
Hasta ahora hemos visto que a fin de llevar a cabo el ministerio del Nuevo Testamento, primero tenemos que profundizar en dicho ministerio. Después de haber profundizado en él, tenemos que encontrar la manera apropiada o la mejor manera de ayudar a los santos en el recobro a ser educados sólidamente en el ministerio del Nuevo Testamento. Creo firmemente que cuando todos los santos en el recobro hayan recibido la educación apropiada, ellos espontáneamente llegarán a ser buenos ministros que lleven tal ministerio a los de afuera, a los incrédulos y a los otros cristianos que no se reúnen con nosotros. Me parece que es crucial que nosotros encontremos la mejor manera de ayudar a los santos en cada iglesia local a profundizar en estas mismas cosas en las que nosotros hemos profundizado.
Estoy persuadido de que todo esto afectará la manera en que nos reunimos; por tanto, tenemos que reconsiderar la manera en que nos reunimos. Tenemos que encontrar la mejor manera de que nuestras reuniones se conviertan en reuniones educativas. Los santos que se reúnen con nosotros todo el tiempo tienen que ser educados. Si consideramos nuestra experiencia a lo largo de los años, tenemos que reconocer que no hemos tenido mucho éxito en el asunto de educar a los santos. Un cierto número de santos se ha reunido con nosotros año tras año, pero ellos todavía no han logrado captar cabalmente el elemento intrínseco y básico del recobro del Señor. Todos tenemos que reconocer que en lo referido a educar a los santos con las verdades básicas, nuestra manera de reunirnos no ha sido exitosa. Ciertamente no nos sentimos atraídos por la manera en que los cristianos de hoy celebran sus reuniones. Muchos de nosotros, incluyéndome a mí mismo, hemos asistido a las reuniones cristianas desde nuestra juventud. Por muchos años yo asistí a tales servicios, escuché muchos sermones y asistí a la escuela dominical, pero muy poco fue impartido en mi ser. Sin embargo, algo de las historias de la Biblia así como de las prácticas tradicionales del cristianismo permanecieron en mí, y ello determinó la clase de cristiano que yo llegué a ser. Pero en realidad, nada de la verdad, nada de la vida divina, nada del Espíritu, ninguna realidad fue impartida en mi ser durante esos años. Todos nosotros tenemos que reconocer que un buen número de santos han estado reuniéndose con nosotros año tras año, pero si usted los examina, descubrirá cuán poco del elemento intrínseco de la revelación divina ha sido verdaderamente forjado en ellos hasta formar parte de su constitución intrínseca. No solamente en lo referido a la vida divina, sino aún más en lo referido a la verdad, muy poco del elemento intrínseco de estas realidades ha sido forjado en los santos. Me preocupa sobremanera que no muchos de nosotros podamos presentar ciertas verdades particulares de una manera adecuada.
Recientemente descubrí que por lo menos algunos de ustedes jamás leyeron más de cincuenta mensajes del Estudio-vida. Afirmo esto con base en mis propias observaciones así como en cierta información que recibí. A veces recibo información sin habérmelo propuesto ni haberlo esperado. En realidad, hasta cierto grado, a mí no me gusta enterarme de esas cosas. No soy una persona a la que le guste enterarse de la situación en que se encuentran otros. Sin embargo, tengo que decirles con toda honestidad a algunos de ustedes que al tener tratos directos con ustedes, pude darme cuenta de que no habían leído muchos estudios-vida. Si lo hubieran hecho, no me habrían hablado de la manera en que lo hicieron. Tengo plena confianza en lo que producirán los mensajes del Estudio-vida. No creo que haya alguien que hubiese leído entre doscientos y quinientos mensajes del Estudio-vida que me hubiese hablado de la manera en que algunos de ustedes lo hicieron. Sus propias palabras hicieron que ustedes sean puestos al descubierto. Permítanme darles un ejemplo relacionado con mi experiencia del aprendizaje del idioma inglés para aclararles más este asunto. Originalmente, yo aprendí el inglés principalmente por escrito, no hablándolo. Desde que llegué a los Estados Unidos, todos ustedes pueden testificar que mi manera de hablar el idioma inglés mejoró mucho a lo largo de los años. Por la manera en que ahora hablo el inglés ustedes pueden percatarse en qué situación me encuentro y cuánto he laborado para aprender a hablar en inglés. Asimismo, cuando ustedes vienen a mí, su manera de hablar hace que para mí resulte obvio en qué situación se encuentran con respecto a la verdad.
Por la misericordia del Señor vine a este país con una comisión específica, una “carga” muy particular, la cual consistía en traer el recobro del Señor al país cristiano más sobresaliente. Tenía plena conciencia tanto de la responsabilidad como de las dificultades que tal cometido entrañaba; aun así, no me rehusé a recibir tal comisión y vine a este país con la carga de presentar la verdad. Después de unos cuantos años de estar en los Estados Unidos pude darme cuenta de que en este país las verdades no eran entendidas apropiadamente ni con la debida profundidad.
El hermano Nee ya me había dicho de manera definida que los Estados Unidos se encontraba en una situación desesperada con respecto a la verdad del Señor. Me dijo que la superficialidad y la mundanalidad eran los dos principales factores para que esto fuese así. Él me dio a entender que tanto Gran Bretaña como Alemania eran dos países estables, pero que en los Estados Unidos imperaba la ligereza y la mundanalidad. Además, el hermano Nee jamás estuvo de acuerdo en que ninguno de los santos más jóvenes entre nosotros viniera a los Estados Unidos. Él jamás alentó esto. Él indicó que si alguien quería ir al extranjero a estudiar, debía ir a Inglaterra. Yo recibí tal impresión de parte del hermano Nee y vine a los Estados Unidos con una carga específica. Por supuesto, descubrí que la situación en este país no era exactamente como el hermano Nee la había descrito. Descubrí que las personas aquí no son tan superficiales ni toman todo a la ligera. Sin embargo, descubrí que pocas de las verdades más profundas eran realmente entendidas de modo sólido por los cristianos que buscaban más del Señor en este país. Como resultado de ello, mi carga era la de traer el recobro del Señor a los Estados Unidos. Después de permanecer en los Estados Unidos por dos años, sentí gran apremio por presentar la verdad, por lo cual me esforcé mucho por celebrar conferencias y visitar muchas ciudades. Desde 1962 hasta 1974 yo visité muchos lugares a fin de presentar la verdad. En 1974 me di cuenta de que simplemente presentar la verdad abordando ciertos temas y asuntos no sería la mejor manera de ministrar estas cosas. Por tanto, me sentí urgido a comenzar a dar los mensajes del Estudio-vida en una secuencia apropiada.
El apogeo de todas las conferencias de este tipo ocurrió en el año 1973. Antes de este año, la asistencia más numerosa a una conferencia había sido aproximadamente mil doscientas personas, pero en la conferencia celebrada durante el verano de 1973 la asistencia superó las tres mil personas. De improviso, el número de los asistentes fue más del doble. El hecho de que vinieran tantos a esa conferencia contribuyó a que decidiera dejar de celebrar conferencias y empezara a realizar entrenamientos. En una conferencia no se lleva control alguno pues está abierta al público en general. No podemos rechazar a ninguno de los que desee asistir a una conferencia. Pero en el caso de un entrenamiento, las reuniones son de índole similar a las sostenidas en una escuela, en la cual las personas deben matricularse. Ya en 1974 percibimos la necesidad de proclamar la verdad en conformidad con la secuencia de los libros de la Biblia así como la necesidad de realizar inscripciones que nos permitan regular la asistencia a estas reuniones, a fin de que la norma a la que se ciñan los asistentes sea más elevada. Por tanto, tomamos la decisión de celebrar entrenamientos anuales dos veces al año. Hasta cierto grado, el proceso de inscripción para tales entrenamientos ha representado una especie de restricción. El estándar fue elevado y la atmósfera en las reuniones fue regulada y mejoró muchísimo. Además, ustedes pueden percatarse de que en tales entrenamientos yo tengo la libertad de decir cosas que no podría decir en una conferencia.
En 1974 comencé a escribir las notas de la Versión Recobro de la Biblia. Estas notas, basadas en un estudio expositivo de los libros de la Biblia, fueron escritas con varios propósitos. El principal propósito es el de presentar la verdad. Concluyendo en enero de 1985, hemos celebrado entrenamientos con los cuales abarcamos los veintisiete libros del Nuevo Testamento. Aquellos de ustedes que participaron de tales entrenamientos deben saber que el propósito primordial por el cual se escribieron las notas de la Versión Recobro fue el de presentar la verdad. Dudo mucho que en otros libros ustedes puedan encontrar tantas verdades básicas como las que son presentadas en la Versión Recobro. Otras exposiciones y comentarios, por ejemplo, no dan a entender correctamente en qué consiste la verdad principal contenida en el libro de Mateo. La Versión Recobro, en cambio, claramente da a entender que éste es un libro que trata sobre el reino de los cielos y da una definición apropiada de las verdades concernientes al reino de los cielos.
El primer propósito de las notas de la Versión Recobro es presentar la verdad, y el segundo propósito es ministrar el suministro de vida. Muchos de ustedes pueden testificar que al leer otras exposiciones y comentarios bíblicos no obtuvieron tanto nutrimento como al leer la Versión Recobro.
El tercer propósito de las notas de la Versión Recobro es ayudarnos a resolver los problemas más comunes y difíciles que se encuentran en el Nuevo Testamento. En casi todos los libros del Nuevo Testamento encontramos interrogantes que son difíciles de responder así como algunos problemas y asuntos de difícil comprensión. Las notas de la Versión Recobro son también un intento por resolver los problemas más difíciles en la Biblia a fin de ayudar a los lectores a superar tales escollos. En mi juventud estudié mucho la Biblia y tengo muchas experiencias al respecto. Más de una vez llegaba a cierto pasaje de la Biblia que no podía entender y, entonces, me quedaba estancado en dicho punto. Por ejemplo, en 2 Pedro 2:4 se hace referencia a cierta clase de abismos tenebrosos en los cuales fueron arrojados los ángeles que pecaron. En mi juventud, cuando leí esto en la versión en chino de la Biblia, este pasaje se convirtió en un verdadero escollo para mí; no sabía a qué se referían, en el idioma chino, estos abismos tenebrosos. Pero en la Versión Recobro ustedes encontrarán notas que adecuadamente les ayudarán a resolver problemas como estos (véase la nota 2 de 2 Pedro 2:4 y la nota 3 de 1 Pedro 3:19). A fin de resolver problemas como éste en la Biblia, tuve que pasar mucho tiempo examinando el texto griego del original, los diccionarios, las concordancias y las exposiciones hechas por otros autores a fin de comprender apropiadamente tales pasajes. Por la misericordia del Señor, tengo la convicción de haber recibido tal entendimiento y, por ello, le doy gracias al Señor. Por tanto, para cada uno de estos problemas les he dado a ustedes una interpretación apropiada a fin de ayudarles a entender tales pasajes debidamente. Esto quiere decir que todos los obstáculos que obstruían “la vía” por la cual ustedes deberán manejar, ya han sido removidos a fin de que tengan una ruta despejada y una vía rápida por la cual podrán avanzar en el curso de su estudio de la Biblia. Hoy en día tenemos la Versión Recobro del Nuevo Testamento, en la cual prácticamente no hay obstáculos que obstruyan el camino. Ahora, ustedes pueden manejar su “automóvil de estudio” por todos y cada uno de los libros del Nuevo Testamento sin tener que detenerse. Si usted encuentra algún problema, siempre podrá recurrir a las notas a fin de ser ayudado.
El cuarto propósito de la Versión Recobro y sus notas de pie de página es abrir los libros de la Biblia. Después que la Versión Recobro de uno de los libros de la Biblia se publicaba, ello nos daba acceso a ese libro de la Biblia en particular. Debido a que ahora tenemos en nuestras manos la Versión Recobro de todo el Nuevo Testamento, tenemos que testificar que han sido abiertos los libros que componen el Nuevo Testamento. Así pues, el Nuevo Testamento es ahora un libro abierto para nosotros. Algunos maestros de la Biblia reconocen que Apocalipsis es un libro impenetrable y demasiado profundo. Además, se les ha dicho a muchos creyentes que no traten de estudiar el libro de Apocalipsis y que es mejor que eviten tales temas. Para la mayoría de creyentes, Apocalipsis es un libro impenetrable; pero si ustedes tienen en sus manos la Versión Recobro de Apocalipsis, ya no pueden decir que éste sea un libro impenetrable, pues se les ha dado acceso al mismo. La Versión Recobro de Apocalipsis ofrece una muy breve y concisa interpretación de este libro.
He intentado, pues, abrir todos y cada uno de los libros del Nuevo Testamento, pero la “excavación” adicional es tarea de ustedes. Yo solamente les he “abierto la mina”, pero es muy poco lo que he excavado. Ciertamente el fundamento puesto por el hermano Watchman Nee en China ha sido de gran ayuda. Sin embargo, en sus días, el hermano Nee me dijo que el Señor no le había permitido escribir ningún estudio expositivo de la Biblia. No obstante, por medio de los mensajes que escuché directamente de él, por medio de las publicaciones que él produjo y por medio de muchas conversaciones personales sostenidas con él por más de dieciocho años, ciertamente pude recibir un sólido cimiento sobre el cual edificar. Como resultado de todo ello, recibí el encargo de redactar las notas expositivas de la Versión Recobro a fin de que cada libro del Nuevo Testamento fuese abierto a los santos que buscan más del Señor. Tanto el hermano Nee como yo mismo no tuvimos suficiente tiempo como para “excavar” profundizando más en estos asuntos. Aunque deseo excavar más profundamente y, de hecho, sigo haciéndolo, no creo que alcance a cavar mucho más. Por ello, les dejo a ustedes esta tarea.
Las verdades básicas nos han sido presentadas, y mucho alimento rico en la vida divina ha quedado almacenado en los libros, especialmente en los mensajes del Estudio-vida. Además, casi todos los obstáculos han sido quitados. Ahora tenemos una vía despejada para poder estudiar, y cada libro de la Biblia está abierto para nosotros. En la industria minera, lo más difícil es abrir la mina. Una vez que la mina ha sido abierta y el tesoro ha sido descubierto, es más fácil que otros excaven y saquen los tesoros. Sólo les he dejado la tarea de seguir excavando. Tengo la convicción de que el Señor seguirá realizando esta tarea por medio de ustedes o de otros. Después de cierto período de tiempo, estoy seguro de que muchos de ustedes se volverán “buenos excavadores”. El propósito y objetivo por el cual publicamos los mensajes del Estudio-vida, es abrirles la mina para que ustedes entren en ella y continúen excavando.
Si usted desea obtener el beneficio que corresponde a estos cuatro propósitos, deberá profundizar en la Versión Recobro valiéndose también de las notas de pie de página y de los mensajes del Estudio-vida. Ciertamente no es tarea fácil ser edificados en relación con la verdad. Es necesario, pues, que estudien el texto y todas las notas de pie de página correspondientes. Si es posible, deberán también tener en cuenta las referencias paralelas. Después, ustedes deberán estudiar los mensajes del Estudio-vida. Deben profundizar en estos mensajes, y no leerlos como si estuvieran leyendo un periódico o una obra de referencia. Es necesario considerar el texto de la Versión Recobro con sus notas y los mensajes del Estudio-vida como nuestro libro de texto. Debido a que ésta es mi labor, conozco bien la naturaleza de la misma. Les comparto estas cosas a fin de que ustedes comprendan de qué manera fueron escritas nuestras publicaciones. Si usted realiza una lectura superficial, jamás podrá profundizar en tales escritos. Tiene que hacer de estas publicaciones su libro de texto.
Si ustedes simplemente leen los mensajes del Estudio-vida, sólo recibirán alimento temporal, el cual llegará a ser apenas de alguna inspiración para ustedes. La inspiración es como un vapor en el aire. Pero si lo que leemos llega a ser una verdad en nuestro ser, este nutrimento permanece para siempre. Lo que he recibido no es mera inspiración, como si fuera un vapor. Lo que he recibido de parte del Señor siempre ha sido la verdad sólida, por lo cual es algo concreto que ha permanecido en mi ser todo el tiempo, proporcionándome nutrimento continuo y perenne. Ustedes deben obtener la verdad. La única manera en que la verdad se aloje en nuestro ser es por medio de nuestra mente. Una vez que es captada por nuestra mente, dicha verdad podrá permanecer en nuestra memoria. Si uno no ha entendido tal verdad, no podrá recibirla en su ser, pues uno recibe la verdad por medio de su mente, su entendimiento. Además, si tal verdad se aloja en nuestra memoria, ella llegará a ser para nosotros fuente constante y perenne de nutrimento para nuestro ser. Entonces se producirá en nosotros la acumulación de la verdad y llegaremos a ser personas que reciben nutrimento constantemente. Sólo entonces sabremos cómo presentar estas verdades a los demás, no solamente para inspirarlos o estimularlos, sino para establecerlos y constituirlos con la verdad.
No he determinado de manera definitiva el camino que debemos tomar con respecto a nuestras reuniones como iglesia. Si yo estuviera encargado de alguna reunión en una iglesia local, no tomaría ninguna decisión inmediata. Primero participaría de dichas reuniones y, al ser partícipe de la vida de reunión, aprendería algo. Entonces podría percatarme de cuál es la mejor manera de celebrar una reunión. Quizás podríamos empezar con un período de tiempo en el que experimentemos varias opciones para luego, poco a poco, encontrar la mejor manera de reunirnos.
Primero, tenemos que reconocer que la clase de reuniones que hoy en día se celebran entre los cristianos son por completo inadecuadas. Estoy persuadido que ninguna de las reuniones que celebran los cristianos hoy aquí en la tierra corresponden con alguna de las reuniones celebradas bajo el liderazgo de Pablo en tiempos del Nuevo Testamento. Si bien no se conservaron las memorias de estas reuniones ni podríamos saber cómo eran realizadas, estoy convencido de que incluso las reuniones que nosotros celebramos no se parecen mucho a las celebradas por los cristianos en tiempos de Pablo. Tengo la convicción de que el Señor determinó que esto fuese así debido a que ésta es una era en la que debe prevalecer la vida divina y el Espíritu, incluso el Espíritu siete veces intensificado, y no las letras de la ley, los rituales ni las formas. Estoy convencido de que deliberadamente el Señor no dejó que conociéramos la manera en que se reunían los primeros cristianos, pues una vez que Él nos diera a conocer tales formas, nosotros las convertiríamos en un ritual inalterable. Hoy en día no hay un solo cristiano que nos pueda decir que ésta o aquella es la manera en que se deben realizar las reuniones cristianas. Por tanto, en nuestra experiencia tenemos que buscar a tientas el camino apropiado al ejercitar nuestro espíritu considerando la verdadera situación en la que nos encontramos. Incluso podríamos discutir algunos principios. Espero que quienes llevan la delantera, ya sean los ancianos o los que asumen alguna responsabilidad en alguna clase de reunión como, por ejemplo, las reuniones de habla china, las de habla española y las de jóvenes, tomen esta carga y acudan al Señor para hacer suyo este deseo de que todos los santos profundicen en el ministerio del Nuevo Testamento.
Hemos visto que se requiere mucho tiempo para profundizar en el ministerio del Nuevo Testamento. Tenemos que actuar con seriedad en las cosas del Señor. Yo comencé a servir a tiempo completo en la obra del Señor en 1933. El tiempo anterior a 1933, después que fui salvo, fue dedicado principalmente a mis estudios universitarios. Después de mi graduación obtuve un empleo, pero todas las mañanas y noches, y especialmente los sábados y el día del Señor, lo único que hacía era estudiar la Biblia. En cuanto a los libros que estudiaba, no los llamaría libros espirituales; más bien, eran libros que me ayudaban a entender la Biblia. La educación que recibí con respecto a la Biblia la recibí mayormente en las reuniones de la Asamblea de los Hermanos. A ellos no les importaba cuántos asistían a sus reuniones. Lo único que les importaba era transmitir el conocimiento de la Biblia. En aquel entonces yo sentía un gran aprecio por ellos, y ellos me tenían también gran aprecio pues era un joven que asistía fielmente a sus reuniones. Así pues, todo cuanto yo escuchaba en aquellas reuniones así como lo que leía en los libros, eran objeto de mi estudio concienzudo.
Dediqué por lo menos ocho años a adquirir un conocimiento básico de la Biblia antes de entregarme a la obra a tiempo completo. En total yo he tenido siete Biblias en el idioma chino. Perdí la primera Biblia, pero todavía conservo las otras seis. La segunda Biblia está llena de anotaciones, pero son anotaciones propias de un niño en la fe. Sin embargo, mi cuarta Biblia es digna de aprecio y muy útil, pues en ella hay anotaciones que manifiestan más madurez. Dicha Biblia está muy gastada. Hubiera sido maravilloso si en aquel entonces yo hubiera podido contar con la Versión Recobro y sus notas de pie de página así como con los mensajes del Estudio-vida. No obstante, en aquellos ocho años ciertamente llegué a conocer la Biblia.
Esto es lo que yo espero de ustedes, hermanos, que llevan la delantera en la iglesia o en cualquier clase de reunión. Ustedes tienen que adquirir un conocimiento sólido del ministerio del Nuevo Testamento. Lo que yo recibí cuando era joven era muy bueno, pero estaba muy lejos de dar en el blanco. Ello no incluía nada con respecto al Dios Triuno que se imparte en el hombre, nada de Cristo y la iglesia, y nada sobre Cristo, el Espíritu, la vida divina y la iglesia. En aquel tiempo, sin embargo, pude adquirir una gran cantidad de conocimiento bíblico sobre las profecías y la tipología en la Biblia. Además, recibí el beneficio que representa aprender a interpretar las profecías. Los maestros de la Asamblea de los Hermanos eran famosos por ser muy conocedores de la Biblia, y ningún otro grupo podía competir con ellos en este respecto. Incluso hoy en día, los materiales de consulta modernos que utilizamos no pueden competir con los libros de J. N. Darby. Ninguno de los estudiosos modernos ha podido presentar los principios que se aplican al conocimiento de la Biblia con tanta profundidad como lo hizo Darby. Los cinco tomos de Darby que componen su Sinopsis de los libros de la Biblia tienen como característica notable que en ellos son presentados los principios rectores en cuanto al entendimiento de la Biblia.
En 1925 le escribí al hermano Nee rogándole me dijera qué libro podría ayudarme mejor a entender toda la Biblia. Él me dijo que conforme a su conocimiento, la mejor obra era la Sinopsis de los libros de la Biblia de J. N. Darby. Él me escribió esto hace unos cincuenta y nueve años y me dijo que debía leer estos libros de tres a cinco veces pues, de otro modo, no podría entenderlos. Puedo testificar que si no se lee a Darby de tres a cinco veces, no es posible saber de qué nos habla. Algunas veces, una sola de sus oraciones es equivalente a un párrafo completo. Él tenía la habilidad de colocar una frase tras otra y una cláusula junto a la otra, y formar con todas ellas una sola oración. Debo reconocer que en mi manera de escribir yo también he sido influenciado en cierta medida por Darby. A veces el simple hecho de componer dos o tres oraciones separadas con base en una sola oración, hace que el sentido de esta oración deje de ser el mismo.
Tienen que profundizar en el ministerio del Nuevo Testamento. Quizás algunos de ustedes se pregunten cómo podrían lograrlo; a pesar de ello, tienen que hacerlo. Hoy en día el personal de la NASA en Houston está ocupado en la exploración del espacio. Muchos de ellos poseen doctorados y laboran día y noche; de otro modo, jamás habrían llegado a ocupar tales posiciones. Si las personas de este mundo pueden laborar con tanto ahínco para las cosas de este mundo, ¿cómo laboraremos nosotros? Debemos considerar nuestra labor como la labor que corresponde a los negocios del Rey. Nuestra labor es mucho más elevada que la que realiza el personal de la NASA. ¿Cómo, entonces, podríamos realizar descuidadamente nuestra labor? No podemos hacer esto. Algunos de ustedes no le dan la debida importancia al recobro del Señor. Jamás profundizaron en la Versión Recobro y nunca han leído más de cincuenta mensajes del Estudio-vida, pese a que ya se han publicado casi mil doscientos de estos mensajes. No obstante, todavía siguen creyendo saber algo. No quiero decir que no sepan nada, pero tienen que darse cuenta de que, incluso en términos humanos, un breve período de tiempo dedicado al estudio de su profesión no calificaría a una persona para ser partícipe de la exploración del espacio que realiza la NASA desde Houston. Algunos de ustedes han estado en el recobro por muchos años y todavía no han logrado aprehender el elemento intrínseco del recobro del Señor. Debemos considerar que lo que el Señor nos ha mostrado durante estos años no es superficial.
Vine a este país con la carga de presentar la verdad sólida. Yo sabía que tenía ciertas limitaciones, especialmente a causa de que el idioma inglés no era mi lengua materna. Aun así, he publicado libros sobre muchos temas que les requerirán años para profundizar en ellos. Si ustedes piensan que será fácil aprehender esto, están equivocados. Se necesitan años para profundizar en el ministerio del Nuevo Testamento. No creo que ninguno de ustedes sea un genio, al grado en que pueda realizar un trabajo como el que yo he realizado en menos tiempo del que me tomó a mí. Para publicar todas las cosas que son propias del ministerio, he tenido que laborar día y noche durante muchos años. Incluso durante este entrenamiento, al mismo tiempo que tenía que darles estos mensajes tres veces al día, he continuado estudiando mucho por la mañana y por la noche. Todavía sigo estudiando la Palabra diariamente. Sin embargo, cuando algunos de ustedes conversan conmigo, resulta obvio para mí que no han dedicado mucho tiempo a profundizar en el ministerio. Al escucharlos hablar pude comprender que ustedes no han leído ni estudiado los estudios-vida.
En el recobro del Señor hemos llegado a un punto en el que tenemos que reflexionar sobre la manera en que llevamos a cabo nuestras reuniones. La manera en que nos reunimos tiene estrecha relación con la manera en que hacemos uso de los estudios-vida. En otras palabras, tenemos que encontrar la mejor manera de llevar a cabo el ministerio del Nuevo Testamento. En principio, mi sentir es que nosotros, los líderes, tenemos que profundizar en el ministerio y tenemos que encontrar la manera de hacer que nuestras congregaciones también profundicen en él. Sin embargo, no me parece que debamos conducir nuestra reuniones tal como se conducirían las clases que se imparten en una escuela. Debemos evitar celebrar reuniones en las que se enseñe a los santos de una manera carente de vida las cosas contenidas en el Estudio-vida. Es imprescindible que, por la gracia del Señor, mantengamos nuestras reuniones llenas de vida y que en ellas abunde el nutrimento. No obstante, todavía es necesario que llevemos a cabo la educación de los santos en las verdades básicas. Sólo entonces todos los santos que durante muchos años se han reunido con nosotros podrán obtener una educación de la economía del Nuevo Testamento que sea básica, sólida y adecuada. Así, llegará el momento en que ellos habrán hecho suyo el ministerio del Nuevo Testamento para ministrar estas verdades a los incrédulos, a los creyentes que no se reúnen con nosotros y podrán, también, ministrar vida a todas las personas. Sin embargo, no debemos tener la intención de hacer proselitismo. Únicamente debemos preocuparnos por predicar el evangelio, enseñar las verdades y ministrar vida a las personas; ésta es nuestra comisión. Cuando el Señor estuvo en la tierra, Él también predicó el evangelio, enseñó la verdad, ministró vida y preparó a los discípulos. Millones de personas se beneficiaron de ello. Sin embargo, no hubo muchos que optaron por el camino neotestamentario. Me parece que nosotros debemos hacer lo mismo. Entonces, de una manera real y concreta, no seremos estrechos ni sectarios.
Nuestras reuniones deben celebrarse de manera viviente, de modo tal que todos los santos sean tanto nutridos como educados. Hay muchos santos que se han reunido con nosotros por más de cinco años y, aun así, no saben mucho sobre las verdades básicas. Necesitamos un nuevo comienzo. Después de tres años de reunirse con nosotros, los santos debieran haber recibido una educación sólida en relación con el ministerio del Nuevo Testamento. Entonces, ellos llegarán a ser ministros. Una vez dije que todos nosotros podríamos ser apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Sin embargo, a la postre no conseguimos implementar la práctica apropiada mediante la cual se pudiera conducir a todos los santos a tal ministerio. El tiempo transcurrido ha servido para mostrarnos que tenemos que despertar. No condeno lo hecho en el pasado pues ello fue bastante bueno también; ciertamente experimentamos la misericordia del Señor, pero todavía tenemos que mejorar. El mero hecho de detectar ciertas carencias o debilidades no significa que condenemos lo hecho en el pasado, sino que tenemos que mejorar.
Debemos buscar ser dirigidos por el Señor en este asunto. No quisiera tomar una decisión legalista y afirmar que de ahora en adelante toda iglesia local tiene que dar cierta clase de pasos de una manera legalista o formal. Quizás una iglesia local tenga el sentir de optar por cierta vía, mientras que otra iglesia opte por una vía un poco diferente. Únicamente el Señor sabe qué senda deben seguir. Sin embargo, tenemos que captar los principios que nos rigen y tenemos que conocer algunos puntos básicos en base a los cuales podamos laborar. La manera en que debemos realizar nuestras reuniones depende del medio ambiente que es propio de su localidad así como de la necesidad que tiene su congregación. En principio, es necesario que tengamos comunión exhaustiva para que, después, el Señor nos pueda guiar respecto a la mejor manera de llevar a cabo nuestras reuniones. Esto no necesariamente significa que vayamos a revolucionar y cambiar completamente nuestras reuniones. Así pues, mi intención al decirles estas cosas no es menospreciar ni tener en menos las reuniones que celebrábamos en el pasado, sino, más bien, elevarlas. Creo firmemente que el Señor nos ha conducido al plano más elevado y al lugar más elevado, pero todavía necesitamos mejorar. Les pido que oren al respecto.