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Mensajes del libro «Espíritu y el cuerpo, El»
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CAPÍTULO ONCE

TESTIGOS DE CRISTO

  En Hechos 1:8 el Señor Jesús dijo: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y seréis Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Aparte de todos los mensajes anteriores en los que hemos hablado del Espíritu, no podríamos entender lo que significa ser un testigo del Señor. Ser un testigo del Señor es ser una persona que está totalmente saturada del Espíritu vivificante, una persona que interiormente está llena del Espíritu vivificante y completamente sumergida en el Espíritu. En ellas, tanto interiormente como exteriormente, está el Espíritu vivificante. Hemos visto claramente que en la impartición de Dios, el Señor Jesucristo hoy es el Espíritu vivificante. Cuando somos llenos de Él y sumergidos en Él, somos uno con Él y de esa manera somos Sus testigos. Todos los santos en el recobro del Señor deben ser tales testigos. Ser un testigo no depende de lo que usted dice y hace, sino más bien de que usted sea una persona llena de Cristo, sumergida en Cristo y plenamente saturada y empapada del Espíritu vivificante y todo-inclusivo. Si usted es así, entonces todo su ser será un testigo del Señor Jesús. Lo que usted es será un testigo.

LOS TESTIGOS Y EL TESTIMONIO

  En Hechos 1:8 la palabra testigos es diferente de la palabra testimonio, la cual aparece en otros versículos. Un testigo denota una persona, mientras que un testimonio se refiere a lo que dicha persona expresa o manifiesta. Primeramente somos testigos, y en segundo lugar, damos testimonio de algo. Según el libro de Apocalipsis, los santos, los creyentes, son el testimonio de Jesús, y el testimonio de Jesús colectivamente es la iglesia. En Apocalipsis los siete candeleros representan siete iglesias (1:20). Estos siete candeleros son un símbolo que nos muestra que las iglesias en la tierra hoy son el testimonio de Jesús. En la eternidad, la Nueva Jerusalén será el testimonio de Jesús. Colectivamente y corporativamente, las iglesias son el testimonio de Jesús, pero individualmente cada uno de nosotros es un testigo de Jesús. Cada uno de nosotros debe ser un testigo de Jesús, una persona saturada de Cristo, sumergida en Cristo y empapada de Cristo. Todo lo que seamos, por dentro y por fuera, debe ser Cristo. Eso es ser un testigo. Entonces, cuando nos reunamos juntos, seremos un testimonio corporativo, pues todos expresaremos lo mismo. En esto consiste el testimonio de Jesús.

  En el cristianismo actual vemos muy poco de lo relacionado con los testigos o el testimonio. Aunque vemos muchos cristianos, no vemos muchos testigos. En vez de ver el testimonio de Jesús, lo que vemos en el cristianismo es una mera religión. No obstante, cada uno de los santos que está en las iglesias del recobro del Señor debe ser un testigo vivo, lleno de Cristo, saturado de Cristo y sumergido en Cristo, quien es el Espíritu todo-inclusivo. Si somos así, entonces espontáneamente seremos el testimonio de Jesús cada vez que nos reunamos.

UNA VIDA DIARIA ELEVADA

  Por causa de este testimonio de Jesús, todos debemos tener una vida diaria elevada. La manera en que vivimos a diario entre nuestros vecinos, compañeros de clase, familiares y amigos debe ser sobresaliente. Mateo 5, 6 y 7, los cuales comprenden la constitución del reino de los cielos, revela que la norma del vivir de los ciudadanos del reino es muy elevada. En nuestro andar diario debemos manifestar excelencia. Esta excelencia sorprenderá a las personas, de modo que sientan admiración por nuestro vivir diario. Esto también será muy convincente. Éste es el factor básico de nuestro testimonio. Si queremos ser verdaderos testigos de Jesús, nuestro andar diario debe alcanzar esta norma. Sin embargo, esto no es un simple comportamiento externo, sino que es la manifestación de Cristo en nuestro vivir. Pablo declaró: “Porque para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21). No se trata simplemente de hacer lo bueno o de comportarse bien; mucho más que eso, se trata de manifestar a Cristo en nuestro vivir a fin de expresar a Cristo. Si no tenemos un andar diario así de elevado, seremos un fracaso en el recobro del Señor. Seremos derrotados y, en cierto modo, el Señor también será derrotado. Por supuesto, el Señor no puede ser derrotado, pero debido a nuestro fracaso, el enemigo pensará que el Señor ha sido derrotado. ¡Cuán vergonzoso es para los que están en el recobro del Señor si su andar diario cae por debajo de esta norma!

REUNIONES VIVIENTES

  Además de una vida diaria elevada, nuestras reuniones de iglesia deben ser vivientes. No queremos tener “servicios religiosos” como los del cristianismo. En vez de ello, queremos tener reuniones vivientes, reuniones que sean ricas, frescas y elevadas. Pero depende de nosotros que tengamos reuniones así de elevadas. Todos, grandes y pequeños, viejos y jóvenes, debemos experimentar a Cristo diariamente. Debemos ejercitar nuestro espíritu para experimentarlo. En otras palabras, debemos ejercitarnos continuamente para la piedad, para experimentar a Cristo en todo aspecto. Esto es lo que llamamos laborar en Cristo. Cristo es la buena tierra que produce una variedad de riquezas, pero nosotros debemos laborar en Él. Si laboramos en Cristo, con el tiempo obtendremos una cosecha de Él. Entonces, cuando vengamos a las reuniones, vendremos con un excedente de Cristo y ofreceremos este excedente a Dios. Esto será una exhibición de Cristo. Usted exhibirá una porción de Cristo y yo ofreceré otra porción de Cristo. Si todos traemos un excedente de Cristo, nuestras reuniones serán una exhibición de las riquezas de Cristo. Nuestro espíritu será muy viviente, los testimonios serán frescos y la atmósfera será elevada a los cielos. Esta reunión será una vergüenza para el enemigo. En esta clase de reunión toda la muerte será absorbida, el Señor será expresado, el Padre será glorificado y nosotros seremos nutridos. Finalmente, mediante este tipo de reuniones, la iglesia será edificada. Este tipo de reuniones no sólo son nutritivas para nosotros, sino también muy convincentes para los que vienen por primera vez. Tales reuniones inspiran, quitan velos y alumbran. En estas reuniones, los asistentes serán totalmente saturados de Cristo, las tinieblas y la muerte serán absorbidas, la debilidad desaparecerá, los problemas serán resueltos, todas las necesidades serán satisfechas y los que vengan por primera vez serán beneficiados. Este tipo de reuniones es el testimonio de Jesús.

LA MEJOR VIDA COMUNAL

  En cada una de las localidades, la iglesia también debe asumir la responsabilidad de cuidar de los jóvenes, especialmente de los hermanos y hermanas que aún están solteros. Es necesario tener muchas casas de hermanos y de hermanas, a fin de tener la mejor vida comunal. Incluso las familias entre sí deben tener mucho contacto, comunicación y comunión. Debemos dar un fuerte testimonio a la sociedad de que la vida de iglesia es la mejor vida comunal. Cuando Dios creó al hombre, puso en él el deseo de tener vida social. Los seres humanos sencillamente no pueden vivir sin relacionarse con otros. No podemos vivir sin la sociedad. Supongamos que usted viviera en una enorme mansión en la cima de una montaña, muy apartado de la sociedad, y que permaneciera allí por cierto tiempo sin teléfono y sin ver a nadie. Muy pronto sentiría que esa mansión es en realidad una terrible prisión. Esto demuestra que todo ser humano necesita de la sociedad. Debido a la caída, el pecado se introdujo y ahora Satanás está aquí para ocupar la sociedad humana y hacerla pecaminosa. Es por ello que la sociedad actual es corrupta. Los clubes nocturnos y las fiestas están llenas de corrupción. Por esta razón, la palabra social no tiene una connotación positiva. Sin embargo, los seres humanos necesitan tener vida social, y nosotros, los creyentes en Cristo, necesitamos una sociedad pura. La vida de iglesia es la vida social más elevada. Es debido a esto que afirmamos que la vida de iglesia es maravillosa. Aquí no sólo tenemos a Dios, sino también a otras personas. Disfrutamos a Dios, y también de la compañía de otras personas, quienes son los miembros de Cristo. Cuanta más comunión, contacto y comunicación tengamos unos con otros, mejor. Esto llegará a ser un testimonio para los incrédulos, y nuestros vecinos dirán: “Estas personas tienen la mejor vida comunal, la mejor vida social”.

LO QUE ATRAERÁ A LAS PERSONAS A LA VIDA DE IGLESIA

  Tres cosas atraerán a las personas a la iglesia: nuestro andar diario, nuestras ricas reuniones y una vida comunal apropiada. No tengo duda de que estas tres cosas producirán un aumento numérico. El aumento debe producirse de esta manera, en vez de producirse por medio de la predicación. (Aunque con esto no quiero decir que no debamos predicar, ya que debemos predicar activamente). Debemos tener un andar diario elevado; reuniones que sean elevadas, vivientes y ricas; y una vida comunal pura, y a la vez llena de disfrute. Esto atraerá a nuestros familiares, amigos, vecinos y compañeros de clase, de modo que lleguen a la vida de iglesia. Espero que todas las iglesias y todos los santos presten especial atención a estos tres asuntos.

PRESENTAR LAS VERDADES DEL RECOBRO DEL SEÑOR

  Además de estos asuntos, es necesario que todos seamos adiestrados para presentar las verdades. Todos debemos aprender todo lo relacionado con el recobro del Señor de tal manera que seamos capaces de presentarlo a otros. En otras palabras, debemos aprender a presentar lo que estamos disfrutando en el recobro del Señor. Por ejemplo, muchos cristianos no saben lo que es la iglesia. Algunos piensan que es una capilla, una catedral o una edificación con una torre alta. Los domingos por la mañana muchos suelen decir que van para la iglesia. Otros dicen que su iglesia es la iglesia que está en una determinada calle, lo cual demuestra que en realidad no saben lo que es la iglesia. Por lo tanto, nosotros mismos debemos saber qué es la iglesia y luego debemos aprender a presentar las verdades de una manera agradable, convincente y atractiva. Siempre que otros nos pregunten acerca de algo, debemos estar listos para dar respuesta. En 1 Pedro 3:15 dice que debemos estar “dispuestos siempre a presentar defensa ante todo el que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros”. Supongamos que alguien le preguntara quién es el pastor de la iglesia en Anaheim, y usted respondiera: “¡Todos son pastores!”. Ésa no sería una respuesta apropiada, pues daríamos la impresión a los demás que no queremos hablarles. Incluso una pregunta tan sencilla como ésta no es fácil de responder. A fin de dar una respuesta apropiada, debemos ejercitar tanto nuestro espíritu como nuestra mente.

  Debemos aprender a presentar las cosas a las personas de una manera agradable, convincente, contundente y cautivadora. Cada vez que ellas nos hagan alguna pregunta tenemos una oportunidad para cautivarlas. Para lograr esto, debemos aprender a compartirles de una manera completa. Por ejemplo, si alguien le pregunta qué significa volverse al espíritu, ésa es una excelente oportunidad para compartirle algo y cautivarlo. Todos debemos aprender a hacer esto. Actualmente muchos de nosotros aún no somos diestros en esto. Por lo tanto, debemos aprender a hablar de manera convincente cuando otros nos hagan preguntas. Aprovechen cada pregunta como una oportunidad que tienen para atrapar un pez. Esto requiere de mucho adiestramiento. Hace treinta años yo dediqué mucho tiempo a esta clase de adiestramiento en la iglesia en mi pueblo natal, y funcionó muy bien.

  Supongamos que alguien les hiciera una pregunta difícil o una pregunta tonta. No contesten de manera ofensiva. En vez de ello, respondan de una manera que calme a la otra persona. Ésta es la mejor manera de cautivar a las personas. Es posible hablar con las personas por horas sin responderles directamente su pregunta. No se molesten si les hacen preguntas tontas; más bien, aproveche esa oportunidad para inyectarles algo positivo. No dejen que nadie se vaya sin recibir una buena inyección. Algunos cristianos podrían preguntar por qué nuestras reuniones son tan bulliciosas. No diga: “Todos estamos muy emocionados porque Jesús es nuestro disfrute. Todos comemos a Jesús, y ¡el secreto es comer a Jesús!”. Algunos de nuestros jóvenes han dado respuestas similares. En lugar de responder así, respondan de una manera que ablande el corazón de la persona que ha hecho la pregunta. Mientras hablen con ella, aplíquenle una inyección. Ya sea que esté de acuerdo o no con usted, la inyección entrará en su ser.

  Nuestra localidad es un estanque de peces donde podemos pescar, y todos los días estamos rodeados de peces. Es por ello que siento la carga de que todas las iglesias adiestren a los santos para presentar lo que están disfrutando. Si cada vez que alguien le hace a usted una pregunta, usted responde: “No sé”, no será una persona muy útil. Por supuesto, no es fácil decir: “No sé”. Muchos de nosotros no son capaces de decir estas palabras, no están dispuestos a decirlas o no saben decirlas. Así que, debemos aprender a decir en el momento indicado: “No sé”. Si hacemos esto, estas palabras serán muy útiles.

IR A LOS JÓVENES

  Ahora deseamos hablar respecto a cómo ganar a los jóvenes. Cada iglesia debe ir a donde están los jóvenes. En cualquier campo, el futuro está con los jóvenes. Si una industria o escuela no gana a los jóvenes, esa industria o escuela no tendrá futuro. Esta generación es la generación de los jóvenes. Sin embargo, con esto no quiero decir que no apreciemos a los que tienen más edad.

  Hay tres razones por las cuales debemos ir a los jóvenes. La primera razón es que los jóvenes no están ocupados con tantos asuntos. Es mejor contactar a los jóvenes entre los dieciséis y veinte años. Durante estos años ellos empiezan a entender las cosas, pero no están tan ocupados. Por lo tanto, debemos aprovechar la oportunidad para ganar a los estudiantes que cursan la escuela secundaria y el primer año de universidad. Muchos jóvenes cuando cumplen dieciocho años sienten deseos de abandonar el hogar. Ése es el mejor momento para ganarlos para el recobro del Señor.

  La segunda razón por la cual debemos ir a los jóvenes es que un gran número de ellos se encuentran reunidos en las escuelas. Esto no sucede con ningún otro grupo de edad. Debido a que los jóvenes se congregan en las escuelas, resulta fácil contactarlos. Si desean atrapar los peces, tienen que ir adonde ellos están.

  La tercera razón es que es fácil para los jóvenes —sobre todo al final de la adolescencia— cambiar su modo de pensar, es decir, es fácil para ellos arrepentirse. (Arrepentirse consiste en cambiar en el modo de pensar). Si ustedes les presentan a los jóvenes algo sólido, valioso e interesante, ellos lo aceptarán.

  Debido a estas tres razones, cada iglesia local debe laborar en los recintos universitarios. Quienes participen en esta labor universitaria deben ser jóvenes ellos mismos; cuanto más lo sean, mejor. Si alguien tiene más de veintisiete años le resultará difícil hablar con una persona de diecisiete años de edad. Es mejor laborar con aquellos que están en nuestro propio grupo de edad. Si yo fuera a laborar en la universidad, a ningún joven le interesaría hablar conmigo porque soy una persona muy mayor. Pero si fuera un joven, sería muy fácil que otros jóvenes me hablaran. Por consiguiente, no debemos enviar a los hermanos de más edad a laborar en las universidades.

  Sin embargo, los mayores, es decir, los que tengan más de veintisiete años, no deben pensar que no tienen nada que hacer o que deben jubilarse. En un ejército, aparte de los jóvenes soldados, hay mucho más personal. Toda la iglesia es un ejército combatiente. Sin embargo, eso no significa que todos deban combatir en las primeras líneas de batalla. En vez de ello, debemos enviar a los jóvenes a las primeras líneas de batalla y dejar que los demás laboren detrás de los bastidores. Por ejemplo, los hermanos de más edad pueden dedicar mucho tiempo a la oración. Si les pidiéramos a los jóvenes que no salieran, sino que más bien se quedaran orando, eso les parecería muy difícil. Sería como interrumpir un juego de baloncesto para pedirles a los jugadores que oren. Debido a que su corazón e interés está en jugar baloncesto, a los jugadores les resulta muy difícil suspender el juego para orar. Incluso mientras oran, ellos estarían ansiosos de irse a jugar con la pelota. Así que, en vez de pedirles a los jóvenes que se detengan para orar, nosotros debemos orar por ellos. Necesitamos dos equipos: un equipo que juega y otro que ora. Los jóvenes deben ser el equipo jugador y los hermanos de más edad deben ser el equipo de oración. No obstante, todos somos un solo Cuerpo. Si ustedes me pidieran que me quedara orando en casa, yo me sentiría muy contento. Para mí, orar en casa es algo muy disfrutable.

INVITAR A LOS JÓVENES A NUESTROS HOGARES

  Por un lado, los jóvenes que cursan el primer año de universidad están deseosos de abandonar el hogar; por otro lado, mientras viven en los dormitorios de la escuela, suelen sentirse muy solos y suelen extrañar a su familia. Ésta es una excelente oportunidad para invitarlos a nuestros hogares. Los jóvenes de la iglesia pueden invitar a otros jóvenes a los hogares de los hermanos de edad mediana y de parejas jóvenes. Todos estos hogares deben estar abiertos y dispuestos a recibir a los jóvenes. Cuando ellos vengan, sírvanles algo de comer y de beber. Esto conmoverá sus corazones. Al predicar el evangelio no necesitamos valernos de trucos. Simplemente debemos orar, predicar la palabra y abrir nuestros hogares. Es difícil pedirles a los jóvenes que vayan a las universidades y al mismo tiempo preparen sus casas para recibir a otros. Necesitamos que los más jóvenes vayan a las universidades, que los de más edad oren y que los hermanos de edad mediana preparen sus hogares. Día y noche los hogares deben estar listos.

  En septiembre tenemos una excelente oportunidad para pescar a los estudiantes que recién ingresan en la universidad. Cada septiembre debiéramos pescar un buen número. Sin embargo, eso no significa que no debamos predicar el evangelio a otros. Nuestro andar diario, nuestras reuniones y nuestra vida comunal, todos ellos, son un tipo de predicación del evangelio. Dondequiera que vivamos, debemos influir en nuestra comunidad. Sin embargo, también debemos formar deliberadamente equipos que vayan a las universidades para alcanzar a los jóvenes. Si hacemos esto con mucha oración, un buen número de personas será añadido. Les propongo que septiembre sea el mes para contactar nuevas personas y que octubre sea el mes para cosechar. Durante estos meses, concentren su tiempo y su labor en recoger una nueva cosecha de estudiantes de primer año. Primero coséchenlos y luego edifíquenlos. Después de eso, podrán usarlos a ellos para ganar a sus compañeros de clase o a sus compañeros de cuarto. Debemos proceder de la misma manera año tras año. Tengo la certeza de que cada vez que hagamos esto, cosecharemos más estudiantes de primer año. No dejen perder esta oportunidad. Debemos orar y aprovechar esta excelente oportunidad. Si ganamos a los de primer año, entonces por medio de ellos ganaremos a algunos de sus padres. Al parecer, cuando los jóvenes llegan a la edad de diecinueve o veinte años, ya no escuchan a sus padres, sino que más bien sus padres los escuchan a ellos.

CÓMO AFRONTAR EL ASUNTO DE LOS OPOSITORES

  Desde que el recobro del Señor llegó a este país, ha experimentado oposición. Por supuesto, el recobro del Señor es un testimonio. Pero la religión no tiene un buen sentir acerca de este testimonio. Satanás, el diablo, es el causante de esta oposición, pues sabe que el recobro lo derrotará y traerá de regreso al Señor Jesús. Por lo tanto, a través de los años, la oposición nos ha seguido adondequiera que hemos ido. Como vemos en el libro de Hechos, a los apóstoles les sucedía lo mismo. Adondequiera que iban, encontraban oposición. Incluso algunos opositores seguían a los apóstoles.

  En medio de esta oposición, no debemos ser pasivos. Más aún, no sólo debemos ser activos, sino también agresivos. Sin embargo, tampoco debemos pelear con otros ni enojarnos con nadie. Cada vez que usted se encuentre con un opositor, aproveche esa oportunidad para laborar con él. Si ese opositor expresa algo negativo, no discuta con él, sino más bien sea paciente y amable, y tome nota de todos los puntos negativos que le presenta. Luego, pídale su nombre, dirección y número de teléfono, y dígale que usted desea estudiar más sobre esos puntos y luego volver a conversar con él.

  Cuando alguien se acerque a usted con una actitud negativa y contraria, no se apresure a rebatir los puntos que presenta, porque en ese momento el opositor arde en sus emociones. Si usted intenta rebatir los puntos que le presenta, se quemará. En lugar de responder directamente estos puntos, proceda lentamente, cálmese, y más bien concierte una cita para verse con él nuevamente. No se dé prisa en resolver todos los problemas. Cuanto más usted trate de resolver los problemas, más problemas causará. Después que haya anotado todos los puntos que le presenta, ore acerca de ellos y considere si tiene las respuestas. Si no, tenga comunión con otros hermanos y hermanas. De esta manera encontrará la respuesta y aprenderá algo usted mismo. Luego intente verse de nuevo con la persona opositora, pero no le diga que ya tiene todas las respuestas. En vez de ello, gradualmente y punto por punto, resuelva sus problemas inyectando algo en ella. Los seres humanos son seres humanos. En la creación, Dios le dio al hombre una conciencia y un sentido de justicia. Si usted es genuino, honesto, fiel y amable, la otra persona lo apreciará. Si usted le presenta los asuntos de una manera contundente, correcta y justa, el sentido de justicia del opositor confirmará lo que usted dice y algo se infundirá en él. Pero no espere resultados inmediatos. Un pescador debe ser paciente. Los pescadores que actúan apresuradamente no pescan nada; lo único que logran es asustar los peces.

  Incluso de entre los que se oponen debemos obtener un aumento. ¿No creen que podrían ganar un opositor cada año? Por supuesto, eso implica que tenemos que laborar. Si no laboramos, no ganaremos a nadie, aunque esperemos hasta la eternidad. Algunos de ustedes quizás piensen que no tienen contactos, pero es posible que conozcan a algunos opositores. Los opositores son los mejores contactos. No es necesario que usted vaya a ellos, ya que ellos se acercarán a usted. Todos los opositores son como peces que vienen al pescador y le dicen: “Aquí estoy, listo para caer en el anzuelo”. Pero tal vez usted no crea que los opositores pueden ser atrapados. Debido a que piensa que ellos son enemigos y agresores, usted no los aprecia. Les suplico que cambien este concepto y empiecen a apreciar a cada opositor. Cuando un opositor se acerque para hablar con usted, debe decir interiormente: “Alabado sea el Señor, ha venido un buen pez”. Pero no trate de atraparlo inmediatamente; más bien, con sabiduría, ate al opositor sin que se dé cuenta. Sostenga firmemente el sedal secreto que no lo dejará ir. Los problemas que le plantea son la carnada. Cuantas más preguntas haga y más problemas le presente, más carnada obtendrá. Así que anote los problemas y preguntas que le plantea, lléveselos a su casa, cocine la carnada y preséntesela al pez nuevamente. Entonces el pez se la tragará. Sin embargo, no se dé prisa en atraparlo con el anzuelo. Si lo hace, lo perderá. De hecho, ni siquiera necesita tratar de atraparlo con el anzuelo, pues él de buena gana se lo tragará. Y una vez que se lo trague, estará contento. Espero que dentro de un año muchos de ustedes alaben al Señor por haberles permitido atrapar a un opositor. Si todos hacemos esto, los opositores dirán espantados: “No se metan con esas personas”.

  No piensen que estoy siendo demasiado idealista. Esto realmente sucedió en Fullerton, una ciudad vecina de Anaheim. Los hermanos y hermanas allí obtuvieron la victoria anotando las preguntas que hicieron los opositores, estudiándolas y reuniéndose nuevamente con ellos. La verdad es la verdad. Nosotros tenemos argumentos de peso y la verdad está de nuestro lado. Por lo tanto, no debemos temer la oposición. Si tenemos el oro verdadero, no debemos temer que éste sea puesto a prueba. Cuanto más sea probado, más se hará manifiesta su naturaleza de oro.

  Debemos poner en práctica todos los puntos que hemos abarcado en este mensaje. Si hacemos esto, empezaremos a ganar un aumento significativo.

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