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Mensajes del libro «Economía de Dios, La»
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CAPITULO SEIS

LAS PARTES INTERNAS Y LA PARTE ESCONDIDA

  Ahora sigamos adelante para ver los detalles tocantes al vaso del Señor. En el capítulo anterior vimos que fuimos creados para ser Sus recipientes, para tener a Dios mismo como nuestro contenido. Por esta razón Dios nos creó con muchas “partes”. No piensen que el término “partes” lo inventé yo. En Jeremías 31:33, Dios dice: “pondré mi ley en sus partes internas” [Versión King James; la versión Reina-Valera, 1909 traduce así: “daré mi ley en sus entrañas”]. Las entrañas [o las partes internas] están dentro de nuestra alma; no son los miembros exteriores de nuestro cuerpo. Dios también dice que El escribirá Sus leyes en nuestro corazón. Entonces, ¿qué son las entrañas? Y ¿qué es el corazón?

  Si comparamos Jeremías 31:33 con la cita en Hebreos 8:10: “Pondré mis leyes en la mente de ellos”, veremos una pequeña pero importante variación. Jeremías dice: “en sus entrañas”, pero Hebreos lo presenta así: “en la mente de ellos”. Esta comparación demuestra que la mente es una parte de las entrañas.

  El término “entrañas” se usa en las Escrituras más de una vez. Por ejemplo, Salmos 51:6 dice: “He aquí, tú deseas la verdad en las partes internas” [versión King James; la versión Reina Valera lo traduce: “en lo íntimo”]. Las partes internas deben tener la verdad. En este Salmo, además de las entrañas hay otra parte llamada “la parte escondida” [lo secreto, Reina Valera]: “Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. La verdad está en las entrañas, pero la sabiduría está en lo secreto. Necesitamos determinar qué son estas entrañas, y qué es lo secreto.

LAS TRES PARTES DEL HOMBRE: ESPIRITU, ALMA Y CUERPO

  Algunos pasajes a los cuales nos referiremos son muy conocidos. Primera Tesalonicences 5:23 es un versículo que indica que somos tripartitos o de tres partes: el espíritu, el alma y el cuerpo. Podemos ilustrar esto por medio de tres círculos concéntricos:

 

  Hebreos 4:12 también menciona el espíritu y el alma así como la separación de estas dos partes. Si deseamos conocer a Cristo y entrar en El como la buena tierra y como el reposo, debemos discernir el espíritu del alma. El espíritu es el lugar mismo donde Cristo mora en nosotros; así que si deseamos conocer a Cristo de una manera práctica, debemos discernir nuestro espíritu humano de nuestra alma. Este versículo no solamente menciona la diferencia que hay entre el espíritu y el alma, sino también entre las coyunturas y los tuétanos del cuerpo, y entre los pensamientos y las intenciones del corazón. La Palabra viva de Dios es un discriminador de todas estas cosas. Esto prueba que si vamos a conocer al Señor de una manera práctica y real, debemos discernir todas estas partes. ¿Qué son los pensamientos y las intenciones del corazón? y ¿Cuántas partes hay en el corazón?

  En Lucas 1:46, 47, de nuevo se menciona la diferencia que existe entre el espíritu y el alma.

  Filipenses 1:27 dice que debemos estar firmes en un espíritu, no el Espíritu Santo, sino el espíritu humano, y luchar en una sola alma. De nuevo este versículo muestra que existe diferencia entre el espíritu y el alma.

  Finalmente, Marcos 12:30 dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Aquí hay cuatro partes diferentes: el corazón, el alma, la mente y las fuerzas. Si ponemos todos estos versículos juntos, nos daremos cuenta de que hay diferentes partes dentro de nosotros además de las muchas partes del cuerpo.

  Primera Tesalonicences 5:23 indica que somos espíritu, alma y cuerpo, y Salmos 51 revela las entrañas y lo secreto. Las entrañas son las partes del alma, lo cual se comprueba al comparar Hebreos 8:10 con Jeremías 31:33, donde “la mente” se cita como el equivalente de “las entrañas”. Así como las entrañas deben de ser las partes del alma, así mismo lo secreto debe de ser el espíritu. De todas nuestras partes, el espíritu es la parte más escondida en nuestro interior. Esta parte más profunda no solamente está escondida dentro del cuerpo, sino que aun está escondida dentro del alma. Así que, existen las partes externas, que son el cuerpo, las partes internas, las entrañas, que son el alma, y la parte escondida, lo secreto, que es el espíritu.

LAS TRES PARTES DEL ALMA: MENTE, VOLUNTAD, EMOCION

  Hay tres partes del alma y tres del espíritu. Debemos descubrir cuáles son las tres partes del alma y las tres partes del espíritu. Además, también debemos definir el corazón. Primera Tesalonicences 5:23 indica que somos seres tripartitos —espíritu, alma y cuerpo— pero no menciona el corazón. ¿Qué es el corazón y cómo podemos relacionarlo con las entrañas y lo secreto?

  La Palabra de Dios prueba de manera clara y categórica, que el alma está compuesta de tres partes: la mente, la voluntad y la emoción. El área sombreada, en el diagrama que sigue, ilustra las partes del alma.

 

  Proverbios 2:10 indica que el alma necesita conocimiento. Véanse también Proverbios 19:2 y 24:14. Ya que el conocimiento es una función de la mente, esto comprueba que la mente es una parte del alma. Estos tres versículos de Proverbios nos dicen que necesitamos tener conocimiento en el alma. Luego Salmos 139:14 dice que el alma sabe. El saber pertenece a la mente, lo cual de nuevo comprueba que la mente es una parte del alma. Salmos 13:2 dice que el alma recibe consejo, lo cual se refiere a la mente. Lamentaciones 3:20 indica que la memoria pertenece al alma. Esto es, el alma puede recordar cosas. De estos versículos podemos ver que hay una parte en el alma que sabe, recibe consejo y recuerda. Esta parte se llama la mente.

  La segunda parte del alma es la voluntad. Job 7:15 dice que el alma escoge. Escoger algo es una decisión tomada por la acción de la voluntad. Esto prueba que la voluntad es una parte del alma. Job. 6:7 dice que el alma rechaza. Escoger y rechazar son funciones de la voluntad. Primera Crónicas 22:19 dice: “Poned ... vuestros ánimos [almas] en buscar”. Así como usamos nuestra mente para pensar, ponemos nuestra alma para buscar. Esto, por supuesto, significa que es el alma la que toma una decisión, lo cual demuestra que la voluntad tiene que ser una parte del alma. Luego en Números 30, “ligar su alma” se menciona diez veces. Cuando leemos este capítulo, entendemos que ligar el alma es tomar una decisión. Tiene que ver con un voto que se hace para con el Señor. Tomar la decisión de ligar el alma es hacer un voto hacia el Señor. Así que, se comprueba que la voluntad es una parte del alma. Salmos 27:12, 41:2 y Ezequiel 16:27 traducen la palabra hebrea “alma” como “voluntad”. La oración hecha por el salmista es: “No me entregues a la voluntad de mis enemigos”. En el texto original esto significa, “No me entregues al alma de mis enemigos”. Esto comprueba claramente que la voluntad tiene que ser una parte del alma.

  La emoción es la tercera parte del alma. En la emoción hay muchos aspectos: amor, odio, gozo, aflicción, etc. Todas estas cosas son expresiones de la emoción. En varias partes, como en 1 Samuel 18:1, Cantares de Salomón 1:7, y Salmos 42:1, se hace referencia al amor. Estos versículos muestran que el amor es algo del alma, y por lo tanto prueban que dentro del alma existe tal órgano o función, la emoción. Acerca del odio, note lo que dice 2 Samuel 5:8, Salmos 107:18 y Ezequiel 36:5. Estos pasajes indican que el odio es algo del alma. Puesto que el odio es una expresión de la emoción, estos versículos también comprueban que la emoción es una parte del alma. Ezequiel 36:5 se tradujo mejor en American Standard Version, donde se usa la expresión [traducida aquí] “enconamiento de alma”. Esto quiere decir la aversión o el odio del alma. El gozo, un elemento de la emoción, también forma parte del alma, como se ve en Isaías 61:10 y Salmos 86:4; esto también prueba que la emoción es una parte del alma. También existe el asunto de la aflicción, mencionado en 1 Samuel 30:6 y Jueces 10:16. La aflicción es otra expresión del alma. Otro aspecto es el deseo: 1 Samuel 20:4, Deuteronomio 14:26, Ezequiel 24:25 y Jeremías 44:14. Como en Ezequiel 24:25 y Jeremías 44:14, el significado correcto se ve cuando se compara American Standard Version con la Concordancia de Young o de Strong. Se muestra por estos versículos que el deseo, un elemento de la emoción, está en la esfera del alma.

  Estos versículos establecen la base para confirmar las tres partes del alma: la mente, la emoción y la voluntad. En las Escrituras es difícil hallar más partes del alma, debido a que estas tres partes abarcan todas las funciones del alma. La mente es la parte principal, y después vienen la voluntad y la emoción. Estos son los versículos más cruciales en revelar cuáles son las tres partes del alma.

LAS TRES PARTES DEL ESPIRITU: CONCIENCIA, COMUNION, INTUICION

  Es muy interesante notar que existen tres Personas en la Deidad, tres partes en él ser humano, tres partes interiores en el alma, y también existen tres partes en el espíritu. Todos tienen tres partes. Las Escrituras también revelan tres partes en el tabernáculo, el edificio de Dios. Tres es la cifra, o número básico. Aun en el arca de Noé hay tres niveles. Con respecto al tabernáculo el número tres se usa muchas veces. Por ejemplo, la anchura de una tabla es de un codo y medio. Cuando se juntan dos tablas como un par, la anchura total es de tres codos. Esto significa que el número tres es una unidad completa.

  Por lo tanto, el espíritu es una unidad completa, compuesta de tres partes o funciones: la conciencia, la comunión y la intuición. El área sombreada en el siguiente diagrama ilustra las partes del espíritu.

 

  Es muy fácil entender lo que es la conciencia. Todos estamos muy familiarizados con esto. Percibir la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto es una función de la conciencia. Condenar o justificar es otra de sus funciones. También es fácil comprender lo que es la comunión. La comunión es nuestra comunicación con Dios. Dentro de nuestro espíritu, tal función hace posible tener contacto con Dios. En palabras sencillas, la comunión es tocar a Dios. Pero no es muy fácil entender lo que es la intuición. Intuición significa tener un sentir o conocimiento directo. Existe tal sentir directo en nuestro espíritu, no importa cuál sea la razón, la circunstancia o el antecedente. Es un sentir sin razón, un sentir que no es “razonable”. Es un sentir directo de Dios y un conocimiento directo que procede de Dios. Esta función es lo que nosotros llamamos la intuición del espíritu. Así que el espíritu es conocido por las funciones de la conciencia, la comunión y la intuición.

  Pero estas tres partes del espíritu humano deben comprobarse por medio de las Escrituras. En primer lugar, en Romanos 9:1 se halla la conciencia: “y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo”. Por medio de comparar Romanos 9:1 con Romanos 8:16, podemos ver que la conciencia está localizada en el espíritu humano. Por un lado, el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu. Por otro, nuestra conciencia da testimonio con el Espíritu Santo. Esto demuestra que la conciencia tiene que ser una función de nuestro espíritu. En 1 Corintios 5:3, el apóstol Pablo dice que en su espíritu él había juzgado a una persona pecaminosa. Juzgar significa o condenar o justificar, las cuales son acciones de la conciencia. Pero el Apóstol dice, juzgo en mi espíritu. Esto confirma que la función de condenar o justificar está en el espíritu; así que la conciencia se encuentra en el espíritu. Salmos 51:10 habla de “un espíritu recto dentro de mí”, es decir, un espíritu el cual es recto. El conocimiento de lo correcto y lo incorrecto está relacionado con la conciencia, así que este versículo también prueba que la conciencia está en el espíritu. Salmos 34:18 se refiere a “los contritos de espíritu”. Estar contrito significa darnos cuenta de que estamos equivocados. En otras palabras, nos acusamos y nos condenamos a nosotros mismos, lo cual es una función de la conciencia. La expresión “contrito de espíritu” muestra que la conciencia está relacionada con el espíritu. Deuteronomio 2:30 dice: “endurecido su espíritu”, lo cual significa que la conciencia fue endurecida. Ser endurecido en el espíritu significa ser descuidado con la conciencia. Cuando desechamos el sentir que tenemos en la conciencia, llegamos a endurecernos en nuestro espíritu. Estos versículos nos conceden una base fuerte para el hecho de que la función de la conciencia está en el espíritu humano.

  Sigamos adelante para hallar la base bíblica con respecto a la comunión. En primer lugar, Juan 4:24 nos dice que debemos adorar a Dios en nuestro espíritu. Para adorar a Dios se requiere que lo adoremos en nuestro espíritu. Adorar a Dios es tener contacto con Dios y tener comunión con El. Este versículo prueba que la función de adoración o comunión está en nuestro espíritu. En Romanos 1:9 el apóstol Pablo dice: “Dios, a quien sirvo en mi espíritu”. Servir a Dios también es un tipo de comunión con Dios. Así que esto también prueba que el órgano para la comunión está en nuestro espíritu. Debemos añadir Romanos 7:6: “sirvamos en novedad de espíritu”. En otras palabras, el servicio es esencialmente la comunión con el Señor en nuestro espíritu.

  Consideremos Efesios 6:18. El texto griego interlineal traduce este versículo de la siguiente manera, “orando en todo tiempo en espíritu...” No hay artículo antes de “espíritu”, ni tampoco está escrito con mayúscula. Esto significa que no es el Espíritu Santo, sino nuestro espíritu humano. Orar significa tener comunión con Dios. Así que orar en espíritu, indica que tener comunión con Dios es un asunto en nuestro espíritu. Lucas 1:47 dice: “Y mi espíritu se regocija en Dios”. Esto significa que nuestro espíritu humano ha tenido contacto con Dios. Una vez más, la comunión con Dios es una función del espíritu. Luego Romanos 8:16 dice: “el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu”. Este versículo es muy claro, debido a que nos muestra que la comunión con Dios debe ser en nuestro espíritu y en el Espíritu de Dios. Primera Corintios 6:17 dice: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con El”. La verdadera comunión significa que llegamos a ser un espíritu con el Señor. Esta comunión se encuentra en el espíritu. Todos estos versículos son suficientes para probar que la función de la comunión está en nuestro espíritu humano.

  ¿Qué acerca de la intuición? Aunque es difícil hallar base bíblica acerca de esta función, existen algunos versículos. Primera Corintios 2:11 revela que el espíritu del hombre puede conocer lo que el alma no puede. Nuestro espíritu puede discernir lo que el alma no puede. Esto prueba que hay algo adicional en nuestro espíritu. Nuestra alma puede saber cosas por medio del razonamiento y por medio de experiencias circunstanciales, pero el espíritu humano puede discernir las cosas sin necesidad de estos medios. Este sentir directo muestra que la intuición está en nuestro espíritu. Luego tenemos Marcos 2:8, el cual dice: “Conociendo ... en su espíritu”. Marcos 8:12 dice: “Y gimiendo en su espíritu”. Juan 11:33 dice: “Se estremeció en espíritu”. Conocer, gemir y estremecernos en nuestro espíritu proceden de un sentir directo de discernimiento, el cual no depende del razonamiento. A esto le podemos llamar la intuición, la tercera función de nuestro espíritu.

  Ahora tenemos la base bíblica con respecto a estas seis partes: las tres partes del alma y las tres partes del espíritu.

LAS CUATRO PARTES DEL CORAZON: MENTE, VOLUNTAD, EMOCION, CONCIENCIA

  Entonces, ¿qué es el corazón? El corazón no es una parte separada además del alma y del espíritu, sino una composición de todas las partes del alma y de la primera parte del espíritu. Consta de la mente, la voluntad y la emoción más una parte del espíritu, la conciencia. El área sombreada en el siguiente diagrama muestra las partes que componen el corazón.

 

  El hombre no tiene más que tres partes principales en todo su ser. Como seres humanos tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu. No tenemos un cuarto órgano adicional al cual nombramos el corazón.

  Ahora necesitamos confirmar que la mente, la primera parte del alma, es una parte del corazón. Mateo 9:4 dice: “¿Por qué pensáis ... en vuestros corazones”? Por lo tanto, uno puede pensar con el corazón. Puesto que los procesos del pensamiento están en la mente, esto comprueba que la mente es una parte del corazón. Génesis 6:5 dice: “los pensamientos del corazón de ellos”. Los pensamientos son de la mente, sin embargo Génesis 6:5 menciona los pensamientos del corazón. Esto mismo se ve en Hebreos 4:12: “los pensamientos ... del corazón”. Estos tres pasajes son prueba suficiente de que la mente, un órgano del alma, es una parte del corazón.

  En Hechos 11:23 vemos la voluntad: “propósito de corazón”, o “propósito en el corazón”. El proponerse es una función de la voluntad, sin embargo en Hechos vemos que es algo que pertenece al corazón. Esto muestra que la voluntad también es una parte del corazón. Hebreos 4:12 habla de “las intenciones del corazón”. Las intenciones corresponden a los propósitos, los cuales pertenecen a la voluntad. Una vez más esto demuestra que la voluntad es una parte del corazón. Existen más versículos, pero estos dos son suficientes. Conforme a la norma bíblica, sólo se necesitan dos testigos.

  En Juan 16:22 encontramos la emoción: “se gozará vuestro corazón”. Gozarse es un elemento de las emociones, sin embargo, aquí el Señor dice que el corazón se goza. Por lo tanto, esto confirma que la emoción también es una parte del corazón. En el mismo capítulo el Señor dice: “tristeza ha llenado vuestro corazón” (v. 6). La tristeza también es algo que pertenece a la emoción. Así que estos dos versículos confirman que la emoción también es una parte que se encuentra en el corazón.

  Con respecto a la conciencia, Hebreos 10:22 dice: “purificados los corazones de mala conciencia”. De modo que, vemos que la conciencia tiene mucho que ver con el corazón. Si deseamos tener un corazón puro, debemos tener una conciencia sin ofensa. Nuestra conciencia tiene que ser purificada a fin de tener un corazón puro. Por tanto, indudablemente, la conciencia es una parte del corazón. Primera Juan 3:20 menciona que “nuestro corazón nos reprende”. Reprender es la función de la conciencia. Así que este versículo prueba que la conciencia también es una parte del corazón.

  Por consiguiente, se ha dado base bíblica para comprobar que todas las partes del alma y la primera parte del espíritu —las cuatro partes: la mente, la voluntad, la emoción y la conciencia— en conjunto, equivalen al corazón.

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