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Mensajes del libro «Entrenamiento para ancianos, libro 03: La manera de llevar a cabo la visión»
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CAPÍTULO DOCE

CONDUCIR A LOS SANTOS A PROFUNDIZAR EN LA VERDAD

(4)

HACER USO DE LOS ESTUDIOS-VIDA EN LAS REUNIONES DE LA IGLESIA

  Con respecto a hacer uso de los estudios-vida en las reuniones de la iglesia, los ancianos de cada localidad deberán procurar ser dirigidos por el Señor para determinar qué libro del Nuevo Testamento será el que brinde mayor ayuda a la iglesia en ese momento. Los ancianos deben tomar esta decisión habiendo tenido comunión con los servidores de su iglesia local. Éste es un principio al cual deben ceñirse los ancianos. En lugar de tomar decisiones por ellos mismos, los ancianos deben tener comunión con aquellos que están interesados en cargar con alguna responsabilidad tanto en su localidad como en el recobro del Señor. Tales personas, ya sean hermanos o hermanas, deben ser incluidas en la comunión concerniente al libro del Nuevo Testamento que rendirá mayor ayuda a la iglesia en ese momento.

  Una vez que se ha tomado una decisión sobre el libro del Nuevo Testamento que se habrá de usar, uno debe considerar cuánto tiempo se necesita para estudiar ese libro. En base a ello, se deberá establecer un plan de lectura. Por ejemplo, supongamos que deciden usar el libro de Efesios. El Estudio-vida de Efesios consta de noventa y siete mensajes. Si estudian un mensaje por semana, requerirán de casi dos años para abarcar todo el libro de Efesios. Si leen dos mensajes por semana, terminarán el libro en menos de un año. Estoy persuadido de que no podrán cubrir más de un mensaje en una sola reunión.

  Los ancianos también tienen que considerar cuáles versículos serán usados para cada mensaje en particular. Si ustedes han decidido estudiar el libro de Efesios, tal vez quieran usar unos tres versículos con cada mensaje en particular. Una vez que elijan sus versículos, deberán designar el mensaje y los correspondientes versículos que se usarán para cada reunión. Es necesario que los que llevan la delantera conozcan en detalle cada mensaje así como los versículos básicos relacionados con tal mensaje. Tal conocimiento implica conocer bien el bosquejo, el tema central del mensaje y los puntos cruciales. Siempre y cuando ustedes hayan adquirido un conocimiento cabal de estas tres cosas, les será fácil abordar un mensaje completo en una sola reunión. Como resultado de haber obtenido tal conocimiento, ustedes podrán determinar qué pasajes deberán ser recalcados en cada reunión y qué pasajes no deberán ser recalcados, sino que bastará con leerlos para dar continuidad al mensaje.

  Estoy persuadido de que la mayoría de los mensajes que componen el Estudio-vida pueden ser leídos en treinta minutos. A veces, al leer un mensaje en una reunión de la iglesia, ustedes pueden omitir parte de un párrafo, incluso un párrafo entero, a fin de ahorrar tiempo. Además de leer el mensaje, deben orar-leer los versículos más importantes.

  Dar lectura a un mensaje del Estudio-vida en una reunión debiera ser considerado como equivalente a dar tal mensaje. En otras palabras, debemos tratar la lectura de un mensaje como trataríamos la predicación de dicho mensaje.

  La conducción de una reunión en la que se lee un estudio-vida depende en gran medida de quienes llevan la delantera. Estas reuniones deben estar llenas de vida y ser muy alentadoras; además, deben ser reuniones en las que los santos tengan la oportunidad de desempeñar su función. Sin embargo, no se debe desperdiciar el tiempo. Con respecto a esto, los que llevan la delantera requerirán de cierta habilidad para poder apoyar y enriquecer dichas reuniones. Supongamos que después de varios minutos en la comunión no se ha puesto de manifiesto nada que sea verdaderamente lleno de vida, real, sustancioso y rico. Si ésta es la situación, entonces los ancianos deben ministrar o “servir un plato” a fin de enriquecer el “banquete”.

  Leer los mensajes del Estudio-vida en las reuniones será de gran provecho para las iglesias. Estoy persuadido de que ello será más provechoso que si los ancianos se valen del Estudio-vida para componer mensajes que después ellos darán en las reuniones. Esto no quiere decir que los ancianos deben dejar de dar tales mensajes. Lo que quiero decirles aquí es que la simple lectura de los estudios-vida será de gran provecho. Leer los mensajes enfatizando lo que se debe recalcar asegurará que la iglesia obtenga provecho de ellos. Aun así, también es provechoso que aquellos que están saturados de estas verdades den mensajes en los cuales se usan ciertos versículos básicos y ciertos puntos cruciales hallados en los mensajes del Estudio-vida. Sin embargo, si uno no está saturado de la verdad, sino que simplemente compone mensajes basándose en el Estudio-vida, ello no será tan provechoso como la simple lectura de los estudios-vida, lo cual deberá considerarse como equivalente a la predicación de los mismos. Por supuesto, ustedes tienen plena libertad para dar mensajes que respondan a su “carga” particular, e incluso pueden convocar a una conferencia con el propósito de dar tales mensajes.

HABLAR TODOS UNA MISMA COSA

  Estamos aquí en pro del recobro del Señor. Yo no estoy aquí realizando mi propia obra, ni tampoco ustedes están realizando la suya. Todos nosotros portamos un mismo testimonio y todos tenemos sobre nuestros hombros “los travesaños” que sostienen al “arca”. Puesto que todos portamos este único testimonio, todos debemos hablar una misma cosa (1 Co. 1:10). No obstante, lo que se habla en ciertos lugares lleva a los santos en una dirección que los conduce a apartarse del recobro del Señor. Tal vez las cosas que ellos enseñan no sean erradas, ni se opongan a las Escrituras. Puede ser que lo que ellos enseñan sea correcto y bíblico, pero con el tiempo, ello hará que los santos sigan una dirección equivocada.

  Si todos marchamos en línea recta, alcanzaremos la meta apropiada. Pero si nos desviamos un poco, al final la meta que alcancemos será muy diferente a la meta que el recobro del Señor se ha fijado. Incluso, después de breve tiempo, surgirán problemas dentro del recobro, debido a la manera en que algunos presentan ciertos temas bíblicos, o sea, debido a los “buenos mensajes” que ellos imparten. Y aunque tal vez lo que ellos comunican no sea erróneo, puede ser que algunos sean desviados a seguir un camino equivocado. Si éste es el caso, con el tiempo, esto llegará a ser un problema para todo el recobro.

  El recobro no es simplemente un asunto local. Si bien, el recobro está presente en una iglesia local, el mismo es universal. Si ustedes hacen que otros sigan un camino que está lejos del que toma el recobro, entonces habrá dos caminos: la dirección que lleva el recobro en su totalidad, y la dirección que se lleva en su localidad. Si su enseñanza hace que los santos sean conducidos en otra dirección, puede ser que algunos la reciban, pero muchos de los que conforman el recobro del Señor la rechazarán. Ellos no se “tragarán” sus enseñanzas.

  Por experiencia sabemos que aquel que profesa una enseñanza diferente es el primero en ser sacrificado. Esto quiere decir que, si usted imparte otra enseñanza, corre el riesgo de sacrificarse a sí mismo, y no al recobro. Todos nosotros debemos practicar lo que Pablo le dijo a Timoteo: “Como te exhorté, al irme a Macedonia, a que te quedases en Éfeso, para que mandases a algunos que no enseñen cosas diferentes” (1 Ti. 1:3). En lugar de enseñar cosas diferentes, todos debemos hablar una misma cosa.

  Puesto que soy yo quien ha impartido los mensajes del Estudio-vida, es un poco incómodo para mí comentar acerca de ellos. Sin embargo, debo decir que el recobro del Señor ha seguido adelante gracias al ministerio. Si el ministerio no hubiera llegado a este país, el recobro no sería tan prevaleciente. El recobro llegó por medio del ministerio, y se ha mantenido en virtud del ministerio. Entonces, si usted habla cosas diferentes del ministerio, ciertamente el recobro no seguirá esa enseñanza. Usted está soñando si piensa que el recobro en su totalidad habrá de seguir una enseñanza que sea diferente a la que se imparte en el ministerio. Así que, si usted habla cosas diferentes, se excluirá a sí mismo debido a sus propias palabras. Nadie lo excluirá, sino que usted se excluirá a sí mismo en virtud de su propia enseñanza, concepto y actitud.

  Sin lugar a dudas, toda iglesia local posee su propia jurisdicción. Pero, hemos enseñado enfáticamente que ninguna iglesia local es el Cuerpo de Cristo; todas las iglesias locales en conjunto conforman el único Cuerpo. Por esta razón, lo que sucede en un lugar afectará a los demás; esto es, lo que usted haga en su localidad tendrá un determinado efecto en las otras localidades. Las noticias circulan rápidamente de un sitio a otro. Además, puede ser que los santos que hoy viven en su localidad, más adelante se muden a otra.

  Aquellos que enseñan cosas diferentes jamás podrán hacer que cese el ministerio en el recobro del Señor. El ministerio introdujo el recobro en este país, y todavía lo continúa sosteniendo. ¿Cómo es posible que el ministerio reciba enseñanzas que causan disensión? Aquellos que enseñan cosas diferentes acarrean problemas, primeramente para ellos mismos, luego para algunos otros, y finalmente para todo el recobro. Ellos causarán daño a otros, y luego dañaran al recobro. Los que enseñan cosas diferentes serán responsables de tal perjuicio.

  Todos debemos considerar lo que ministramos, predicamos y enseñamos. Esto significa que debemos cuidar a todas las iglesias. Ante el Señor, puedo testificar que eso fue lo que puse en práctica cuando estaba en China, y sigue siendo lo que practico hoy. Cuando estaba en China, al ministrar la palabra en alguna localidad, siempre me preguntaba de qué manera lo que yo dijera podría afectar a las otras iglesias. Me preguntaba: “¿Ocasionará esto un problema para las iglesias? ¿Qué efecto tendrá en ellas? ¿Podrá aceptarlo todo el recobro?”. Me di cuenta de que si no sometía a tales consideraciones todo cuanto iba a decir, yo podría causar problemas. Podría decir algo que el recobro en su totalidad no habría de recibir. Podría hablar algo que otros rechazarían, pues ello sería contrario al gusto que habían desarrollado.

EL GUSTO PARTICULAR DESARROLLADO POR EL MINISTERIO

  Así como las personas han desarrollado gustos diferentes con respecto a la comida, los que conforman el recobro del Señor también han desarrollado cierto gusto por el ministerio que ha venido edificando al recobro durante todos estos años. Así pues, los que participan en el recobro han sido criados con cierto gusto por el ministerio. Aquellos que han venido adquiriendo tal gusto, rechazan todo otro sabor. Esto quiere decir que si sus palabras traen consigo un sabor que es contrario al sabor característico del recobro del Señor, tales palabras serán rechazadas, y usted será el primero en sufrir pérdida. En el pasado hemos visto una serie de ejemplos al respecto.

  En 1964 invité a cierto hermano para que diera un mensaje diario durante un entrenamiento. Su enseñanza era muy buena, de lo contrario, nunca le hubiera pedido que compartiera junto conmigo en ese entrenamiento. Sin embargo, lo que habló era contrario al gusto de los santos. Un hermano me comentó que la enseñanza de ese hermano era demasiado filosófica. Esto muestra que, a pesar de que el recobro había estado en este país apenas dos años, los santos ya habían adquirido un gusto por la vida divina.

  Con respecto a este asunto, es inútil argüir sobre quién está en lo correcto y quién está equivocado. Lo que aquí queremos recalcar es que los santos han desarrollado cierto gusto y rechazan todo lo que sea distinto al mismo. Permítanme darles un ejemplo para explicar lo que quiero decir con respecto a poseer cierto gusto por el ministerio en el recobro del Señor. En una ocasión, animé a un hermano a que probara un platillo chino preparado con pepino de mar, pues a mí me gustaba mucho. Aunque este platillo había sido preparado por un experto cocinero y a pesar de que yo estaba recomendándoselo, aquel hermano se negó a comerlo, porque era contrario a su gusto culinario. Asimismo, puede ser que a usted le parezca que sus palabras son muy buenas, pero quizás ellas no se conformen al gusto que hemos desarrollado en el recobro.

  Si usted es sabio, conocerá el gusto que han desarrollado aquellos que conformen su audiencia. Todas las iglesias en el recobro surgieron por medio del ministerio, y los santos han estado “alimentándose” de este ministerio por muchos años y han desarrollado cierto gusto por el mismo. Si ahora usted, a pesar de que ninguna iglesia surgió debido a sus enseñanzas, pretende “servirles” a los santos algo que difiere del ministerio, algo diferente de lo que a ellos les gusta, entonces usted estará metiéndose en problemas. Tal como un padre se busca un problema con sus hijos cuando les obliga a comer algo que a ellos no les gusta, usted se estará metiendo en problemas si espera que los santos “coman” algo que es contrario al gusto que ellos han desarrollado en el recobro del Señor.

  Aquellos que enseñan cosas diferentes no actúan sabiamente, pues desconocen el entorno, la situación y la condición del recobro del Señor. El recobro del Señor ha surgido de una manera muy particular. Los hermanos que enseñan algo diferente, en realidad están tratando de introducir elementos foráneos; están procurando insertar una partícula foránea en el “cuerpo” del recobro. El recobro no aceptará ninguna clase de elemento foráneo. Como ya recalcamos enfáticamente, esto se debe a que los santos han desarrollado cierto gusto.

  Aunque el recobro no es controlado por persona alguna, sí es regulado por un factor, el cual es el gusto que han desarrollado aquellos que conforman el recobro. Los que conforman el recobro han desarrollado cierto gusto peculiar debido a que poseen cierta vida que recibieron al nacer. Así como un ser humano al nacer, nace con una vida que le confiere ciertos gustos, la vida que dio origen al recobro del Señor posee sus propios gustos particulares. Este gusto que se ha desarrollado en quienes conforman el recobro del Señor, es el factor que regula al recobro. Nadie podrá prevalecer sobre este factor regulador. Si usted trata de prevalecer sobre el mismo, será derribado. Esto quiere decir que usted se derribará a sí mismo, y por ende, se aislará del recobro del Señor.

  Yo no insisto en que todas las iglesias usen los mensajes del Estudio-vida. Sin embargo, quisiera hacer notar que este ministerio trajo el recobro a este país y desde entonces no ha dejado de fortalecerlo y nutrirlo. El recobro ha crecido en virtud de la “comida” provista por este ministerio. Ahora es imposible para los santos cambiar de gusto. Si usted intenta hacer que el gusto de los santos cambie, estará actuando neciamente, estará perdiendo su tiempo y sólo ocasionará perjuicios. Si usted piensa que su enseñanza es superior a la del recobro del Señor, debiera servir su “comida” sólo a aquellos que tienen apetito por ella. Es probable que aquellos que han crecido comiendo ciertos alimentos ocasionalmente quieran probar algo diferente; pero a largo plazo, en su vida diaria, ellos comerán aquello que se conforma a su gusto y rechazarán lo que sea contrario al mismo.

  Puesto que ésta es la situación entre los santos en el recobro del Señor, debemos ser sabios y aprender las verdades básicas para después poder ministrarlas, servirlas, a los santos. Si hacemos esto, todos estarán felices y disfrutaremos de una situación apacible, no solamente entre los santos individualmente, sino también entre las iglesias mismas, así como entre las iglesias y el ministerio.

LA NATURALEZA DEL MINISTERIO DEL NUEVO TESTAMENTO

  Si usted puede impartir un mensaje que armonice con el gusto desarrollado en el recobro del Señor, sin usar para ello los mensajes del Estudio-vida, eso sería maravilloso. Tales mensajes serían beneficiosos para el recobro. Los mensajes que corresponden al gusto desarrollado en el recobro, en realidad, forman parte del ministerio del Nuevo Testamento. Nadie debe pensar que únicamente lo que yo ministro es el ministerio del Nuevo Testamento. Ciertamente, lo que Pablo ministraba era el ministerio del Nuevo Testamento. Martín Lutero, igualmente, ministró parte de dicho ministerio. Asimismo, muchos de nosotros ministramos el ministerio del Nuevo Testamento.

  Es imprescindible que todo cuanto ministremos sea de la misma naturaleza de la del ministerio neotestamentario. A fin de determinar si un ministerio en particular forma parte del ministerio neotestamentario, debemos tomar en consideración tres principios rectores: primero, el principio según el cual el Dios Triuno procesado se imparte en Su pueblo escogido; segundo, el principio representado por Cristo y la iglesia; y tercero, el principio representado por Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia. Si su enseñanza puede pasar este triple examen, entonces su enseñanza forma parte del ministerio neotestamentario. Todo ministerio que forme parte del ministerio neotestamentario será bien recibido por los santos que conforman el recobro del Señor. Sin embargo, cualquier otro ministerio únicamente acarreará problemas para el recobro.

EL NOMBRAMIENTO DE LOS ANCIANOS

  Si un hermano ha de ser un anciano apropiado, incluso un líder apropiado para cualquiera de las reuniones de la iglesia, deberá poseer el debido conocimiento de la verdad. Cualquier persona que no tenga el conocimiento de la verdad no puede cuidar la iglesia, el rebaño de Dios, de manera adecuada. Si usted ha de ser un líder en la iglesia, uno que cuida el rebaño, y que no permite que los gérmenes espirituales se infiltren en la vida de iglesia, deberá tener un conocimiento adecuado de las verdades neotestamentarias. Para ayudarles a adquirir el pleno conocimiento de las verdades básicas quisiera alentarles a leer todo el Nuevo Testamento valiéndose de las notas de la Versión Recobro así como del Estudio-vida. Una persona que dedica dos horas cada día a estudiar el Nuevo Testamento de esa manera, podrá estudiar todo el Nuevo Testamento en cinco años aproximadamente.

  Recientemente un hermano hizo una pregunta relacionada con el nombramiento de los ancianos. Una persona nace siendo un ser humano y sigue siendo un ser humano permanentemente. No importa qué clase de ser humano sea, tal persona sigue siendo un ser humano. El nombramiento de los ancianos es diferente. Todo aquel que desea ser un anciano permanentemente debiera renunciar a tal cargo, y toda vez que un hermano se da cuenta de que no está calificado para formar parte del cuerpo de ancianos, debe renunciar al mismo.

  Hechos 20:28 dice algo sobre el nombramiento de los ancianos (los que vigilan) efectuado por el Espíritu Santo. Podemos afirmar que en dicha ocasión se hace referencia al nombramiento divino de los ancianos con miras a que cuiden del rebaño de Dios. Sin embargo, no creo que todos los ancianos en las iglesias hoy hayan sido divinamente nombrados. Algunos han llegado a ser ancianos de un modo muy natural, tal vez porque fueron los primeros en su localidad o debido a que la iglesia en su ciudad surgió por medio de ellos. Pero, ¿quién podría decirle a ese hermano que él no debiera ser un anciano? Al decir esto, no es mi intención causar decepción a nadie, sino presentar la situación con toda honestidad.

  Algunos, al escuchar que hay quienes han llegado a ser ancianos de una manera natural, quizás digan: “Hermano Lee, ¿por qué no hace algo al respecto?”. Mi respuesta a esta pregunta es que no me siento con la libertad para hacer nada al respecto. Ésta es una de las razones por las cuales puedo testificar que yo no controlo a ninguna iglesia ni tampoco controlo a persona alguna. Lo único que me interesa es ayudar a las iglesias. Es posible que me percate de que el nombramiento de un determinado hermano como anciano no es un nombramiento divino, pero al evaluar la situación también puedo percibir que no es posible hacer nada al respecto. En realidad, todos nosotros debemos ser humildes y considerar que no hemos sido divinamente nombrados como ancianos. Es muy posible que usted haya llegado a ser anciano no por haber sido nombrado divinamente, sino de otra manera.

  Seamos humildes y percatémonos de que no somos nada. Otros pueden considerar que soy alguien, pero yo no considero ser alguien. Yo simplemente he actuado regido por mi conciencia y he realizado las obras por las cuales sentía apremio de parte del Señor. Dejemos que sea el Señor quien juzgue la naturaleza de nuestra obra. Como dijo Pablo: “Porque no estoy consciente de nada en contra mía, pero no por eso soy justificado; pero el que examina es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a luz lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Co. 4:4-5).

  Les ruego que no piensen que ustedes son ancianos nombrados divinamente. Al decirles esto, lo hago con el propósito de que ustedes sean humildes y no reclamen tener la certeza de que han sido divinamente nombrados como ancianos.

  Que ustedes hayan sido divinamente nombrados como ancianos no dependerá de lo que ustedes piensen, ni de la confirmación de otra persona; ello dependerá de cuánto usted está constituido del divino conocimiento de las verdades básicas del Nuevo Testamento. El grado en que las verdades del Nuevo Testamento se han forjado en su ser será el grado en ustedes habrán sido divinamente nombrados como ancianos. Hoy en día, tal nombramiento divino no consiste en otra cosa que en el conocimiento adecuado de las verdades fundamentales del Nuevo Testamento.

  Entre nosotros hay escasez de personas que están constituidas de las verdades neotestamentarias. En cierto modo, las iglesias son relativamente débiles simplemente debido a que hay escasez de hermanos que posean el conocimiento cabal de las verdades básicas del Nuevo Testamento. Será de gran ayuda para cualquier iglesia contar, por lo menos, con un hermano de tales características.

  Quisiera instarles a no considerar si ustedes han sido divinamente nombrados como ancianos. Algunos en el movimiento pentecostal afirman haber sido nombrados divinamente, pero el resultado de tal nombramiento es confusión. Otros, en cambio, están saturados de las verdades del Nuevo Testamento. Aquellos en quienes, incluso en cierta medida, las verdades bíblicas han llegado a formar parte de su constitución intrínseca, constituyen una gran bendición para la iglesia. En cualquier lugar en el que ellos se encuentren, son una bendición simplemente al vivir entre los santos. Quizás ellos no tengan el título ni el cargo de ancianos, pero siempre y cuando estén presentes en una localidad, la iglesia recibe el beneficio. Éste ciertamente es un nombramiento divino.

  No crean que mi sentir es que en lo relacionado con los ancianos en todas las iglesias todo marcha bien. Por el contrario, hay situaciones con las cuales no estoy contento. Pero no me atrevería a hacer nada con respecto a tales situaciones. No obstante, se me ha acusado de ser un “dictador autónomo”. Pero la razón por la cual no he hecho nada para corregir la situación imperante en ciertas iglesias no es que tema ser tildado de papa o dictador; más bien, el motivo de ello es que me doy cuenta de que tal clase de intervención no sería de ayuda para la iglesia. Será de mayor beneficio para las iglesias que yo no haga nada al respecto.

  La razón por la cual hablo con respecto al nombramiento divino de los ancianos es hacerles notar que hay una carencia, la cual consiste en que se carece del conocimiento adecuado de las verdades bíblicas. Cualquier hermano que ha de ser anciano debe conocer por lo menos cincuenta por ciento de las verdades bíblicas del Nuevo Testamento. Me veo obligado a decirles con toda sinceridad que algunos de los que tienen la posición de anciano conocen incluso menos que el cinco por ciento de las verdades básicas de la economía de Dios. Pero, ¿quién podría hacer que estos hermanos renuncien a ser ancianos? Nadie puede hacer esto. Más aún, si a estos hermanos se les pidiera que renuncien, ellos se sentirían decepcionados.

  Una vez más, quiero recalcar que ser anciano no depende de ningún nombramiento humano. Más bien, ser un anciano depende del grado en el cual uno ha adquirido el conocimiento cabal de la economía neotestamentaria.

  En la actualidad, la mejor manera de adquirir el conocimiento de la economía neotestamentaria es hacer uso de la Versión Recobro con sus notas así como de los mensajes del Estudio-vida. No piensen que digo esto con la intención de promocionar mis publicaciones. Simplemente les digo sinceramente cuál es la mejor manera de hacer que las verdades del Nuevo Testamento se forjen en nuestra constitución intrínseca.

  Es difícil obtener el conocimiento adecuado de las verdades fundamentales del Nuevo Testamento estudiando los escritos de la mayoría de los expositores de la Biblia. Ello se debe a que esos escritos no se publicaron con tal finalidad ni responden a esa carga. Por el contrario, tales escritos, compuestos de investigaciones académicas, pertenecen a una categoría diferente e incluso podrían ser obstáculos para que ustedes reciban el conocimiento de las verdades básicas.

  Nuevamente les digo, si ustedes han de ser personas calificadas para ser ancianos y cuidar de la iglesia, es imprescindible que estén constituidos de las verdades neotestamentarias. Si no poseen este depósito divino en su ser, simplemente no son aptos para ser ancianos, debido a que carecen del “capital” necesario.

  Aquellos que no estén constituidos de la verdad tal vez puedan traer personas a la vida de iglesia, pero no podrán hacerlas avanzar. En cierta ocasión, alguien me dijo: “Hermano Lee, yo solamente puedo traer personas a la iglesia. No puedo nutrirlas ni edificarlas”. Yo le contesté: “Hermano, es muy bueno que usted se de cuenta de esto. Espero que usted no trate de hacer más de lo que le corresponde, lo cual es traer a las personas. No trate de sobrepasar su medida. Deje que otros realicen esa obra adicional en los santos”. Sin embargo, en la práctica, este hermano actuó de manera muy diferente. Debido a que él no poseía el adecuado conocimiento de la verdad, no era apto para ser un anciano. De hecho, él no estaba nombrado divinamente para ser un anciano.

  ¿Quién es el que ha sido divinamente nombrado para ser anciano? Repito, la persona divinamente nombrada como anciano es aquella que conoce por lo menos la mayoría de las verdades del Nuevo Testamento. Ésta es su calificación y su “capital”. Además, les aliento nuevamente a que obtengan este “capital” haciendo uso de la Versión Recobro con sus notas así como de los mensajes del Estudio-vida. También les pediría que busquen la mejor manera de ayudar a los santos de su localidad a hacer uso de estas publicaciones que están llenas de riquezas. Esto será de gran provecho para todas las iglesias.

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