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Mensajes del libro «Economía de Dios, La»
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CAPITULO CATORCE

EL PRINCIPIO DE LA CRUZ

  Muchos cristianos saben algo acerca de la cruz, sin embargo ellos no están muy claros acerca del principio de la cruz. ¿Cuál es el principio de la cruz? Según las Escrituras Dios tiene dos creaciones en el universo: la primera es llamada la vieja creación, y la segunda, la nueva creación. La nueva creación llegó a existir por medio de darle fin a la vieja creación y empezar algo nuevo. Solamente por medio de darle fin a la vieja creación, pudo llegar a existir la nueva creación. Fue por la obra de la cruz, que se le dio fin a la vieja creación, y también fue por medio de la cruz que la nueva creación empezó en resurrección.

LAS COSAS DE LA VIEJA CREACION

  ¿Cuáles son los constituyentes de la vieja creación? El primer constituyente de la vieja creación es los ángeles, los cuales tienen la vida angélica, y el segundo constituyente es el hombre, quien tiene la vida humana. Estos son dos clases de seres, con dos clases de vidas. El arcángel, el príncipe de los ángeles, se rebeló en contra de Dios y llegó a ser Satanás, que significa “el adversario de Dios”. Satanás no sólo se rebeló, sino que condujo una rebelión en contra de Dios, con un gran número de ángeles que le siguieron. Según Apocalipsis 12, una tercera parte de los ángeles, las estrellas del cielo, siguieron a Satanás. Estos ángeles rebeldes llegaron a ser las fuerzas malignas: los principados, potestades, poderes y autoridades que se mencionan en Efesios capítulos 1, 2 y 6. La rebelión de la vida angélica produjo el tercero y cuarto constituyentes de la vieja creación: Satanás y su reino.

  Ahora continuemos brevemente con los otros constituyentes de la vieja creación. Después de la creación de la vida humana, el enemigo de Dios también indujo al hombre a que actuara en contra de Dios. Esta acción hizo que algo fuera inyectado en la vida humana, lo cual fue el Pecado, esto es, el Pecado singular, personificado y escrito con mayúscula. La naturaleza pecaminosa misma y el pensamiento mismo de Satanás fueron inyectados en la vida humana. En el universo, el Pecado se originó por la inyección en la vida humana de la vida angélica caída. El Pecado no fue creado por Dios, sino que fue producido por la unión ilegal de la vida satánica con la vida humana. Así que el Pecado es el constituyente número cinco en la lista de los elementos de la vieja creación. Y el Pecado en singular no solamente apareció, sino que también trajo consigo muchos pecados. Por lo tanto, los frutos del Pecado, los pecados, son el sexto constituyente en la lista, los cuales incluyen la mentira, el homicidio, el orgullo, la fornicación, etc. Todos estos pecados fueron producidos por el Pecado.

  El mundo es el número siete. El mundo no fue creado por Dios. Dios creó la tierra, pero Satanás inventó el mundo. El Pecado fue inventado en Génesis 3, pero no fue sino hasta Génesis 4 que algo fue añadido al Pecado, lo cual fue el mundo inventado por Satanás. ¿Qué es el mundo? El mundo es el sistema de toda la vida humana sometida a Satanás. La palabra en griego que se traduce mundo es “kosmos”, lo cual significa “sistema”. Dios creó al mundo para Sí mismo, pero ahora Satanás ha sistematizado a la humanidad. El hombre ya no es para Dios, sino que ha sido completamente sistematizado por Satanás y para Satanás.

  Otro elemento de la vieja creación además de éstos, es la muerte, la cual es la consecuencia del Pecado y de los pecados. La carne—el cuerpo adulterado, envenenado y arruinado por Satanás— también pertenece a la vieja creación. El cuerpo se volvió carne mediante la corrupción de Satanás como Pecado. El viejo hombre es otro constituyente, el cual es nada menos que toda la humanidad arruinada por Satanás. El hombre, originalmente creado por Dios, ha sido arruinado por el Pecado.

  El siguiente elemento es el yo. El alma fue creada por Dios, pero ahora ha llegado a ser el yo, amenazado y corrompido por la carne. Es parecido al cuerpo. Originalmente Dios creó el cuerpo como una cosa buena y pura, pero fue corrompido por la naturaleza pecaminosa de Satanás y de esta manera llegó a ser la carne. El mismo principio se aplica al alma, la cual fue creada pura y buena, pero más tarde fue influida por la carne. Fue amenazada y después controlada por la carne, llegando por tanto a ser el yo. De la misma manera que el Pecado corrompió al cuerpo y éste llegó a ser la carne; así que, la carne, la cual fue influida y controlada por el alma, llegó a ser el yo.

  Finalmente el duodécimo constituyente es toda la creación. Toda la creación fue dañada y corrompida por la rebelión de la vida angélica y por la transgresión de la vida humana. Esto trajo a toda la creación bajo una especie de gemido debido a la esclavitud de la corrupción (Ro. 8).

EL CENTRO DE LA VIEJA CREACION

  Estos doce elementos juntos son la vieja creación. La vieja creación incluye muchas cosas. Pero debemos entender claramente en este punto que el hombre caído llegó a ser el centro mismo de la vieja creación. El está relacionado con cada uno de los doce constituyentes de la vieja creación. En primer lugar, Satanás entró en el hombre y llegó a ser uno con él. Con Satanás está incluido su reino; por lo tanto, ya que Satanás está en el hombre, el reino de Satanás también está en el hombre. Satanás es el príncipe del mundo, así que el mundo también está incluido en Satanás y por ende, en el hombre. Y, por supuesto, en el hombre están incorporados el Pecado y los pecados, los cuales producen muerte. La carne, el viejo hombre y el yo también están en el hombre; el hombre era, y todavía es, la cabeza de toda la creación. (Según Génesis 1, el hombre había sido ordenado como cabeza de toda la creación). Así que el hombre está relacionado con toda la creación, y toda la creación está relacionada con el hombre y tiene como centro al hombre. El hombre es el centro mismo de la vieja creación en todo aspecto. El casi llega a ser todo-inclusivo, pero no en un buen sentido. Si alguien desea conocer a Satanás, no necesita ir a un lugar especial; por medio de conocer al hombre, él conocerá a Satanás. Si alguien desea conocer el reino de Satanás, no necesita ir a la luna; al conocer al hombre conocerá el reino de Satanás. Ocurre lo mismo con el mundo. Dentro del hombre como representante de la vieja creación está Satanás, el reino de Satanás, el mundo, el Pecado, los pecados, la muerte, la carne, el viejo hombre, etc. ¡No somos un hombre pequeño! Al contrario, en el sentido negativo, somos un hombre grande y todoinclusivo. Ahora toda la creación está centralizada en el hombre.

EL PONER FIN A LA VIEJA CREACION

  Alabado sea el Señor, un día algo sucedió: ¡Dios mismo se encarnó en este hombre! Esto significa que Dios se puso a toda la creación sobre Sí mismo. Cuando Dios se vistió del hombre, El puso todas las cosas de la vieja creación sobre Sí mismo. Por ejemplo, en la Escritura dice que Dios hizo que Cristo fuera Pecado, no pecados en plural sino “Pecado” en singular (2 Co. 5:21). Dios también cargó sobre Cristo, todos nuestros delitos (Is. 53:6), quien “llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 P. 2:24). El estaba “en la semejanza de carne de pecado” (Ro. 8:3): la semejanza es la semejanza de la carne, y esta carne humana es la carne de pecado. Juan 1:14 dice que “la Palabra se hizo carne”, esto es, El llegó a ser una persona humana. Cuando El llegó a ser una persona humana en la carne, El llegó a ser una persona humana en una carne de pecado, puesto que por ese tiempo el pecado ya estaba dentro de la carne humana. La carne había llegado a ser la carne de pecado, y el Señor se encarnó en esta carne. Sin embargo, debemos ser cuidadosos, porque si decimos que El llegó a ser exactamente la carne que nosotros tenemos, esto es, en lo que a nuestra naturaleza pecaminosa se refiere, estamos equivocados. De ahí que Romanos 8:3 nos dice que El llegó a ser sólo la semejanza de la carne de pecado, no la naturaleza pecaminosa de la carne de pecado.

  En Juan 3:14 el Señor Jesús mismo nos dijo que El fue tipificado por la serpiente de bronce que colgaba del asta, es decir, de la cruz. La serpiente de bronce tenía sólo la semejanza de la serpiente, no la naturaleza venenosa de la serpiente. El Señor Jesús nació de una virgen a fin de que pudiera tener la semejanza de la carne de pecado; sin embargo, El no tuvo nada que ver con el hombre en lo que a la naturaleza pecaminosa de la carne se refiere. Debemos ser muy cuidadosos en cuanto a este asunto. Cuando el Señor fue hecho pecado, El fue hecho tal en la semejanza de pecado.

  El no sólo se vistió del hombre, sino que El también se puso a Satanás, el reino de Satanás, el mundo, el Pecado, los pecados, la carne, etc., sobre Sí mismo. En esto también debemos tener cuidado. El Señor fue encarnado como un hombre, no como una serpiente; pero cuando El fue crucificado sobre la cruz, fue crucificado como hombre en forma de serpiente. ¿Por qué? Porque en esa etapa el hombre era uno con Satanás, la serpiente. Así que el Señor Jesús les dijo a los fariseos que ellos eran la simiente de la serpiente y una generación de víboras y aun Juan el Bautista les dijo lo mismo. Ellos eran la simiente de la serpiente, debido a que ellos tenían la vida de la serpiente; la naturaleza venenosa de la serpiente estaba en ellos. A los ojos de Dios ellos, como pueblo pecaminoso, habían llegado a ser la serpiente. Pero el Señor, encarnado como un hombre, tenía sólo la semejanza de la carne de pecado, no la naturaleza pecaminosa que tenía el pueblo pecaminoso. Como serpiente de bronce sobre el asta, el Señor tenía solamente la semejanza de la serpiente, no la naturaleza ni el veneno de la serpiente.

  Ahora llegamos a la cruz. Primero Cristo se vistió de tal hombre, quien era la inclusividad de la vieja creación, y luego llevó a este hombre a la cruz. Allí en la cruz este hombre todo-inclusivo fue crucificado. Esto significa que a todas las cosas se les dio fin. Este es el principio de la Cruz. Por medio de esta clase de muerte Cristo llevó al hombre a la cruz y por consiguiente puso fin a todas las cosas. No sólo Cristo fue crucificado allí, sino también el hombre, el mundo, Satanás y su reino, el Pecado, los pecados, el viejo hombre, etc. A todas las cosas de la vieja creación se les dio fin por medio de la cruz de Cristo. Debemos experimentar esta muerte todo-inclusiva.

  Los siguientes versículos revelan el principio de la cruz, en cuanto a darle fin a todas las cosas de la vieja creación:

  Juan 12:31 dice que el mundo y el príncipe de este mundo, quien es Satanás, serían juzgados y echados fuera. ¿Cuándo sucedió esto? Según el versículo 24, esto sucedió en la muerte de Cristo en la cruz. Por la muerte de Cristo, el mundo fue juzgado y el príncipe de este mundo fue echado fuera. Hebreos 2:14 declara que Cristo participó de carne y sangre, para que por medio de la muerte El pudiera destruir, o anular, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Este versículo revela que Cristo, por medio de Su muerte en carne y sangre, destruyó o anuló a Satanás, quien tenía el imperio de la muerte. Colosenses 1:20 dice que El reconcilió “todas las cosas” consigo mismo. Esto prueba que no solamente el hombre estaba mal ante Dios, sino que también todas las cosas lo estaban; de otro modo, no habría habido necesidad de reconciliación. Según el contexto de este pasaje, se trató con toda la creación por medio de la cruz.

  Necesitamos ser profundamente impresionados con esta clase de muerte que Cristo murió en la cruz. Esa muerte fue una muerte todo-inclusiva; es por esto que debemos experimentarla. Todo lo que tenemos, todo lo que somos, todo lo que hacemos y todo aquello con lo cual estamos relacionados, han sido llevados a la cruz. La cruz es el final de todas las cosas relacionadas con nosotros. Todo ha sido tratado y crucificado en la cruz. La cruz es la única base para todo lo que somos y tenemos. Tenemos que poner todas las cosas en la cruz: nuestro conocimiento, nuestra sabiduría, nuestra habilidad, etc. Este es el principio de la cruz; no hay otra base. Tal vez pensemos que somos “buenos”. Los jóvenes especialmente siempre están pensando cuán buenos son, ellos dicen: “Somos jóvenes, somos buenos, no somos como la gente vieja...” No importa cuán buenos seamos, tenemos que venir a la cruz. Tenemos que ser crucificados y eliminados. Cuanto más buenos seamos, más debemos ser tachados. Nunca esté orgulloso de ser bueno. No importa si somos buenos o malos; todos tenemos que pasar por la cruz. No debemos evaluarnos equivocadamente. No hay sino una evaluación; esto es, debemos darle muerte a nuestro yo.

  En la Iglesia no hay nada de la vieja creación. La Iglesia es el nuevo hombre, la nueva creación. Todas las cosas han pasado y todo ha llegado a ser nuevo. Esto significa que a todas las cosas se les ha dado fin en la muerte, y todo es nuevo en resurrección. En este capítulo hemos visto el principio de la cruz, y en el siguiente capítulo veremos el principio de la resurrección. Confiamos en que nuestras mentes serán abiertas para ver que a todas las cosas relacionadas con nosotros, ya sean buenas o malas, se les debe dar muerte irremisiblemente. De este modo tendremos la manera de entrar en la resurrección y en la nueva creación.

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