven a un propósito específico. Ciertas cosas que hizo Jesús están incluidas en este evangelio como señales. Hemos visto que en el capítulo 3 hay tres señales: la regeneración, la serpiente de bronce y la novia. Es muy significativo que no se mencione a la novia en el capítulo 2, y que no se mencione el cambiar el agua en vino en el capítulo 3.
Conforme a 3:26, los discípulos de Juan el Bautista le dijeron: “Rabí, mira Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a Él”. Esto indica que los discípulos de Juan el Bautista estaban celosos porque muchos de sus seguidores se estaban volviendo al Señor Jesús. Pero Juan les dijo: “Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Él. El que tiene la novia, es el novio” (vs. 28-29). Esto nos muestra que fue Juan el Bautista, el precursor del Señor Jesús, quien en 3:29 habló sobre la novia y el novio.
Estas breves palabras de Juan en cuanto a la novia son muy significativas. Estas palabras indican que todos los que son regenerados son los componentes de la novia, quien se casará con el Señor Jesús, el Novio. ¡Cuán maravilloso es esto! ¿Por qué nosotros, seres serpentinos, necesitamos ser reemplazados y regenerados para tener otra vida? Es correcto decir que la meta es para que podamos entrar en el reino de Dios y llegar a ser miembros del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, según el contexto de todo el capítulo, la regeneración resulta en la novia de Cristo.
¿Alguna vez se han dado cuenta que fueron regenerados para llegar a ser parte de la novia de Cristo? Quizás algunos protesten y digan: “Cuando el Señor Jesús habló de la regeneración en este capítulo, Él no indicó que somos regenerados para llegar a ser parte de la novia. Más bien, dijo que debemos ser regenerados a fin de que podamos entrar en el reino de Dios”. No debemos separar los versículos del 1 al 8 del resto del capítulo. No debemos separar lo que el Señor dijo sobre la regeneración de lo que está escrito en este capítulo acerca de la serpiente de bronce y la novia. Sólo cuando ponemos estas tres cosas juntas, podemos tener un entendimiento completo de lo que revela este capítulo.
Necesitamos ver que la regeneración significa que nuestro ser serpentino es puesto a un lado y que recibimos la vida divina a fin de ser hechos un nuevo ser a fin de ser parte de la novia. Con esto vemos que la meta de la regeneración es que se produzca la novia de Cristo. ¿Ha sido usted regenerado? ¿Cuál es la meta de su regeneración? Si ha recibido la visión revelada en este capítulo, su pensamiento será revolucionado, y usted será capaz de declarar que ha sido regenerado para llegar a ser parte de la novia de Cristo. Usted dirá: “Señor Jesús, ¡aleluya! Soy parte de Tu novia, Tu complemento. Señor, ¡cuán dulce y agradable es que yo soy parte de lo que Tu corazón ama y desea!”. Todos somos parte de la novia de Cristo. Todos debemos darnos cuenta de que mediante la regeneración hemos sido hechos parte de la novia de Cristo. Todos podemos declarar: “¡Mediante la regeneración he llegado a ser parte de la novia de Cristo!”.