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Mensajes del libro «Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El»
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EL EJERCICIO Y LA PRACTICA DE LA MANERA ORDENADA POR DIOS

MENSAJE DIECIOCHO

LLEVAR EL EVANGELIO A OTROS Y NUTRIR A LOS NUEVOS CREYENTES EN SUS HOGARES

  En este mensaje consideraremos el segundo paso de la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo, paso que consiste en nutrir y cuidar con ternura a los nuevos creyentes en sus reuniones de hogar.

PREDICAR EL EVANGELIO ACERCA DE JESUS EL HIJO DE DIOS

  Al predicar el evangelio, un hermano se encontró recientemente con un musulmán, y éste no creía que Jesús es el Hijo de Dios. Ya que dos de los elementos más grandiosos del Nuevo Testamento son Cristo mismo como Hijo de Dios, y Sus creyentes como hijos de Dios, explicar esto requerirá más de una visita a esa persona. En la primera visita, usted podría presentarle el asunto de que Cristo es el Hijo de Dios. Luego, en la segunda visita, podría hablarle de que los cristianos son hijos de Dios. También podría decirle que pocos cristianos saben realmente de la Persona de Cristo en detalle.

  Cristo como Hijo de Dios tiene por lo menos dos aspectos. En primer lugar, El es el Hijo unigénito de Dios (Jn. 3:16). En segundo lugar, El es el Hijo primogénito de Dios y tiene muchos hermanos (Ro. 8:29; Jn. 20:17; He. 1:6; 2:12), los cuales son los muchos creyentes en Cristo. Cuando usted presenta esto de esta forma, no sólo muestra que la Biblia es confiable, sino también que usted está capacitado para predicar el evangelio. A lo mejor su amigo en lo profundo de su ser se dé cuenta de que usted es muy versado en cosas espirituales. Esto desarrolla cierta confianza en él. Una vez que usted gane esa confianza, será muy fácil que él reciba sus palabras.

La Biblia es la fuente de tres religiones

  A fin de probar adecuadamente que Jesucristo es el Hijo de Dios, usted debe presentar lo que la Biblia dice en cuanto a El. Hoy en día la gente reconoce que hay sólo dos clases de Biblias: el Antiguo Testamento judío, y el Nuevo Testamento cristiano. Cuando estos dos volúmenes se unen, constituyen la Biblia, el libro de libros. El taoísmo, el confucianismo y el budismo, no obstante, no tienen biblia. La religión musulmana tiene una “biblia” que es una imitación de porciones de la Biblia. El judaísmo, el cristianismo y el islamismo tienen básicamente el mismo origen. Por lo tanto, la única fuente de estas tres religiones es la Biblia. La razón por la cual existe esta situación es que hay un solo Dios. Para el budismo, el taoísmo y el confucianismo no hay Dios. Sólo el judaísmo, el cristianismo y el islamismo creen en el único Dios, y los tres grupos tienen sus propios libros sagrados. Los judíos tienen sólo el Antiguo Testamento, los cristianos tienen el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, y los musulmanes tienen una imitación de porciones de la Biblia.

  La Biblia da a conocer todas las cosas espirituales, divinas y misteriosas, como por ejemplo, el origen del universo y el origen del hombre. Darwin especuló en cuanto a estas cosas, pero sólo la Biblia nos explica de una manera confiable y clara el origen del universo y el origen del hombre. En lo que al origen del universo se refiere, la primera frase de la Biblia afirma claramente: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn. 1:1). Teniendo semejante palabra, no cabe la especulación.

  En cuanto al origen del hombre, la Biblia dice claramente que Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1:26). Ninguno de los grandes filósofos podrían habernos explicado claramente el origen del hombre, pero la Biblia da algunos detalles prácticos en cuanto a la creación del hombre. Génesis 2:7 dice que Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra. Hoy en día los científicos han descubierto que todos los elementos de la tierra están en el cuerpo del hombre. Muchos minerales que se hallan en la tierra son una provisión para el cuerpo humano. Sólo la Biblia ha dado tales detalles en cuanto a la creación del hombre.

Jesús es el Hijo unigénito y el Hijo primogénito

  Echar cimientos en cuanto al contenido de la Biblia prepara el camino para que usted le lea a aquellos a quienes lleva el evangelio varios versículos claves en cuanto a Cristo como Hijo de Dios, por ejemplo Juan 1:1 y Romanos 9:5. Desde la eternidad Jesucristo fue el Hijo unigénito de Dios (Jn. 1:18; 3:16). En la resurrección El fue engendrado Hijo primogénito de Dios (Ro. 8:29; He. 1:6), y Sus creyentes como los muchos hijos de Dios son Sus muchos hermanos (Ro. 8:29; Jn. 20:17; He. 2:12).

  Como aquellos que están entrando en la labor evangelística, tenemos que estudiar no sólo la Biblia con sus verdades, sino también algunas porciones del contenido de otras religiones. Entonces cuando conozcamos personas que están en alguna de estas religiones, sabremos cómo hablarles.

MOSTRARLE A LA GENTE QUE SU VERDADERA NECESIDAD ES DIOS

  Al llevarles el evangelio a las personas, algunos santos se encontraron con un budista, el cual había tenido muchos problemas anteriormente: falta de comida, de abrigo, de albergue y de empleo. El les dijo a esos santos que desde que se había hecho budista, todas sus necesidades materiales le habían sido suplidas mediante la adoración de ídolos. Por esto, a él le parecía que no necesitaba la salvación de Dios. Algunos, al presentarle el evangelio a este hombre, dirían que uno debería señalarle el hecho de que la salvación de Dios no consiste sólo en salvar a la gente de los problemas exteriores, sino también salvar al hombre de sus problemas interiores cotidianos como la impaciencia, la concupiscencia, la ansiedad y el temor, y que no importa cuántas cosas posea una persona, ésta se siente vacía, ignorando cuál es el significado de la vida humana. Este tipo de explicación es buena, pero no completa. Sería mejor presentarle el misterio de la vida humana, diciendo: “Dios es lo que usted realmente necesita. El verdadero problema suyo es que usted no tiene a Dios. Usted tiene problemas porque no tiene a Dios. El único que puede resolver todos sus problemas es Dios. Dios es un misterio, y la vida humana también es un misterio. Me gustaría leer con usted un folleto que nos habla del misterio de la vida humana”.

  Una persona que ha sido confundida en su entendimiento por otras religiones tal vez haga preguntas vagas. Por esta razón, lo mejor es tratar de llevarle a un punto práctico. El tipo de respuestas que usted dé a sus preguntas depende de la atmósfera y la situación de la conversación, y también del discernimiento que usted tenga de esa persona. Mientras usted lo escucha, debe usar algún aspecto que él mencione, a fin de presentarle el evangelio.

  Unos pocos santos predicaron el evangelio a una persona muy filosófica, quien dijo que todos tienen a Dios en su interior. De acuerdo con su punto de vista, todos tienen a Dios por dentro, sea que reciban o no al Señor; por tanto, cada persona debe explorar en su interior para hallar su paz y su satisfacción. Ella también dijo que todo lo relacionado con el odio, la ira y los celos es sólo un bagaje que debe hacerse a un lado para que se revele lo hermoso que hay dentro de cada persona. Esa persona posiblemente haya conocido algunas de las doctrinas profundas del budismo. Los santos compartieron el evangelio con ella y se dieron cuenta de que había tenido experiencias desagradables en el cristianismo y en su vida familiar. Por esta razón, basada en esas experiencias, no dio crédito a lo que los santos compartieron de la Biblia.

  Este también es el caso de una persona que “vaga por los aires” con pensamientos filosóficos. Tenemos que desarrollar la habilidad de concretar dichas personas a un punto en particular. Al limitar a estas personas a un punto en particular, uno puede presentarles algo de la Palabra que sea práctico para su vida diaria. Puesto que esta persona sabe algo del cristianismo y tal vez sepa algo de los puntos profundos del budismo, usted debe hablarle de acuerdo con el nivel de conocimiento de ella, y al mismo tiempo en un tono muy práctico. En realidad, ningún otro libro es tan práctico como la Biblia. Para impresionar a alguien con el carácter práctico de la Biblia, usted debe estudiar y conocer los versículos que muestran, por ejemplo, que Dios es el único Dios (Dt. 6:4; 32:39; Sal. 86:10). Usted debería también aprender algunos versículos en cuanto a que Dios es algo para nosotros, como nuestro aliento (Hch. 17:25), nuestra vida (Ef. 4:18) y nuestra salvación (Sal. 27:1; Is. 12:2). Mientras usted presenta estos versículos, podría preguntar: “¿Tiene usted a Dios en el budismo? Usted conoce muy bien el budismo, pero usted no conoce a Dios. Usted también sabe mucho del cristianismo, pero aun así, no tiene a Dios. La verdadera necesidad que usted tiene es conocer a Dios”. Con base en esos versículos en cuanto a que Dios es ciertas cosas para nosotros, usted podría ayudar a aquella persona. Pero aprenda a no reprender a la gente, y a no señalarle sus deficiencias de una manera despectiva. Aprenda a ayudarle a otros a que se den cuenta de que necesitan a un Dios práctico en su vida diaria y en su vida humana.

CONDUCIR A LAS PERSONAS A QUE GUSTEN AL SEÑOR

  Un grupo de santos visitó a un abogado joven y próspero en su casa, y se quedaron allí como por tres horas. En la primera hora él les mostró su propio jardín personal, y en la hora siguiente, mientras comentaba las noticias de un desastre en el área donde él vive, comenzó a abrir su corazón a los santos. Les dijo que él había experimentado al Señor en una forma muy real cuando estaba en la universidad, y que él había sido lleno de gozo en esa ocasión. Les dijo que ahora su vida no era muy buena porque iba a ciertos lugares, tales como clubs nocturnos. Por un lado, a él le gusta ir a esos lugares, pero por otro, no le gusta ir allí. Los santos empezaron a compartir con él, que el problema básico del hombre es el pecado. Ellos le dijeron: “Cuando el hombre cayó de la posición que tenía en Dios, se llenó de pecado. El hombre necesitaba la salvación. Lo que usted experimentó en la universidad fue que Cristo entró en usted para salvarlo eternamente y para llegar a ser su salvación. Pero hoy en día el Señor como la vida eterna, divina e indestructible quiere salvarlo a usted de toda frustración, concupiscencia y todo problema de la vida humana, diariamente, momento a momento. Sin embargo, no es tan simple, y usted no debe tratar de salvarse a sí mismo. Simplemente necesitas disfrutar al Señor de una manera sencilla por medio de leer la Biblia unos minutos cada día. Quizá podríamos empezar leyendo la Biblia cinco minutos al día con usted”. A esto que se le compartió, él respondió: “Sí, esto es lo que yo necesito. Necesito una salvación diaria”. Después continuó compartiendo más en cuanto a sus problemas y a otras cosas que le molestaban. Los hermanos le escucharon y respondieron muchas de sus preguntas. Al final de la reunión, les preguntó a los hermanos si sería posible que se reunieran con él regularmente cada semana. Esto les pareció muy bien a los hermanos. Sin embargo, a los santos les pareció que todavía faltaba algo en esa visita.

  Estos santos fueron hábiles en la manera en que manejaron la situación, excepto en una cosa. Cuando hablaron con él en cuanto a leer la Biblia cinco minutos cada día y él asintió, ellos debieron haber aprovechado la oportunidad para leer la Biblia en ese momento de la visita. Pudieron haber dicho: “¿Por qué no aprovechamos unos pocos minutos para practicar leyendo una porción de la Biblia ahora mismo?” Ellos tuvieron una larga conversación después de este punto de su visita, y su comunión fue buena, pero se habría podido lograr mucho más. En lugar de tener aquella comunión, habría sido mejor averiguar si él tenía Biblia o no. Si hubiera tenido una Biblia, le habrían podido pedir que la abriera y leyera junto con ellos. Luego, habiendo leído una porción, podrían haberla explicado un poco, con el fin de impresionarlo con lo que dijera esa porción. Le habrían podido pedir entonces que orara, sin que estuvieran satisfechos con una oración corta, sino animándole a orar un poco más, diciéndole: “Tratemos de orar un poco más profundamente y por un poco más de tiempo”. Por medio de este tipo de ejercicio, le habría introducido en la experiencia de Cristo. Ellos hicieron todo bien, excepto que no le llevaron a gustar al Señor. Después de practicar orar y leer, pudieron haberle hablado para fortalecerlo y confirmar su necesidad de tener contacto con el Señor de esa misma manera todos los días. El podría haber preguntado: “¿Podrían ustedes, por favor, volver?” Entonces ellos le habrían podido responder: “Sí, y ¿podríamos llamarle por teléfono cada mañana?”

  No debemos olvidar que demasiadas palabras, incluso las palabras correctas, a la larga no producirán ningún resultado. En este caso, las palabras no fueron absolutamente vacías, puesto que él todavía quería que regresaran en unos pocos días. El grupo de santos que lo visitó debe recordar a este hombre delante del Señor, y pedirle al Señor que le traiga a la memoria lo que oyó de ellos. La mejor práctica es guiar a la gente a que toque al Señor de inmediato y con regularidad cada día, aun si es necesario que lo llamemos por teléfono. Con semejante práctica, puede darse que después de unas cuantas semanas esta persona pueda ser traída a la vida de la iglesia.

APRENDER A SER FLEXIBLES EN EL ASUNTO DE SATISFACER LAS NECESIDADES DE LOS NUEVOS CREYENTES

  En una de las reuniones de hogar, los santos han estado visitando a un hermano que les permitía que entraran en su casa sólo treinta minutos en cada visita. El miraba estrictamente su reloj mientras ellos tenían comunión y respondía de una manera desinteresada. Los santos trataron de compartir con él acerca de su espíritu mezclado, pero parecía que aquello no producía ningún efecto debido a su falta de interés. En la comunión de ellos con otros hermanos al respecto, los santos se dieron cuenta de que ellos necesitaban establecer una relación de más amistad con él ya que casi ni se conocían mutuamente. La semana siguiente ellos visitaron al hermano y le trajeron un postre, y deliberadamente dejaron sus Biblias e himnarios en casa. Esto sorprendió bastante a este hermano nuevo. Los hermanos le preguntaron en cuanto a su situación de trabajo y compartieron el postre con él. Muy pronto el hermano nuevo se olvidó de su atención al tiempo, y empezaron a hablar como por cuarenta y cinco minutos. Con el tiempo, esta clase de cuidado hizo que este hermano nuevo se abriera para tener más comunión.

  Este caso nos muestra que no debemos esperar ganarnos a la gente en sólo un corto período de tiempo. Esperar eso es incorrecto. Bautizar a alguien es fácil y requiere poco tiempo. Pero guiar a alguien a experimentar a Cristo y traerlo a la vida de la iglesia, no es tan fácil y toma tiempo. Por lo tanto, no debemos esperar hacer un trabajo rápido. Este tipo de deseo será el factor que nos hará hacer muchas cosas de manera equivocada al reunirnos con los nuevos creyentes. Son pocos los que pueden ser traídos a la vida de la iglesia con sólo dos o tres visitas. Tenemos que abandonar este tipo de esperanza. Usted debe estar preparado para invertir por lo menos medio año, quizá veinte visitas, para ganar a una persona. Si alguien les promete darles treinta minutos cada semana, indudablemente es que está abierto. Ustedes deben, en oración, traer al Señor esta persona y la reunión de hogar que ustedes tienen con ella, diciendo: “Señor, no sé cómo ayudar a tal persona”. El Señor le dará la sabiduría. Usted también tiene a sus otros compañeros de equipo que pueden orar con usted, y juntos pueden buscar el guiar del Señor en cuanto al cuidado de los nuevos creyentes en las reuniones de hogar.

  En el caso mencionado, parece que hablar acerca del espíritu mezclado no es lo más apropiado para este hermano nuevo en esta ocasión. Cuando le hablen ustedes a alguien, deben discernir qué clase de persona es. Si disciernen que es una persona a quien le gusta tener amistad, al visitarlo no deben volver a su casa y abordar inmediatamente el asunto elevado y espiritual del espíritu mezclado. En futuras reuniones, deben familiarizarse con el nuevo hermano y conocerlo mejor. Sería bueno que le preguntaran por sus negocios y su bienestar. Eso hará que se sienta contento. Ustedes también deben dejar que él hable. En cuanto tengan oportunidad, cuéntenle algo acerca de ustedes. Después de tres o cuatro visitas de éstas, ustedes y ese hermano habrán empezado a conocerse mutuamente en una manera más estrecha y habrán empezado a construir una íntima amistad. Entonces les será más fácil hablarle a él con más libertad y, poco a poco, presentar algo en el campo de la salvación de Dios. En ese punto, ustedes podrían empezar a estimular el interés de él por este otro campo. Semana tras semana, tal vez después de veinte visitas, algo sea edificado en él. Si una manera no produce muchos resultados, ensaye una manera diferente la siguiente ocasión. Finalmente, a largo plazo, se llegará a algo con este nuevo creyente.

CUIDAR A LOS JOVENES ESTIMULANDO SU AMOR POR EL SEÑOR

  Una hermana del entrenamiento de tiempo completo comenzó a visitar a otra hermana que está actualmente en la universidad. Al mismo tiempo que está en la universidad, la hermana joven ha tenido que trabajar tiempo completo, además de asistir a clases y estudiar; así que ella no tiene tiempo de venir a las reuniones. Con frecuencia, la hermana iba a visitarla a su casa, pero ella no estaba. En una ocasión la encontró en casa y trató de ayudarle por medio de orar-leer con ella Efesios 1:17. Aunque la respuesta fue buena, y ella quería que la hermana volviera, ésta estaba indecisa en cuanto a lo que iba a hacer en la siguiente visita.

  La obra entre los jóvenes, especialmente entre los hijos de los miembros de la iglesia, es bastante crucial. La manera más sabia de trabajar entre los jóvenes es ayudarles a amar al Señor. Si usted ha de ser una persona calificada para laborar entre los jóvenes, usted debe ser una persona que ama al Señor con frescura todos los días. Los muchachos de secundaria, hablando en términos humanos, son personas que aman. Ellos aman muchas cosas, como por ejemplo, los animales y la ropa. Cuanto más joven uno es, más ama. Los jóvenes de secundaria están en la mejor edad para ser guiados hacia el amor apropiado por el Señor. Sin embargo, esta clase de labor no es muy fácil, y muchos padres no tienen forma de ayudar a sus hijos. Cuando usted es una persona que ama al Señor con frescura, puede estimular a una persona joven a que ame al Señor. Una vez que un joven ama algo, hará lo que sea por ello. En este caso, ayudarle a esa joven a orar-leer Efesios 1:17 es tratar tal vez de llegar demasiado lejos. Lo mejor que se puede hacer en la visita siguiente es estimular el amor de ella por el Señor.

EL PROPOSITO DE LAS REUNIONES DE HOGAR ES NUTRIR A LOS NUEVOS CREYENTES

  Nos hemos percatado de que al encontrarnos con una persona que “vuela errante por los aires” con sus pensamientos, debemos concretar sus pensamientos a un punto en particular. De la misma manera, tenemos que concretarnos en cuanto a nuestra carga y propósito. Cuando un carpintero toma una pieza de madera, la destina para cierto propósito. Nosotros también debemos tener un propósito cuando visitemos a los nuevos creyentes; de otro modo, estaremos perdiendo nuestro tiempo. Siempre debemos tener en mente que si alguien es un nuevo creyente, nuestro propósito primordial en la reunión de hogar es alimentarlo. Cada vez que nos reunamos con él, debemos recordar que nuestro propósito es nutrirlo.

LABORAR CONSTANTEMENTE Y DEJAR LOS RESULTADOS AL SEÑOR

  Debemos laborar y laborar sin preocuparnos por cuál pueda ser el resultado. Debemos simplemente laborar, orar y buscar la guía del Señor y Su dirección con Su sabiduría. Dejamos los resultados al Señor. Todos los agricultores saben que en tanto que ellos laboren, tendrán una cosecha. Ninguna labor carece de resultados. Habrá una cosecha, pero ellos no esperan tener resultados inmediatos. Cuanto más rápido se obtiene el resultado, más pronto desaparece el mismo. Si alguien viene a la vida de la iglesia en tres días, es muy dudoso que se quede. Pero si se requieren seis meses ganar a una persona, es muy probable que ésta se establezca en la vida de la iglesia. Esto quizá parezca lento, y el aumento muy pequeño, pero si sólo uno de cada tres miembros de la iglesia trae uno a la vida de la iglesia cada año, la iglesia aumentará en un treinta y tres por ciento anual. Un hermano que sirve de tiempo completo podría traer a la vida de la iglesia cinco o diez personas cada año. Esto no es demasiado lento. Nuestra necesidad es laborar. Esta nueva manera es sólo laborar en la manera apropiada, es decir, en la manera de invertir tiempo cada semana para visitar a los nuevos creyentes en sus hogares.

  Bautizar a la gente no es muy difícil, pero hacer que una persona se establezca en la experiencia de Cristo, en la experiencia diaria de la plena salvación de Dios y en la vida de la iglesia es más difícil. Hacer esto requerirá por lo menos medio año. Cualquier otra cosa que sea más rápida que ésta, no es confiable. Todos tenemos que laborar, dejando los resultados al Señor. Incluso si laboramos por dos años y obtenemos pocos resultados, no debemos desanimarnos, ni desmayar. Tenemos que creer que cualquier persona en la que laboremos, a la larga, permanecerá.

PRACTICAR LA NUEVA MANERA CON PACIENCIA

  En primer lugar, visitamos a las personas en sus hogares para que sean salvos y bautizados. Luego, una vez que los hemos bautizado, regresamos para tener reuniones de hogar con ellos. No debemos esperar obtener algo rápido en las reuniones de hogar con ellos. Debemos estar preparados para invertir por lo menos medio año para ganar a una persona. Algunas veces tal vez se requiera más tiempo. Por consiguiente, es mejor siempre tener al mismo tiempo tres o cuatro nuevos creyentes bajo nuestro cuidado.

  Bautizar es fácil, así que ustedes deben entender que no deben bautizar demasiadas personas dentro de cierto intervalo de tiempo. No deben bautizar gente neciamente. Deben bautizar sólo tres o cuatro, y mantenerlos bajo su cuidado por medio año. Entonces, en el siguiente semestre, pueden bautizar otros tres o cuatro. Deben tener cierto discernimiento en cuanto a los nuevos creyentes, para descubrir quien entre ellos es la persona apropiada en la cual pueden laborar para ganarla para el interés del Señor. Ustedes deben hacer cierta selección. Por supuesto, su selección puede no ser muy exacta, pero en términos generales, ayuda a su labor. Deben bautizar con sabiduría, usar cierto discernimiento, y dedicar la mayor parte de su tiempo en el cuidado de los nuevos creyentes bautizados.

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