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Mensajes del libro «Entrenamiento para ancianos, libro 11: El ancianato y la manera ordenada por Dios (3)»
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CAPÍTULO NUEVE

ALIMENTAR A LOS NUEVOS CREYENTES

  Lectura bíblica: Jn. 21:15; 1 Ts. 2:7; 1 P. 2:2-3

  El primer paso de la manera ordenada por Dios consiste en predicar el evangelio según el sacerdocio neotestamentario del evangelio. En este capítulo queremos tener comunión con respecto al segundo paso de la manera ordenada por Dios, el cual es dar de comer a los corderos, a los nuevos creyentes (Jn. 21:15). Tal vez a algunos les parezca que éste es un tema antiguo, pero quisiera que tengamos comunión al respecto de una manera renovada. Mi pensamiento con respecto a la manera en que debemos reunirnos y servir ha cambiado radicalmente. Todos nosotros tenemos que experimentar un cambio radical en nuestra manera de pensar sobre lo ordenado por Dios con respecto a la manera en que debemos reunirnos y servir con miras a la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo.

LA NECESIDAD ÚNICA CON RESPECTO A PRACTICAR LA MANERA ORDENADA POR DIOS: VISITAR CON REGULARIDAD A LAS PERSONAS

  A fin de predicar el evangelio, nutrir a los corderos y perfeccionar a los santos —los primeros tres pasos de la manera ordenada por Dios—, lo que realmente necesitamos hacer es visitar a las personas. Visitar a las personas es ir a ellas y quedarse con ellas. Tienen que conversar con las personas cara a cara. Si visitaran a alguien cada semana por diez minutos, ciertamente podrán ganar a dicha persona en el curso de un año. La manera bíblica en que nosotros podemos ganar personas consiste en visitarlas, pasando un tiempo con ellas en el que conversamos cara a cara.

  Espero que ustedes reciban mi consejo. Procuren escoger tres personas y visítenlas una vez por semana. No las reúnan en un pequeño grupo. Ustedes podrían visitar a una persona los lunes, a otra los miércoles y a la tercera los sábados. Visítenlas por separado. Simplemente vayan a visitarlas una semana tras otra, dedicándoles unos diez minutos a cada una. No tienen que hablar mucho. Procuren hacer esto durante unos seis meses. Les aseguro que tales personas serán ganadas. Ellas incluso le seguirán a usted y pondrán en práctica la manera ordenada por Dios.

  Además de fomentar en todas las iglesias la práctica de la manera ordenada por Dios, tenemos la carga de que la verdad sea ministrada. Por eso, esperamos en el Señor poder completar el estudio-vida de los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, nuestra práctica de la vida de iglesia tiene que corresponder con este estudio de la Palabra. En el actual entrenamiento para ancianos, no quiero comunicarles más enseñanzas. Tengo que hacer hincapié en una sola cosa: los ancianos tienen que relacionarse con la gente. Deben esforzarse por tener contacto con tres personas todos los días, lo cual equivale a unas veinte personas por semana. Cuando conversen con estas personas, no es necesario que ustedes hablen mucho; simplemente vayan a verlos.

  Incluso podrían ahorrarse algún tiempo al programar un avivamiento matutino de diez minutos con cada uno de ellos. Podrían usar el teléfono para esto. Podrían programar a una persona para las 6:15 a. m., otra para las 6:30 a. m. y otra para las 6:45 a. m. Así, en el curso de una hora, habrán conversado con tres personas. Ustedes podrían ponerse en contacto con estas mismas tres personas todas las mañanas a fin de orar-leer algún versículo de la Biblia con ellos, tener comunión con ellos y disfrutar de Cristo con ellos de una manera muy breve. En tres meses, habrá tenido contacto con cada una de esas personas por lo menos ochenta veces. Después de tres meses de esta clase de contacto regular, estas personas podrán ser ganadas para los intereses del Señor.

  Desde una perspectiva lógica, sabemos que esto es realmente eficaz, pero ¿lo pondremos en práctica? Por supuesto, cuando nos esforzamos por tener avivamiento matutino con otros hermanos, debemos preguntarles a qué hora les resultaría más cómodo recibir nuestra llamada y debemos intentar acomodarnos al horario que ellos tienen. Durante esos tiempos por la mañana, deberíamos limitarnos a orar-leer la Palabra y a tener una breve comunión con respecto al disfrute de Cristo. Esta práctica nos enriquecerá tanto a nosotros mismos como a quienes están a nuestro cuidado; más aún, ellos serán ganados.

  Después de muchos años de estudio, puedo decirles que no es necesario salir a llamar a muchas puertas en nuestra labor por el evangelio. Debemos poner en práctica, más bien, seleccionar a tres personas y cuidar de ellas. Debemos visitar a cada una de estas personas por lo menos una vez por semana. No hay necesidad de que hablemos mucho y no debemos apresurarnos en bautizarlos. Cuando fuimos a Taipéi en 1986, nos pusimos a experimentar a fin de encontrar la manera más eficaz de predicar el evangelio y ganar a las personas para el reino de Dios. Descubrimos que no debemos apresurarnos en bautizar a la gente. Principalmente tenemos que visitar a las personas una y otra vez, una semana tras otra. Cuando las visitamos, no debemos hablar demasiado procurando enseñarles la verdad, ni tampoco debemos intentar ganar a estas personas de una manera rápida. Simplemente tenemos que visitarlas continuamente.

  Si visitamos a una persona con regularidad por unos tres meses, será mucho lo que lograremos. Entonces ganaremos anualmente verdadero fruto que permanezca. Cuidar solamente de tres personas por año no es ir demasiado lento; más bien, es avanzar muy rápido. Si tan sólo una tercera parte de los santos en una localidad pusiera esto en práctica, la iglesia allí podría duplicarse en un año. No tenemos que preocuparnos sobre lo que les diremos a las personas cuando las visitemos. Nuestra tarea más importante es visitar a esas personas con regularidad.

  Espero que sepamos responder a esta exhortación de visitar a las personas con regularidad. Tal vez podría parecernos que esto es demasiado difícil de realizar. Pero si no podemos visitar a tres personas cada día, por lo menos podemos verlas una vez por semana. Después de tres meses, habremos tenido contacto con cada una de estas personas unas doce veces. Ciertamente veremos que esta clase de labor arroja resultados muy positivos. Quiero reiterarles que no debiéramos ser demasiado rápidos ni apresurarnos por obtener resultados inmediatos. En lugar de ello, debemos visitar a las personas con regularidad por un período de tiempo. Tal vez no leeríamos el folleto titulado El misterio de la vida humana con alguien a menos que la hayamos visitado unas tres veces. Tomar la vía rápida no da buenos resultados. Tomar la vía lenta será eficaz siempre y cuando perseveremos. Si continuamos visitando a tres personas tres veces por semana, veremos que algo positivo sucede. Si queremos ver que nuestra iglesia crezca, tenemos que poner esto en práctica.

  Por causa de la predicación del evangelio, de la alimentación que requieren los nuevos creyentes y del perfeccionamiento de los santos, tenemos que visitar a las personas. Los ancianos apropiados, los mejores ancianos, tienen que ser personas que practican visitar a las personas con regularidad. Podría parecernos que no sabemos cómo perfeccionar a otros, pero todos podemos ir a visitarlos. Deberíamos concentrarnos en ir a visitar a las personas y dejarnos ver por ellas. Esta práctica producirá el incremento numérico. Debido a que amo a las iglesias, estoy preocupado por su incremento.

  Hay cierto número de nuevas iglesias en el recobro del Señor que vienen creciendo rápidamente, pero muchas de las iglesias más antiguas, las cuales han existido por unos veinte años más o menos, han experimentado muy poco incremento. Una iglesia que haya sido establecida en 1970 con unos quince santos, tal vez todavía no haya conseguido reunir a más de cincuenta. Hemos estado muy ocupados en nuestras reuniones, cuidando de la iglesia y administrándola, pero tal parece que nuestra labor no ha dado mucho fruto. La razón para esto es que nos hace falta visitar a las personas.

  En el cristianismo hay una regla. Un pastor bueno y fundamentalista que le hable a su congregación todos los domingos, automáticamente logrará un incremento del diez por ciento por medio de los parientes y los hijos de su congregación. Ni siquiera es necesario que él dé buenos sermones. Él simplemente tiene que abrir la Biblia cada semana a fin de dar un breve mensaje a su congregación y debe saber cómo saludar a las personas a la salida de la reunión de manera que logre conmover sus corazones. Después, durante la semana, él deberá visitar a las personas. Es de este modo que en el cristianismo se obtiene un incremento del diez por ciento cada año. Su secreto para ganar personas y mantenerlas en su congregación es ir a visitarlas. Les comparto esto para mostrarles que nos hace falta visitar a las personas. Hablamos demasiado, predicamos en demasía y enseñamos más de la cuenta, pero visitamos muy poco. La mayoría de las personas son ganadas al tener un contacto personal con ellas, y la mayoría de ellas son retenidas y edificadas por medio de tal contacto personal.

  El recobro del Señor comenzó en los Estados Unidos hace unos treinta años. En aquel entonces habían algunos cristianos que eran verdaderos buscadores que estaban dispuestos a recibir algo. El recobro atendió a sus necesidades. Muchos de ellos fueron ganados por medio del ministerio de la palabra. Hoy en día, sin embargo, nos hace falta una nueva cosecha. Se nos hace difícil ganar nuevos creyentes debido a que no tenemos la práctica de visitar a las personas. Todos nosotros tenemos que percatarnos de este secreto. Si no adoptamos la práctica de visitar a las personas y conversar con ellas cara a cara, la mera enseñanza de la nueva manera, la manera bíblica, la manera ordenada por Dios, no dará resultado. Hay solamente una cosa que es eficaz: visitar a las personas y conversar cara a cara con ellas.

  El cristianismo ha edificado una atmósfera en la que únicamente los pastores pueden hacer algo para Dios. Esta atmósfera anula las funciones que corresponden a los miembros del Cuerpo de Cristo y edifica un sistema de clérigos y laicos. Todos nosotros tenemos que tomar la firme resolución de visitar a las personas llevándoles Cristo. Siempre y cuando pongamos esto en práctica, aprenderemos el secreto. Así como cuando se combate con nuevas armas, podemos ganar la batalla en pro del incremento de la iglesia con la “nueva arma” de visitar a las personas.

  Cuando algunos de nosotros visitamos a las personas, hablamos demasiado. Tratamos de ganarlas procurando ganar sus mentes primero; esto es un error. Ganamos a las personas al establecer cierta intimidad y cercanía con ellas, al manifestarles una preocupación íntima por ellas. Si meramente les impartimos enseñanzas a fin de ayudarles con su entendimiento de ciertas verdades, estas personas no nos seguirán. Pero si las visitamos y logramos cierta intimidad con ellas de una manera apropiada, las ganaremos para el Señor.

CONDUCIR A LOS CREYENTES AL CONOCIMIENTO DEL SEÑOR, NUESTRO SALVADOR, COMO ESPÍRITU VIVIFICANTE Y AL CONOCIMIENTO DE SU ESPÍRITU REGENERADO

  Hoy en día muchos cristianos no conocen al Señor Jesucristo, su Salvador, como el Espíritu vivificante y tampoco saben que tienen un espíritu regenerado (1 Co. 15:45; Ro. 8:16). Por tanto, el primer plato que tenemos que servir a los nuevos creyentes debe alimentarlos con el hecho de que nuestro Salvador hoy es el Espíritu vivificante y que nosotros tenemos un espíritu. Incluso hace unos treinta años, cuando vine a los Estados Unidos, la gente me decía que ellos jamás habían escuchado que tenían un espíritu humano. Tenemos que ayudar a los nuevos creyentes mostrándoles esta verdad contenida en la Biblia.

AYUDAR A LOS NUEVOS CREYENTES A DARSE CUENTA DE QUE EL SEÑOR, QUIEN ES EL ESPÍRITU, VIVE EN SUS ESPÍRITUS Y QUE ELLOS SIEMPRE DEBEN EJERCITAR SUS ESPÍRITUS AL ORAR PARA TENER CONTACTO CON EL SEÑOR, QUIEN ES EL ESPÍRITU

  También tenemos que ayudar a los nuevos creyentes a darse cuenta de que el Señor, quien es el Espíritu, vive en sus espíritus (Ro. 8:11, 16). Esto debe ser ministrado a los nuevos creyentes inmediatamente después que han sido bautizados. Ellos también tienen que darse cuenta de que ellos siempre deben ejercitar su espíritu para tener contacto con el Señor, quien es el Espíritu (Ef. 6:18a). Incluso aquellos entre nosotros que han sido cristianos por muchos años descuidan el ejercicio de su espíritu. Somos débiles y pobres en nuestra vida espiritual debido a que no ejercitamos continuamente nuestro espíritu por medio de oración a fin de tener contacto con el Señor. Cuando oremos podríamos, sin darnos cuenta, tener el pensamiento de que el Señor está meramente sentado en Su trono en los cielos. Aunque esto es cierto, también debemos tener plena conciencia de que al orar nos dirigimos a Aquel que está en nuestro ser y que es un espíritu con nosotros (1 Co. 6:17). Si tenemos plena conciencia de esto, ello cambiará nuestra vida de oración.

ENSEÑAR A LOS NUEVOS CREYENTES A LEER DOS VERSÍCULOS DE LA BIBLIA CADA MAÑANA PARA EL AVIVAMIENTO MATUTINO Y UN CAPÍTULO ANTES DE IR A DORMIR

  Tenemos que ayudar a los nuevos creyentes a tomar la nueva manera que consiste en tener avivamiento matutino. En la mañana, ellos no debieran leer demasiados versículos de la Biblia. En lugar de ello, deben aprender a masticar y digerir dos versículos. También debemos alentarlos a leer un capítulo de la Biblia antes de irse a dormir. No debiéramos ser tan legalistas con respecto a cuándo deben realizar tales lecturas. Ellos tal vez lean la Biblia al regresar a sus hogares después del trabajo. En lugar de sentarse a leer el periódico, ellos podrían leer un capítulo de la Biblia. Después de cultivar este hábito, ellos podrían proseguir a estudiar la Biblia. Antes de que ellos estudien la Biblia, sin embargo, tienen que leer un capítulo por día. Si ellos tuvieran tiempo adicional, entonces pueden estudiar ese capítulo. Por tanto, los nuevos creyentes deben ser introducidos en el disfrute de dos versículos cada mañana para tener su avivamiento matutino y de un capítulo al anochecer a fin de poder ser enseñados por Dios (1 P. 2:2-3).

  Tenemos que leer la Biblia y, con el tiempo, estudiarla de tal modo que podamos ser enseñados por ella. Con base en mi estudio de la Biblia, por ejemplo, he aprendido a entender la historia mundial desde la perspectiva de Dios. Daniel 2 contiene la interpretación de una gran imagen de hombre que fue vista por Nabucodonosor en un sueño. Esa imagen humana representa la totalidad de los gobiernos humanos. El gobierno humano comenzó en Génesis 10 con Nimrod, quien edificó Babel. Él fue el inicio de Babilonia. Este gobierno continuará hasta el último césar del Imperio Romano, el anticristo (véanse las notas de Apocalipsis 17:10-12 en la Versión Recobro). El gobierno humano en su totalidad está compuesto, a los ojos de Dios, de cuatro imperios que están representados por las cuatro partes de aquella gran imagen humana descrita en Daniel 2. La cabeza de oro representa al Imperio Babilónico (vs. 36-38). El Imperio Medo-Persa está representado por el pecho y los brazos de plata (v. 39a). El Imperio Greco-Macedonio está representado por el abdomen y los muslos de bronce (v. 39b). El último imperio, el Imperio Romano, está representado por las piernas de hierro y los pies que son en parte de hierro y en parte de barro (vs. 40-43). En aquella gran imagen humana hay solamente cuatro grandes imperios. Estos constituyen la totalidad del gobierno humano. Con base en esta perspectiva divina, hoy en día estamos en la etapa que corresponde al Imperio Romano. Hoy en día, la ley que impera en este mundo está basada en la ley romana; más aún, el mundo entero está lleno de la política romana y la cultura romana. La cultura romana podría ser considerada la consumación de todas las culturas, la cual está compuesta de la religión hebrea, la cultura griega y la ley y política romanas. A los ojos de Dios, hoy en día todavía estamos en la continuación del Imperio Romano.

  Esto nos muestra que si profundizamos en la Palabra, seremos enseñados por Dios. Tenemos que dedicar nuestro tiempo a la lectura de la Biblia. Pablo le dijo a Timoteo que la Biblia es útil para enseñar (2 Ti. 3:16). Debemos ser enseñados por la Biblia y ayudar a los nuevos creyentes a ser enseñados de este modo.

Conducirlos a mantenerse practicando la vigilia matutina (mediante el teléfono como el mejor medio) con los dos versículos que deben leer cada mañana

  Tenemos que aprender a usar el teléfono para ayudar a los nuevos creyentes a mantenerse practicando la vigilia matutina. Hoy en día el teléfono es un “arma moderna” que podemos usar. Cualquiera que no practique tener un avivamiento matutino con el Señor está derrotado. Todos los ancianos deben mantenerse practicando la vigilia matutina y también deben practicarla junto a otros por medio del teléfono. Yo quisiera alentar a los ancianos a que intenten practicar esto con otras personas seis días a la semana. No debiéramos hacerlo con la misma persona toda la semana; en lugar de ello, podríamos tener la vigilia matutina con seis diferentes personas los seis días de la semana. Esto es lo que verdaderamente ayudará a las personas. Cuando ayudamos a las personas de este modo, somos nosotros los que recibimos el mayor beneficio. Existe la urgente necesidad en todo lugar de ayudar y despertar a los santos para que participen en esta nueva manera de practicar la vigilia matutina.

VISITARLOS UNA O DOS VECES POR SEMANA A FIN DE CUIDAR DE SU CONDICIÓN ESPIRITUAL Y NUTRIRLOS COMO MADRE QUE AMAMANTA

  También tenemos que visitar a los nuevos creyentes una o dos veces cada semana a fin de cuidar de su condición espiritual. Tenemos que ir a verlos. Si ellos están enfermos o tienen problemas, ir a verlos confortará su corazón.

  Debemos nutrirlos tal como una madre que amamanta lo haría con sus propios hijos (1 Ts. 2:7). No debemos impartirles demasiadas enseñanzas. En lugar de ello, debemos nutrirlos dándoles pequeñas porciones de alimento espiritual. Al ser nutridos de este modo, ellos crecerán. Pedro dijo que la leche espiritual dada sin engaño hará que los nuevos creyentes crezcan “para salvación” (1 P. 2:2). A medida que crezcan, ellos serán salvos. Crecer equivale a ser salvos. La manera de criar a los nuevos creyentes consiste en nutrirlos a fin de que ellos puedan experimentar el crecimiento en la vida divina, que tiene como fruto su salvación diaria.

  En conclusión, quisiera recalcar nuevamente que lo que se necesita entre nosotros es la práctica de visitar a las personas. Los que sirven a tiempo completo entre nosotros deberían pasar el noventa por ciento de su tiempo visitando a las personas una y otra vez. Tenemos que visitar a las personas con regularidad y conforme a un horario. Entonces la iglesia será cuidada y lograremos el incremento numérico también. Al visitar a las personas las ganaremos para el Señor; al visitarlas las mantendremos en la vida de iglesia; y al visitarlas les ayudaremos a crecer.

  Finalmente, los nuevos creyentes llegarán a tener la experiencia de profetizar en las reuniones de la iglesia conforme a lo que está revelado en 1 Corintios 14. Cuando toda la iglesia se reúne, todos pueden profetizar para la edificación del Cuerpo de Cristo. El factor básico que conducirá a las personas a participar en la manera ordenada por Dios será esta práctica de visitarlos personalmente. La práctica de visitar a las personas hará que espontáneamente se lleven a cabo los tres primeros pasos de la manera ordenada por Dios, es decir: ganar a los pecadores, alimentar a los nuevos creyentes y perfeccionar a los santos. Entonces, aquellos a quienes hayamos perfeccionado avanzarán al cuarto paso, que consiste en profetizar para la edificación de la iglesia como el Cuerpo orgánico de Cristo.

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