
Lectura bíblica: He. 10:24-25; 2 Ti. 2:2; Ef. 4:11-12
En este mensaje continuaremos la comunión con respecto a las reuniones de grupo. Todos debemos ver que las reuniones de grupo son todo-inclusivas. Constituyen más de un ochenta por ciento de la vida de la iglesia. Si las reuniones de grupo de una iglesia no son fuertes, esa iglesia nunca podría ser muy fuerte. La condición de una iglesia está íntimamente relacionada con las reuniones de grupo. Sin las reuniones de grupo, una iglesia se estancará y perderá su frescura. Dar mensajes a una gran congregación tal vez ayude un poco a los santos, pero para que la iglesia esté viva, fresca, alta y rica, debemos tener reuniones de grupo conforme a la manera ordenada por Dios.
En el entrenamiento de tiempo completo, les he dado muchos puntos prácticos con respecto a los tres primeros pasos de la manera ordenada por Dios. Estos puntos son el resultado de mucha experimentación en nuestros entrenamientos de tiempo completo y también han sido confirmados por la experiencia de algunas de las iglesias. No obstante, ustedes no deben practicar estos puntos de modo legalista. Deben ser muy flexibles en la manera en que practiquen estos pasos.
Que seamos flexibles da al Señor la manera de llegar a todos los que le buscan. Recientemente oí varios testimonios de nuevos creyentes que habían tenido contacto con los santos que practicaban la nueva manera. Los santos se habían puesto en contacto con al menos dos de éstos por medio de hacer llamadas sacando números del directorio telefónico. Otros dos habían estado esperando que algunos cristianos se pusieran en contacto con ellos para llevarlos a una iglesia. Mientras pensaban en eso, algunos santos tocaron a su puerta. Hay una cantidad de casos como éste. Por medio de todos estos testimonios podemos ver cómo el Espíritu Santo está obrando hoy en muchas personas vagantes.
En los Estados Unidos hoy en día, hay muchas personas vagantes. Aunque exteriormente estén establecidas, no tienen meta, o destino, para sus vidas. Estas personas siempre anhelan tener un amigo que les pueda ayudar. Nosotros los podemos ayudar. Ellos no tienen destino, pero nosotros sí. Ellos no tienen meta en sus vidas, pero nosotros podemos darles una meta. Si no salimos, ¿cómo podremos encontrar a estas personas? La humanidad ha llegado a ser una manada de lobos, pero hoy, al final de la época, hay muchos hijos de paz entre estos lobos (Lc. 10:3, 6), que están esperando a que nos pongamos en contacto con ellos. Si no salimos para tener contacto con ellos, ¿cómo los podremos encontrar? Cuando el Señor visitó a Zaqueo, El dijo: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc. 19:10). El Señor salió con cierto propósito, el de encontrar Sus ovejas perdidas. Si tenemos la intención de encontrar las ovejas perdidas del Señor, nosotros también debemos salir.
Sin embargo, cuando salimos para visitar a la gente, no debemos ser muy legalistas. No digan: “El hermano Lee nos dijo que primero debemos visitar a nuestros parientes cercanos, luego a nuestros vecinos, luego a nuestros compañeros de clases, y así sucesivamente. Así que, no debemos ponernos en contacto con esta persona porque no es pariente ni vecino”. Esto es demasiado legalista. El Espíritu es como el viento. No sabemos en qué dirección soplará, pero cuando El sopla, debemos ser flexibles en seguirlo. Mientras guardemos el principio de que nosotros quienes amamos al Señor debamos salir a visitar a la gente para llevarles el evangelio, podemos ser flexibles en todo aspecto.
Tan pronto como sea posible, ustedes deben comenzar a reunir a los creyentes recién nacidos en reuniones de grupo. Si no tienen un número suficiente de nuevos creyentes, pueden tener una reunión de grupo más pequeña; de dos o tres sería suficiente. Si bautizaron a uno anoche, pero su esposa todavía no ha sido bautizada, dos de ustedes pueden regresar a su casa esta noche para reunirse con él. Si su esposa se reúne con ustedes, podrán tener una buena reunión de grupo con sólo cuatro personas. Mientras ganan más nuevos creyentes, su reunión de grupo puede crecer.
En principio, hay ciertos elementos que debemos tener en las reuniones de grupo. En primer lugar debemos tener comunión, intercesión, el cuidado mutuo y el pastoreo. Luego, debemos pasar a ser enseñados y perfeccionados por medio de enseñarnos mutuamente. Para promover o iniciar la enseñanza mutua tal vez sea necesario hacer una pregunta apropiada. Cada uno tiene la responsabilidad y hay que dar a cada uno la libertad de enseñar en la reunión de grupo, por medio de preguntarse y contestarse mutuamente. Enseñar así en mutualidad resulta en el perfeccionamiento de los santos. Cada uno enseña y también es enseñado. Cada uno perfecciona y también es perfeccionado.
Además, ustedes tienen que promover lo que la iglesia está practicando. Si la iglesia se está esforzando para animar a todos los santos a tener un tiempo de avivamiento matutino y a vivir una vida diaria en la victoria de Cristo, ustedes también deben promover estas cosas en la reunión de grupo. Deben ayudar a todos los que están en su reunión de grupo a tener la práctica de guardar un tiempo de avivamiento matutino a fin de vivir una vida diaria en la victoria de Cristo.
Los beneficios de una pequeña práctica espiritual tal como el avivamiento matutino no se puede medir según los sentimientos de uno mismo. Por una parte, es posible que su tiempo de avivamiento matutino sea mejor que lo que el apóstol Pablo experimentó, pero por otra, puede ser peor que un avivamiento matutino de un nuevo creyente. Pero no importa si es mejor o peor que el de otros, mientras usted tenga un tiempo de avivamiento matutino con el Señor, eso es maravilloso. El verdadero valor de cierta comida no se puede medir por el sabor. Tal vez usted aprecie cierto tipo de comida, pero yo no. Sin embargo, no importa si usted aprecia cierto tipo de comida o no, mientras lo coma tres veces al día, será sostenido.
Puede ser que sus experiencias de tener avivamiento matutino estén en niveles diferentes, pero a pesar del nivel, son mucho mejor que no pasar ningún tiempo en absoluto. Algunas mañanas tal vez tenga prisa y no tenga diez minutos. Puede ser que sólo tenga tiempo para orar: “Señor, quiero ser avivado por Ti. Oh Señor Jesús, avívame Señor, tengo que irme. Lo siento que no tenga tiempo para quedarme aquí contigo”. A veces he tenido que hacer esto, sin embargo esto ciertamente es mucho mejor que nada.
Debemos hacer todo lo posible por tener un tiempo de avivamiento matutino cada día. Si no tenemos diez minutos, al menos podemos tener un poco de tiempo para tener contacto con el Señor. Sin duda cada uno de nosotros, por muy ocupados que estemos, puede encontrar medio minuto en la mañana para hablar con el Señor. Ciertamente recibiremos algo. Debido a que he tenido tan poco tiempo, he tenido varios avivamientos matutinos así. Pase lo que pase, nunca debemos dejar de tener un tiempo de avivamiento matutino. Es el salvavidas para todos los santos.
En las reuniones de grupo, ustedes deben hacer lo que la iglesia está haciendo. Debido a que todas las iglesias están en condiciones diferentes y en situaciones diferentes, es posible que promuevan diferentes cosas en diferentes tiempos. Las reuniones de grupo siempre deben seguir la dirección de la iglesia. Si la iglesia está animando a los santos a salir a visitar a la gente para predicarles el evangelio, entonces en la reunión de grupo ustedes también deben promover esta práctica. Pueden pedir a los santos que lean Juan 15:16 en la reunión, y luego tener comunión con ellos con respecto a salir para llevar fruto. Si promueven esto, cuatro de cada diez saldrán para predicar el evangelio. Después, será necesario promover las reuniones de hogar para cuidar de los nuevos creyentes, y luego promover las reuniones de grupo a fin de perfeccionarlos.
En la reunión de grupo, nunca debemos sentirnos contentos con tener el mismo número de asistentes semana tras semana. Tal vez nos parezca que quince es un buen número para la reunión de grupo, pero no debemos estar contentos con esto. Debemos tener comunión con los hermanos y hermanas de la reunión de grupo, diciéndoles que todos debemos tener la carga de ver que nuestro grupo crezca. Tal vez hablemos a cierto hermano diciéndole: “Cerca de tu casa hay varios santos que están en el recobro. Tal vez puedas visitar a uno de éstos y traerlo a nuestra reunión de grupo la próxima semana”.
Si un grupo de quince se ha reunido por unos cuantos meses sin ningún aumento, puede ser que necesiten dividirse en dos grupos. Luego estos grupos más pequeños se esforzarán para ganar a otros y crecerán. Es posible que algunos teman que dividir un grupo así hará que algunos se pierdan. Sin embargo, les aseguro que lo que se perderá será pequeño en comparación con lo que se ganará. No obstante, antes de dividir a los quince, ustedes deben dedicar dos o tres semanas para tener comunión con ellos para prepararlos. Luego, cuando los dividan en dos grupos, dentro de sólo dos semanas, es posible que cada grupo tenga diez o doce.
Después de que los santos han estado en la misma reunión de grupo por algún tiempo, puede ser que no quieran separarse. Los abuelos quieren guardar consigo para siempre a sus hijos y a sus nietos. Sin embargo, no me gusta eso; me gusta la propagación. Dejen que los hijos se esparzan. Entonces crecerán, establecerán sus propias casas y criarán familias. No hagan que sus hijos se queden con usted por mucho tiempo. La Biblia nos dice que cuando alguien se case, él debe dejar a sus padres y unirse a su esposa (Gn. 2:24; Ef. 5:31). Usted debe dejar que los santos se vayan para formar sus propias familias, es decir, para formar sus propios grupos. En principio, una reunión de grupo debe dividirse después de seis meses, o al máximo un año. Si ustedes practican esto, inmediatamente verán el crecimiento, el aumento.
Varios de los que están en el entrenamiento no volverán para el segundo término de entrenamiento. Esto es glorioso porque se han graduado y pueden regresar a sus lugares. Adondequiera que vayan, pueden ser una bendición. El Señor prometió a Abraham que su simiente sería una bendición a todas las naciones (Gn. 12:3). Espero que los que regresen después de este término sean una bendición para sus iglesias. Que sean una bendición o no depende de la manera en que se conduzcan.
Me gustaría compartir algunos puntos para ustedes que van a volver a sus iglesias después de recibir algún entrenamiento en la práctica de la manera ordenada por Dios. Cuando regresen, no prediquen la nueva manera y no la promuevan entre los santos. Cuando la gente les pregunte acerca del entrenamiento de tiempo completo, deben restringirse al contestar. No digan: “¡El entrenamiento fue glorioso! Déjame decirte todo lo que aprendí”. Si usted está tan emocionado en su hablar con respecto al entrenamiento, tal vez causará problemas. Si yo fuera usted, sólo diría: “El entrenamiento estuvo muy bonito”. No obstante, a algunos santos les gusta ser el “centro de información” de la iglesia. No serán satisfechos con tal respuesta. Sin embargo, es posible que otros se preocupen genuinamente por lo que le interesa al Señor. Usted debe ser sabio y contestar conforme a su discernimiento. Tiene que discernir si esta persona es una persona a quien se le pueda decir más.
La primera vez que asista a una reunión, tal vez los ancianos le pedirán que dé un informe acerca del entrenamiento. Usted debe tener cuidado. Si no lo hace, los ofenderá. Si lo hace de modo incorrecto, causará problemas. Por lo tanto, tiene que aprender a hablar la palabra correcta en momento propicio. Al hablar, debe discernir el ambiente, para determinar si es bueno hablar más o no. Si no, puede terminar su hablar de modo cortés. Sea paciente; si no puede hablar algo hoy, habrá un mañana.
No predique ni promueva nada; sencillamente viva la nueva manera. Ha recibido ayuda del entrenamiento. Ahora, regresa y ore al Señor. Creo que el Señor le dará uno o dos compañeros. Puede tener comunión con estos compañeros; y ustedes dos o tres pueden salir para salvar a sus parientes y vecinos. Si usted practica de tal manera, nunca ocasionará ninguna clase de oposición. Sencillamente salgan para visitar a la gente para salvarlos y bautizarlos. Luego, regresen a sus casas para cuidarlos con ternura, nutrirlos y alimentarlos de modo que crezcan. Cuando los llevan a las reuniones de la iglesia, los ancianos y todos los santos estarán contentos de ver a algunos nuevos creyentes. Ustedes también deben animar a los nuevos creyentes a que den testimonios en las reuniones. Ver nuevas caras y oír nuevas voces en la reunión realmente refresca a la gente. Se darán cuenta de que éstos son el fruto de ustedes, no obstante ustedes deben tener cuidado en su hablar. No se jacten ni vindiquen la nueva manera; más aún, no critiquen nada de lo que la iglesia está haciendo ni que haya hecho en el pasado. Eso mataría a la iglesia. No anuncie lo que está haciendo. Sencillamente labore calladamente e incluso un poco escondido, como sacerdote neotestamentario del evangelio, conforme a lo que ha aprendido.
Puede ser que algunos de los santos se interesen en lo que está haciendo. Si otros le preguntan qué está haciendo, no los rechace. Rechazarlos es oponerse a ellos. Simplemente dígales que a veces sale con uno o dos otros para visitar a la gente y predicarles el evangelio. Otra vez, necesita discernimiento para saber cuánto debe decirles.
Muchas veces experimentará frustración en su obra, pero tiene que creer que todas las cosas están bajo la soberanía del Señor. Cada frustración le ayuda. No diga nada ni haga nada rápidamente. Siempre trabaje de modo gradual, poco a poco, creyendo que en cualquier cosa que usted haga, si es del Señor, el Señor lo realizará. Si usted hace esto, el Señor lo guiará, y usted no causará problemas. Si tiene problemas, estamos dispuestos a ayudarlo. Puede escribirnos. Esta clase de comunión será de provecho para todas las iglesias.
En principio, cualquier cosa que usted haga debe ser pacífico y totalmente positivo y provechoso para los santos y la iglesia. Nunca debe tratar de destruir nada. Aprenda a ser sabio, a ayudar a la gente y a evitar causar problemas. Por el comportamiento apropiado de usted, después de dos meses, incluso una persona que no está de acuerdo con la nueva manera será convencida. No piensen que los hombres no pueden ser cambiados; muchos cambiarán de opinión.
En este ciclo del entrenamiento, no pudimos tratar el cuarto paso de la manera ordenada por Dios, es decir, profetizar para la edificación directa del Cuerpo orgánico de Cristo. No obstante, tenemos la intención de tratar este asunto en el segundo ciclo del entrenamiento; y creemos que todos esos mensajes estarán disponibles a los santos como lo han estado éstos. También les quiero animar a conseguir una copia del libro Profetizar en las reuniones de la iglesia para la edificación orgánica de la iglesia del Cuerpo de Cristo. Este es un libro de bosquejos detallados que fueron recopilados de todos los mensajes que he dado con respecto al asunto de profetizar durante los últimos tres años. Si ustedes leen estos bosquejos, leyendo punto tras punto lenta y cuidadosamente, con mucha consideración, recibirán mucha ayuda. Otro libro que me gustaría recomendarles es The Advance of the Lord’s Recovery Today [El avance del recobro actual del Señor]. Este libro habla en detalle de los cuatro pasos principales de la manera ordenada por Dios. Uno puede recibir mucha ayuda de estas publicaciones con respecto al asunto de profetizar.
Una cosa de la cual he hablado mucho en el pasado, pero la cual no he tratado en este ciclo del entrenamiento, es el asunto de hablar los himnos, salmos y cánticos en las reuniones. Hablé a fondo de este tema en febrero del 1988, al comienzo del primer ciclo del entrenamiento de tiempo completo en Irving, Tejas. Para suplir esta deficiencia, recomiendo que estudien otro libro de bosquejos: Hablar poemas en las reuniones de la iglesia para la edificación orgánica de la iglesia como el Cuerpo de Cristo. La palabra poemas que se emplea en este título se refiere a los salmos, los himnos y los cantos que se usan en las reuniones de la iglesia. Espero que lean estos bosquejos cuidadosamente y que luego comiencen a tener la práctica de hablar los himnos, salmos y cantos en las reuniones de la iglesia para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo.