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Mensajes del libro «Entrenamiento de perfeccionamiento»
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CAPÍTULO SEIS

UN FACTOR DOMINANTE AL TRATAR CON LA OPINIÓN

  Aunque hemos dedicado varios mensajes al asunto de la opinión, debemos considerar una vez más, no doctrinalmente, sino en términos prácticos, cómo no tener opinión. Humanamente hablando, es completamente imposible. Somos la corporificación misma de la opinión. Somos opinionados. ¿Cómo podemos no tener opinión si somos tales personas? Lo primero no es sobre cómo no tener opinión. El primer punto es que necesitamos ver una visión con respecto a lo que Dios quiere. ¿Qué es lo que Dios quiere de nosotros? Tenemos que ver que Dios sólo quiere a Cristo, esto es, no a Cristo y la iglesia, sino Cristo con la iglesia. La iglesia no es un tema predominante, sino que es algo subordinado. Tenemos que ver que Dios sólo quiere a Cristo con la iglesia. Lamento decir que miles de cristianos incluso millones de ellos no han visto esto y ni siquiera se interesan por esto. Así pues, es imposible que ellos no tengan opinión.

UN FACTOR DOMINANTE

  Además, aunque usted haya tenido esta visión, quizás aún no se ha convertido en un factor gobernante en usted. Lo que usted ha visto como una visión debe convertirse en un factor dominante en su ser. Usted debe ser dominado por este factor: Dios no quiere más que a Cristo con la iglesia. Si usted puede ver esta visión y la mantiene como un factor dominante, usted tendrá un noventa por ciento de éxito en cuanto a no tener opinión. Esto es muy crucial. En realidad no existe manera de vencer la opinión o de tratar con la opinión. Hablando con propiedad, nosotros podemos decir que debemos tratar con nuestra opinión y vencer nuestra opinión. Pero por experiencia, les digo que eso no existe. Si usted consigue vencer su opinión, esa manera de hacerlo se convierte en un reemplazo de la opinión. Usted simplemente reemplaza la opinión número uno por la opinión número dos. Usted tiene que ver que Dios sólo quiere a Cristo con la iglesia; si usted ve esto, todo lo demás desaparece espontáneamente. Yo no digo que todo se desaparecerá, sino que todo simplemente desaparece. No estoy usando la voz pasiva, sino la voz activa. Cuando usted ve la visión con respecto al único deseo que Dios tiene, esto es Cristo con la iglesia, y esta visión se convierte en un factor dominante, todo aparte de Cristo desaparece. Esto es verdad. Necesitamos tal visión.

  Toda las experiencias espirituales siempre dependen de nuestra visión. Por ejemplo, podemos predicar contra el pecado, pero si la gente no ve la visión, ellos simplemente tomarán el conocimiento de que ellos son pecadores y seguirán haciendo muchas cosas pecaminosas. Este principio es verdad en cada aspecto de la experiencia espiritual. Debemos ver que Dios no quiere otra cosa sino a Cristo con la iglesia. Usted debe orar: “Señor, ten misericordia de nosotros”. Aconsejarles a las personas a no tener opinión, no es factible. De hecho, es imposible. Pero si la iglesia está bajo la luz, la visión está aquí. Usted ve que lo que Dios quiere es solamente a Cristo mismo. Él no quiere nuestra espiritualidad, santidad, oración ni siquiera nuestra buena virtud. Él no quiere nuestra habilidad, capacidad, sabiduría, inteligencia, destreza o paciencia. Usted debe ver la visión de que Cristo es todo. Éste es el factor principal que corta todas las raíces de cualquier cosa que no sea Cristo. La opinión puede ser considerada como la principal entre las demás cosas que no son Cristo. No piense que si usted simplemente entiende lo que le estoy diciendo, ya logró llegar a la meta. ¡No! Esto depende de la misericordia del Señor. De las novecientas personas que están aquí en esta reunión, si sólo el cincuenta por ciento pudiesen entrar en esta visión, sería maravilloso. Todos ustedes necesitan orar: “Señor, ten misericordia de mí”.

UNA VISIÓN DE CRISTO

  Primero, si verdaderamente quieren ver tal visión, deben tener un corazón humilde, una mente abierta y ser pobres en espíritu. Deben mantener cierta actitud, teniendo la aspiración de recibir la misericordia del Señor. Entonces ustedes verán la visión. Aprendan a no rechazar ni siquiera la más pequeña iluminación. Sólo un pequeño rechazo nublará todo su ser. Sean humildes, sean abiertos y sean puros. Mantengan una actitud de necesitar y desear la misericordia del Señor. Entonces la luz vendrá. Nosotros hemos dado muchos mensajes a través de los años exponiendo que, en la economía de Dios, Cristo es el todo y en todo. Cristo es la centralidad y la universalidad de la economía de Dios. Cristo es el eje y Cristo es el aro del propósito de Dios. Todo lo que Dios es, es solo Cristo. Todos nosotros necesitamos ver esto. Yo sé que ustedes saben esto y que han escuchado esto, pero esto debe llegar a ser una visión para ustedes. Es posible que lo sepan todo y, sin embargo, no tengan la visión de que Cristo lo es todo y en todo. Cuando vean esto, todo fuera de Cristo se derrumbará.

VIVIR POR CRISTO

  Segundo, tienen que darse cuenta de que Cristo es todo en la economía de Dios. Dios nos ha ordenado vivir por Cristo. Cristo es nuestra vida; Cristo es nuestro aliento; Cristo es nuestro respirar. Cristo es cada asunto pequeño en nuestra vida práctica. Ustedes deben ver que no pueden vivir sin Cristo. Si en algún momento usted y Cristo están apartados, usted está muerto. No puede tener vida y vivir apartado de Cristo. Aunque haya sido regenerado, aunque haya sido completamente salvo, debe comprender que tan pronto se aparte de Cristo, estará muerto. ¿Por qué los cristianos están llenos de opinión? Es porque carecen de estas dos visiones: que Dios no quiere nada más que a Cristo con la iglesia, y que Dios quiere que nosotros vivamos por Cristo. La Biblia tiene más de mil capítulos, pero es preciso ver que el punto crucial, el punto crítico, el punto orgánico de toda la Biblia es que tenemos que vivir por Cristo. Yo sé que algunos de ustedes han escuchado esto muchas veces. Pero una cosa es oírlo y otra cosa es considerarlo como un factor dominante.

  Si realmente han visto esto, cada vez que tomen otra cosa que no sea Cristo, sentirán una especie de condenación en su interior. Si usted siente esta condenación, es una prueba contundente de que ha recibido esta visión. También, cada vez que usted viva por sí mismo o diga algo por sí mismo o hable con los demás por sí mismo o hace algo por sí mismo, de inmediato se sentirá condenado en su interior. Dicha condenación es una prueba de que usted está bajo la luz y que ha visto la visión. De otra manera, usted puede hacer muchas cosas por sí mismo, pero en su interior no percibe tal condenación. Ésa es una clara señal de que usted no tiene la visión, usted no ve la luz, y tampoco la tiene. Yo no les puedo dar una mejor manera de ver estos dos aspectos. La única manera es que se humillen y se mantengan abiertos. Humillarse está relacionado principalmente con su corazón y abrirse está principalmente relacionado con su mente. También deben aprender a ser pobres en espíritu. Deben aprender a no tener un espíritu repleto, sino siempre mantener una actitud de que necesitan la misericordia del Señor. Entonces la luz vendrá. Si usted es humilde y abierto; si usted es pobre en espíritu con una actitud de que necesita la misericordia del Señor, que usted no es nada, usted tendrá la luz. Usted no puede crear la luz; usted no puede enviar la luz; usted no puede traer la luz. La luz viene del Señor en conformidad con Su misericordia. Nosotros no tenemos ningún mérito y no merecemos la luz. Existe una sola razón por la cual nosotros podemos tener luz, y es la misericordia de Dios. Ninguna persona orgullosa puede ver la luz; ninguna persona que se sienta plena y satisfecha puede ver la luz. Nosotros debemos ser humildes, abiertos y pobres en espíritu. Si éste es el caso, usted tendrá luz. Entonces usted ciertamente verá que Dios sólo quiere a Cristo con la iglesia. Y también verá que nada cuenta, nada importa, nada es útil excepto de que usted viva por Cristo.

RESPIRAR A CRISTO

  Tercero, para no tener opinión, deben respirar a Cristo. Ahora estoy usando otro sinónimo para invocar; esto es respirar. Tienen que respirar a Cristo. Todos nosotros sabemos que vivir es respirar. Si usted no respira, no puede vivir. ¿Qué significa respirar a Cristo? A veces nosotros podemos malentender el verdadero significado de invocar el nombre del Señor. Invocar el nombre del Señor no es solamente clamarlo o gritarlo. Muchas veces no necesitamos gritar o clamar en voz alta. Usted puede invocar el nombre del Señor, pero al mismo tiempo usted no respira. Invocar Su nombre puede ser un aspecto, y el respirar al Señor puede ser otro. ¿Cómo podemos diferenciar entre estos dos aspectos? Todo depende del ejercicio profundo de su espíritu. Si usted ejercita su espíritu, puede invocar al Señor en un tono muy bajo e incluso sin usar la voz; aun así, está clamando al Señor por medio de un profundo ejercicio de su espíritu. Si ha visto que Dios sólo quiere a Cristo y que Dios quiere que usted viva por Cristo, en lo profundo de su ser habrá cierta aspiración: “¡Señor, te necesito! ¡Señor, te necesito! ¡Señor Jesús, te necesito!”. Ésta es una aspiración espontánea que surge desde su espíritu; esto es respirar y esto es verdaderamente invocar al Señor. Nunca debe dejar de respirar de esta manera durante todo el día. Tal clase de aspiración, que surge desde su ser interior, es un verdadero respirar y esto es invocar al Señor.

  Algunas veces, aun muchas veces, necesitamos clamar audiblemente porque algunas cosas nos están deprimiendo, nos están sofocando y nos están atacando. Algunas veces, necesitamos respirar profundamente. Normalmente, no realizamos una respiración profunda. Pero algunas veces, debido a cierta debilidad de nuestro cuerpo físico, necesitamos practicar la respiración profunda. Muchas veces en nuestra vida espiritual también necesitamos respirar profundamente. Cuando las circunstancias nos están atacando, sofocando y deprimiendo, necesitamos respirar profundamente. Entonces en ese momento podemos invocar al exclamar y gritar: “¡Oh, Señor Jesús!”. No se puede respirar profundamente todo el día. Pero debe respirar todo el día. La mayoría del tiempo realizamos una clase de invocar silencioso. Usted puede invocar al Señor silenciosamente al tener una aspiración, dándose cuenta que necesita del Señor.

  Cuando estos tres asuntos sean reales para usted —que Dios sólo quiere a Cristo con la iglesia, que Dios quiere que usted viva por Cristo y que usted necesita respirar a Cristo con una verdadera aspiración—, será lleno diariamente con el Señor. Esto es exactamente lo que Efesios 5:18 dice: “Sed llenos en el espíritu”. Los cristianos lo han confundido casi todo. No es un asunto de ayunar y orar para ser llenos con el “Espíritu Santo”. ¡No! El ser lleno interiormente es como respirar. Cuando usted es lleno en su espíritu, usted verá que Cristo es todo en la economía de Dios y que usted necesita vivir a Cristo. Espontáneamente, tendrá una aspiración y orará: “Señor, te necesito. Señor, necesito que Tú seas mi vida. Yo necesito vivir por Ti. Tú eres mi aliento; Tú eres mi suplir de vida. Tú estás orgánicamente unido a todo mi ser”. Ésta es una clase de aspiración interior y profunda; esto es el respirar espiritual que llenará nuestro espíritu.

  Después que Efesios 5:18 dice que debemos ser llenos en nuestro espíritu, el versículo 19 continúa diciendo que debemos hablarnos unos a otros con salmos, con himnos y cánticos espirituales. El hablar es mencionado primero y el cantar después. Todavía estamos muy carentes en lo que se refiere a hablarnos los unos a los otros con salmos, con himnos y cánticos espirituales. Si bien abarcamos este asunto en el entrenamiento de Efesios, nuestra práctica es que sólo hacemos las cosas a las que estamos acostumbrados. Sólo hacemos lo que es rutinario. Si algo no es habitual, lo oímos, lo practicamos por un rato y luego nos olvidamos de ello. No practicamos hablarnos unos a otros con salmos. Necesitamos practicar esta clase de hablar, pero no con expresiones ordinarias, sino con salmos, himnos y cánticos espirituales. Necesitamos cantar y salmodiar con nuestros corazones al Señor, dando siempre gracias por todo en el nombre del Señor Jesucristo.

  El punto es éste, cuando estamos interiormente llenos, espontáneamente tendremos que “descargarnos”. ¿Qué es esta descarga? Es nuestro hablar. Suponga que usted es una persona así —llena en su espíritu y descargándose todo el tiempo— ¿podría tener aún alguna opinión? Tal práctica absolutamente cambiaría su condición. Antes le era imposible no tener una opinión; pero después que está lleno y se descarga, le será completamente imposible tener una opinión. Toda su opinión desaparecerá. La opinión desaparece, aunque usted no la suelte. En realidad no necesita renunciar a ella. Si usted necesita abandonarla, ya está mal. La opinión simplemente desaparece. Esto significa que, en la actualidad, de forma práctica, de una manera viva y orgánica, está siendo uno con el Señor. Al llegar a este punto, lo que realmente quiere decir es que usted no está apartado de Él. Debo decirles enfáticamente, que mientras no alcancen este punto, serán personas apartadas del Señor.

  ¿Cómo podemos tener una condición en la que no estamos apartados del Señor, una condición en la que estemos llenos internamente con el Señor? Primeramente, deben ver la visión de que Dios no quiere nada sino a Cristo con la iglesia. Segundo, deben ver la visión con respecto a que debemos vivir por Él. Tercero, deben tener una aspiración y respirar desde su interior. Esto es una práctica de todo el día. Al hacer esto, usted puede ver que le es posible orar sin cesar, debido a que la oración se ha convertido en su respiración. Usted está lleno con el Señor y luego lo descarga cuando habla. En esta condición es completamente imposible que usted tenga una opinión. En otras palabras, cuando tenemos una opinión, esto es una prueba contundente de que no estamos llenos del Señor, quien es el Espíritu. Si usted está lleno del Señor como el Espíritu, la opinión desaparece.

  Ahora debemos citar un ejemplo práctico. Suponga que hay cinco hermanos en una iglesia; tres son ancianos y dos son colaboradores. Nosotros dos somos los colaboradores debido a que somos jóvenes. Estamos ayudando al aprender y aprendiendo al ayudar. Nos reunimos para cuidar de muchos asuntos administrativos de la iglesia. Queremos tener la practica de tener una reunión de ancianos libre de opiniones.

  El primer hermano: Hermanos, tenemos una necesidad práctica. Al parecer necesitamos otro salón de reunión. Los salones que ahora tenemos no están disponibles para las reuniones, y debemos decidir si alquilamos un salón o si debemos considerar comprar un salón. ¿Cómo se sienten al respecto, hermanos?

  El segundo hermano: Yo definitivamente siento que necesitamos otro salón de reuniones, pero también siento que probablemente no hayamos pasado mucho tiempo trayendo este asunto al Señor y tal vez no hayamos tenido una comunión cabal con los santos para ver cómo ellos se sienten. Así que tal vez podemos pasar más tiempo con el Señor considerando este asunto. Nosotros podemos orar al respecto y ver cuál es nuestro sentir.

  El tercer hermano: La iglesia ciertamente necesita un lugar adecuado para reunirse. Necesitamos un lugar que esté totalmente disponible para todas las reuniones de la iglesia y donde nosotros también podamos tener el servicio para la práctica de la edificación de los santos y un lugar donde podemos traer a todos los nuevos. Yo realmente estoy de acuerdo con el hermano que dijo que necesitamos tener una dirección clara de parte del Señor, ya sea para comprar o para alquilar. Estoy de acuerdo que necesitamos más oración. Ahora mismo yo no tengo una clara dirección sobre lo que debemos hacer. ¿Qué sienten ustedes hermanos jóvenes al respecto?

  El primer aprendiz: Yo siento que lo que ustedes hermanos digan está bien.

  El segundo aprendiz: Yo sólo soy un aprendiz. Yo no sé nada. Yo estoy aprendiendo de ustedes y los estoy siguiendo.

  Sin duda toda esta comunión en la reunión de ancianos es muy gentil, muy lenta y muy humilde. Parece estar completamente en unidad. No hubo discusión, ningún argumento, ningún debate y nada hecho en rivalidad. Sin embargo, aunque parecía ser muy agradable, en realidad cada palabra dicha era una opinión. Todos los hermanos simplemente expresaron su opinión. Aunque los tres hermanos compartían la misma opinión, lo que ellos expresaron era simplemente su opinión. La reunión de ancianos fue simplemente un tiempo en el que los ancianos expresaron lo que pensaban o sentían. Pensamiento y sentimiento son simplemente sinónimos de opinión. Si los ancianos realmente han visto algo y aprendido algo, la reunión de ancianos debe ser no sólo llena de oración, sino también llena de un espíritu de oración. Nosotros podemos ofrecer oraciones sin tener un espíritu de oración. Pueden haber cinco hermanos orando en la reunión de ancianos, pero sin que en ellos haya una aspiración y un espíritu de oración. Aunque la oración es necesaria en la reunión de ancianos, el espíritu de oración, la aspiración propia de la oración, es aún más necesaria. Si nosotros nos reunimos como ancianos con cierta aspiración y con un espíritu de oración, espontáneamente nosotros oraremos. No será una clase de oración simplemente para llevar a cabo nuestros asuntos. Será la aspiración de respirar al Señor. En todas las reuniones, ya sea la reunión de ancianos o la reunión de servicio, debe haber una aspiración y un espíritu de oración. Simplemente orar no es tan crucial; lo crucial es respirar teniendo la aspiración de orar. Esta demostración de la reunión de ancianos comenzó sin oración y sin ninguna aspiración de orar. Entonces lo que ellos hayan expresado era simplemente su opinión. Por tanto, ¿cómo es posible que nosotros no tengamos opiniones? Si los ancianos tuviesen un espíritu y una aspiración de oración, ellos podrían presentar algo así: “Hermanos, estos días en mi espíritu de oración yo siento que el Señor quiere que tengamos otro salón de reuniones”. Usted puede pensar que esto también es una opinión. No, esto no es opinión. Esto es una expresión del mover del Señor en su interior. Otro puede continuar diciendo: “¡Amén! Hermanos, en estos días yo también he tenido una carga ante el Señor, y en lo profundo de mi ser yo tengo el mismo sentir. El Señor quiere que nosotros tengamos un salón de reuniones”. El tercero puede indicar lo mismo y los dos aprendices simplemente dirían: “Nosotros no hemos orado tanto, pero mientras ustedes hermanos estaban compartiendo esto, nosotros tuvimos un amén interior. Tuvimos la unción interior”. Esta clase de comunión no es simplemente una expresión de la opinión.

  Supongamos, sin embargo, que el segundo aprendiz habla de esta manera: “Recientemente, hermanos, he orado mucho sobre este asunto y, aunque yo soy muy joven, mientras más oro sobre esto, más el Señor me indica que debemos esperar”. Usted dirá que esto no es opinión, y yo también estoy de acuerdo; pero ¿cómo puede el Señor dar dos tipos de dirección? Tres ancianos y un aprendiz han recibido cierta dirección de parte del Señor. Pero otro joven recibe otra dirección. ¿Cómo puede ser esto así? Hasta este punto los cinco hermanos realmente hemos practicado la manera correcta. Nos hemos reunido con una aspiración de oración y hemos orado bastante. Entonces, cuando nosotros nos reunimos no nos gusta expresar nuestra idea, nuestro pensamiento o nuestro entendimiento, pues esto sería nuestra opinión. Aun así, nos gusta contarnos cómo el Señor nos está guiando. Esto es correcto. Pero nosotros debemos aprender una cosa, la exactitud de nuestra interpretación de como el Señor nos guía depende del grado de auto-negación que tengamos. Si usted se niega a sí mismo más que yo, usted puede interpretar el guiar del Señor de manera mucho más exacta que yo. Los cinco hermanos han expresado el guiar del Señor y los cinco están realmente en serio con el Señor. El joven aprendiz también está en serio con el Señor y tiene el guiar del Señor. Aun así, cuán exacta sea su interpretación de como el Señor los guía depende del grado en que se nieguen a sí mismos. Muchas veces necesitamos orar más, no simplemente para conocer la voluntad del Señor, sino para salirnos de nosotros mismos. Mientras más nos salimos de nosotros mismos, más cerca estaremos del entendimiento verdadero y exacto de cómo nos guía el Señor. Es debido a esto que nuestras interpretaciones de cómo nos guía el Señor no son iguales. Sin embargo, después de una semana o varias semanas de oración, la interpretación de como el Señor nos guía puede ser cada vez más certera. Después de orar por otro período de tiempo, todos podemos llegar a la misma interpretación. Esto significa que a través de la oración nos hemos salido de nosotros mismos. En cierto sentido, aunque pudimos haber ofrecido suficientes oraciones antes, aún teníamos cierta medida del yo. Lo que expresamos no era, estrictamente hablando, opinión; aun así, manifestaba algo de nuestro yo. Realmente expresamos la dirección que recibimos del Señor, pero estaba cubierta por el oculto y sutil yo. Mediante la oración apropiada la envoltura del yo se desprenderá como se desprende la cáscara de una banana. La fruta está presente con la banana, pero debemos pelar su cáscara para poder disfrutarla. Así pues, nosotros tenemos el guiar del Señor debido a que ha habido mucha oración, pero nuestro yo escondido y sutil nos oculta el verdadero entendimiento. Una cáscara de banana es fácil de pelar porque tiene una sola capa, pero nuestro yo tiene muchas capas. Después que usted remueve una capa del yo, usted puede pensar que ya está limpio. Pero entonces otra capa es expuesta, y luego otra. No es que el Señor no le haya revelado Su guiar, sino que la envoltura del yo aún permanece allí muy sutilmente. Aunque recibimos el guiar del Señor, aun así nuestro entendimiento e interpretación no es exacto. No podemos deshacernos de nuestra opinión a menos que veamos la visión de Dios y el mandato de Dios, esto es, la economía de Dios, y tengamos la aspiración todo el tiempo de buscar al Señor.

  Además, necesitamos ser llenos de Él; sólo entonces seremos rescatados de nuestro oculto yo. Entonces la opinión desaparecerá. Necesitamos orar que las capas de nuestro yo sean quitadas. Tratar de hacerlo por nosotros mismos no funciona. Sólo necesitamos tener una aspiración por el Señor y respirar al Señor cada vez más. A medida que uno es lleno del Señor, como el Espíritu que da vida, el aliento celestial, somos rescatados y las capas de nuestro yo son removidas. Cuando esto suceda, la opinión no tendrá ya más cabida entre nosotros. La opinión nos dejará. Entonces el verdadero peso espiritual, la realidad espiritual, la verdadera espiritualidad estará con nosotros. En ese momento no solamente no tendremos opinión, sino que además experimentaremos que el Señor mismo es real en nuestra vida de iglesia.

  Como otro ejemplo, usemos una pareja de casados, un esposo y una esposa. Nada es tan práctico como la vida matrimonial. La vida matrimonial es una vida de expresión de opiniones. Antes de que usted se casara, usted tenía muchas opiniones, pero no tenía un objeto al cual expresar sus opiniones. Pero ahora que usted está casado, tiene un buen blanco al cual lanzarle todas las flechas de su opinión. Algunas veces tanto usted como su esposa comprenden que esta opinión o aquella opinión no es digna de la vida de iglesia, y usted se restringe de alguna manera. Usted cede, pero se reserva muchas opiniones. Usted tiene una cuenta de ahorros llena de opiniones. El tener tal cuenta de opiniones lo matará; un día usted explotará. ¿Cuál es la manera de deshacerse de las opiniones? El principio sigue siendo el mismo: ambos necesitan ver que Dios no quiere nada más que a Cristo. Aun en la vida matrimonial Dios no quiere nada sino Cristo. Dios no quiere el amor de un esposo hacia la esposa ni la sumisión de una esposa hacia el esposo. Dios sólo quiere a Cristo. Usted tiene que vivir por Cristo. Por consiguiente, usted debe tener la profunda convicción de que no puede vivir sin el Señor, que necesita de la misericordia del Señor. Usted tiene que estar sediento del Señor y anhelar tenerlo. Entonces será lleno de Él y espontáneamente orará. Su oración será una clase de respiración automática. Entonces, al ser lleno de Él día tras día, el yo será descascarado. Una vez que desaparecen las cáscaras de su yo, la opinión también desaparece.

  Estos ejemplos nos pueden ayudar a entender estos problemas. Nosotros podemos conocer la doctrina y el conocimiento y, sin embargo, no tener una aspiración por el Señor. Nosotros no respiramos al Señor. Cuando nos sentamos al lado de nuestra esposa o esposo, o de otros hermanos y hermanas, nos sentamos cargando nuestras opiniones. Nos sentamos junto con nuestros conceptos. Pero si estamos llenos del Señor, comprenderemos que nada más cuenta sino Cristo. Entenderemos que tenemos que llevar una vida por el Señor y que debemos respirar al Señor y anhelar al Señor. Una vez que seamos llenos interiormente, podremos cantar, hablar, salmodiar y rebosar. Nosotros no tendremos que tratar con la opinión ni vencer la opinión. La opinión simplemente se irá; la opinión se derrumbará. Espero que todos nosotros podamos ver esto.

  Aunque muchos de ustedes han estado en el recobro del Señor por varios años, aun así pueden haberse desviado. Han oído los mensajes, tienen el conocimiento, tienen la luz, la iluminación, las visiones, las revelaciones; pero aun así están muy equivocados. Aun no han experimentado la continua eliminación de su yo. Usted ama al Señor y ama Su recobro. Tiene la plena claridad de que nunca más volverá al mundo a tocar esas cosas ásperas, toscas y pecaminosas. Aun así, debe darse cuenta de que hasta el presente usted ha sido fortalecido y realmente ha llegado a ser una poderosa corporificación de la opinión. Previamente, cuando estaba en el mundo y en el cristianismo, no era tal corporificación de la opinión. Pero hoy es muy fuerte. Todos los años en la vida de iglesia le han dado solidez y le han resumido a que sea una poderosa corporificación de la opinión. Años atrás pudo haber sido conmovido y haber experimentado un cambio; pero ahora es muy difícil. La única manera de ser rescatado de esto es ir al Señor diciendo: “Señor, ten misericordia de mí. Dame un corazón realmente humilde y una mente abierta; hazme pobre en espíritu. Señor, ten misericordia de mí a fin de que yo pueda ver la visión de manera práctica”. Esto hará una gran diferencia. Entonces usted tendrá una sed y hambre verdaderas. Perder nuestra sed es terrible. Mientras más tiempo tengamos en la vida de iglesia, más fácilmente podemos perder nuestra sed. Muchos de los que recién llegan están muy sedientos, pero esta sed puede gradualmente desaparecer. Debido a que usted está tan familiarizado con la vida de iglesia, le pueden haber robado su sed. Puede ser que no tenga la aspiración de orar y que la oración se haya convertido en una rutina formal para usted. Oh, necesitamos respirar, estar sedientos y hambrientos. Entonces el Señor será nuestra verdadera respiración, y seremos llenos interiormente. Esto marcará la diferencia. Esto removerá la cáscara de nuestro yo oculto, y la opinión desaparecerá.

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