
Lectura bíblica: He. 10:24-25; 2 Ti. 2:2; Ef. 4:11-12
En este mensaje continuaremos teniendo comunión en cuanto al tercer paso principal de la manera ordenada por Dios, el cual es la reunión de grupo. En los mensajes anteriores, hemos abarcado los elementos básicos de estas reuniones. Cuando nos congregamos en una reunión de grupo, debemos tener comunión, intercesión, cuidado y pastoreo mutuos. Después de esto, debe haber enseñanza mutua por parte de todos los santos. Esta enseñanza mutua es la parte crucial de la reunión de grupo ya que, por medio de ella, los santos serán perfeccionados gradualmente semana tras semana. A medida que son perfeccionados, aprenden espontáneamente a hablar la palabra del Señor, es decir, aprenden a profetizar.
Aunque algunos en nuestro medio se han estado reuniendo en grupos pequeños durante los últimos tres o cuatro años, en gran parte esas reuniones estaban todavía en la vieja manera. Es posible que adoptemos todos los elementos de la nueva manera, y sin embargo, los practiquemos en la vieja manera. Nuestra reunión de grupo puede tener comunión, intercesión, cuidado mutuo, pastoreo y enseñanza, y aún así estar en conformidad con la vieja manera. En la nueva manera, cuando venimos a la reunión de grupo, tenemos que ser aquellos que viven una vida de avivamiento matutino y victoria diaria. Si no somos avivados por el Señor en la mañana y somos derrotados por el enemigo en nuestra vida cotidiana, ¿cómo podemos ser victoriosos y avivados al venir a la reunión de grupo? Si cada uno viene a la reunión de grupo en una condición de total derrota, aquella reunión ciertamente estará vacía.
Si hemos tomado en serio las cosas del Señor para practicar la reunión de grupo en la nueva manera, tenemos que ser personas avivadas, victoriosas y vencedoras. Entonces nuestro espíritu será avivado y levantado, y nuestra persona estará completamente en el espíritu. Luego, cuando nos congreguemos en la reunión de grupo, vendremos en el espíritu, orando, alabando y clamando: “¡Aleluya!” Aun antes de que entremos en el lugar de reunión, la reunión ya habrá comenzado en nuestro hogar o en camino a la reunión.
La reunión de grupo debe ser algo real en el espíritu. No debe ser nada hecho como una actuación. Por consiguiente, tenemos que ser avivados, victoriosos y llenos de vida en nuestro espíritu. Un cristiano apropiado es una persona muy peculiar, es una persona “loca”. Cuando otros ríen, él no ríe; cuando otros lloran, él no llora. El Nuevo Testamento, con base en el Antiguo Testamento (Dt. 7:6; 14:2; 26:18), nos llama la posesión peculiar de Dios (Tit. 2:14; 1 P. 2:9). Ser cristiano es ser alguien peculiar. No debemos ser este tipo de persona por medio de un esfuerzo. Somos peculiares, hasta estamos locos, por causa de estar saturados con el Dios Triuno. Esto nos hace estar locos de gozo. Estamos tan alegres, gozosos y llenos de regocijo debido a que el Dios Triuno nos está saturando con El mismo. Si somos tales personas en realidad, nada nos molestará. No importa cuál sea nuestro ambiente o situación exterior, estaremos en paz y anhelaremos siempre ir a las reuniones.
La vieja manera es fría, muda, muerta e impartidora de muerte. En la vieja manera, quizá veníamos a las reuniones con muerte en nosotros y trayendo muerte a otros. Pero la nueva manera está llena de vida, es avivada, vencedora, aclamadora y exultadora. Estar locos en esta forma no es algo que se aprende; tiene que ser el resultado de nuestro vivir. Luego, cuando nos congregamos en las reuniones de grupo, estamos avivados, frescos y refrescados. Venimos cantando, orando, aclamando y alabando; estamos locos en el sentido más positivo. Entonces, espontáneamente, se tendrá la comunión apropiada junto con intercesión, cuidado mutuo y pastoreo. Entonces la mutua enseñanza fluirá de todos los santos por medio de las respuestas mutuas a las preguntas de otros.
Debido a que estamos tan llenos de vida, tendremos muchas buenas preguntas. Luego, todos pueden y deben responder. No piense que algunos hermanos han alcanzado tanta madurez y han obtenido tanto conocimiento que nadie les puede enseñar. Este tipo de concepto es erróneo. Muchísimas veces he recibido mucha enseñanza de los más jóvenes. Si en realidad estamos por el Señor para seguir la Biblia, tenemos que practicar esto. Hebreos 10:24-25 dice que no debemos dejar de congregarnos. Debemos tener nuestras propias reuniones, y éstas deben estar llenas de mutualidad. Tenemos que considerarnos unos a otros, estimularnos unos a otros, exhortarnos unos a otros, y darnos enseñanza unos a otros.
La obra de perfeccionamiento en la reunión de grupo es llevada a cabo principalmente por medio de las respuestas mutuas a las preguntas de cada uno. Cada miembro puede responder conforme a su capacidad, y cada miembro puede recibir enseñanza. Entre el pueblo de Dios hay muchas riquezas. Sin embargo, muchas veces cuando vamos a una reunión de grupo no hablamos. Aunque somos ricos, se da la impresión de que cuando nos reunimos, muchos de nosotros dejamos nuestras riquezas en casa y parece que no tuviéramos nada. Esto se debe al matrimonio entre nuestra disposición y nuestra tradición religiosa. Para tener una reunión de grupo apropiada, tenemos que disolver este matrimonio. El Señor quiere que nos congreguemos en las reuniones de grupo a fin de que podamos liberar lo que tenemos en nosotros. Algunos jóvenes podrían responder en una manera no muy correcta, con todo, eso todavía es una especie de enseñanza que puede ayudar a otros. No le hace quiénes seamos o cuán jóvenes seamos en el Señor, todos podemos y debemos hablar algo en la reunión de grupo.
Algunas veces una pregunta interesante puede abrir el camino para que los santos viertan las riquezas que están en ellos. Por consiguiente, todos ustedes deben aprender a hacer una pregunta apropiada a fin de ayudar a la reunión. Si nadie más hace una pregunta, la responsabilidad queda en los hombros de ustedes. Ustedes deben iniciar la enseñanza mutua haciendo una pregunta. Podría preguntar: “¿Por qué nos dice la Biblia que Cristo llegó a ser Espíritu vivificante?” Hay muchas respuestas para una pregunta de ésas, y todo creyente, joven o viejo, puede dar una respuesta.
Cada uno de nosotros debe sentirse obligado a hablar en la reunión de grupo. Tal reunión nos proporciona siempre el tiempo y la oportunidad de verter las riquezas que tenemos por dentro. Así impartimos enseñanza unos a otros, y recibimos enseñanza unos de otros. Algunas veces recibimos enseñanza inconscientemente. Simplemente escuchando en las reuniones de grupo semana tras semana, recibimos las riquezas de parte de los santos. Cuando abramos nuestra boca y ejercitemos nuestro espíritu para decir algo, el Espíritu Santo en nosotros se hará uno con nuestro espíritu. Algunas veces parece que estamos hablando algo por nosotros mismos, pero en realidad es algo del Espíritu Santo. Tenemos que aprender a hacer esto, entonces podremos tener una reunión de grupo adecuada.
El aspecto más difícil de la reunión de grupo es el asunto del liderazgo. No necesitamos ningún líder en la reunión de grupo, pero sí hay necesidad de liderazgo. Todos tenemos que aprender a encargarnos de la reunión, sin tener el concepto de que somos líderes. En el hogar, la madre no se considera a sí misma un líder, sin embargo, ella se da cuenta de que necesita encargarse de la familia. Cuando la madre no está, espontáneamente los hijos mayores asumen la responsabilidad de cuidar a la familia. Cuando uno de nosotros va a una reunión de grupo, no debe considerarse a sí mismo un líder; no debe considerarse a sí mismo mejor que los demás. No obstante, debe sentir que tiene la responsabilidad de cuidar de esa reunión de grupo.
Tal vez alguien pregunte: “Supongamos que quince hermanos se reúnen, y cada uno tiene el sentir de que él tiene que cuidar de esa reunión. ¿No habría allí demasiados líderes?” En absoluto. Me gustaría ver a quince hermanos reunidos y que allí hubiera quince líderes. ¡Eso sería maravilloso! Eso significa que cada santo está llevando la responsabilidad de esa reunión. Ellos no sólo están funcionando en la reunión, sino que también están sobrellevando la reunión misma. Qué tanto puede hacer alguien al sobrellevar una reunión, depende de la capacidad que el Señor le ha asignado al tal, pero en tanto que tenga esa carga, con seguridad hará todo lo posible por servir en la reunión. Todo lo que tenga y todo lo que pueda hacer según su capacidad, lo verterá. Entonces la reunión será rica.
No se diga a si mismo: “Yo no soy el responsable de esta reunión. No es de mi competencia hacer que ésta sea una buena reunión, y si es una reunión mala, no es culpa mía”. Esta clase de actitud es incorrecta. Cuando usted viene a alguna reunión cristiana, debe tener el sentir, la comprensión, de que usted tiene que encargarse de la reunión. Este es el mejor aspecto de la nueva manera. La nueva manera estimula a los creyentes a interesarse por los negocios del Señor. En la nueva manera, cada santo tiene el sentir, el entendimiento, de que él es responsable de la reunión.
Hay muchas cosas que pueden hacerse cuando hay un “vacío”, o silencio, en la reunión. Lo que usted puede hacer, depende de su capacidad. No importa si su capacidad es mucha o poca. Un nuevo podría preguntar: “He oído a ustedes hablar de la economía de Dios. ¿Qué quiere decir eso?” Esta es en realidad una pregunta muy profunda, aún así, un joven también puede dar una muy buena respuesta. Podría decir: “La economía de Dios es simplemente que El hace a los pecadores Sus hijos”. Esta es una buena enseñanza de la boca de uno que ha sido salvo hace sólo cuatro semanas. El era un pecador, y llegó a ser uno de los hijos de Dios. Según su conocimiento, la economía de Dios consiste simplemente en que El hace a los pecadores Sus hijos. Esta es una respuesta muy sencilla, pero muchos pueden aprender de ella.
No importa mi madurez espiritual, en tanto que no retenga lo que Dios me ha dado para hablarlo, he cumplido con mi responsabilidad, y la reunión será enriquecida. Si cada santo tiene este entendimiento, todas las riquezas serán ministradas a los demás miembros del Cuerpo del Señor de acuerdo con la capacidad de cada santo.
Todos tenemos que laborar con tesón para empezar una reunión de grupo. Sin embargo, formar una reunión de grupo no es fácil. Posiblemente usted no tenga éxito en su primer intento. Tiene que tratar una y otra vez. Tiene que recoger a todos los nuevos que están bajo su cuidado, y, si no tiene muchos, puede coordinar con otros equipos. Tres equipos tal vez necesiten reunir a todos sus nuevos en una sola reunión de grupo.
Una vez que todos ustedes se reúnan, tienen que ayudar a los nuevos introduciéndolos en la práctica apropiada de la reunión de grupo. Usted tiene que ser el “entrenador” de ellos ya que todos son aprendices. Usted puede ayudarles proponiéndoles cosas o haciéndoles preguntas. Podría preguntar: “Hermanos, ¿qué problemas han tenido ustedes recientemente?” Esto les ayudará a aprender a tener comunión, a estar abiertos unos para con otros. Podría decir: “En la sociedad actual nadie quiere que otros conozcan sus problemas, pero como cristianos ya no somos ‘extranjeros ni advenedizos, sino miembros de la familia de Dios’ (Ef. 2:19). Somos hermanos y hermanas en Cristo, por ende, nos gusta ser abiertos con los demás miembros de nuestra familia. Es bueno que seamos abiertos para que otros sepan de nuestra situación”. Si uno de los hermanos se abre a usted y le cuenta un problema, entonces, ¿qué debe hacer usted? Tal vez sería mejor que usted no tomara la iniciativa para orar por él. Más bien, podría pedirle a los demás: “¿Qué haremos?” Entonces uno diría: “Bueno, le tenemos que ayudar”. “Eso está muy bien”, diría usted. Luego otro podría decir: “Hermanas, ¿qué piensan ustedes que debemos hacer?” Una hermana podría contestar: “Debemos orar por este hermano”. Otro estará de acuerdo: “Muy bien, debemos orar por él y debemos orar unos por otros”. Esto los trae espontáneamente al asunto de la intercesión.
Después de orar, podríamos decir algo para introducir el asunto del cuidado mutuo. Si el hermano tiene alguna enfermedad, ustedes podrían decir: “Hermano, ¿podemos hacer algo para ayudarte? ¿Podemos llevarte al médico o hay alguna otra manera en que te podamos ayudar? Tal vez tienes muchas cosas que hacer, pero necesitas ayuda. Nos gustaría ayudarte”. Esto es tener el cuidado mutuo. Esta clase de cuidado muestra nuestro genuino amor de unos por otros. No importa la situación de ellos, el amor siempre conmueve a la gente; el amor siempre edifica a la gente. Si sólo recalcamos una cosa muy elevada, como por ejemplo “los dos grandes misterios de la economía de Dios”, es posible que mucha gente no pueda identificarse con algo tan elevado. Ellos podrían pensar: “Estos deben de ser ángeles. Yo no puedo ser así”. Sin embargo, si usted simplemente llega a ellos con un cuidado mutuo, tierno y lleno de amor, todos serán profundamente conmovidos.
Sin embargo, tenemos que ser equilibrados. Si sólo practicamos el cuidado mutuo, no tendremos una experiencia profunda de Cristo. Tenemos que poner énfasis en los grandes misterios de la Biblia, y aún así, tenemos que practicar el cuidado mutuo con ternura y amor de unos a otros. Esto hará que la gente se quede, y esto edificará a las personas. Anteriormente estábamos deficientes de esto debido a que tener este tipo de cuidado, sin reunirse en grupos pequeños, es muy difícil.
El cuidado mutuo lo puede introducir a usted en el pastoreo práctico. Quizá usted diga: “Tal vez mañana, hermano fulano de tal, ¿podría ir conmigo a ayudar a este hermano? Esto es pastoreo. De este modo, usted puede tomar el liderazgo en la reunión de grupo. No obstante, usted no debe tener ningún sentimiento ni consciencia de que está tomando el liderato. Una vez que usted llegue a estar consciente de ello, se convertirá en el líder, y eso matará la reunión. Nadie debe pensar que usted es un líder. Ellos deben sentir que usted es igual que ellos, entonces lo seguirán a hacer las mismas cosas.
Si usted les muestra el camino a los nuevos creyentes, ellos aprenderán a seguir su ejemplo. Si ellos no saben cómo hacer una pregunta, usted puede mostrarles cómo. Usted puede preguntar: “¿Saben ustedes que todos ustedes tienen un espíritu? ¿Saben ustedes lo que es su espíritu humano?” Hágales la pregunta y deje que ellos respondan. Las respuestas de ellos son una especie de enseñanza de unos a otros. Luego usted tal vez tenga que añadir algo, pero no responda demasiado rápido. Si usted habla demasiado rápido, podría impedir que los nuevos hablaran. Usted debe alentarlos a hablar y debe darles la oportunidad de decir algo. Después de que hayan respondido, usted puede añadir algo, luego otro podría añadir algo y así sucesivamente. Finalmente, ustedes tendrán una respuesta completa a la pregunta, y aquello llega a ser una muy buena enseñanza. Por medio de esto, todos los nuevos sabrán, verán y comprenderán que tienen un espíritu humano. Además, al preguntarles y responderles de esta manera, usted establece un ejemplo para que ellos lo sigan.
Al final de la reunión, uno de ustedes tal vez diga: “Hermanos y hermanas, ésta es la manera en que nosotros los cristianos tenemos las reuniones. Esperamos tener este tipo de reunión una vez por semana. En estas reuniones vamos a tener comunión de la misma forma que lo hicimos esta noche. Vamos a conocer la situación de todos los amados hermanos que se reúnen con nosotros. Luego podremos orar por ellos, es decir, interceder por ellos. Entonces podremos tener cuidado unos para con otros, y podremos pastorearnos mutuamente. Es posible que yo tenga alguna necesidad que no puedo resolver por mí mismo. En ese caso necesitaría que alguien me ayudara. Algunos otros posiblemente tengan problemas en los que yo puedo ayudar. Debido a que somos una familia muy grande, nos gusta ayudarnos unos a otros, y pastorearnos unos a otros”.
“Esta noche, se ha hecho una pregunta para que todos nosotros la respondamos. ¿Saben ustedes que todas sus respuestas son una especie de enseñanza. Todas las respuestas, en conjunto, constituyeron una enseñanza completa. Según Efesios 4:12 es así como somos perfeccionados. Aunque no seamos apóstoles ni profetas ni evangelistas ni algo por el estilo, creemos que hay algunas personas dotadas entre nosotros esta noche que pueden hacer lo que nosotros no podemos hacer. Sin embargo, después de unos cuatro meses, debido a que hemos recibido enseñanza y hemos sido perfeccionados, debemos poder hacer muchas cosas de las que ellos pueden hacer. Llamamos reunión de grupo a esta clase de reunión, y la consideramos una parte importante de la vida práctica de la vida de la iglesia”. Entonces, la siguiente mañana, usted puede introducir las prácticas básicas de la vida cristiana y la vida de la iglesia, tales como tener una vigilia matutina y salir a visitar a otros para predicarles el evangelio.
Cambiar nuestra manera de la vieja práctica a la nueva manera no es fácil. Tal vez es mejor empezar la reunión de grupo con un número pequeño, cuatro o cinco puede ser suficiente. Lo mejor es comenzar principalmente con nuevos. Luego, después de que hemos establecido esa reunión de grupo, podemos traer más santos. Todos tenemos que hacer todo lo posible por tener reuniones de grupo de acuerdo con estos pasos. En primer lugar, tenemos que dejar que los asistentes estén abiertos para que podamos tener comunión. Después de la comunión conoceremos la situación y la condición de los santos, de modo que podremos orar unos por otros. Esto es intercesión. Luego, con base un nuestra comunión y oración, podemos proporcionarnos algún cuidado práctico unos a otros y podemos practicar el pastoreo mutuo. En cada reunión de grupo debemos tener algunos puntos que discutir, o preguntas que responder. Esto es enseñanza mutua, no por parte de una sola persona, sino por parte de todos los asistentes. Todos pueden decir un poco; aun esa pequeña porción debe ser considerada como parte de la enseñanza. Tenemos que hacer todo lo posible por practicar la reunión de grupo en esta forma.
Un asunto vital, que es crucial para la práctica de la vida de la iglesia en la nueva manera, es que nosotros tengamos una vida de avivamiento matutino y de victoria diaria. No debemos pensar que es difícil tener un avivamiento personal en la mañana. Ser avivado es sencillamente que el Señor nos toque de nuevo. Cuando el Señor nos toca, somos avivados. En sólo dos minutos, el Señor puede tocarnos y avivarnos. Tal vez usted no haya sido avivado por mucho tiempo, y sienta que está muy lejos del Señor. Sin embargo, el Señor promete que, no importa qué seamos, dónde estemos, o cómo estemos, El siempre está cerca de nosotros. Quizá no tengamos una conciencia pura, pero la sangre del Señor está lista para limpiarnos. Si simplemente confesamos nuestros fracasos, nuestros defectos, nuestros errores y nuestras faltas, el Señor nos perdonará y nos limpiará. Entonces inmediatamente le tocamos a El, y El nos toca a nosotros. Esto es ser avivado, y esta clase de avivamiento debe refrescarse cada día.
Hacemos hincapié en que éste debe ser un avivamiento matutino basado en la ley natural establecida por Dios. Cada veinticuatro horas tenemos una mañana para comenzar el nuevo día. El sol se levanta de nuevo cada mañana, y nosotros también tenemos que levantarnos cada mañana. Por lo tanto, es bueno que nosotros nos acostemos un poco más temprano en la noche para que podamos levantarnos un poco más temprano en la mañana. Cada mañana debemos levantarnos, tender nuestra cama y pasar un tiempo con el Señor. Si podemos darle diez minutos al Señor en la mañana antes de hacer cualquier otra cosa, con seguridad seremos avivados. Si nos levantamos generalmente a las seis en punto, debemos levantarnos a las cinco y cincuenta. Entonces podemos tener diez minutos para tocar al Señor y ser avivados.
En nuestro tiempo con el Señor lo principal es limpiar nuestra conciencia, deshacernos de nuestra condenación interior. Esto es realizado al hacer al Señor una confesión completa de nuestros fracasos, nuestros defectos, nuestras derrotas, nuestros errores, y aun nuestra pecaminosidad. Entonces podemos tomar uno o dos versículos de la santa Palabra para usarlos en nuestra oración. Esto es orar-leer. No se concentre en muchas cosas, y no se preocupe mucho por entender. Ocúpese de invocar al Señor, tener contacto con el Señor, y tocar al Señor con un sentir interno apropiado. Esto nos mantiene en un contacto directo, fresco, íntimo y lleno de amor con el Señor. Algunas veces mientras usted está disfrutando al Señor de este modo, puede tener la sensación de que el Señor le habla. Entonces usted puede hacer silencio y escuchar lo que El habla. Esto es tener comunión con El. En diez minutos usted puede hacer muchas cosas, pero no trate de hacer demasiado. Use estos diez minutos principalmente para tener contacto directo con el Señor, entonces será avivado. Como usted ha sido avivado, cuando vaya al trabajo, irá con el Señor. De esta manera será victorioso todo el día.
Ya que tenemos tal práctica diaria, debemos ayudar a todos nuestros nuevos a hacer lo mismo. No piense que debido a que ellos fueron bautizados recientemente, no pueden tener una vigilia matutina, o un avivamiento matutino. Todos pueden tener un avivamiento matutino. Usted sólo necesita darles algunas instrucciones. Hemos descubierto que una buena manera de ayudar a que los nuevos desarrollen esta práctica es usar el teléfono. Usted puede animar a un nuevo a que tenga un tiempo de avivamiento matutino y explicarle lo que eso significa, igual que lo que yo he hecho en este mensaje. Luego, usted puede ayudarle a fijar un tiempo para esto. Muchas personas no se levantan temprano, así que usted quizá tenga que animarlas. Si el nuevo usualmente se levanta a las siete en punto, entonces usted le puede decir: “Si te levantas quince minutos más temprano, puedes tender tu cama, y luego te llamo a las siete menos diez. Luego podemos orar juntos por teléfono”. Si así ustedes practican esto, podrían cuidar de dos o tres nuevos cada mañana. Ustedes también deberían tener comunión con ellos, y escoger un libro del Nuevo Testamento para leerlo completo en sus tiempos de avivamiento matutino. Cuando ustedes empiecen a ayudarles de esto modo, tal vez les parezca algo sin vida en cierto sentido. No obstante, después de uno o dos días, este nuevo será avivado y estará lleno de vida. No se preocupen si él es lleno de vida esta mañana, mañana por la mañana, o la mañana siguiente. Si ustedes son fieles en llamarlo cada mañana, con el tiempo, él será plenamente avivado. Por medio de nuestro ejemplo, él aprenderá a orar y a orar-leer. Si usted practica con él, él aprenderá. Si usted tiene un avivamiento matutino y una vida diaria vencedora, entonces podrá tomar la iniciativa de introducir a los nuevos en la misma práctica.