
Debemos cambiar el tema de este Entrenamiento de perfeccionamiento y pasar del tema de la peculiaridad al del hábito. Debemos ver que tenemos que edificar el hábito de vivir a Cristo. Por un buen tiempo me ha perturbado el hecho de que sea tan difícil tener el hábito de vivir a Cristo. Todos ustedes aman al Señor. El hecho de que estén aquí es una señal de que aman al Señor. Debido a que le aman, han sido conmovidos y procuran hallar la manera de vivirle a Él y practicar ser un solo espíritu con Él. Según mi experiencia, lo más difícil es adquirir el hábito de vivir a Cristo y practicar ser un solo espíritu con Él.
Hace años aprendí este hecho de que el que se une al Señor es un solo espíritu con Él (1 Co. 6:17), pero nunca me di cuenta de que esto debería ser nuestra experiencia. No debería ser meramente una doctrina que permanece en la Biblia y en nuestra comprensión; debería ser nuestra experiencia. Pero cuando comencé a practicar este asunto, vi que era difícil. ¿Por qué es difícil? Porque aparentemente no es nada pecaminoso ni es nada malo que usted no practique el ser un solo espíritu con el Señor. Es probable que usted sea una buena persona; quizás hasta sea un cristiano “apropiado”. Nadie se atrevería a condenarle, ni siquiera se condenaría a sí mismo. Realmente no estamos conscientes de este asunto, pues sobrepasa nuestro entendimiento y nuestra memoria. En la mañana tal vez usted oró a fin de practicar ser un solo espíritu con el Señor. Después usted se fue a desayunar, y de inmediato dicha práctica quedó en el aire y no en su vivir. No fue hasta la noche que usted se percató de que no había practicado ser uno con el Señor. Entonces confesó su fracaso y a la mañana siguiente oró nuevamente con respecto a vivir a Cristo.
Realmente es muy difícil edificar este hábito de vivir a Cristo. Cultivar el hábito de vivir a Cristo, conforme a nuestra experiencia, no está sólo en el aire, sino que simplemente es como el aire. No es nada concreto. No es necesario que usted se proponga olvidarlo; simplemente se le olvida. Es muy fácil aprender la doctrina de vivir a Cristo. Comenzamos a usar este término hace como dos años. Antes usábamos los términos vivir por Cristo y expresar a Cristo en nuestro vivir. Nunca habíamos empleado una expresión tan directa: vivir a Cristo. Desde aquel tiempo aprendimos este término y lo alojamos en nuestra memoria doctrinal. Sin embargo, no hay mucho de ello en nuestra práctica. Aunque probablemente usted valoró este término, nunca lo puso en práctica. Es difícil porque es un asunto de todo el día, así como lo son respirar y vivir. Tanto el respirar como el vivir son continuos. Vivir a Cristo es simplemente vivir, y practicar ser un solo espíritu con el Señor es como respirar. Éstos son dos asuntos que debemos practicar por toda nuestra vida y durante todo el día. Pero nuestra experiencia es completamente diferente. Ocasionalmente vivimos a Cristo en la mañana. Luego estamos muertos por doce horas o al menos nos dormimos por doce horas. Después nos despertamos por un rato y vivimos a Cristo por un corto tiempo. Por experiencia propia, sé perfectamente que esto es lo más difícil de practicar. Siempre que dispongo de un pequeño tiempo, tengo contacto con el Señor diciéndole: “Señor, ciertamente quisiera aprender el secreto de vivirte a Ti continuamente, y poder vivirte sin interrupción y sin cesar”. Casi todos los días hago esta oración.
Hoy, al acudir al Señor con respecto al secreto de vivirlo a Él, percibí interiormente que esto es un asunto de velar, de vigilar. Ahora leamos un versículo muy familiar, Mateo 26:41, que dice: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”. En este versículo la palabra débil significa soñoliento. La palabra velad tiene al menos dos significados: el primero es mirar algo o alguien, observar o ver; el segundo es desvelarse, permanecer despierto. M. R. Vincent, en su Estudio de palabras del Nuevo Testamento, dice que la palabra velar guarda relación con la palabra hábito, la cual se deriva de una palabra compuesta de dos vocablos; el primero significa cazar o buscar, y el segundo significa dormir. Así pues, esta palabra significa cazar el sueño, o sea, alude a uno que es adicto al sueño, un dormilón. Debido a que Pedro dormía y deseaba seguir durmiendo, el Señor Jesús dijo: “¡Velad!”. Cuando el Señor Jesús se fue a orar, Pedro y los otros se fueron a dormir. Cuando el Señor Jesús les dijo que velaran, Él les estaba diciendo: ¡No duerman! ¡Despiértense! Esto, de acuerdo con el contexto, significa que su espíritu estaba dispuesto, pero su carne estaba soñolienta y débil. Así pues, Vincent dice que este asunto de velar tiene que ser un hábito. El Señor Jesús puso juntas estas dos palabras: velad y orad.
Colosenses, un libro sobre Cristo como la Cabeza, y Efesios, un libro sobre el Cuerpo, terminan con el mismo encargo. Efesios 6:18 dice: “Con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos”. La frase orando en todo tiempo significa orar no sólo a cada hora o cada media hora, sino todo el tiempo. Toda oración significa todo tipo de oración: oraciones cortas, oraciones largas, oraciones en voz alta, oraciones silenciosas, oraciones públicas, oraciones privadas, oraciones a solas y oraciones ofrecidas por varios santos. Esto no significa que cada vez que oren, deben hacer todo esto, sino que deben orar en todo tiempo; tienen que orar incluso cada minuto. Debemos orar en todo tiempo; debemos orar en cada momento en el espíritu, y para ello velando. La frase y para ello velando, indica orar en todo tiempo. Esto significa que para orar de esa manera uno debe estar despierto, y no debería estar durmiendo. Incluso dice: “Para ello velando con toda perseverancia”; es decir, no es sólo una clase de perseverancia, sino todos los tipos de perseverancia. Ustedes tienen que persistir; tienen que insistir a lo sumo. Esto implica que hay algo que los reprime y los restringe, limitándolos, inhibiéndolos, oprimiéndolos, deprimiéndolos, estorbándoles. Por eso tienen que perseverar; tienen que ser persistentes; tienen que insistir; no pueden rendirse.
Así que, Pablo también tuvo la idea de usar juntas las palabras orar y velar. La semilla de orar y velar fue sembrada en Mateo, y se desarrolla aquí en la epístola de Pablo. Todos sabemos que Efesios es un libro sobre el Cuerpo. Pero ¿cómo podemos tener la vida del Cuerpo? Saberlo no es suficiente, aunque ciertamente necesitamos de cierto entendimiento debido a que somos personas complicadas. Por ejemplo, el disfrute de la comida se adquiere del sabor de la comida. Si usted no conoce el sabor de cierto platillo, a usted nunca le podrá gustar. Una vez que ya lo conoce, sentirá una aspiración emocional por ese platillo. Luego para obtenerlo, usted deberá tener una gran voluntad. Entonces usted se lo comerá. Del mismo modo, para tener la vida de iglesia necesitamos que Efesios nos lo enseñe. Pero después de recibir tal enseñanza, ¿simplemente nos mantendremos con el conocimiento? ¡No! Una vez que tenemos el conocimiento con respecto al Cuerpo de Cristo, debemos orar. Tenemos que orar en todo tiempo; no sólo en la mañana o al mediodía o en la tarde o antes de acostarse. Tenemos que orar en todo momento.
De acuerdo con la revelación del libro de Efesios, debemos orar para tener la vida de iglesia. Aun cuando ustedes tengan el conocimiento con respecto a la iglesia, a menos que oren sin cesar ustedes no pueden tener la vida de iglesia. La vida de iglesia no permanece con su conocimiento, sino con su oración, aun con su continua y persistente oración en todo tiempo. Este encargo se nos da al final del libro de Efesios, indicando que la iglesia depende de nuestra vida de oración. Si no tenemos una vida de oración, estamos acabados. Es posible que tengamos mucho conocimiento y mucha revelación acerca del Cuerpo, pero esto no quiere decir que participemos en la vida de iglesia. Participar en la vida de iglesia depende de nuestra oración continua. Efesios 6:18, al igual que los otros versículos en estos cuatro libros, usa muchos modificadores: “Con toda oración [...] orando en todo tiempo en el espíritu [...] con [...] petición”. Debemos orar y velar en oración y con toda petición. Ésta es la manera de velar en oración. Esto significa que ustedes deben orar a cada minuto; entonces tendrán que estar despiertos, no durmiendo. Deben permanecer despiertos para perseverar en esta clase de oración continua y deben estar velando con toda petición. Esto quiere decir que mientras están orando, están velando, y mientras está orando, están despiertos.
Conforme a la palabra del Señor en Mateo 26, todos somos aún personas dormilonas. Si usted no duerme físicamente, está durmiendo espiritualmente; y muchas veces duerme psicológicamente. Mientas estoy hablando, quizás algunos estén durmiendo físicamente, mientras que otros duermen psicológicamente. Esto significa que su mente, su atención, su oído y su comprensión están ausentes. Algunas veces ellas duermen espiritualmente, lo cual quiere decir que su percepción se halla aletargada. Para ser verdaderamente una persona que ora sin cesar, ustedes tienen que ser una persona que vela, una persona plenamente despierta, que lucha contra su naturaleza dormilona y su ser dormilón. ¿Cómo deben luchar? Al hacer peticiones. Orar es un asunto general; la petición es algo específico y particular. Ustedes deben velar en la oración general, haciendo peticiones específicas.
En Mateo el Señor Jesús sólo dijo velad y orad; pero Pablo lo desarrolló mucho más. Lo que Pablo dijo corresponde con lo dicho por el Señor. El Señor dijo: “El espíritu está dispuesto”, y Pablo dijo: “Orando en todo tiempo en el espíritu”. Esta palabra de Pablo indica que debemos olvidarnos de nuestra carne. No debemos dejar que nuestro cuerpo duerma tanto; pero debemos dejar que nuestro espíritu ore bastante. Sin embargo, casi todo el día somos sojuzgados y controlados, ya sea por nuestro cuerpo o por nuestra parte psicológica. Así que, debemos hacer que nuestro espíritu se remonte por encima de nuestro cuerpo y de nuestra psicología. Entonces podemos orar y velar en oración con toda petición. Por supuesto, esto los agotará, pero necesitan ejercitarse. Si desean recibir nuevas fuerzas, deben agotar sus fuerzas. Si su automóvil no se mueve por cierto tiempo, la batería se descargará. Mientras el auto está andando, éste agota la batería, pero al mismo tiempo carga la batería. ¿Cómo obtienen más fuerzas? ¡Haciendo ejercicio! Si no oran hoy, no pueden orar mañana. Si no oran en la mañana, no pueden orar al mediodía o en la noche. Un tiempo de oración los fortalecerá para que oren dos veces más. Si oran dos veces, esto los fortalecerá para que oren cuatro veces más. Mientras más oren, más tendrán que orar. Mientras más oren, más les gustará orar. Y mientras más oren, mayor será su capacidad de orar. Estoy en una buena condición física porque yo hago bastante ejercicio. Si dejo de caminar por dos o tres días, me siento torpe cuando hago de nuevo mis ejercicios. Comienzo a caminar sólo sesenta minutos al día, pero cada día aumento un minuto y pronto puedo caminar durante una hora y media. Cuando me ejercito cada día, esa caminata es tan refrescante para mí. Y no me siento extraño. El ejercicio incrementa nuestra fortaleza. Si ustedes no oran, simplemente no les gusta orar. Si ustedes oran, su apetito por la oración aumentará. Así pues, deben orar y velar orando con toda petición. Esto quiere decir que no deben cesar de orar. No detengan su oración. Oren en todo momento y manténgase todo el tiempo despiertos. Deben luchar contra un triple sueño: físico, psicológico y espiritual. Esta palabra con respecto a la oración es el encargo con el que concluye el libro de Efesios, un libro que revela el Cuerpo de Cristo. ¿No es esto muy significativo? Si no velan para mantenerse en oración, les será difícil tener una vida de iglesia.
Colosenses, un libro sobre Cristo, también concluye con un encargo. Colosenses 4:2 dice: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”. Por tercera vez estas dos palabras, velar y orar, se mencionan juntas en la Biblia. Por supuesto, también se mencionan en Marcos 13:33 y en Lucas 21:36. Pero los relatos en los Evangelios deben ser contados como uno solo, debido a que ellos fueron narrados por el Señor. Pablo, empero, lo repite en estos dos libros sobre Cristo y la iglesia. Esto significa que si realmente desean experimentar a Cristo, no es suficiente tener la revelación contenida en Colosenses. No basta con tener meramente la revelación extensiva y todo-inclusiva acerca de Cristo. Después de recibir tal revelación de Cristo, tienen que orar y tienen que perseverar en la oración. No se dejen subyugar por nada. No permitan que nada los oprima, reprima o deprima. No permitan que nada los distraiga, retenga u obstruya. Tienen que perseverar. De ahí que Pablo dijese: “Perseverad en la oración”.
En 1 Tesalonicenses 5:17 dice: “Orad sin cesar”. Ahora vemos que orar sin cesar es simplemente velar. Velar nos ayuda a edificar un hábito de oración. La conclusión y consumación final de todas las cargas reveladas en la Biblia es que necesitamos vivir a Cristo y andar en el espíritu. No es amar esto o aquello, ni es hacer esto o lo otro. La última palabra es vivir a Cristo y andar en el espíritu. Necesitamos hacer esto velando en oración con toda petición. No hay otra manera de vivir a Cristo continuamente, y no hay otra manera de andar en el espíritu. En realidad, aquí la palabra andar equivale a la palabra vivir. Andar en el espíritu en realidad equivale a vivir en el espíritu. Entonces, vivir a Cristo no es otra cosa que vivir en el espíritu. Esto nunca ocurrirá a menos que llevemos una vida de oración al velar continuamente con toda petición.
Necesitamos la misericordia del Señor. Si no oramos y no velamos en oración con toda petición, ni el Señor mismo puede hacer nada. Cuando una persona está enferma o muriéndose, el primer paso hacia la recuperación es que ella recobre su apetito. Mientras más coma un enfermo, más recibirá el suplir de vida; por ende, más vida tendrá, lo cual le causará mayor apetito. Gradualmente recobrará su apetito por completo. Quizás ustedes piensen que son débiles y no pueden orar sin cesar, porque es tan difícil. Sin embargo, deben comprender que aún no están muertos. Cuando mucho tal vez estén durmiendo, o estén en un estado letárgico o enfermos. Todavía tienen vida y siguen viviendo. Así que, no rechacen el alimento. Si dejan de comer hoy, mañana podrían morir. Mientras tengan un poco de apetito, ingieran un poco de alimento. Esto les ayudará. No desprecien esa pequeña porción de comida. No sean tan dormilones ni guarden tanto reposo. Deben gritar un poco más; deben clamar: “¡Señor Jesús! ¡Me gusta orar! ¡Hazme velar!”. He experimentado esto en gran manera no sólo en mi vida espiritual, sino también en mi vida biológica.
En 1943 me enfermé de tuberculosis en los pulmones. Debido a la gravedad del asunto, estuve confinado en cama alrededor de un año y medio. Si tan sólo caminaba de mi cama a la silla, mi temperatura se elevaba. Pero gradualmente pude caminar desde la cama hasta la silla sin que afectara la temperatura. Lenta y gradualmente, empecé a caminar cada vez más hasta que, después de seis meses, pude salir de mi habitación y llegar al patio, donde podía recostarme bajo el sol. Día a día aumentaba el tiempo de mis ejercicios hasta que me recuperé totalmente. Para 1946 ya estaba completamente recuperado, y hoy estoy muy fuerte gracias a esa práctica y ejercicio. Durante ese tiempo aprendí a ser paciente y a no decepcionarme. Tuve éxito al practicar mis ejercicios físicos, y estoy convencido que tarde o temprano tendré éxito en mi práctica espiritual. Estoy convencido que ustedes también lo lograrán. Así que, cultivemos la práctica de orar sin cesar. En esto no hay atajos. Deben pagar el precio necesario y, por Su misericordia, deben armarse de paciencia. Puede ser que fracasen por largo tiempo, pero no deben decepcionarse. Continúen practicando; un día la ayuda llegará.
Permítanme repetirles esto: vivir a Cristo, esto es, practicar ser un solo espíritu con el Señor, sólo se logra mediante una oración continua e incesante. Para tener tal vida de oración, debemos aprender a velar. También debemos mantenernos en guardia a fin de permanecer despiertos. Hay que velar para mantener esta clase de oración. Si descubren que algo en su interior se resiste a orar, deben luchar contra ello. Si algo en su interior les dice que no deben orar, será mejor que oren dos veces más. Aunque ustedes digan que no tienen nada por qué orar, Pablo nos dice que tenemos muchas cosas por las cuales orar. Él dijo que hay que orar en todo tiempo en el espíritu, velando con toda perseverancia y petición por todos los santos. No digan que no tienen algo por lo cual orar. La iglesia en Anaheim tiene más de trescientos miembros. Cuando ustedes terminen de orar por todos estos santos, pueden orar por las demás iglesias en el Condado de Orange y luego por las demás iglesias en todo el país. Nunca terminarán con su trabajo de oración.
Debemos recordar Efesios 6:18: “Con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos”. Debemos admitir que tenemos muchas posibilidades de llevar esta vida de oración debido a que en nuestro entorno y en nuestra vida personal hay muchas cosas que requieren de oración. Estoy seguro que todos los santos en el recobro del Señor tienen un apetito, una aspiración, por la oración. En el recobro del Señor los santos son personas de oración. Tal vez mientras estuvieron en algún otro lugar, no tenían tal aspiración; pero al llegar al recobro del Señor comenzaron a sentir una aspiración por la oración. Aun cuando en cierta medida no hayan sido muy victoriosos, todavía tienen deseos y hambre y sed de orar. Ahora, por favor, ejercítense en tener hambre. Cuanto más oren, más sed tendrán de orar. Puedo asegurarles que no es tan difícil. El hábito de vivir a Cristo debe ser el hábito de orar. Y edificar el hábito de orar no es tan difícil. Practiquen esto y a la larga serán buenos entrenadores que ayudarán a muchos otros a llevar esta vida de oración. Estoy seguro que después de unos cuantos años, los santos en el recobro del Señor habrán sido entrenados en esta vida de oración en la cual pueden vivir a Cristo y practicar ser un solo espíritu con el Señor.