
De acuerdo con mi experiencia nada agrada tanto al Señor como el hecho de que comprendamos que Él no quiere que nosotros hagamos nada. Él sólo quiere que nosotros lo amemos, que abramos nuestro ser a Él y que lo dejemos vivir desde nuestro interior. Tal vez esto nos suene bastante conocido, pero si analiza tal oración, se dará cuenta de que no es tan común ni estamos muy familiarizados con ella. Desde el principio cuando Dios creó al hombre, Dios no tenía la intención de pedirle que hiciera algo para Él, sino más bien, Su intención era crear un vaso que le contuviera y le expresara, por lo que Dios sólo quiere que el vaso esté abierto. Si el vaso está cerrado, el propósito de Dios es frustrado.
¿Cuál es el verdadero significado de la caída del hombre y la verdadera naturaleza de la caída del hombre? Es que en primer lugar, el hombre quiere saber y en segundo lugar el hombre quiere hacer. El hombre trata de saber algo y de hacer algo. Estos dos aspectos son el verdadero significado de la caída del hombre. El objetivo de la tentación del enemigo era que el hombre “debe ser” algo. Para que el hombre sea algo, él necesita saber algo y hacer algo. Éste es el verdadero significado de la caída del hombre. Una vez que el hombre cayó, la naturaleza maligna del conocimiento y de hacer obras entraron en el hombre. Esto es lo más abominable a los ojos de Dios. Nosotros pensaríamos, de acuerdo con nuestros conceptos religiosos, que la adoración de ídolos o la brujería, estas cosas demoníacas, son una abominación. Pero la cosa más sutil y más abominable es el intento del hombre por conocer cosas y hacer cosas. Esto es lo más maligno que entró en la naturaleza del hombre como resultado de la tentación del enemigo.
Todos nosotros debemos comprender que en nuestra naturaleza caída existe una sustancia que es tan malvada que le gusta saber y le gusta hacer. Lamento decir que la religión principalmente se interesa por estas dos cosas. La religión ayuda a las personas a conocer y la religión ayuda a las personas a hacer. Incluso hoy el cristianismo se ha convertido en una religión muy activa en términos de conocer y hacer. Los seminarios simplemente educan a la gente para saber y para hacer. Ellos entrenan a las personas y los incitan a conocer y hacer. Esto es por completo una educación en contra del propósito eterno de Dios. No es extraño que entre tantos miles de cristianos difícilmente se puede encontrar a uno que sepa que Dios no quiere que nosotros conozcamos o hagamos; pues Dios sólo quiere que lo amemos a Él y que nos mantengamos abiertos a Él. Debemos orar: “Señor, te amo. Entiendo perfectamente que sólo soy un vaso vacío; aun así, Tú valoras este vaso de barro, porque este vaso de barro fue creado por Ti según Tu plan eterno a fin de llevar a cabo el deseo de Tu corazón. Señor, yo simplemente te amo. Me gusta contenerte. Me agrada ser lleno de Ti. Me gusta ser saturado y empapado contigo mismo. Ten misericordia de mí para que pueda mantenerme abierto a Ti todo el tiempo”.
Todos nosotros debemos confesar que muchas veces mientras oramos no estamos abiertos a Él. Incluso en nuestra oración aún nos mantenemos cerrados. En realidad, todos nosotros tenemos esta misma experiencia. Desde el día que fuimos salvos, nunca nos abrimos de una manera absoluta. Siempre abrimos nuestro ser con cierta reserva. Incluso usted mismo probablemente no se da cuenta de que la reserva está ahí. Está escondida. Usted piensa que está abierto al Señor; pero de hecho, no está enteramente abierto. Está abierto a Él, pero sólo parcialmente. Usted se abre superficialmente y de una manera poco profunda. En las profundidades de su ser usted no está abierto al Señor, así que Él no puede hacer nada.
Incluso cuando está motivado por un supuesto avivamiento, usted se vuelve activo y se dedica a hacer cosas y a conocer cosas. Entonces sus hechos y su conocimiento se vuelven un problema para usted. O no estamos abiertos a Él, esto es, somos indiferentes con Él, o somos muy ardientes en nuestro conocimiento y en nuestras acciones. Somos muy fervientes realizando nuestra actividad. Antes de estar motivados, éramos indiferentes. Sólo veníamos a las reuniones de la iglesia los domingos en la mañana. Pero un día fuimos reavivados. Amamos la iglesia más que nunca. Si usted no ama la iglesia, la iglesia no tendría tantos problemas. Pero una vez que se vuelve ferviente para amar la iglesia, la iglesia padecerá debido a que usted sabe mucho. Una vez que usted ama la iglesia, lo primero que adquiere es el conocimiento, y luego sus ojos serán abiertos, como los ojos de Eva fueron abiertos después de comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Cuando muchos amadores y buscadores del Señor se vuelven fervientes, sus ojos son abiertos. Anteriormente ellos no veían tantas cosas en la vida de iglesia, pero ahora ellos están tan claros, cuestionando a los ancianos y todo lo demás en la vida de iglesia. Una vez que sus ojos están “abiertos”, ellos quieren analizarlo todo y no permiten que las cosas continúen en la vida de iglesia de la misma manera. Por consiguiente, la iglesia tiene un problema debido a lo que ellos saben. Luego con base en ese conocimiento, ciertamente ellos quieren hacer algo.
No me refiero a que todos nosotros debemos ser unos insensatos, sino que todos debemos comprender que Dios no quiere que nosotros hagamos algo. Él sólo quiere que nosotros seamos un vaso vivo. Si usted es un vaso inanimado, un vaso sin vida como un frasco, el Maestro lo puede utilizar con facilidad, debido a que usted carece de voluntad, mente y parte emotiva. Como un frasco inanimado el Maestro puede mantenerlo abierto y puede llenarlo. Pero Dios creó algo viviente. Dios creó algo tan fastidioso para Él. Él creó un frasco vivo lleno de emociones, con una fuerte voluntad y con una mente. Después de la caída, este frasco vivo se volvió un problema para Dios. Este problema ha estado entre los cristianos todos estos siglos. Los cristianos o son indiferentes o son muy fervientes en el conocimiento y en hacer obras. De cualquier modo, el Señor no puede obtener el vaso que desea.
En el Nuevo Testamento este punto está bien claro, especialmente en las epístolas del apóstol Pablo. Las catorce epístolas de Pablo pueden ser divididas en dos grupos de siete cada uno. El primer grupo de siete es desde Romanos hasta Colosenses. El segundo desde Tesalonicenses hasta Hebreos. Si ustedes estudian estos dos grupos, verán que el resumen de estas catorce epístolas puede expresarse en sólo dos palabras: vasos abiertos. Dios quiere un vaso abierto. En Romanos 9:23 Pablo nos dijo que Dios nos creó como vasos de misericordia para gloria. Luego en 2 Corintios 4:7 él dijo que “tenemos este tesoro en vasos de barro”. Estos dos versículos pueden ser considerados como el secreto básico para experimentar a Cristo y la iglesia. Podemos oír muchos mensajes sobre Cristo y la iglesia; sin embargo, si no nos damos cuenta de que debemos ser un vaso abierto, Cristo y la iglesia no tienen la manera de avanzar. ¿Qué significa ser un vaso abierto? Un vaso abierto es uno que no hace nada, sino que se mantiene abierto para ser lleno. El Dios procesado —el Dios Triuno, el Espíritu todo-inclusivo, el espíritu compuesto— está aquí esperando por una abertura para entrar en nosotros. La medida en que Él pueda entrar en nosotros, depende de cuánto abramos nuestro ser a Él.
Ustedes pueden decir que lo han consagrado todo al Señor. Usted ha consagrado su esposa, sus hijos, sus ojos, sus orejas y sus manos. Yo también he hecho esta clase de consagración detallada muchas veces. Incluso he consagrado cada cabello y cada célula de mi cuerpo para el Señor. No obstante, ¿han experimentado que aun después de hacer tal consagración total y detallada, todavía no están abiertos al Señor? Aparentemente, usted se ha consagrado a sí mismo a Dios, pero en realidad, usted se ha consagrado para usted mismo. Su consagración no lo mantuvo abierto a Él; más bien, lo mantuvo bajo su propio conocimiento y su propio hacer. Éste es el verdadero problema. Ésta también es la verdadera carga de este Entrenamiento de perfeccionamiento. La verdadera carga es definir su condición, señalándole cuál es su verdadero problema. Usted ama al Señor, usted ama la iglesia y puede declarar enfáticamente que ha visto la visión. Incluso usted puede decir que está abierto. Pero en realidad no está abierto al Señor. Está abierto a su propio conocimiento y está abierto a sus actividades. Es realmente difícil ser una persona que por un lado, esté absolutamente abierta al Señor y, por el otro lado, esté sin hacer nada. Si podemos amar al Señor y aun así no hacer nada, eso sería un milagro. Cuando uno ama a alguien, ciertamente quiere hacer algo por él. Hoy la filosofía y la lógica cristiana nos dice que debemos hacer algo por las personas para demostrarles que las amamos. Pero la lógica de la Biblia dice que amemos al Señor, pero que no hagamos nada para Él por nosotros mismos. Ame al Señor hasta lo sumo; no haga nada por Él por usted mismo. No es tan fácil. Algunas veces hasta los que no aman al Señor quieren hacer algo por Él. Esto es ser religioso. Nuestro problema es que somos muy activos. Entonces ahora querrán detenerse, volver a su casa y dormir porque el hermano Lee dice que ustedes no necesitan hacer nada. Esto también está equivocado. ¿Qué debemos hacer? Debemos volver a esta palabra: activo-pasivo. Usted debe ser activo-pasivo. Difícilmente los cristianos pueden entender lo que significa ser activo-pasivo. Amar al Señor a lo sumo es ser activo. No hacer nada es ser pasivo. Pero ustedes necesitan ser salvos, ser fortalecidos, ser santificados. Para esto necesitan amar al Señor y aun así no deben hacer nada. Deben permitir que el Señor lo haga todo. Lo que el Señor quiere es que nosotros lo amemos, que nos mantengamos abiertos a Él. No hagan nada. Dejen que Él entre. No obstante, a ustedes siempre les gusta hacer algo y se mantienen cerrados, impidiendo que el Señor tome un camino para entrar en ustedes.
Lean una vez más las siete epístolas del libro de Apocalipsis. En la primera, dirigida a Éfeso, el Señor dijo que ellos hacían tantas cosas para Él y, sin embargo, habían perdido su primer amor. Ellos tenían muchas actividades. Las actividades estaban correctas; nada era malo, pero el Señor no valoraba todas aquellas actividades. Ellos perdieron la única cosa que el Señor valoraba: su primer amor. En la cuarta carta, dirigida a Tiatira, el Señor también indica que Él conocía sus obras, y el amor, y la fe, y el servicio y la perseverancia de ellos. ¡Ellos obraban demasiado! Tienen que comprender que cuando usted labora demasiado, los ídolos pueden estar ahí. Entre las siete iglesias, Tiatira tenía más ídolos debido a que ella tenía las mayores obras. Ésta representa a la Iglesia Católica actual. Ninguna religión ni ningún grupo de iglesias es tan activo hoy como la Iglesia Católica. Ellos están llenos de energía y de actividades. Entre todas las actividades están los ídolos. En la última epístola, dirigida a Laodicea, el Señor dice que ellos eran tibios. El Nuevo Testamento nos muestra que Dios quiere un vaso que lo ame y que se mantenga abierto a Él. Éste es nuestro rescate y es nuestro secreto.
Ustedes deben entender que si aman la iglesia, pero no se abren por completo al Señor, continuarán queriendo hacer algo por el Señor. Ésta es la naturaleza caída. Ésta es la vida natural con su naturaleza caída. La situación apropiada es que yo no necesito hacer nada y, sin embargo, necesito amar al Señor a lo sumo, manteniéndome muy abierto a Él todo el tiempo. Esto es lo que se revela plenamente en el Nuevo Testamento, especialmente en las catorce epístolas del apóstol Pablo. Si toman esto como la clave y leen una vez más las epístolas escritas por Pablo, verán que ésta es la sustancia genuina de sus epístolas.
Dios quiere que Su pueblo redimido lo ame a lo sumo, sin tratar de hacer algo para Él. Esta tentación está con nosotros todos los días. No saben cuánto estamos expuestos a esta tentación. Demasiadas veces nos acomete esta tentación inmediatamente después que hemos orado. Pensamos que a través de la oración obteníamos la energía y la motivación para hacer algo. Pensamos que Dios nos motiva a través de la oración. Aun podemos dar a las personas la impresión de que debemos orar para que después de tal oración sepamos lo que Dios quiere que hagamos. Así que muchas personas utilizan la oración como un tipo de motivación. En realidad, dicha motivación proviene absolutamente del yo. Sé bien que muchos cristianos pueden levantarse en contra de esta palabra, pensando que es una enseñanza herética. Ellos tal vez pregunten cómo miles de misioneros pueden marcharse al extranjero sin contar con este tipo de oraciones de motivación. Ellos tal vez se pregunten qué hay de malo con tal oración de motivación. No me gusta discutir, pero yo sí sé de lo que estoy hablando. Debemos darnos cuenta de que la oración más profunda y más genuina siempre nos calma y mata cada partícula de nuestra actividad. Esta oración profunda y genuina nos clava de una manera prevaleciente a la cruz. La oración profunda y genuina siempre nos crucifica. ¿Alguna vez han experimentado tal cosa? Yo puedo testificar que muchas veces al entrar en una profunda y genuina oración, no solamente todo mi ser fue clavado, sino incluso este hacer y aquel obrar también fueron todos crucificados. La oración genuina es una verdadera anulación.
Esta clase de mensaje puede molestar a los que toman la delantera, pues mientras ellos promueven el servicio y animan a los santos a participar en el servicio, ellos tal vez teman que después de este mensaje todo sea totalmente anulado. Pero eso no sería tan terrible; ¡eso sería maravilloso! Si algunos lo motivan a servir, y yo le digo que se introduzcan a una oración más profunda y genuina, la cual aniquilará toda actividad al clavarla a la cruz, eso sería maravilloso. Si estas dos cosas pueden ocurrir el Señor tendría un camino por donde seguir. Actualmente el problema entre los cristianos es que, o no existe motivación, o existe mucha motivación sin haber sido clavada a la cruz. Pero el camino apropiado es tener mucha motivación, pero que cada motivación esté clavada a la cruz.
No se preocupen si su obra es clavada en la cruz. Cuando entren en la experiencia de esta comunión, ustedes se arrodillarán y alabarán al Señor, diciendo: “Señor, ahora lo sé. Yo debo amarte. Yo debo servirte a lo sumo. Yo debo tener un corazón abierto y tener mi ser abierto a Ti. Oh, Señor, por Tu misericordia y Tu hablar, Tú no quieres que yo haga nada. Señor, aquí estoy”. Esto sería maravilloso. Esto es lo que el Señor quiere hoy. El testimonio del Señor está aquí precisamente en este punto. Un vaso sólo puede contener algo, y la lámpara sólo puede mantenerse abierta para ser llena del aceite. Cuando la abertura está cerrada, la lámpara ya no se puede llenar. Eso quiere decir que el aceite no tendrá manera de seguir fluyendo. Una lámpara no hace nada. Simplemente se abre para recibir el aceite y para brillar. Recibe el aceite que la llena y luego expresa algo; resplandece. En realidad, una lámpara es sólo un vaso que contiene aceite.
Ahora pueden entender la parábola de las diez vírgenes en Mateo 25. Se trata de sólo una vasija con una porción adicional de aceite. Ahí la vasija contiene el aceite para resplandecer y quemar el aceite. Esto es una virgen. Una virgen a los ojos del Señor no es una persona que está tan ocupada y tan activa laborando, sino una que se mantiene abierta para recibir el aceite. Entonces el aceite puede arder desde su interior para resplandecer externamente. Ciertamente tienen que ver este asunto básico. Ahora, volvamos al asunto de la oración. Demasiadas veces el Señor no fue quien contestó su oración. En realidad, usted se oró a sí mismo. Su propia oración lo motivó. No era el Señor respondiendo su oración para motivarlo. La oración que usted mismo hizo lo motivó.
La oración más genuina es la que más nos mata. Mientras más oramos, más seremos aniquilados. Mientras más oramos, más nuestro ser ardiente será enfriado. Muchas oraciones no enfrían nada; más bien lo calientan todo. Muchos ministros cristianos conocen este tipo de psicología. Ellos utilizan la oración como un medio para motivar a las personas. Si ellos quieren que alguien vaya a Sudáfrica, le piden a esa persona que ore por siete días para ver si tiene la carga de consagrarse al campo misionero. Ciertamente después de siete días de oración, ella tendría la carga de hacer esto. Muchos obreros cristianos visitan ciertas iglesias para motivar a las personas ya sea para ir al campo misionero o para abrir sus carteras. Ellos siempre están alentándolas a hacer estas dos cosas. En realidad, no es el Señor quien abre sus carteras; es la oración de ellos. Así que, los ministros conocen la psicología para usar la oración como una llave. ¿Ustedes creen que todos los que han ido al campo misionero fueron guiados por el Señor? Yo no lo creo. Muchas veces usted dice que fue guiado por el Señor, y que recibió el guiar del Señor. ¡No! Usted no fue guiado por el Señor. Usted fue motivado por su propia oración. Tuvo una clase de oración supersticiosa que no lo clavó a la cruz. Si usted entra en la oración genuina, será completamente clavado en la cruz. No sólo son las personas supersticiosas con respecto a la Biblia, sino también con respecto a la oración.
Debemos volver al Señor para entrar en comunión genuina con Él y para ofrecer una oración genuina. Esta oración genuina matará nuestro amor natural. Matará las actividades naturales que hacemos para el Señor en Su nombre. Incluso puede matar nuestro servicio en la iglesia. Cualquier cosa que puede ser aniquilada será aniquilada, y todo lo que puede ser aniquilado debe ser lo que es natural. Lo que puede ser aniquilado por la oración genuina debe ser aniquilado. Esa cosa no puede permanecer. Toda actividad cristiana debe pasar tal prueba, tal matanza. Nosotros siempre los alentamos a funcionar en las reuniones. Pero si su función es natural y no proviene realmente de la vida de resurrección, la oración genuina matará su función.
Muchos santos buscadores a través de los siglos fueron, primero, muy activos y finalmente se volvieron muy calmados debido a sus oraciones genuinas. Sus oraciones genuinas los calmaron y mataron muchas de sus actividades en el campo cristiano. Entonces ellos empezaron a experimentar al Señor mismo, quien hacía muchas cosas directamente desde su interior. Esto es lo que el Señor quiere hacer hoy. No debemos esperar que entre nosotros demasiados sean así, pero debemos esperar que muchos de los buscadores en el recobro del Señor tengan este tipo de experiencia.
Creo que por estas reuniones muchos de ustedes comprenden ahora que el Señor quiere que usted sea activo-pasivo. Esto quiere decir que Él quiere que lo ame y se mantenga todo el tiempo abierto a Él, pero que frene sus obras. Entonces usted verá que es salvo, fortalecido, santificado. Se volverá uno que realmente disfruta el obrar del Señor. Cuando usted ore, estará todo el tiempo lleno de gracias: “Señor, ¡cuánto te agradezco! No tengo mucho por qué orar. No tengo mucho que pedir, porque todo mi ser está lleno de agradecimiento. Estoy tan agradecido contigo, porque todo el tiempo Tú lo haces todo en mi interior y por mí”. Usted no necesita orar que el Señor lo ayude para ganar la victoria y para vencer el pecado y ser paciente. Si usted ora de esta manera pidiendo al Señor que lo ayude, a la postre no es el Señor quien lo ayuda. Usted simplemente se ayuda a sí mismo. Al final usted no está tan agradecido, pues se ha dado cuenta de que usted lo hizo todo. Simplemente necesita amar al Señor y mantenerse abierto a Él, dándole cada oportunidad para hacer todo lo que Él quiere hacer. Usted se vuelve el que disfruta, disfrutándole a Él y disfrutando Su obrar. Entonces siempre que usted ore, agradecimiento saldrá de su boca debido a que está tan agradecido con el Señor. Experimentará que el Señor es su victoria, su santificación y todo para usted. Usted sólo disfruta lo que el Señor es y lo que el Señor hace.
Ésta es la voz activo-pasiva. En realidad, la vida cristiana debe estar en esta voz. No significa que usted es flojo o indiferente o necio o dormilón. ¡No! Usted está muy alerta y está muy sobrio. Ama al Señor y se mantiene abierto a Él todo el tiempo. Sin embargo, no hace nada. Pero Él lo hace todo. No sólo es esto posible, sino que esto es también requerido por el Señor. El Señor requiere que usted frene su obrar. Pero Él no quiere que esté soñoliento o indiferente; Él quiere que esté muy alerta. Ámelo y manténgase abierto a Él. Dígale cada día: “Señor, ten misericordia de mí, y por Tu gracia no quiero cerrar ninguna parte de mi ser a Ti. Me gusta mantenerme entera y completamente abierto a Ti”. Si usted intenta esto, verá lo que sucederá. No necesitará preocuparse por su victoria; tampoco necesitará preocuparse por no perder la paciencia.
No lean la Biblia de manera superficial como lo hacen muchos de los cristianos de hoy. Si ustedes realmente entran en la Biblia para ver lo que ella revela como una línea subyacente, verán que somos un vaso creado por Dios. Como un vaso lleno de vida, uno necesita ejercer su parte emotiva para amarlo. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” (Mt. 22:37). Un vaso no necesita hacer nada; sólo necesita mantenerse abierto. Todos nosotros conocemos el principio del libre albedrío. Si usted no ama al Señor, Él no lo obligará a amarlo. Si usted no se mantiene abierto a Él, el Señor nunca lo forzaría a hacerlo. Así que, usted debe ejercitar su libre albedrío para amar al Señor y para mantenerse abierto. Pero aléjense del obrar. ¡Olvídese de su mal genio! ¡Olvídese de sus pecados que lo acosan! ¡Olvídese de sus puntos débiles! Amen al Señor, manténganse abiertos a Él y paren su obrar.
¿Cuál es la manera de deshacerse de su peculiaridad? Ya hemos concluido que todos tenemos una peculiaridad. Usted mismo es simplemente una peculiaridad. Si el Señor no lo llena como un vaso para hacer que algo se exprese desde su interior, todo su ser es una peculiaridad. La única solución para nuestros problemas es que el Señor llene nuestro interior. Y esto depende de que le amemos y nos mantengamos abiertos a Él todo el tiempo. La oración apropiada, la oración profunda, la oración genuina es simplemente amarlo a Él y mantenerse abierto a Él. Esto puede parecer muy sencillo. En palabras es sencillo, pero en la práctica no es tan fácil. No es tan sencillo frenar lo que hacemos. Pero por Su misericordia a través de la oración genuina, nuestro obrar será frenado. La oración genuina es siempre la oración que aniquila. Aniquila todo nuestro obrar. Mientras más oremos en esta oración genuina, más seremos eliminados. En realidad, no es usted quien es eliminado, sino su actividad. No es usted en sí mismo, sino usted en su actividad que será puesto a muerte. Su oración genuina matará una a una, todas sus actividades, y lo calmará. Algunas veces incluso eliminará su carga. Entonces usted será un vaso limpio, vacío y abierto. Será un vaso viviente absolutamente calmado, a fin de que su Maestro tenga una vía libre e incondicional para poder llenarlo. Cuando Él lo llene, Él hace todo por usted. Entonces usted simplemente disfruta Su obrar. Ésta es la vida cristiana apropiada y genuina. Una vida cristiana genuina es una vida que ama al Señor, se mantiene abierta al Señor y frena su obrar. Entonces el Señor entra, y el Señor lo hace todo, y este vaso únicamente contiene al Señor y disfruta ser lleno del Señor y disfruta de la obra que el Señor hace. Ésta es la vida cristiana apropiada y genuina.