
Lectura bíblica: Ro. 5:10; 8:2, 6b, 4; 12:2a; 6:19b, 22b; 12:2b; Col. 3:4; Ro. 12:1, 3-5; 8:29b, 6, 11, 30c; Fil. 3:21; Ro. 8:23; 5:17; 16:20
En este mensaje veremos el asunto que el Dios Triuno como vida para el hombre tripartito, como se muestra en el libro de Romanos. En otras palabras, veremos el libro de Romanos según el camino de la vida. Los versículos enumerados al principio de este mensaje están relacionados con la vida divina en el libro de Romanos. Necesitamos una visión completa del libro de Romanos.
El título de este mensaje es “Ser salvos en la vida divina de Cristo”. Al abordar este tema, necesitamos tener en cuenta los mensajes anteriores, especialmente el mensaje cinco que tenía el título “El Dios Triuno procesado es para ser el Espíritu vivificante, y el hombre tripartito creado con un espíritu para ser el receptor y el envase de la vida divina”. En este mensaje y en los demás, hemos visto que el pensamiento de que Dios sea la vida del hombre se encuentra por toda la revelación divina, de Génesis a Apocalipsis. También hemos visto que el Dios Triuno ha sido procesado para ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Luego vimos que el hombre tripartito fue creado con un espíritu (Gn. 2:7; Pr. 20:27) para ser el receptor y el envase de la vida divina. Dios fue procesado a fin de llegar a ser un Espíritu, y nosotros fuimos creados con un espíritu. Cuando estos dos espíritus se unen, tenemos vida. En los mensajes anteriores vimos muchas cosas de modo general. Pero con este mensaje, comenzaremos a estudiar estas cosas en más detalle, punto por punto.
El primer punto de nuestro estudio más detallado es que el Dios Triuno es vida para nosotros según se revela en el libro de Romanos. La mayoría de los expositores de la Biblia no hablan del asunto de la vida en el libro de Romanos. La mayoría de ellos hablan principalmente de la justicia. Esto se debe a la importancia de Romanos 1:17, que dice: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: ‘Mas el justo por la fe tendrá vida y vivirá’ ”. La mayoría de los expositores sólo hablan de la primera parte de este versículo, pero descuidan la parte final que habla de tener vida y vivir por la fe.
Hay tres puntos cruciales en Romanos 1:17: la justicia, la fe y la vida. La justicia de Dios se revela por fe y para fe a fin de que los justos puedan tener vida y vivir por la fe. Conforme a mi estudio, he encontrado que otros escritores cristianos normalmente dan énfasis a los asuntos de la justicia y la fe en Romanos, pero no al asunto de la vida. La razón de esto, como lo indica su teología, es que ellos todavía no han llegado al asunto de la vida.
El estudio de la teología comenzó en el segundo siglo y ha progresado etapa por etapa. Comenzó con el estudio de la Trinidad y de la persona de Cristo. El estudio de la persona de Cristo es llamado la cristología.
En el año 325 d. C. se convocó un concilio en Nicea. En aquel entonces Constantino el Grande era el gobernador del Imperio Romano. Él notó que el cristianismo ejercía gran influencia en su imperio y también se dio cuenta de que el cristianismo, debido a los debates entre los líderes de la iglesia, se estaba separando y dividiendo. No había unidad. Esta carencia de unidad afectó la situación pacífica del Imperio Romano. Por lo tanto, para restaurar la paz dentro de su imperio, Constantino se dio cuenta de que primero debía unir todos los diferentes grupos cristianos. Ésta fue la razón principal por la cual se convocó el Concilio de Nicea. El resultado principal de este concilio fue la formulación de un credo, el cual ha sido llamado el Credo de Nicea. Los dos temas principales de este credo son la Trinidad y la persona de Cristo, pero puntos tales como los siete Espíritus (Ap. 1:4; 4:5; 5:6) y el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) no se mencionan en absoluto. Así que, el Credo de Nicea es incompleto. Incluso hoy en día la Iglesia Católica Romana, así como muchas de las denominaciones protestantes, recitan el Credo de Nicea cada domingo. El credo en sí no contiene nada malo, pero su deficiencia radica en la omisión de los siete Espíritus y del Espíritu vivificante.
Hasta el establecimiento de la Iglesia Católica Romana con su sistema papal a fines del sexto siglo, quienes estudiaban la teología principalmente se ocupaban de la Trinidad y de la cristología. Luego, durante la Edad de las tinieblas, cuando la Iglesia Católica Romana se hizo muy prevaleciente, hubo muy poco progreso en el estudio de la teología. En realidad, durante este periodo de tiempo, hubo degradación.
En la Edad de las tinieblas, antes de la Reforma, la Biblia no estaba disponible para que la mayoría de la gente la leyera, porque estaba enclaustrada tras los idiomas hebreo, griego y latino. Pero en los siglos XV y XVI, algunos que amaban al Señor, quienes también eran eruditos, comenzaron a sacar a la luz la Biblia, traduciéndola a idiomas populares. Existía la necesidad de liberar la revelación divina en los idiomas modernos del pueblo. Esta obra de traducción fue una verdadera batalla. Algunos hermanos tales como William Tyndale fueron martirizados por sus traducciones de la Biblia.
Durante los días de la Reforma, en el siglo XVI, el estudio de la teología progresó de la Trinidad y la cristología hasta abarcar la justificación por la fe. Éste fue un gran paso. Pero por un largo periodo de tiempo, después de ese avance sólo hubo descubrimientos pequeños. Después de Martín Lutero, los teólogos comenzaron a ver cosas tales como el presbiterio y el bautismo por inmersión. La iglesia presbiteriana y la iglesia bautista fueron formadas con base en estas doctrinas.
En el siglo XVII hubo una reacción ante la condición muerta de las iglesias reformadas. Esta reacción tuvo lugar entre algunos santos llamados los místicos, quienes se habían quedado en la Iglesia Católica Romana después de que Lutero la había dejado. Los místicos eran personas espirituales y prominentes que avanzaron en el misterio de la vida interior. Éste fue un avance en el estudio de la teología.
Después del avance inicial logrado por los místicos tales como Madame de Guyón y el Francisco de Fénelon, el misticismo fue más desarrollado por William Law. Él convirtió el misticismo en algo práctico, pero la mejora que trajo al misticismo no fue muy completa. Luego Andrew Murray, a partir de lo que William Law había hecho, siguió adelante para mejorar el entendimiento acerca de la vida interior. Él aclaró mucho los asuntos de la vida interior.
En el siglo XVIII, el conde Zinzendorf y otros hermanos de Moravia comenzaron a experimentar algo de la vida de iglesia. Probablemente no tenían la expresión vida de iglesia, pero ciertamente la practicaban. A principios del siglo XIX, surgió la Asamblea de los Hermanos. Ellos progresaron mucho en el estudio de la iglesia.
El estudio de la teología comenzó con la Trinidad y la cristología. Luego pasó a incluir la justificación por la fe y los descubrimientos con respecto al presbiterio, el bautismo por inmersión, la vida interior y la práctica inicial de la vida de iglesia. Luego los Hermanos se levantaron para poner mucho énfasis en el asunto de la iglesia. Aunque los Hermanos abrieron la Palabra en gran medida, no vieron el asunto de la vida adecuadamente.
Hace aproximadamente setenta años el Señor nos levantó en la China. El hermano Nee fue salvo en 1920, y en 1922 el recobro del Señor comenzó cuando una reunión de la iglesia fue establecida en su pueblo natal. El Señor usó al hermano Nee para enfocar adecuadamente la historia de todas las verdades teológicas. Escuché esta historia directamente del hermano Nee. Tuvimos muchas pláticas personales. En estas pláticas él me perfeccionó. Luego, a partir de 1932, el hermano Nee empezó a ver algo más. Desde 1932 hasta hoy en día, se han descubierto muchas verdades. Si se enumeraran todas, la lista sería muy larga.
Desde el momento en que fui salvo, he amado el Evangelio de Juan y el libro de Romanos. En mi juventud, éstos eran mis libros favoritos; así que los he estudiado mucho. Durante los últimos cincuenta y cinco años de estudio, mi comprensión de estos libros siempre ha sido progresiva. He escrito un buen número de notas sobre varios versículos del libro de Romanos, pero si tuviera tiempo para escribir estas notas hoy, muchas serían totalmente nuevas. El libro de Romanos revela cómo somos salvos en la vida divina.
El libro de Romanos no es principalmente un asunto de justicia, justificación o fe. Es un asunto de tener vida y vivir por ella. Romanos revela a Cristo como la corporificación del Dios Triuno procesado quien es vida para nosotros, las personas tripartitas que son el pueblo redimido de Dios. Dios es el Dios Triuno, y nosotros somos las personas tripartitas.
La revelación de Cristo como vida para nosotros en el libro de Romanos puede dividirse en dos partes. La primera parte consiste de Romanos 1:1 al 5:11 y habla acerca de la reconciliación efectuada por la muerte de Cristo. Así que, Romanos 5:10 es el versículo clave de esta sección. La segunda parte de Romanos, Romanos 5:12 al 16:27, habla acerca de ser salvo en la vida divina de Cristo.
Romanos 5:10a dice: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo”. Nosotros, quienes antes éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, Cristo. Esto es algo grandioso. La muerte de Cristo nos redimió y puso un fundamento sobre el cual Dios pudo justificarnos. Por medio de la muerte de Cristo, Dios también nos reconcilió consigo mismo. No sólo éramos pecadores que han sido perdonados y justificados, sino que también éramos enemigos que han sido reconciliados con Dios. Estábamos en pecado y en muerte y en una situación de enemistad contra Dios. Estábamos perdidos hasta tal punto que llegamos a ser enemigos de Dios. La muerte de Cristo nos redimió, volviéndonos a Dios, y nos reconcilió con Él. Todos hemos experimentado esta reconciliación. Por medio de Su muerte, todos los problemas han sido resueltos, y estamos en paz.
Romanos 5:1 al 9 describe nuestra condición después de haber sido reconciliados con Dios. Estamos firmes en la gracia (v. 2), andamos en paz (v. 1) y disfrutamos a Dios en la tribulación (vs. 2-3). Estamos en una situación maravillosa. Si usted no está en tribulación, no puede disfrutar mucho a Dios. La mayoría de nosotros diríamos que preferiríamos tener a Dios y no la tribulación. Tal vez digamos: “Amo tener a Dios, pero no me gustan las tribulaciones”. Pero debemos comprender que Dios y la tribulación van juntos. Podemos disfrutar a Dios en medio de todas nuestras tribulaciones. Ésta es nuestra situación según Romanos 5:1-9.
Como pueblo redimido de Dios, creado por Dios como personas tripartitas, seremos salvos en la vida divina de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno procesado (Ro. 5:10b). Hemos sido lavados, redimidos, justificados y reconciliados. Ahora nuestra necesidad es ser salvos en Su vida. Lo que hemos recibido nos ha introducido en la gracia, la paz y el disfrute de Dios. Esto es maravilloso, pero todavía hay muchas cosas negativas dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Mientras estamos firmes en la gracia, andamos en paz y disfrutamos a Dios en la tribulación, muchas veces decimos: “¡Aleluya!”. Luego, poco después, tal vez nos enojemos. Esto se debe a la ley del pecado.
La ley del pecado es una verdadera esclavitud para nosotros; por lo tanto, necesitamos ser salvos. Necesitamos ser salvos no sólo de la ley del pecado, sino también del mundo. Los grandes almacenes, los anuncios que se leen en el periódico y los lugares de diversión promueven la corriente moderna del mundo. Las diversiones mundanas están llenas de muchos microbios contagiosos. Necesitamos ser salvos del siglo moderno que nos puede contaminar.
En cierto sentido, debido a nuestra experiencia de la reconciliación, no tenemos ningún problema. No obstante, en otro sentido, todavía tenemos muchos problemas. Por esta razón, necesitamos ser salvos en la vida divina. La muerte de Cristo ha obrado hasta el punto de reconciliarnos con Dios, pero ahora lo que necesitamos es Su vida salvadora. Esta vida salvadora es la vida divina. La vida divina es Cristo como la corporificación del Dios Triuno procesado. Esta vida nos salva hoy.
Desde Romanos 5:12 hasta el final del libro de Romanos se consideran ocho puntos. Ser salvos en la vida divina de Cristo como la corporificación del Dios Triuno procesado incluye estos puntos. Primero, ser salvos en la vida divina del cautiverio, la esclavitud, del pecado, es decir, de la ley del pecado, se lleva a cabo por medio de la ley del Espíritu consumado que nos libera (Ro. 8:2). Segundo, ser salvos en la vida divina del siglo presente del mundo se lleva a cabo por medio de la santificación que el Espíritu consumado realiza en nosotros (12:2a; 6:19b, 22b). Tercero, ser salvos en la vida divina de nuestro ser natural se lleva a cabo por medio de la transformación que el Espíritu vivificante lleva a cabo en nosotros (12:2b). Cuarto, ser salvos en la vida divina del individualismo se lleva a cabo al ser edificados en el Cuerpo de Cristo (v. 5). Quinto, ser salvos en la vida divina de manifestar la semejanza del yo se lleva a cabo por medio de la conformación realizada por el Espíritu que imparte vida (8:29b). Sexto, ser salvos en la vida divina de nuestro cuerpo de humillación se lleva a cabo por medio de la transfiguración efectuada en la virtud de la vida divina (8:30c; Fil. 3:21; Ro. 8:11). La palabra virtud puede denotar la conducta excelente o la expresión excelente de ciertos atributos; también puede denotar el poder para llevar a cabo tales atributos excelentes. En este sentido, la virtud es una clase de poder vital. En Lucas 8 cuando la mujer tocó los flecos del manto del Señor, virtud salió de Él para sanarla (v. 46). Esa virtud era una clase de poder. Nosotros seremos transfigurados en el poder virtuoso de la vida divina. Séptimo, ser salvos en la vida divina es reinar en la vida divina (Ro. 5:17). Debemos reinar en la vida divina sobre el pecado, el mundo, Satanás, el hombre natural, el yo y el individualismo a fin de edificar el Cuerpo orgánico de Cristo. Octavo, ser salvos en la vida divina dará por resultado la victoria sobre Satanás (16:20).
Estos ocho puntos son el contenido, la definición completa, de cómo ser salvos en la vida divina, desde Romanos 5:12 hasta el final del capítulo 16. Como conjunto, estos ocho puntos nos dan una vista panorámica de toda esta sección.
Somos salvos en la vida divina de Cristo por medio de la ley del Espíritu consumado, la cual nos libera del cautiverio, la esclavitud del pecado, de la ley del pecado (Ro. 8:2). Ser liberado significa ser puesto en libertad. Hemos de ser librados de la esclavitud del pecado por la ley del Espíritu consumado. Este Espíritu consumado es el Dios Triuno procesado. La cautividad, la esclavitud, el pecado y la ley del pecado en realidad son una sola cosa.
El Espíritu consumado como el Dios Triuno procesado tiene una ley, y esta ley nos salva. La palabra ley puede entenderse por lo menos de dos maneras diferentes. En primer lugar, un país tiene leyes para regular a sus ciudadanos. Los Diez Mandamientos del Antiguo Testamento son ejemplos de tales leyes. En segundo lugar, una ley puede denotar los principios que gobiernan las cosas en el universo. La ciencia de la física es la ciencia de la materia y la energía y de la manera en que estas dos obran recíprocamente. El estudio de la física tiene como fin buscar y descubrir los principios de la existencia de ciertas cosas en el universo, tales como el sol y la luna. Las diferentes ciencias descubren los principios que gobiernan la existencia y las actividades de varias cosas en el universo. Las leyes de la gravedad y de la aerodinámica son ejemplos de leyes o principios que operan en el universo.
En Romanos 7 hay tres leyes. La primera clase de ley es la ley de Dios, la ley mosaica, la ley de la letra (vs. 22, 6). Luego se mencionan la ley del pecado que está en los miembros de nuestro cuerpo y la ley del bien en la mente (v. 23). En Romanos 8 se menciona la ley del Espíritu de vida (v. 2). La ley de Dios está fuera de nosotros; la ley del pecado está en los miembros de nuestro cuerpo; la ley del bien está en nuestra mente, nuestra alma; y la ley del Espíritu de vida está en nuestro espíritu. La ley del Espíritu de vida es la función innata y automática de la vida de Dios. Esta función y operación es innata, espontánea, natural y automática.
La ley del Espíritu de vida nos libera, nos libra y nos emancipa, pero necesita nuestra cooperación. La cooperación que proporcionamos a esta ley tiene dos etapas. Primero, debemos poner nuestra mente en el espíritu mezclado (Ro. 8:6b). Poner nuestra mente en ciertas cosas es considerarlas. Tal vez usted esté en una reunión y mientras está sentado en la reunión, es posible que esté pensando en otras cosas. En realidad, esto es poner su mente en la carne. Mientras piensa en otras cosas y las considera, debe acordarse de volver su mente al espíritu. Piense en Cristo. Vuelva sus pensamientos de las otras cosas a Cristo. Esto es poner su mente en el espíritu y volver su mente de la carne al espíritu. Romanos 8:6a dice: “Porque la mente puesta en la carne es muerte”. Cuanto más usted piense en cosas que no son Cristo, más muerto estará. Pero cuanto más piense en Cristo, más dirá: “¡Aleluya! ¡Amén! ¡Alabado sea el Señor!”. La mente puesta en el espíritu es vida y paz. Cuando usted pone su mente en el espíritu, la vida entra en su mente. Como resultado, su mente es renovada (Ef. 4:23).
Poner nuestra mente en nuestro espíritu es el primer paso de nuestra cooperación con la ley del Espíritu consumado, el cual está en nosotros para salvarnos. El segundo paso es andar conforme al espíritu (Ro. 8:4). Primero debemos poner nuestra mente en el espíritu. Luego debemos andar conforme al espíritu. El resultado es que disfrutamos la ley salvadora del Espíritu consumado. La ley de la aerodinámica gobierna el vuelo de un avión. Si el piloto coopera con esta ley, la ley funciona y el avión vuela. Hoy en día debemos cooperar con la ley del Espíritu consumado que ha sido instalada en nosotros. Necesitamos cooperar al prender el “interruptor”. Si lo prendemos al poner nuestra mente en el espíritu y al andar conforme al espíritu mezclado, la ley salvadora actuará para librarnos de la esclavitud del pecado. Si no lo prendemos, la ley del Espíritu de vida no operará.
La ley del Espíritu de vida es precisamente el Dios Triuno mismo. El Dios Triuno mismo ha llegado a ser una ley. Según Romanos 8, no es una persona, sino una ley lo que nos salva (v. 2). No obstante, esta ley es una persona y esta persona es el Dios Triuno. El Dios Triuno como una ley viva nos libera y nos salva. Cuanto más usted lee Romanos 8, más puede comprender que la ley del Espíritu de vida es el Dios Triuno mismo. El Padre (vs. 11, 15), el Hijo (vs. 3, 29, 32) y el Espíritu (vs. 2, 9, 11, 13, 14, 15, 23, 26, 27) se mencionan específicamente en este capítulo. Finalmente, el Dios Triuno es revelado como la ley de vida. Es esta ley la que nos libera del cautiverio, la esclavitud, del pecado que mora en nosotros y de la ley del pecado.