
Lectura bíblica: Mt. 18:17; Ro. 16:17; 2 Ts. 3:6, 14; 1 Co. 5:9-13; Tit. 3:10; 2 Jn. 9-11, 7
En el último capítulo vimos que para la práctica de la vida de iglesia en la unidad, el apóstol Pablo tomó una posición tan general respecto a las doctrinas y a las prácticas. En cuanto al asunto de comer, si un hermano cristiano come esto y otro come aquello, el uno no debe criticar al otro. En cuanto al asunto de guardar los días, el principio es el mismo. Si un hermano cristiano guarda un día y lo considera como algo especial, y otro considera todos los días iguales, el uno no debe criticar al otro. Todos deben ser generales.
Respecto al asunto de comer cosas sacrificadas a los ídolos, Pablo no dijo que sí o que no; él solamente cuidó de la conciencia de otros. También, respecto a si uno debe casarse, es difícil decir sí o no. Depende de las circunstancias. Si alguien puede soportar todos los tipos de situaciones, puede que sea mejor que no se case. Si no, es mejor que se case. Esto es general. Pablo sabía todas las doctrinas apropiadas, pero en la práctica de la vida de iglesia él era tan general. Todos tenemos que aprender que para guardar la unidad del Cuerpo, debemos practicar esta generalidad. Si somos especiales, si somos definidos y específicos en cualquier cosa menos nuestra fe, seguramente la unidad será dañada. La unidad será perjudicada y entonces estaremos divididos. La causa principal de las divisiones entre los cristianos es el descuido de preocuparse por la generalidad de la vida de iglesia.
Ahora necesitamos ver otro equilibrio. Hemos visto que la especialidad está equilibrada por la generalidad. La generalidad también tiene que estar equilibrada por algo. Nosotros como seres humanos nos volvemos fácilmente desequilibrados y vamos a un extremo. En el Antiguo Testamento en el libro de Oseas hay un versículo en el cual el Señor comparó a Efraín con una torta no volteada (Os. 7:8). Las tortas cocidas en un homo o en una sartén necesitan ser dadas vueltas una y otra vez. Si las tortas no son dadas vueltas, un lado se quemará y el otro quedará crudo. Algunos de Israel eran como una torta no volteada ante los ojos del Señor. Ellos siempre estaban desequilibrados, y hoy todavía éste es el problema con los hijos del Señor. Muchos cristianos son como tortas no volteadas. Es por esto que tuvimos que ver el equilibrio para la especialidad en el último capítulo, y por qué en este capítulo debemos ver otro equilibrio. En un capítulo más tarde veremos otro equilibrio. Nosotros necesitamos darnos vueltas todo el tiempo. Entonces seremos la mejor “torta”. La especialidad necesita a la generalidad para equilibrarla. La generalidad también necesita algo para equilibrarla.
En el principio de este capítulo enumeré todos los versículos en el Nuevo Testamento, respecto a las personas que no pueden y no deben ser recibidas en la vida de iglesia. No piensen que la iglesia tiene que practicar la generalidad a tal punto que tiene que aceptar a todos los tipos de personas. No, no en absoluto. Sí, debemos ser generales, pero todavía hay ciertas personas con quienes no podemos ser generales, ni con quienes debemos ser generales.
En Mateo podemos ver la seriedad de dejar de oír a la iglesia (Mt. 18:15-17). Nosotros pensamos que si uno se enoja es algo serio; o si uno comete algo inmoral es más serio. Sin embargo, si alguien deja de oír a la iglesia, lo consideramos casi como nada, porque no tenemos consciencia de la iglesia. Sin embargo, el Señor Jesús dijo que tenemos que considerar al tal como una persona pagana. En la Biblia un hombre pagano es peor que un pecador. El Señor Jesús también dijo que tenemos que considerar al tal como un publicano, como un recaudador de impuestos. No debemos considerarlo como un tipo de hermano débil, ni debemos simpatizar con él. No oír a la iglesia es serio.
La Iglesia Católica Romana ejerció demasiada autoridad sobre los santos de modo que un punto de la Reforma fue atacar este ejercicio exagerado de la autoridad. Por esto, la mayoría de los cristianos son muy liberales respecto a la iglesia. Hoy casi nadie respeta a la iglesia. Cuando hablamos acerca de respetar a la iglesia, algunas personas hasta nos condenan, diciendo que esto es catolicismo y que esto es el establecimiento de un papa. Tener un papa seguramente es equivocado. Ejercer demasiada autoridad sobre los santos también está seriamente equivocado, pero esto no significa que la iglesia no tiene autoridad, ni quiere decir que no debemos estar conscientes de la iglesia.
Permítanme ilustrar este punto. Supongamos que tenemos un hermano que es agradable en muchos aspectos. Pero le hace algo a un hermano que es rudo y no muy agradable. Con el tiempo tres hermanos son forzados a contarle a la iglesia acerca de esto. Entonces los ancianos le aconsejarían que se arrepintiera y que se disculpara con el hermano rudo. Pero, él no quiere escuchar; más bien diría que el hermano rudo estaba equivocado. Según el concepto cristiano de hoy, esto no es tan serio. Aun puede ser que algunos digan que fue la falta del hermano rudo y no la falta del agradable. Puede que hasta otros se compadezcan de él, basados sobre el hecho de que ha sido muy agradable todo el tiempo.
¿Qué deberíamos hacer en tal caso? ¿Estarían ustedes de acuerdo en considerarlo como un hombre gentil y como un publicano? Creo que la mayoría de los cristianos no tomarían esto como algo serio. Algunos darían la razón al hermano agradable y dirían que no debemos hacer una discusión de esto. Otros dirían: “Que el tiempo vindique. Probablemente después de dos semanas todo estará bien, y ellos se reconciliarán el uno al otro. Olvidémonos de ello por este momento”. Estas actitudes las mantienen la mayoría de los cristianos, porque ellos no están conscientes de la iglesia. No consideran que dejar de escuchar a la iglesia es sumamente serio. Aunque en la vida de iglesia debemos ser generales, ciertas personas en algunas cosas puede que no respeten a la iglesia ni la escuchen. En este asunto no podemos ser generales. Esto es totalmente algo de la unidad de la iglesia. Nosotros debemos estar conscientes de la unidad.
Romanos 16:17 dice: “Mantened un ojo vigilante sobre los que hacen divisiones, y son causas de caída contrarios a la enseñanza que habéis aprendido, y apartaos de ellos” (lit.). Este versículo solamente puede ser aplicado donde la vida de iglesia está adecuada. Si un grupo cristiano ya es divisivo, no tiene la posición para usar este versículo. El debe practicar la vida de iglesia con las enseñanzas adecuadas y equilibradas del apóstol Pablo: las enseñanzas templadas y no las enseñanzas no templadas. Para usar este versículo, una iglesia local debe estar equilibrada adecuadamente. De otro modo lo que enseña no será adecuado, y será difícil que un creyente escuche a esa iglesia. Cada iglesia local debe guardarse mucho de enfatizar demasiado algo fuera del dominio de la fe.
Permítanme ilustrar este punto. Supongamos que una iglesia local enfatiza demasiado el cubrirse la cabeza, diciendo a todos que el cubrirse la cabeza es una cosa específica en la vida de iglesia, y que todas las hermanas deben tener su cabeza cubierta. Si se hace esto, puede que algunas de las hermanas se vuelvan disidentes. Entonces puede ser que alguien diga: “Apliquémosles Romanos 16:17”. Esta sería una aplicación incorrecta, porque la iglesia está equivocada al enfatizar demasiado el cubrirse la cabeza. El énfasis exagerado de cubrirse la cabeza es lo que causó la disensión.
Ahora consideremos un punto adicional. Supongamos que una iglesia local da énfasis a la unidad, a la unión. Da énfasis a una ciudad, una iglesia, todo el tiempo. Una ciudad, una iglesia, aun llega a ser el lema de la iglesia. Como un resultado, algunos de los santos se vuelven disidentes, aun socavando a la iglesia al ir de miembro a miembro diciendo: “Esto realmente es demasiado. La iglesia aquí es una secta de una ciudad, una iglesia. Es una secta de la iglesia local”. Si éste fuese el caso, tiene que aplicarse Romanos 16:17 a los santos disidentes. Esto es lo mismo en principio que nuestra fe cristiana cuando decimos que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada divinamente palabra por palabra. No importa cuánto digamos esto, no quiere decir que lo enfatizamos demasiado. Puede que día tras día digamos esto; pero, todavía no estamos enfatizándolo demasiado porque esto es algo específico en nuestra fe cristiana. Pero si alguien dice: “Solamente digamos que la palabra de la Biblia es inspirada por Dios. No enfaticemos palabra por palabra. Sólo tomemos la Biblia en una forma general. La Biblia es buena, pero probablemente algunos de los versículos, por lo menos algunas de las palabras, no son inspiradas por Dios. Algunas solamente son dichas por los escritores mismos”. En tal caso debemos aplicar Romanos 16:17.
Debemos tener un entendimiento claro y estar sumamente equilibrados. Conforme a la historia, ser desequilibrado, enfatizando demasiado ciertas cosas, es la causa de todas las divisiones. La enseñanza del apóstol Pablo era muy equilibrada de modo que él pudo decir que alguien que cause división contraria a su enseñanza, tiene que ser evitado, tiene que ser rechazado, tiene que ser marcado. Sin embargo, en algunas de las así llamadas iglesias, este versículo nunca podría aplicarse, porque ellos no tienen la posición para aplicarlo. Ellos ya son una división. Para aplicar este versículo, no debemos ser divisivos en absoluto. Debemos ser totalmente una iglesia local genuina y adecuada con mucho equilibrio.
En 2 Tesalonicenses 3:6, 14, el principio es el mismo que en Romanos 16:17. Pablo dice que algunos caminan desordenadamente y no según la tradición que recibieron de él. También dice que si alguien no obedece a su palabra en esta epístola, debemos tomar nota de aquel hombre y no tener compañía con él. Nosotros debemos tomar nota de éstos, apartarnos de ellos, y no acompañarlos. Acompañarlos sería fortalecer su espíritu divisivo. Les ayudaría a causar más disensión. Solamente una iglesia local que es correcta, genuina y normal, tiene la posición para aplicar versículos tales como Romanos 16:17 y 2 Tesalonicenses 3:6, 14.
Ahora consideremos 1 Corintios 5. Estos versículos cubren cosas pecaminosas tales como la idolatría, la fornicación, el vituperar, la embriaguez y la extorsión. Todas estas cosas son sumamente malignas, e insultan la divinidad de Dios o dañan a la humanidad. La idolatría es algo que blasfema a la Persona de Dios. La fornicación, el vituperar, la embriaguez y la extorsión, dañan a la humanidad. Dios se preocupa mucho de Su Persona divina. El es un Dios celoso. El también se preocupa de la humanidad. Así que Dios no tolerará ninguna de estas cosas. Ninguno que practique la idolatría o sea un fornicario debe ser permitido en la vida de iglesia. La iglesia local tampoco debe tolerar a ninguna persona que sea un vituperador, un borracho o uno que extorsiona. Todas estas cosas dañan a la humanidad, y también dañan el testimonio del Señor sobre esta tierra entre los seres humanos. Por lo tanto, Pablo nos dijo que un hermano o una hermana cristiano que practique cualquiera de estas cosas, tiene que ser quitado de entre la iglesia (v. 13). Pero mientras algo no sea pecaminoso y mientras no esté relacionado a los ídolos, o a cualquier tipo de fornicación, de vituperar, ser borracho, o la extorsión, debemos tolerarlo.
Luego Tito 3:10 dice claramente que un hombre que sea sectario (lit.), después que él es amonestado una o dos veces, hay que rechazarlo, porque la división daña al Cuerpo de Cristo. Dios cuida de Sí mismo. El también cuida de la humanidad. En tercer lugar, El cuida del Cuerpo de Cristo. En una iglesia local nadie debe hacer nada que dañe a la Persona de Dios, a la humanidad, o al Cuerpo de Cristo. Si alguien daña cualquiera de éstos, no podemos continuar recibiéndolo. La iglesia tiene que apartarlo, rechazarlo, o alejarse de él. Nosotros no podemos asociarnos con tales personas.
En 2 Juan 9 dice: “Todo el que va más allá y no habita en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios”. Esto se refiere a uno que va más allá, que sobrepasa las enseñanzas de los apóstoles respecto a Cristo. Los apóstoles enseñaron que Cristo es el Hijo de Dios encarnado para ser un hombre y que El es el que nos da la vida eterna. Ellos también enseñaron que El es el que murió en la cruz por nuestros pecados y fue resucitado en el tercer día. Estos son los puntos principales de la enseñanza de los apóstoles. El dar vida eterna es para regeneración. El morir en la cruz por nuestros pecados es para redención. La resurrección es para el impartir de vida.
Aun en el primer siglo, algunos así llamados cristianos, llamados anticristos, habían ido más allá de estos puntos. Algunos decían que Cristo no vino en la carne (2 Jn. 7). En otras palabras, ellos no reconocían la encarnación de Cristo. Hoy en el mismo principio algunos de los así llamados modernistas que a sí mismos se llaman cristianos, dicen que Cristo murió en la cruz como un mártir, sufriendo la persecución, y que El no murió allí por nuestros pecados. Estos dicen que Su muerte no fue para la redención, sino solamente para el martirio. Ellos también dicen que Cristo nunca resucitó. Si alguno de aquéllos admitiera que Cristo fue resucitado, diría que El sólo fue resucitado espiritual y no físicamente. Todas estas personas han ido más allá de lo que Cristo enseñó.
No debemos dar a este tipo de anticristo o modernista ni un saludo (2 Jn. 9-10). Si les damos el saludo, nos hacemos participantes de sus maldades. Aún más, no debemos recibirlos en nuestra casa. Puede ser que algunos digan que si practicamos esto, somos demasiado específicos y que debemos ser generales. Pero no podemos ser generales con estos tipos de personas. Ellos son los que blasfeman a Cristo. Nosotros no podemos asociarnos con los blasfemadores del Señor. Cualquiera que blasfeme al Señor Jesús debe ser expulsado de la iglesia. Nosotros tenemos que alejarnos de él.
Espero que esta palabra haya hecho claro quiénes son las personas con las cuales no podemos asociarnos. Nosotros los cristianos muchas veces somos específicos cuando el Señor demanda que seamos generales. También, muchas veces somos generales cuando el Señor demanda que seamos específicos. Sin embargo, creo que después de orar-leer todos estos versículos unas pocas veces, ustedes obtendrán el concepto claro. En la vida de iglesia, por generales que seamos, hay ciertas personas que no podemos aceptar. Tenemos que ser específicos con estos tipos de personas. No podemos asociarnos con ninguno de ellos.
Muchas veces las personas han venido a nuestras reuniones y se han entusiasmado. Ellas proclamaron que nuestras reuniones son maravillosas y que la forma en que el Señor se está moviendo entre nosotros es admirable. Sin embargo, después de algunos días, dejaron de venir porque oyeron algo con lo cual no estuvieron de acuerdo. Este tipo de comportamiento muestra que estos queridos nunca habían visto qué es la unidad de la iglesia. Si ellos hubiesen visto qué es la iglesia y qué es la unidad de la iglesia, no se habrían preocupado de las cosas con las que no estuvieron de acuerdo. Ellos no se habrían preocupado por la condición de la iglesia, sino por la posición apropiada.
Permítanme ilustrar usando la cautividad del pueblo de Israel como un ejemplo o como una clase de tipo. Durante el tiempo normal en su historia, todos los israelitas en la Tierra Santa eran uno, tomando a Jerusalén como su único centro. Más tarde llegaron a estar esparcidos. En otras palabras, llegaron a estar divididos. Primero, algunos fueron llevados a Siria. Luego algunos fueron llevados a Egipto. Con el tiempo casi todos los restantes fueron llevados a Babilonia. Esta fue su cautividad. Esta también fue su división. Después de setenta años de cautividad, el Señor les mandó regresar. No un gran número, sino sólo un pequeño remanente, regresó.
Nehemías, Esdras y Hageo, nos muestran que los que regresaron estaban en una condición pobre. Algunos se habían casado con esposas gentiles. Supongamos que en Babilonia la mayoría de los hebreos restantes eran espirituales, piadosos, teniendo aun algunos gigantes de la espiritualidad entre ellos. También, supongamos que ellos siempre tenían buenas reuniones. Además, supongamos que los de Siria y Egipto no eran tan buenos como los de Babilonia, pero por lo menos mejores que los que regresaron. Ahora mi pregunta es ésta: “¿A cuál de estos cuatro grupos se unirían ustedes?”. La mayoría de la gente en Babilonia era piadosa, espiritual y adorable, y sus reuniones son altas. También muchos gigantes espirituales están allí. ¿Ustedes irían a unirse con ellos, o al grupo que regresó a Jerusalén cuya condición era tan pobre?
La situación real es que hoy casi ningún cristiano se ocupa de la posición. La mayoría solamente se preocupa de la condición. ¿Por qué los cristianos quieren unirse a un grupo particular? Es porque los que están en él son espirituales, o sus reuniones son buenas. Sin embargo, nosotros tenemos que comprender que la posición es mucho más importante que la condición. La posición nunca puede ser cambiada, pero la condición puede fluctuar. Hoy la reunión puede ser maravillosa, pero mañana puede ser pobre. Yo no digo que no debemos poner atención a nuestra condición, pero ésta no es la primera cosa. Esta no es la cosa primaria. Es secundaria. La cosa primaria es la posición. Si hemos visto qué es la iglesia y qué es el recobro de la unidad, nos ocuparíamos principalmente de la posición y pondríamos alguna atención a la condición.
Nos gusta mejorar nuestra condición, pero nuestra carga es por la colocación, la posición. La gente en Babilonia puede haber sido bastante espiritual. Ellos pueden haber tenido maestros sobresalientes que exponían la ley y ministraban la Palabra adecuada y ricamente. Sin embargo, por espirituales que fuesen, por mucho que conocían la Palabra, o por mucho que se estaban comportando de la manera correcta, ellos no eran la unidad, y no reedificaron el templo. Ellos no fueron los que realizaron esto, porque no tenían la posición. Aun pueden haber tenido la habilidad y la capacidad, pero todavía no tenían la posición. Por lo tanto, no podían reedificar el templo. El deseo de Dios sobre esta tierra no es principalmente la espiritualidad de Su pueblo. Su deseo principal es la reedificación de Su casa.
La historia nos dice poco tiempo después del regreso de la cautividad y de la edificación del templo, Cristo vino por primera vez. El nació en Belén, a través de un descendiente de la casa de David. No importa cuán espirituales fuesen los que estaban en Babilonia, no eran el pueblo con la posición adecuada para que Cristo naciera a través de ellos. Cristo nació en Belén de uno que era descendiente de los que regresaron. Solamente los que regresaron y que estaban en el terreno correcto, cumplieron el propósito de Dios de reedificar el templo y traer a Cristo a esta tierra. Si alguien llega a tomar el camino de las iglesias locales, para ser una parte del recobro del Señor, solamente porque las reuniones son buenas, estoy temeroso de que algún día él partirá, porque la condición de las reuniones fluctuará. Hoy hay un cielo claro, pero puede que mañana sea un día brumoso, y el tercer día un cielo tormentoso. Entonces él será ahuyentado. Sin embargo, si él tiene claridad acerca de la posición, no se preocupará por el tiempo fluctuante.
Yo les animo a ustedes a llevar todas estas cosas al Señor y a orar. ¿Ustedes realmente han visto la iglesia? ¿Realmente han visto qué es el recobro de la unidad? Por todos los años anteriores hemos pasado por muchas clases de sufrimientos, persecuciones, ataques y críticas, no del mundo gentil, sino principalmente de algunos en el cristianismo. Por la misericordia del Señor nunca hemos sido conmovidos. Mientras más somos atacados, más sólidos nos volvemos. El Señor ha ganado la victoria.
Nosotros que hemos sido traídos de vuelta a “Jerusalén”, tenemos que tener claridad de lo que estamos haciendo y de nuestra posición. Puede que hoy la condición sea gloriosa, y que mañana sea despreciable. Pero no sean perturbados por esto. El tercer día puede ser maravilloso. Sin embargo, necesitamos mantener nuestra posición de equilibrado. Si no somos equilibrados, causaremos perturbación. Perderemos el impacto y aun permitiremos que algún terreno sea tomado por el enemigo. Mientras nos mantengamos firmes sobre el terreno adecuado con todos los equilibrios apropiados, estaremos aquí hasta que el Señor regrese. Nada puede superar este camino o este testimonio.