
Lectura bíblica: Jn. 10:10b; 6:57, 63; 21:15; 1 Co. 3:2, 6; 15:45b; 6:17; Ef. 4:13-15; 2:21; 1 P. 2:2-3, 5
En el capítulo anterior señalamos que Dios está principalmente por cuatro cosas. En primer lugar, El se preocupa por Sí mismo, por Su Persona divina. En segundo lugar, El se preocupa por la humanidad. El hombre fue hecho por El en Su propia imagen para Su expresión. En tercer lugar, Dios se preocupa por Su Cristo, Su Hijo Jesucristo. Finalmente, Dios se preocupa por el Cuerpo de Cristo.
Dios no tolerará nada que sea una blasfemia o un insulto para El mismo. Dios rechaza cualquier idolatría o a cualquiera que adora ídolos. El nunca permite que ningún hombre tenga otro Dios. Dios también se preocupa mucho por el hombre que El hizo para expresarse a Sí mismo. Cualquier cosa que dañe a la humanidad, tal como la fornicación, la extorsión, o cosas como éstas, Dios nunca las permitirá. Entonces cualquier cosa que insulte a la Persona de Cristo, o a la obra redentora de Cristo, incluso Su encarnación, Su crucifixión, Su resurrección, Su ascensión, Su Señorío, o Su venida, Dios nunca la tolerará. El Cuerpo de Cristo, la iglesia, es únicamente uno; nada debe dividirlo ni dañarlo. Cualquier cosa que lo dañe, Dios nunca la permitirá. Es por esto que el apóstol dijo que a una persona que es sectaria hay que amonestarla una vez, a lo más dos veces, pero que si no quiere escuchar, hay que rechazarla (Tit. 3:10). Dios es muy fuerte respecto a este punto, porque ser sectario daña al Cuerpo de Cristo. Dios se preocupa básicamente por estas cuatro cosas.
Algunos cristianos, sin embargo, creen y enseñan que Dios se preocupa mucho por lo que ellos llaman la “gran comisión”, es decir, ir a predicar el evangelio y luego bautizar a las personas por inmersión. Otros creen y enseñan que Dios se preocupa mucho por el hablar en lenguas. Entre estas personas algunos enseñan que si uno no habla en lenguas, no puede recibir el bautismo del Espíritu Santo. Sin embargo, Dios ha reaccionado ante estos tipos de enseñanzas. Muchos buenos santos nunca han sido bautizados por inmersión. También, miles han sido salvos que nunca hablaron en lenguas. Aun muchos llegaron a ser gigantes espirituales. Durante el último medio siglo, casi ninguno fue tan prevaleciente como el hermano Watchman Nee, pero él nunca habló en lenguas. Varios otros que fueron usados por el Señor, tales como Charles H. Spurgeon, D. L. Moody, R. A. Torrey y George Müller, el rey de la fe, no hablaron en lenguas.
Sin embargo, esto no significa que el hablar en lenguas está incorrecto. Ni quiere decir que la inmersión está incorrecta. Yo estoy por la inmersión. Mi punto es que Dios no se preocupa mucho por las diferentes enseñanzas y prácticas, como lo hacen algunos cristianos.
Todos debemos aprender una lección básica. Si una persona es una adoradora de ídolo, nunca podría ser usada por Dios. Más bien, Dios rechaza a cualquiera que adore un ídolo. Dios también rechaza a un fornicador. El nunca podría usar a alguien así. Sin embargo, no se puede decir que Dios rechazará a alguien que no esté de acuerdo con la inmersión. Puede que ustedes hayan terminado con él, pero Dios no ha terminado con él.
Tampoco podemos decir que Dios podría usar a un modernista, a uno que dice que Cristo no es el Hijo de Dios, o dice que Cristo no murió en la cruz por nuestros pecados, sino que solamente sufrió el martirio. Tampoco Dios puede usar a uno que sea sectario. Dios rechaza a tales personas. Pero no se puede decir que si alguien no habla en lenguas, Dios ha terminado con él. Puede que ustedes hayan terminado con él, pero Dios no ha terminado con él.
La consideración primaria de Dios es que mientras ustedes le amen y le adoren como su Dios único, mientras amen a la humanidad y no hagan nada para dañarla de ninguna manera, tal como la fornicación, la extorsión, etc., mientras honren a Cristo, le respeten, le reciban, le sigan, le amen, y le tomen como su Redentor, como su vida, como su Señor, y como su todo, y mientras amen al Cuerpo de Cristo, a la iglesia, y vivan para ella, serán personas que Dios usará mucho.
Todas las otras cosas son menores. Si les gusta usar una cubierta para la cabeza, pueden cubrir la cabeza por causa del Señor. Si les gusta el lavamiento de los pies, pueden practicarlo. Si les gusta tomar pedazos pequeños de pan leudado para la mesa del Señor, háganlo. Si les gusta tomar pan sin levadura, prepárenlo. Nosotros no debemos oponernos a ninguna enseñanza ni práctica como éstas. Sin embargo, si a mí se me pide preparar el pan, prepararía algo no leudado. Yo no insisto en el pan sin levadura; pero, lo practico. Si yo fuese una hermana, seguramente usaría una cubierta para la cabeza. Conforme a mi conciencia, tendría que cubrir mi cabeza. Yo practicaría estas cosas de esta manera; pero, no insisto en ninguna forma. La consideración y el interés básicos de Dios es solamente por Sí mismo, por la humanidad, por Cristo, y por el Cuerpo de Cristo, la iglesia.
Ahora llegamos al último asunto, al sentido práctico de la vida de iglesia. Esto también es algo que hemos aprendido de la historia. Aunque no pudimos estar en muchas cosas durante los veinte siglos pasados, hemos podido estudiar la historia, incluso las biografías y las autobiografías de muchos. Leyendo estos libros, hemos llegado a conocer las diferentes prácticas entre los cristianos durante los últimos mil novecientos años. Como un resultado, comprendemos que hoy la mejor cosa, la cosa fundamental, la primera cosa de la cual tenemos que ocuparnos en el sentido práctico de la vida de iglesia es el asunto de la vida.
La historia del recobro del Señor muestra que en los pasados cuatrocientos o quinientos años casi todas las enseñanzas se han recobrado. También los dones se han recobrado a lo máximo y aun al extremo. Sin embargo, el asunto de la vida nunca se ha recobrado adecuadamente.
En la historia del recobro del Señor, hay un aspecto que ha sido llamado la línea de la vida interior. Empezó con los místicos hace cerca de trescientos años. La epístola a la iglesia en Sardis en Apocalipsis 3 se refiere proféticamente a la iglesia durante el tiempo de la Reforma. El Señor dijo a la iglesia en Sardis: “Tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante y establece lo restante” (lit., vs. 1-2). Esto significa que lo que todavía permanece tiene que ser vivificado. Ante los ojos de Señor la iglesia reformada tiene el nombre de que está viva, pero está muerta.
El Señor reaccionó a esta falta de vida levantando a un grupo de creyentes que todavía estaban dentro del catolicismo. Ellos empezaron el así llamado misticismo y nunca dejaron la Iglesia Católica Romana. Algunas de las personas fueron la señora Guyón, el padre Fenelon y el hermano Lawrence. Aunque este grupo de buscadores estaba dentro de la Iglesia Católica, ellos estaban mucho por la vida interior. Muchos que se preocupan por la vida interior han recibido ayuda de estos místicos. Más tarde, William Law, un hermano británico, adoptó el misticismo y lo mejoró. Luego Andrew Murray recibió ayuda de William Law y llegó a ser un gigante de la línea de la vida interior.
Sin embargo, la mayoría de los cristianos no ponen atención adecuada a este asunto. Las enseñanzas son aparentes, y los dones son visibles; sin embargo, la vida interior es algo misterioso. Para nosotros es fácil hablar acerca de nuestra ropa, incluyendo nuestros zapatos, calcetines, pantalones y camisa. Para nosotros también es fácil hablar acerca de nuestro cuerpo físico: las manos, los pies, la nariz, los ojos y los oídos. Pero es difícil hablar acerca de nuestra vida física, porque la vida es misteriosa. Necesitamos la ropa y necesitamos nuestro cuerpo, pero sin la vida física simplemente llegamos a ser personas bien vestidas con un cuerpo hermoseado acostadas en el depósito de cadáveres. Si no tenemos la vida física, somos un cadáver. La situación del cristianismo hoy es casi como ésta: visten a las personas y las embellecen, pero están faltas de vida.
Algunos cristianos hasta hablan sobre la vida, pero la mayoría de ellos no sabe de qué conversan. Estos no saben qué es la vida; no saben quién es la vida, y no saben crecer en la vida. Ellos solamente tienen el término vida. Casi todos los predicadores, ministros y oradores, saben citar Juan 14:6 y Juan 10:10, que dicen: “Yo soy el camino, y la realidad, y la vida”, y “Yo vine para que tengan vida, y la tengan abundantemente” (lit.). Pero si se les pide confirmación, preguntándoles qué es la vida, y cómo podemos crecer en vida, la mayoría respondería que no saben.
En la práctica de la vida de iglesia, la cosa fundamental para ser enfatizada es la vida. A veces otros nos piden que les digamos qué está incorrecto en su lugar, pero nunca debemos hacerlo. Si una persona está muerta, ¿cuál es el provecho en decirle que está equivocada en este asunto o en aquel asunto? Aun si pudiese comprender, no podría cambiar Pero todavía algunos traten de ayudar a los muertos para que tengan un cambio. Hace treinta años yo hice esto en mi ministerio, pero no hoy. En ese tiempo dije a algunas personas que estaban equivocadas en esto, y equivocadas en aquello, y también que tenían que tener un cambio. Después de decírselo hasta les ayudé a tener un cambio, pero no hoy. He aprendido que no es de provecho. Nuestra necesidad es ser vivificados. Cuando tenemos vida, ella se encarga de todo. La vida hará que las personas comprendan que necesitan un viraje. Entonces en la vida viran en redondo por sí mismas.
En el recobro del Señor de la vida de iglesia, en un cierto lugar puede haber una iglesia local genuina. Pero sin el sentido práctico de la vida, estará muerta. Puede estar correcta en todo aspecto, pero está muerta. El cuerpo muerto en el depósito de cadáveres era una persona real, pero ahora es una persona muerta. Por esto, la cosa fundamental en el sentido práctico de la vida de iglesia, es la vida. Nosotros nunca podríamos estar demasiado por el asunto de la vida. Se pueden enfatizar demasiado otras cosas, pero el asunto de la vida nunca se puede enfatizar demasiado.
La cosa más significativa con la vida es el crecimiento. Si no hay crecimiento, significa que o no hay vida, o que algo está mal. Nosotros necesitamos crecer en vida. En Juan 6:57 el Señor Jesús dijo: “El que me come, él también vivirá por mí”. ¿Ustedes piensan que uno vive sin crecer? Miren a los jóvenes: ellos no solamente viven, sino que también crecen. Mientras uno vive, crece. No solamente debemos vivir por el Señor, sino también crecer por El.
El Señor Jesús también nos dijo en Juan 21:15 que tenemos que alimentar a los corderos. Juntemos estos tres versículos del libro de Juan. Es bastante significativo. “Yo vine para que tengan vida, y la tengan abundantemente ... El que me come, él también vivirá por mí ... Alimenta mis corderos”. Nosotros crecemos por lo que comemos, y también alimentamos a otros con lo que comemos. Comemos a Jesús, y así alimentamos a la gente con Jesús. Jesús es el alimento. El es el pasto verde, el pasto tierno para Sus corderos. Nosotros servimos Jesús a Sus corderos, no con una mera enseñanza o doctrina sobre Jesús. Las meras enseñanzas nunca alimentan a la gente. Nosotros alimentamos a los corderos con el elemento, el ingrediente, de Jesús.
Es por esto que no nos gusta enseñar mucho a la gente, y por qué nos gusta pedirles que invoquen el nombre del Señor. Las madres no alimentan a sus hijos con enseñanzas. Ellas no les enseñan a crecer, pero les ayudan a crecer alimentándolos. Día tras día, tres a cinco veces al día, ellas alimentan a los pequeños. Entonces a causa de ser alimentados, los niños obtienen algo para su crecimiento. Ellos crecen por lo que comen. En la vida de iglesia es lo mismo. Esto no es nuestra fe cristiana; sin embargo, para la práctica correcta y adecuada de la vida de iglesia, debemos tener el crecimiento en vida.
Si hay algunos problemas entre los santos en una iglesia local, la mejor forma de solucionar los problemas es volver su atención al asunto del alimentarse, al asunto del crecimiento en vida. Los médicos saben que la mejor medicina es el alimento. Si uno come correcta y suficientemente, la nutrición del alimento tratará con todos los tipos de enfermedad y debilidad. Si los santos se alimentan del Señor Jesús adecuadamente, después de un cierto tiempo toda la falta de vida será absorbida por la vida. Jamás traten de solucionar un problema por su maniobra. Tal vez en la política eso esté bien, pero no en la iglesia. En la iglesia, mientras más juega uno a la política, más estará amortecido. Primero se amortecerá a sí mismo y luego amortecerá a otros. Sean honrados. Sean francos. Sean sinceros. Y nunca jueguen a la política. La única cosa que funciona es el crecimiento en vida. Aprendan a ayudar a la gente a crecer.
A veces las personas fuertes tratan de influenciar a los otros. Esto nunca debe hacerse. Si ustedes han aprendido algo del Señor, si tienen alguna medida de crecimiento en vida, el Espíritu de vida seguramente lo honrará, e impresionará a la gente con lo que ustedes han aprendido. No hay necesidad de que nadie trate de ejercitar ninguna influencia sobre los demás. Con el tiempo este tipo de comportamiento creará una confusión. Aprendamos a ser muy simples, sólo viviendo en el espíritu y ministrando la vida.
Ejercitar la influencia sobre los demás es una cosa, y ministrar la vida a los demás es otra cosa. El ejercitar la influencia sobre otros todavía es algo de la acción del hombre. Permítanme ilustrar en la siguiente forma. Supongamos que yo tengo la experiencia de la vida en hacer las cosas, y he aprendido a hacerlas siempre en el espíritu. Todo lo que debo hacer es simplemente tener comunión con ustedes sobre esto, presentando lo que he aprendido y lo que he experimentado. Quizás podría, de la Palabra, ministrar algo basado en mi experiencia de caminar en el espíritu. Sin embargo, si tengo la intención de hacer algo con un tipo de plan, paso por paso, esto está equivocado. Tal vez yo pueda convencer a los demás sobre este asunto. Aun puede parecer bastante agradable. Es posible que algunos sean convencidos de que tienen que caminar en el espíritu, pero solamente obtienen la doctrina y no la experiencia genuina de caminar en el espíritu. Si es así, yo no estaba ministrando la vida; solamente estaba ejercitando la influencia de mi experiencia sobre ellos. Con el tiempo esto llegaría a ser un tipo de movimiento. Todos conversarán acerca de cómo debemos caminar en la vida, en el espíritu, pero es conversación solamente. Casi no hay un andar verdadero en el espíritu. En las iglesias locales necesitamos tener el crecimiento genuino en vida, sin ninguna política y sin que nadie ejercite ninguna influencia sobre los otros. Nuestra necesidad es que solamente la vida sea ministrada a los demás.
¿Por qué digo que el crecimiento en vida es la cosa fundamental en el sentido práctico de la vida de iglesia? Yo les referiré a 1 Corintios. La gente emplea muy mal este libro. La cosa principal que los Hermanos tomaron de 1 Corintios fue las doctrinas. Tomar solamente las doctrinas es una aplicación inadecuada del libro de 1 Corintios. La cosa principal que el pueblo pentecostal tomó de 1 Corintios fue los dones. Esto también es un mal empleo de 1 Corintios.
Pablo dijo: “Os di a beber leche” (1 Co. 3:2). ¿Esto es enseñanza? ¿Esto es dones? El también dijo en 1 Corintios 13:1: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor (la expresión de la vida), vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe (algo que da sonido, pero que está sin vida)”. Además Pablo dijo que cuando él llegó a Corinto, no llegó con palabras tentadoras de la sabiduría de los hombres, con la enseñanza elocuente, sino con la demostración del Espíritu (1 Co. 2:4). Luego en el capítulo 14 de 1 Corintios, dijo que cuando viniese a ellos otra vez, si viene hablando en lenguas, qué les aprovecharía (v. 6). También, dijo que preferiría hablar cinco palabras claras, que diez mil palabras en una lengua (v. 19). Estos versículos nos muestran claramente que Pablo no apreciaba mucho las enseñanzas ni los dones.
Sin embargo, Pablo sí apreciaba la vida. En 1 Corintios, después que Pablo dijo: “Os di a beber leche”, dijo: “Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios” (3:6). El también declaró que el último Adán se hizo el Espíritu que da vida (15:45), y que el que se une al Señor es un espíritu (6:17). Estos versículos se relacionan totalmente con el asunto de la vida y con el crecimiento en vida. Revelan claramente que la práctica primaria en la iglesia local es el alimentar, el plantar, el regar y el crecer, con la comprensión de que hoy Cristo no es solamente un dador de dones, sino un Espíritu que da vida. La vida es el sentido práctico real. Las enseñanzas son para esto y aun los dones son para esto. Pero hoy la mayoría de los cristianos han divorciado de la vida todas las enseñanzas y los dones. Ellos se preocupan solamente por las enseñanzas o los dones, pero no por la vida. La cosa normal y apropiada es que necesitamos todas las enseñanzas y también los dones, pero las necesitamos para el crecimiento en vida.
La vida y el crecimiento en vida no son nuestra fe cristiana, pero son necesidades en nuestra práctica. Si ponemos nuestra atención solamente a las enseñanzas y a los dones, todavía somos una iglesia local, pero les aseguro, o seremos una iglesia muerta o una disidente. Primero, llegaremos a ser disidentes entre nosotros mismos, y luego tendremos una grieta. Estaremos amortecidos, y entonces tendremos una división. Solamente la vida y el crecimiento en vida pueden mantenernos vivos y guardarnos siempre en la unidad.
Cuando todos volvemos a nuestro espíritu, comprendiendo la necesidad de la vida y del crecimiento en vida, e invocando el nombre del Señor, el amor, el poder unidor, está allí. Todos los ingredientes y los elementos de Cristo serán dulces y nutritivos para nosotros. Todos creceremos juntos, y a nadie le gustará disputar sobre doctrinas o imponer los dones a los demás. Este es el camino para la práctica de la vida de iglesia.
Pablo en el libro de Efesios dijo: “Hasta que todos lleguemos a ... un hombre plenamente maduro” (lit., 4:13), no a un hombre muy bien educado, sino a un hombre plenamente maduros. Luego Pablo continuó: “Para que ya no seamos bebés ... sino ... crezcamos en El en todas las cosas” (lit., 4:14-15). Este libro también revela que la vida y el crecimiento en la vida es todo lo que necesitamos. Las enseñanzas y los dones son a lo más los medios para ministrar el elemento nutritivo a la gente, pero no son el elemento nutritivo mismo. Para cocinar hay ciertos utensilios, pero no servimos los utensilios a la gente. Nosotros servimos el elemento nutritivo. Los dones y las enseñanzas tienen su lugar, pero los elementos nutritivos son Cristo, el Espíritu y la Palabra viva.
Si practicamos esto, todos creceremos hasta que lleguemos a la madurez, a un hombre plenamente maduro, y ninguno de entre nosotros todavía será un bebé. Nosotros creceremos en El en todas las cosas. Así como dice Efesios 2:21, todos creceremos hasta ser un templo, un edificio real. Esto no es realizado por la enseñanza, ni por el ejercicio de los dones, sino totalmente por la vida y el crecimiento en vida.
Pedro dice que como bebés recién nacidos todos tenemos que desear la leche de la Palabra para que crezcamos (1 P. 2:2). Nosotros creceremos por la leche de la Palabra, y luego llegaremos a ser piedras vivas siendo edificadas como una casa espiritual (1 P. 2:5).
Yo espero que todos comprendamos que en la vida de iglesia normal, la práctica adecuada es poner toda nuestra atención al asunto de la vida y al crecimiento en vida. De otro modo, podemos ser una iglesia local genuina; pero, seremos una iglesia muerta llena de problemas. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Nos basamos en nuestra fe cristiana, pero practicamos la vida y el crecimiento en vida. Este es el primer punto del sentido práctico en la iglesia local.