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Mensajes del libro «Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El»
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EL EJERCICIO Y LA PRACTICA DE LA MANERA ORDENADA POR DIOS

MENSAJE VEINTIDOS

INTRODUCIENDO A LOS RECIEN NACIDOS EN LA PRACTICA DE LA VIDA DE LA IGLESIA

  En este mensaje continuamos teniendo comunión acerca de las reuniones de hogar.

CONDUCIENDO A LOS NUEVOS CREYENTES A REUNIRSE CON LA IGLESIA

  Al laborar en las reuniones de hogar, usted se dará cuenta de que los nuevos creyentes a quienes está cuidando necesitan que usted los introduzca en la práctica de la iglesia. No debe olvidarse de que en esto de ganar a las personas la meta es introducirlas en la adecuada vida de la iglesia para el aumento de Cristo a fin de edificar el Cuerpo de Cristo. No tarde demasiado en introducir a los nuevos creyentes en la práctica de la vida de la iglesia. En realidad, desde el día en que usted bautice a los nuevos creyentes, debe empezar a dirigirlos hacia otras reuniones de la iglesia. Si es posible, es mejor dirigir a los nuevos creyentes hacia las reuniones de la iglesia el día del Señor, debido a que esa reunión representa con más propiedad el carácter de la vida de la iglesia.

  Inmediatamente después de bautizar a un nuevo, debemos traerlo a las reuniones de la iglesia y darle una impresión en cuanto a la vida de la iglesia. Después de esta visita inicial, debemos exhortarlo una y otra vez en las siguientes reuniones de hogar a reunirse con los santos y con la iglesia. Debemos ayudarle a comprender que los cristianos son como las ovejas de un rebaño. Así como las ovejas no pueden vivir apartadas del rebaño, los cristianos no pueden vivir apartados los unos de los otros y por esto deben reunirse frecuentemente.

  Tener reuniones en los hogares de los nuevos creyentes es sólo la etapa inicial. Mientras estamos reuniéndonos en sus hogares, todavía debemos procurar hacer que ellos dejen sus propias casas para ir a otras reuniones de los creyentes, tales como las reuniones de grupo pequeño o las reuniones grandes de la iglesia. Debemos ayudarles a cultivar la práctica de reunirse con los santos y con la iglesia.

INSTRUIR A LOS NUEVOS CREYENTES A PREDICAR EL EVANGELIO

  Tenemos que ser los primeros en introducir a los nuevos creyentes en la práctica de predicar el evangelio. Primero, los bautizamos, y luego los alimentamos en las reuniones de hogar. Mientras los estamos alimentando, debemos ayudarles a sentir una carga por sus parientes. Podemos decirles: “Le trajimos Cristo a usted y ahora le animamos a llevar a Cristo a sus parientes”. Al acompañar a los nuevos creyentes en sus visitas a sus parientes, estas “puertas calurosas” nos estarán abiertas. Tenemos que dirigir a los nuevos creyentes a visitar a sus parientes, ayudándoles a comprender que éste es otro aspecto de la práctica de la vida de la iglesia.

DIRIGIR A LOS NUEVOS CREYENTES A CUIDAR DE LOS OTROS SANTOS

  Desde el principio, debemos también animar a los nuevos a cuidar a los otros santos. En la crianza de los niños, los mejores padres siempre ayudan a sus hijos a hacer las mismas cosas que hacen ellos. Mientras estamos cuidando de las reuniones de hogar, poco a poco debemos introducir a los nuevos en la práctica de la vida de la iglesia. La práctica de la vida de la iglesia es en primer lugar predicar el evangelio para ganar nuevos creyentes; en segundo lugar es reunirse con los santos y con toda la iglesia; y en tercer lugar es cuidar de otros santos. Desde el principio de su vida cristiana, los nuevos creyentes deben ser introducidos en el hábito de cuidar a los otros creyentes.

  Debemos concentrarnos en estos tres asuntos al ayudar a los nuevos creyentes. Pero debemos tener en cuenta que ninguna de estas tres cosas es fácil de practicar. Tal vez parezcan fáciles, pero son algo difíciles. Todos debemos aprender a practicar estas cosas a fin de introducir a los nuevos en la adecuada vida de la iglesia.

NO CUIDAR A LOS NUEVOS CREYENTES SEGUN NUESTRA DISPOSICION

  Al cuidar a los nuevos creyentes en las reuniones de hogar, tenemos que darnos cuenta de que cada persona tiene una disposición distinta. Algunos son de una disposición fuerte, mientras que otros son muy callados. Aun entre nosotros, hay muchos santos que raras veces han gritado en las reuniones. Cuando estamos llevando a los nuevos creyentes a invocar al Señor, no nos debe importar si invocan en voz alta o en voz baja. Nuestro objetivo principal en las reuniones de hogar es alimentar a los nuevos creyentes. A todos nos gusta ver a los nuevos orar en voz alta y gritar sus aleluyas a gran voz. Pero debemos darnos cuenta de que a menudo los que gritan a gran voz y locamente no son muy fidedignos. Normalmente, las personas más fidedignas y constantes son las más calladas.

  No debemos exigir que los nuevos invoquen u oren en la misma forma que nosotros. Ellos tienen su disposición, y nosotros tenemos la nuestra. Nuestro deber principal es darles una inyección, es decir, ministrarles e impartir a Cristo en ellos. Cuando nos reunamos con ellos, debemos tener la seguridad de que los hemos nutrido.

  No debemos preocuparnos demasiado por la respuesta que nos den. Cuando una madre le da de comer a su hijo, ella es consolada con sólo saber que su hijo ha sido nutrido. Esto es primordial para una madre que amamanta; la manera en que responde el hijo es secundario. Al cuidar de los nuevos creyentes, debemos confiar en el alimento que les hemos ministrado más que en cualquier otra cosa que hagamos.

  Como resultado de tener muchas enfermedades y dolencias en mi vida, he estado bajo el cuidado de muchos doctores y así he aprendido mucho de ellos. Ellos ponen estricta atención a su tratamiento y no hacen caso de las reacciones agradables o desagradables de sus pacientes. Nosotros debemos cuidar de los nuevos en las reuniones de hogar en la misma forma, dándoles la inyección adecuada sin ser afectados por sus reacciones. Sin embargo, debemos hacer esto de una manera agradable, sin ofender o hacerlos tropezar, y debemos dejarles una buena impresión de nosotros.

ALIMENTAR A LOS NUEVOS CREYENTES CON COMIDA PARA NIÑOS

  En una de las reuniones de hogar, una familia recién salva sugirió que se dieran regalos entre su familia y los santos. Cuando se hizo la sugerencia, los santos sencillamente se sonrieron y trataron de evitar el asunto haciendo girar la conversación a un himno y a una porción de la Palabra. La reunión se terminó sin que se mencionara más la Navidad. Pero unos pocos días después, uno de los miembros de la familia mencionó otra vez algo relacionado con la Navidad mientras estaba con el equipo en camino a la reunión. La familia ha sido llevado al disfrute y experiencia del Señor muchas veces, pero los santos estaban un poco preocupados con respecto a cómo compartir con ellos en cuanto a la celebración de la Navidad, sin ofenderlos.

  Al hablar con los nuevos creyentes, nunca debemos olvidarnos de que son niños y que debemos alimentarlos con la comida para niños. Cuando hacen una pregunta tocante a la Navidad, se debe usar el tema de la Navidad para alimentarlos. No debemos tratar de corregirlos con dureza, ya que actuar de esta manera no seria tratarlos como a niños. Las madres que amamantan no sólo alimentan a sus pequeñuelos, sino que también los cuidan con ternura por medio de jugar con ellos. Jugar con ellos es cuidarlos con ternura. Este cuido los alegra. Una vez que se les ha cuidado con ternura y están felices, las madres les dan de comer. Usted debe aprender a “jugar” con los nuevos creyentes. Su meta al jugar con ellos es alimentarlos; por lo tanto, no debe preocuparse tanto por el tema de la Navidad. Puede decir en una forma tierna y amorosa: “Existe la Navidad por causa de Cristo. Sin Cristo, no habría Navidad. La historia de la Navidad empezó porque Cristo vino a ser nuestro Salvador. Aunque usted tenga un árbol de Navidad, debe asegúrese de que tenga a Cristo”. Poco a poco debe hacerlos volver de las cosas falsas de la Navidad a la realidad de Cristo. Al volverlos a Cristo, diciendo algo acerca de Cristo, espontáneamente está inyectándoles a Cristo. Con el tiempo, por medio de este tipo de comunión tierna, ellos se sentirán felices de saber algo del verdadero significado de la Navidad, y pronto se olvidarán de intercambiar regalos con usted. Debe proceder con paciencia y sabiduría, pero no debe olvidarse de su meta de ministrar Cristo como alimento en los nuevos creyentes.

  El año en que fui salvo yo aprendí que la Navidad es una falsedad. Empecé a luchar con cualquiera que mantuviera algo de la Navidad. Eso no estaba bien. Poco a poco he aprendido a “jugar” con los niños espirituales. Todos nosotros tenemos que aprender este secreto. En el mundo occidental existe el problema de la celebración de la Navidad, pero en el Lejano Oriente, especialmente en China, existe el problema de las fiestas tradicionales que tienen lugar tres veces al año. Es difícil que los jóvenes creyentes venzan estas fiestas y celebraciones, pero con la ayuda del Señor, podemos ayudarles por medio de aplicar el principio que he presentado aquí.

APRENDER A SER FLEXIBLES AL CUIDAR DE LOS NUEVOS CREYENTES EN LOS VARIOS NIVELES

  Los santos visitaron a una nueva creyente que estaba bien cimentada en el cristianismo y empezaron a enseñarle una canción muy sencilla para ayudarle a invocar el nombre del Señor. Le dijeron que a ellos les gusta cantar la canción en la mañana, especialmente cuando no se sienten muy bien o cuando tienen muchos problemas. Ella respondió diciendo: “Sí, parece que siempre tenemos muchos problemas”. Basados en su respuesta, los santos leyeron con ella Romanos 8:28-29 y comenzaron a compartir con ella con respecto al contenido de estos dos versículos. Al leer el versículo 29, ella se fijó en la palabra “predestinado”, la cual le recordó de un versículo en Efesios 1 donde había leído acerca del sellar y de las arras. Entonces los santos fueron a Efesios 1 y comenzaron a compartir con ella acerca del sellar y de las arras. Ella estaba muy entusiasmada a causa de lo que habían compartido los santos acerca de este tema y mencionó que nunca había oído tales cosas antes. Los santos compartieron un poco más con respecto a este asunto, y al final de la reunión, cantaron la canción otra vez y le animaron a recordarla durante la semana siguiente.

  En principio, cuando presentamos algo a los nuevos creyentes, como por ejemplo una nueva canción, es mejor evitar usar la palabra enseñar en nuestra comunión. Usted debe tratar de no decir: “Nos gustaría enseñarle una nueva canción”. Es mejor decir: “Nos gustaría cantar una canción con usted” o “¿Podría usted cantar una canción con nosotros, por favor?”. Usar las palabras enseñar o enseñanza trae un elemento que daña la situación que existe con los nuevos.

  Los nuevos creyentes, en principio, son como niños; por lo tanto, debemos alimentarlos con comida para niños. Pero también tenemos que aprender a ser flexibles cuando nos demos cuenta de que la persona a quien cuidamos es más que un niño. En el caso ya mencionado, la persona que están cuidando los santos no era infantil. Es por esto que los santos tuvieron que ser muy flexibles, adaptándose al nivel del nuevo creyente. Los santos también intentaron tratar demasiadas cosas diferentes en una sola visita. Habría sido mejor discernir cuál de entre todas las preguntas era el tema para esa visita y luego alimentar al nuevo con la comida adecuada basados en ese tema. En este asunto es necesario mucho entrenamiento, porque muchas veces hacemos más de lo que debemos en una sola visita. Una persona con entrenamiento y experiencia, sin embargo, podría tratar esta situación en una forma adecuada.

  En esta reunión de hogar, los santos no debieron haber abandonado su objeto de cantar una canción a fin de ayudar a la nueva creyente a invocar el nombre del Señor. Ella abordó el tema de los sufrimientos, pero para poder seguir el tema de invocar el nombre del Señor y evitar cambiar de tema, podrían haber dicho: “No solamente los cristianos sufren; todo el mundo en esta tierra sufre. Esta es la razón por la cual necesitamos invocar el nombre del Señor. Para ser rescatado del sufrimiento, debemos invocar el nombre del Señor”. Con una palabra tan corta, se puede volver a esta nueva creyente al tema. En vez de que la nueva los lleve de tema en tema, los santos debieron haber vuelto a la nueva creyente al tema de invocar, usando cualquier palabra que ella dijera, para confirmar su tema. Conforme a la dirección del Señor, tal vez los santos desearan explicar un poco acerca de cómo el nombre del Señor es un nombre poderoso y cómo está sobre todo nombre. Luego la podrían haber llevado a invocar algunas veces, y mientras invocaban, uno de ellos podría haber empezado a cantar. Espontáneamente, la nueva creyente los habría seguido y así habría cantado también. Luego tal vez habría sido conveniente compartir un testimonio corto de su experiencia de invocar el nombre del Señor. Este tipo de testimonio no debe ser ofrecido como enseñanza, sino en una forma espontánea según se presente la oportunidad. Todos debemos aprender a hacer a un lado la manera de enseñar de modo formal y tomar la manera de cuidar a los nuevos en una forma viviente, flexible y agradable.

EJERCITAR EL DISCERNIMIENTO EN LA PREDICACION DEL EVANGELIO

  El principio que rige cuando visitamos a la gente llevándoles el evangelio es primero ayudarlos a que sean salvos y bautizados. Mientras predicamos el evangelio debemos aprender a ejercitar nuestro discernimiento acerca de si esta persona será difícil de ganar o no. Si discernimos que el ambiente, la familia y otras cosas hacen que sea difícil ganar a cierta persona, debemos invertir nuestro tiempo en aquella persona. Un carpintero escoge cierto tipo de madera, basado en lo que planea hacer con ella. El tiene que discernir qué tipo de material será apropiado para su uso. Nosotros también debemos discernir en la misma forma cuando predicamos el evangelio, porque hay muchas diferentes clases de personas en la tierra. Tenemos que ser sabios y discernir a las personas mientras les hablamos.

EVITAR LABORAR EN VANO POR MEDIO DE APRENDER A LABORAR DE MANERA APROPIADA

  He notado que cuando algunos santos salen, ganan a la gente rápidamente, mientras que otros tal vez salgan fielmente sin tener mucho resultado. El problema que tiene el segundo grupo de santos es que carecen de entrenamiento. Aunque laboramos mucho, puede ser que nuestra labor sea en vano si no laboramos de una manera apropiada. La labor en el evangelio y en las reuniones de hogar debe ser regular, consistente y continua. Si un miembro de un equipo de tres personas está enfermo, sería mejor que los otros dos fueran a visitar al nuevo que cambiar a otros santos. Cambiar los santos que laboran en una reunión de hogar en particular, ciertamente causaría mucha pérdida. La mejor manera es no cambiar los miembros que visitan a las reuniones de hogar. Cambiar los santos que visitan es parecido a cambiar consortes en el matrimonio; tal cosa daña la coordinación entre los santos que han estado laborando juntos para cuidar de la reunión de hogar. El resultado de estos constantes cambios será confusión entre los santos que están laborando, y el tiempo con el nuevo creyente se perderá. Por lo tanto, es mejor mantener los mismos miembros en los grupos que visitan.

  Todos debemos aprender a tomar la nueva manera del Señor por medio del entrenamiento. En los años pasados, hemos estudiado la historia, y las biografías y autobiografías de los santos y hemos descubierto que, entre el pueblo del Señor, sólo los que se gradúan del seminario han laborado conforme a algún tipo de entrenamiento. Estos graduados fueron contratados por las denominaciones para llegar a ser su clérigo. Estos clérigos fueron entrenados, pero el llamado laicado no fue entrenado. El laicado simplemente actuó conforme a sus preferencias. Sin embargo, hoy día nos damos cuenta de que si queremos poner en práctica la nueva manera conforme al Nuevo Testamento, debemos ser entrenados.

  Aunque la palabra entrenamiento no se usa en los libros de 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito, el pensamiento ciertamente está implícito en estos libros. Para servir al Señor, debemos ser entrenados. En 2 Timoteo 2:2 Pablo mandó a Timoteo que encomendara las cosas que había oído a hombres fieles capaces de enseñar a otros. Encomendar a hombres fieles implica cierta cantidad de entrenamiento. Un trabajo no puede ser entregado a alguien que no sepa nada en cuanto al trabajo. Existe la necesidad de entrenamiento. Tampoco una madre encomienda la tarea de cocinar a su hija sin primeramente entrenarla.

  Pablo estableció un modelo al permanecer en Efeso por tres años (Hch. 20:32) para entrenar a los santos. En Hechos 20:20 Pablo dijo a los ancianos de la iglesia en Efeso que él no había rehuido de enseñarles ninguna cosa que fuese de provecho y que había enseñado públicamente y de casa en casa, amonestando a cada uno con lágrimas (v. 31). La enseñanza pública de Pablo en las reuniones y su visitación de casa en casa fue su manera de entrenar a los santos. Después, Pablo mandó a Timoteo a que permaneciera en Efeso a fin de que mandara a ciertas personas que no enseñaran cosas diferentes (1 Ti. 1:3). Esto también fue cierto tipo de entrenamiento llevado a cabo por Timoteo.

  Ha habido pocos resultados en el cristianismo debido a que los llamados laicos no han sido entrenados. Muchos han sido animados por el Señor, pero su entusiasmo ha tenido pocos resultados porque su servicio al Señor ha sido a su propia manera. Nosotros en el recobro del Señor también necesitamos entrenamiento. El recobro del Señor en si es muy particular, y el asunto de entrenamiento también es algo particular en el recobro del Señor. Al estar bajo entrenamiento, no debemos hacer nada conforme a nuestras preferencias o conforme a nuestro ambiente. Más bien, debemos hacer todo conforme a los puntos del entrenamiento.

EVITAR EL TRASLADO DEL CUIDADO DE LOS NUEVOS DE UN GRUPO A OTRO

  Un grupo de santos bautizó a un nuevo creyente en un área que ha estado al cuidado de otro grupo de santos. El primer grupo quiere presentar el segundo grupo al nuevo creyente para que puedan empezar a cuidar del nuevo creyente en las reuniones de hogar. Los santos no están seguros de que ésta sea la mejor manera de cuidar del nuevo creyente.

  La mejor manera de cuidar de los nuevos creyentes es tratar de evitar cualquier tipo de trasladado de cuidado de un grupo a otro. A menos que los nuevos creyentes que fueron bautizados se muden de una sección de la ciudad a otra, es mejor no trasladar los nuevos de un grupo a otro. Cuando haya necesidad de traslado, éste debe ser hecho con mucho cuidado y mucha consideración, y no en una manera ligera. Si una pareja quiere adoptar un niño, tiene que pasar por ciertos procedimientos. De igual manera, cuando un nuevo creyente pasa de un grupo de santos a otro, debe ser hecho en la manera apropiada. Efectuar un traslado en una manera apropiada, sin embargo, es bastante difícil. Debemos darnos cuenta de que en esta tierra ganar algo que valga la pena no es fácil. Adquirir una educación al nivel del doctorado no es muy fácil. Uno tiene que pasar por seis años de primaria seis años de secundaria, cuatro años de universidad y cinco años en una institución de estudios superiores. Si cosas como la educación no son fáciles, cuanto más difícil es avanzar en los asuntos relacionados con el Señor, quien es nuestro Rey. Nada que tenga que ver con el Rey es un asunto ligero. Salvar almas y alimentar a la gente en las reuniones de hogar no son asuntos pequeños. Que una madre que amamanta barra el frente de su casa, no es muy significativo, pero nutrir a su niño es una de las cosas más importantes para ella. El alimento de los nuevos creyentes en las reuniones de hogar es una cosa importantísima; por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos al trasladar el cuidado de una reunión de hogar de un grupo a otro.

  Si un nuevo se muda de una ciudad a otra, tenemos que hacer algo definitivo para efectuar el traslado. Debemos llamar a algunos hermanos en la ciudad nueva para recomendar al nuevo creyente a los hermanos. Luego debemos infundir al nuevo a fin de animarlo a tener contacto con los santos en la nueva localidad. Entonces debemos asegurarnos de que los santos se hayan puesto en contacto con el nuevo. De otra manera, perderemos a aquel sobre quien hemos laborado.

CUIDAR A LOS NUEVOS CREYENTES COMO NUESTROS PROPIOS HIJOS

  Al criar a los nuevos creyentes como a niños, es mejor si usted tiene sus propios hijos. Sin embargo, si usted no tiene sus propios hijos por nacimiento, puede adoptar a otros niños. La adopción de niños espirituales tiene lugar cuando no se tiene hijos propios. Cuando se adopta a estos niños, la mejor actitud que se puede tener es considerarlos como hijos propios.

CUATRO PASOS NECESARIOS PARA PONER EN PRACTICA LA NUEVA MANERA DEL SEÑOR

  Un hermano relató su experiencia pasada; nos contó que tuvo éxito al predicar el evangelio y al bautizar a muchas personas, pero que no quedó con mucho fruto permanente debido a su falta de madurez. Recientemente, ganó a uno de sus compañeros de clase en la universidad, pero está poco dispuesto a animar a su amigo a predicar el evangelio debido a la falta de madurez de su amigo. Además, este hermano está poco dispuesto a dar a luz muchos hijos espirituales por el temor de no tener ninguno que permanezca.

  Llevar a la gente al Señor es relativamente fácil, pero criarlos no es tan fácil. En nuestro estudio estos últimos años, hemos descubierto que necesitamos por lo menos cuatro pasos para criar a los nuevos creyentes. El primer paso es visitar a la gente por medio de tocar sus puertas para ganarlos. El segundo es que después de ganarlos por medio de salvarlos y bautizarlos, hay necesidad de nutrir y cuidar con ternura a los nuevos en las reuniones de hogar. El tercer paso es que hay necesidad de tener reuniones de grupo para perfeccionar a los santos. El cuarto es que debemos aprender a celebrar nuestras reuniones en mutualidad al valernos del profetizar universal. Andar conforme a estos pasos es practicar la nueva manera del Señor. Debemos, como sacerdotes neotestamentarios del evangelio, aprender a visitar a otros para que puedan ser salvos (Ro. 15:16). Luego debemos cuidarlos como nuestros pequeños niños para cuidarlos con ternura y nutrirlos para que podamos criarlos. Este paso requiere mucho tiempo, pero no debemos esperar tener fruto que permanezca, si no ejercitamos el cuidado apropiado en las reuniones de hogar. Después de dar fruto, debemos cuidar muy bien del fruto; de otra manera, el fruto no permanecerá. Una vez que tengamos fruto, debemos hacer todo lo posible para cuidarlo aunque todavía estemos jóvenes y faltos del crecimiento en vida. A menudo, los niños de una familia son criados no solamente por los padres, sino también por los hermanos y hermanas mayores. Es lo mismo hoy día en la vida de la iglesia. Debemos entender que los hermanos y hermanos mayores en el recobro del Señor pueden ayudarnos a criar a nuestros hijos espirituales.

TRATAR CON LAS ESPERANZAS DE LA GENTE EN CUANTO A LAS REUNIONES DE LA IGLESIA

  El cristianismo ha edificado algo de una manera equivocada y ha dado a la gente una impresión errónea en cuanto a la vida de reunión entre el pueblo del Señor. Debido a esta impresión equivocada, la mayoría de la gente hoy día tiene cierta esperanza cuando asisten a una así llamada reunión de la iglesia. Cuando asisten a una reunión cristiana, a menudo dicen que “van a la iglesia”. Esta es la razón por la cual tenemos que tener reuniones de hogar. En las reuniones de hogar, los nuevos no se distraen con la formalidad de la iglesia, y pueden recibir el alimento. Mientras que los alimentamos en sus hogares, debemos darles a conocer gradualmente lo que es la manera bíblica de ganar a la gente para el Señor. Luego, mientras reciben ayuda para entender la manera bíblica de reunirse y de servir, no prestarán mucha atención a la formalidad de las reuniones de la iglesia. En sus hogares podemos nutrirlos y cuidarlos con ternura para criarlos y educarlos a fin de que puedan conocer lo que es verdadero. En muchos casos, cuando los santos han hecho un buen trabajo al educar a los nuevos en las reuniones de hogar, los nuevos están muy felices de asistir a las reuniones de grupo pequeño porque su gusto ha sido cambiado. Con este cambio de gusto, a estos nuevos ya no les agrada la formalidad del cristianismo.

LAS RIQUEZAS DE CRISTO COMO EL ELEMENTO ATRAYENTE EN TODO TIPO DE REUNION

  Para poner en práctica la manera neotestamentaria, debemos tener las riquezas de Cristo como nuestro contenido. Nuestras reuniones deben tener las riquezas de Cristo como su contenido; de otra manera, los nuevos se decepcionarán. Cuando comparan la fachada atractiva del cristianismo con nuestra manera de reunirnos y con nuestra práctica, no serán impresionados por nuestra manera. Por lo tanto, debemos tener el rico contenido en las reuniones de hogar, en las reuniones de grupo pequeño y en las reuniones grandes de la iglesia. Todas estas reuniones deben estar llenas de las riquezas de Cristo. Cuando la gente prueba estas riquezas, perderá su gusto por la fachada del cristianismo.

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