En 1 Corintios 12 Pablo trata el problema de los que tienen un complejo de inferioridad y también el de aquellos que tienen un complejo de superioridad. Estos dos complejos son los que han dado origen al cristianismo de hoy. Debido a que muchos cristianos se consideran inferiores a otros, no participan en las reuniones. Por otra parte, algunos se creen superiores a los demás y se complacen en dominar, controlar y hacerlo todo por todo el Cuerpo. Sin embargo, estas dos cosas, el complejo de inferioridad y el complejo de superioridad, anula el Cuerpo. En este pasaje de la Palabra, Pablo hace lo posible por humillar a los que tienen un complejo de superioridad y por exaltar a los que tienen un complejo de inferioridad. En otras palabras, Pablo está templando el Cuerpo. Esto es exactamente lo que el Señor está haciendo hoy en la vida de iglesia. Debido a que el Señor está templando el Cuerpo, en la vida de iglesia debemos embellecer a los miembros del Cuerpo que son menos decorosos.
En 1 Corintios 12:22 Pablo habla de “los miembros del cuerpo que parecen más débiles”. Quizás usted se pregunte cuáles son estos miembros. Ciertamente no podemos considerar la cabeza un miembro débil del cuerpo. Tampoco debemos considerar débiles los ojos ni los oídos. Los miembros débiles son los dedos de las manos y de los pies. No obstante, los dedos de nuestros pies nos ayudan a andar. Si éstos no ejercieran su función, caminaríamos muy torpemente. Sin embargo, aunque los dedos de los pies nos ayudan a andar, ellos sin duda son los miembros más débiles. Yo aprecio todos los dedos de mi mano, hasta el dedo meñique, el cual me presta un servicio muy valioso. Ahora podemos entender a qué se refería el apóstol Pablo cuando dijo que los miembros más débiles son necesarios.
Mientras Pablo escribía 1 Corintios 12, él estaba bajo la inspiración divina. Vemos que él no desperdició palabra alguna. Por lo tanto, no debemos leer este capítulo con ligereza ni pensar que aquí sólo se nos están presentando algunos ejemplos. Si profundizamos en esta sección de la Palabra, comprenderemos en qué consiste la vida práctica del Cuerpo. No consiste simplemente en una reunión de cristianos. Es posible que los cristianos se reúnan y, con todo, no tengan de manera práctica la vida del Cuerpo. Como dijimos en un mensaje anterior, debemos ser espirituales a fin de tener el Cuerpo entre nosotros de manera práctica. Según 1 Corintios 12, ser espiritual significa ejercer nuestra función. Si no ejercemos nuestra función, el Cuerpo no existirá de forma práctica. Tal vez lo que se tenga sea una reunión de cristianos, pero el Cuerpo no estará presente entre ellos. El Cuerpo se hace manifiesto de forma práctica cuando todos los miembros ejercen su función. Ejercer nuestra función es ser genuinamente espirituales. Por fuerte o débil que usted sea, no será espiritual mientras se quede sentado en silencio durante las reuniones. Sin embargo, si es fuerte de modo que se excede en su función, tampoco será espiritual. Los más débiles deben participar más a menudo y los más fuertes deben limitarse un poco. Ser genuinamente espiritual implica que los débiles deben ejercer su función y que los fuertes deben en cierta medida limitarse. Ésta es la manera en que el Cuerpo es templado. Es mediante este proceso que el Cuerpo se manifestará de manera práctica entre nosotros.
Si hemos recibido esta visión y la comparamos con la situación que impera en el cristianismo actual, tendremos que reconocer que en el cristianismo el Cuerpo prácticamente no existe. Por un lado, muchos no ejercen en absoluto su función; por otro, unos cuantos lo hacen todo. Eso no es el Cuerpo. Únicamente cuando cada miembro del Cuerpo participe en las actividades que realiza el Cuerpo en un momento dado, existirá el Cuerpo de forma práctica. Es sólo entonces que tendremos el Cuerpo en términos prácticos y concretos, no en teoría. Por ejemplo, todos los miembros de mi cuerpo comparten todo lo que mi cuerpo hace. El Señor no obtendrá plenamente Su recobro sino hasta que recobre a Su iglesia como tal Cuerpo. Entre nosotros hoy, el recobro no se ha logrado de forma plena porque el Cuerpo aún no se manifiesta plenamente entre nosotros. Aunque nuestra situación ha mejorado, aún no tenemos el Cuerpo en plenitud. En nuestras reuniones, la mayoría de los santos aún no es espiritual, esto es, ellos no ejercen su función. En vez de ello, tienen un complejo de inferioridad y se creen inútiles. Debido a que se comparan con otros miembros, se menosprecian a sí mismos.
A menudo aquellos que dan testimonios elocuentes desaniman a otros a testificar. Si usted es elocuente, entonces quizás deba restringirse o aun hablar torpemente para que los demás no sean estorbados. Nuestro hablar en las reuniones debe preparar el camino para que otros nos sigan. Sin embargo, la mayoría de los oradores dotados son tan elevados que los demás nunca pueden estar a su nivel. El deseo que ellos tienen de ser los mejores oradores viene a ser un estorbo para los que se comparan con ellos. Esto es de la carne, y anula la vida del Cuerpo. Por la misericordia y la gracia del Señor, todos debemos aprender a ser templados y a templar a otros.
Cuando yo estoy con mi pequeña nieta, me gusta agacharme para estar a su nivel. Si no hiciera esto, ella podría sentirse intimidada o descontenta conmigo. Así que cuando me agacho para jugar con ella, ella se sube encima de mí y a veces se encarama sobre mis hombros. Debido a que desciendo de esta manera, ella y yo, una pequeña niña y su viejo abuelo, podemos jugar juntos y hasta formar un buen equipo. Esto es un cuadro de la vida del Cuerpo. Todos necesitamos aprender a descender al nivel de los que están en un nivel bajo, y los que están en un nivel bajo deben aprender a subirse sobre los hombros de los que se encuentran más arriba, para incluso estar por encima de ellos. Ésta es la manera en que el Cuerpo es templado, la verdadera manera de practicar la vida del Cuerpo. En 1 Corintios 12 el apóstol Pablo estaba templando o concertando el Cuerpo. Éste es el secreto de la vida práctica del Cuerpo.
A estas alturas, quisiera decir algo acerca de la mutualidad. En el versículo 25 Pablo dice: “Que los miembros tengan la misma solicitud los unos por los otros”. En el Cuerpo debemos cuidarnos los unos a los otros. Luego Pablo añade: “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (v. 26). En esto consiste el cuidado mutuo. Debemos aprender a practicar este cuidado mutuo, no sólo en nuestra vida privada, en nuestra vida familiar y en nuestra vida diaria, sino también en las reuniones. Yo debo cuidar de usted y usted debe cuidar de mí. Si yo hablo con frecuencia y usted nunca habla, eso muestra que no está cuidando de mí. Ejercitar el cuidado mutuo significa que debemos hablar en las reuniones. Si usted habla en las reuniones, eso significa que tiene misericordia de mí. A menudo los ancianos son crueles y despiadados conmigo, pues se quedan sentados en la reunión, esperando que yo lo haga todo. Por esta razón, les he dicho muchas veces: “Hermanos, por favor, tenga misericordia de mí y hagan algo. Supongamos que somos miembros de un mismo equipo. Si yo soy el único que juega en el partido y ustedes no hacen nada, serán crueles conmigo. Pero si tienen misericordia de mí, me cuidarán”.
Los que no ejercen su función en las reuniones son crueles; no tienen misericordia de los demás. Algunos hermanos desean ser ancianos. Debido a que nunca han sido ancianos, el pensamiento de llegar a serlo les agrada mucho. Pero si tomaran el yugo del ancianato, se darían cuenta de lo exigente que es este cargo. Por esta razón, muchos ancianos desean ser liberados del yugo del ancianato. La mayoría de los santos en las iglesias son crueles y despiadados con los ancianos, pues no les ayudan a llevar la carga en las reuniones. En la reuniones, ellos dejan que los ancianos lleven toda la carga, la cual puede pesar toneladas. Algunos santos parecen haber hecho un trato secreto de no aliviarles el sufrimiento a los ancianos. Quizás la esposa del anciano sea la única que tenga misericordia de él. Por esta razón, los ancianos sufren en las reuniones. En algunas reuniones los ancianos llevan una carga tan pesada que terminan siendo inmolados. Esto revela la falta de cuidado mutuo.
Sin embargo, a veces los ancianos tampoco ejercitan este cuidado mutuo, pues dominan la reunión y la controlan. Si bien algunos ancianos sufren, otros disfrutan el poder de controlar la reunión. Todos los santos son como “corderitos”, y estos ancianos son como enormes “asnos”. Esto es muy serio, pues el control que ellos ejercen anula la vida del Cuerpo. En lugar de esta vida del Cuerpo, lo que se exhibe son las actividades de un “asno”. Una vez más, vemos que si queremos practicar la vida del Cuerpo tenemos que ejercitarnos en el cuidado mutuo.
Muchas veces en las reuniones yo he sentido la carga de pedir un himno o de ofrecer una alabanza u oración. Pero me abstuve para cuidar de otros. No quería controlar la reunión ni ser un “asno” entre los “corderos”. Sin embargo, algunos ancianos son como estos grandes “asnos”, quienes son los únicos que se exhiben en la reunión. Esto es una señal de que el cuidado mutuo está ausente. Cuando el Cuerpo se manifiesta en la reunión de la iglesia de manera práctica, podemos ver el cuidado mutuo. Tanto en nuestra vida privada como en nuestra vida de reunión, debemos practicar este cuidado mutuo. Debemos cuidar de otros y promover una atmósfera que aliente a todos a ejercer su función. Entonces tendremos entre nosotros la vida del Cuerpo de forma práctica.
El versículo 28 dice: “A unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego obras poderosas, después dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversos géneros de lenguas”. Este versículo no dice: “A unos puso Dios en la iglesia, primeramente lenguas, en segundo lugar interpretación de lenguas, en tercer lugar sanidades, luego obras poderosas, y por último profetas”. Pablo dejó las lenguas al final en su lista. Eso significa que las lenguas son la cola, no son importantes. La Biblia no desperdicia palabras, y las palabras de Pablo son muy significativas. No obstante, cuando es necesario hacerlo, la Biblia repite varias veces un mismo asunto. Así pues, después de enumerar varios asuntos en el versículo 28, Pablo continuó en los versículos 29 y 30 dándonos otra lista: “¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿son todos maestros? ¿hacen todos obras poderosas? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos en lenguas? ¿interpretan todos?”. En estos versículos los últimos asuntos que se mencionan son las lenguas y la interpretación de lenguas. Como hemos señalado, en los versículos del 8 al 10 las lenguas y la interpretación de lenguas figuran en la última categoría. En este capítulo encontramos tres listas, y en cada una de ellas las lenguas y la interpretación de lenguas se mencionan de último. Sin embargo, los que abogan por el hablar en lenguas han invertido el orden de las cosas. Ellos han hecho de la cola, cabeza, y de la cabeza, cola. De hecho, hoy en día no sólo han hecho del hablar en lenguas la cabeza, sino incluso todo el cuerpo. Según algunos, no hay nada más importante que el hablar en lenguas. Esto definitivamente es extremista.
En 1 Corintios 12 Pablo está concertando o templando el Cuerpo. Como hemos visto, templar el Cuerpo consiste primeramente en exaltar a los que se sienten inferiores y en hacer que se humillen los que se sienten superiores. Además, consiste en animar a los débiles y en vestir con mayor honra a los miembros menos decorosos. Finalmente, templar el Cuerpo consiste en poner en práctica el cuidado mutuo. Estos cinco asuntos son fundamentales; no son asuntos insignificantes. En todas las iglesias debemos exaltar a los miembros que se sienten inferiores y, en cierto modo, limitar a los miembros que son superiores. Debemos fortalecer y alentar a los débiles, y adornar a los miembros menos decorosos. Lo que necesitamos es más zapatos para los pies, no más coronas para la cabeza. Ciertos santos han tenido la costumbre de coronar a otros, especialmente a los que consideran héroes. De ahora en adelante, no debemos tener héroes entre nosotros, ni coronar a nadie. En todas las iglesias debemos hacer más zapatos para adornar a los miembros menos decorosos. Si además de esto practicamos el cuidado mutuo, tendremos el Cuerpo entre nosotros de manera práctica.
Debido a que el apóstol Pablo conocía los problemas, la enfermedad, de la iglesia en Corinto, él trató el asunto de los milagros. Todos sentimos curiosidad por los milagros, y nos gusta ver cosas milagrosas. Supongamos que una hermana pudiera flotar por los aires. Todos nos sentiríamos atraídos y no nos interesaría escuchar un mensaje profundo acerca del Espíritu de santidad o del Espíritu de vida. Aunque apreciamos mucho los milagros, el apóstol Pablo fue el primero en derribar esta fascinación por los milagros. Yo deseo seguir su ejemplo y hacer lo mismo.
En el versículo 27 Pablo dijo: “Ahora bien, vosotros sois el Cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”. El Cuerpo no se compone de gigantes, sino más bien de muchos miembros: los fuertes y los débiles, los grandes y pequeños, los decorosos y los que no lo son. Cada miembro del Cuerpo es necesario. Eso es el Cuerpo.
Después de esto Pablo continuó diciendo: “A unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego obras poderosas, después dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversos géneros de lenguas” (v. 28). Fíjense que Pablo no dice “en cuarto lugar”. Después de decir maestros, él deja de usar la secuencia numérica. Esto nos muestra que los primeros tres —los apóstoles, los profetas y los maestros— son los más importantes. Únicamente estos tres son dignos de ser enumerados. Después de esto, nada más es digno de ser puesto en secuencia numérica. Los tres que se mencionan en esta secuencia numérica están relacionados con el hablar. Además, ninguna de estas funciones es milagrosa. Algunos quizás digan que el profetizar tiene que ver con un elemento milagroso. Si usted tiene este concepto, eso muestra que desconoce el significado del profetizar en el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento, profetizar significa proclamar o hablar por alguien; es decir, no significa principalmente predecir. Primordialmente, profetizar significa proclamar algo de Dios, hablar algo por Cristo. La función de los apóstoles, profetas y maestros no es milagrosa, sino que está relacionada con el hablar.
Debemos leer el versículo 28 cuidadosamente, no de modo superficial, a fin de conocer el pensamiento de Pablo. ¿Por qué Pablo usó la palabra primeramente antes de la palabra apóstoles, y luego mencionó a los profetas y maestros en segundo y tercer lugar respectivamente? ¿Y por qué él no mencionó los otros asuntos siguiendo una secuencia numérica? La razón es que incluso en los tiempos de Pablo había confusión en la reunión cristiana debido al hablar en lenguas. Una de las razones por las cuales Pablo escribió esta epístola era corregir el abuso de las lenguas y la confusión causada por el énfasis exagerado en el hablar en lenguas. Al escribir esta epístola Pablo escogió muy bien sus palabras. Cada palabra estaba cargada de significado. Por lo tanto, es muy significativo que en este versículo Pablo mencionara en orden numérico algunos asuntos y otros no. Según la enumeración que Pablo hizo, el hablar en lenguas no significaba mucho para él. Debido a que los corintios exaltaban el hablar en lenguas, Pablo le dio menos importancia a esto.
Debemos leer 1 Corintios 12 con mucho detenimiento. Cuando leemos el libro de Efesios, nos damos cuenta de que estamos tratando ideas muy profundas. Sin embargo, es posible que pensemos que podemos leer ligeramente 1 Corintios 12, y hasta saltarnos algunos versículos; podemos pensar que cuando Pablo hablaba acerca del ojo y del pie simplemente estaba usando un ejemplo infantil. A fin de conocer el Cuerpo, he invertido mucho tiempo estudiando este capítulo. Cuanto más tiempo le dedico, más descubro cuán cruciales son los puntos que contiene. ¿Alguna vez había visto el complejo de inferioridad y el complejo de superioridad que se revelan en este capítulo? ¿Alguna vez había entendido que los miembros menos decorosos de su cuerpo son los pies? En este capítulo encontramos la manera práctica de tener el Cuerpo entre nosotros. En ningún otro capítulo encontramos este secreto. Al mencionar los diferentes dones, Pablo estaba templando el Cuerpo. Hoy el asunto de hablar en lenguas ha sido exaltado. Los cristianos han hecho tanto énfasis en el hablar en lenguas que este asunto se ha convertido en una monstruosidad. Hoy en día el problema relacionado con el hablar en lenguas es mucho peor de lo que era en la época en que se escribió 1 Corintios. Hoy puede que necesitemos una docena de epístolas como 1 Corintios.
Pablo hizo esta pregunta: “¿Son todos apóstoles?”. Supongamos que todos los que están en una reunión determinada fueran apóstoles. Esta reunión no sería una reunión del Cuerpo, sino que más bien una reunión de los hombros. Observe su cuerpo y la variedad de miembros que tiene. Debido a esta variedad, su cuerpo es hermoso. Sin embargo, si todos los miembros fueran hombros, no habría ninguna belleza. A fin de que el cuerpo sea hermoso, debe tener una variedad de miembros. Esto es el cuerpo. Es crucial que ustedes vean que son muy preciosos a los ojos del Señor. Deben dejar su complejo de inferioridad. Asimismo, los que tienen un complejo de superioridad también deben dejar dicho complejo.
En el versículo 30 Pablo dice: “¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos en lenguas? ¿interpretan todos?”. La pregunta de Pablo acerca del hablar en lenguas es un problema para los que están en el movimiento pentecostal o en el movimiento carismático. En 1936 conocí por primera vez el asunto de hablar en lenguas, y después yo mismo tomé la iniciativa de hablar en lenguas y de enseñar a otros doscientos a hablar en lenguas. En ese momento, me esforzaba para que todos hablaran en lenguas. A los que no pudieron hacerlo se les animó a que imitaran hablar en lenguas. Cuando el hermano Nee se enteró de esto, me envió un telegrama que contenía una sola línea: “¿Hablan todos en lenguas?”.
Los pentecostales dicen que hay dos tipos de hablar en lenguas. El primero lo llaman el hablar inicial, el cual ellos dicen que todos deben experimentar. Según ellos, el segundo es la función de hablar en lenguas en una reunión, el cual sólo algunos lo experimentan. ¡Qué interpretación más ridícula! ¿Cómo podría alguien hablar en lenguas inicialmente y no seguirlo haciendo? Sin embargo, los pentecostales se ven obligados a interpretar la Biblia de esta manera, a fin de no quedar atrapados en la pregunta que Pablo hace en el versículo 30 en cuanto a si todos hablan en lenguas. Siento mucho que tantos en el movimiento pentecostal y en el movimiento carismático no presten atención a las palabras de Pablo.
Cuando estuvimos en China, en tres ocasiones intentamos introducir las cosas pentecostales en el recobro del Señor; y cada vez que lo hicimos sufrimos pérdida. Los débitos superaban los créditos. En 1943 atravesábamos por un periodo de sufrimiento y la iglesia se encontraba en una condición baja. Yo fui encarcelado por un mes, y cuando salí de la cárcel me enfermé de tuberculosis. Debido a que la iglesia se hallaba en una profunda depresión, decidimos introducir las cosas pentecostales a fin de motivar a la iglesia. Una de las hermanas se volvió muy osada y poderosa en el asunto de hablar en lenguas, lo cual hizo que las reuniones estuvieran centradas en ella. Al principio los ancianos pensaron que esto era bueno. Sin embargo, después percibieron que las cosas no eran normales y empezaron a orar. Un día una hermana joven entre nosotros murió, y la hermana que era poderosa en el hablar en lenguas profetizó que la hermana que había fallecido resucitaría el próximo día a las doce del medio día. En su profecía ella dijo que el esposo de dicha hermana no necesitaría hacer ningún preparativo para el funeral. Las noticias de esa profecía motivaron a toda la iglesia, y muchos se congregaron para presenciar esa resurrección. Antes del medio día, la hermana que había hecho esta profecía y dos de sus asistentes se arrodillaron y oraron fuertemente y osadamente. Parecían muy vivientes. Finalmente, llegaron las doce del medio día pero nada sucedió. Esperamos hasta las tres de la tarde. Y nada pasó. Finalmente, el mayor de los ancianos se puso en pie y dijo: “Hermanos y hermanas, no debemos prestar más atención a esta tontería. Hagamos los preparativos y enterremos a nuestra hermana”. Ése fue el final del movimiento pentecostal entre nosotros. Aunque no se efectuó ninguna conferencia de obreros en cuanto a este incidente, ni se tomó ninguna decisión, espontáneamente todos abandonaron el asunto. Después de esto, toda la iglesia reanudó las reuniones que se tenían antes.
Permítanme decirles algo que experimenté en la costa occidental de los Estados Unidos en 1963. Cierto grupo me había invitado a compartir en San Diego, y me hospedé en la casa del líder de ese grupo por varios días. Al menos cuatro hermanos más estaban hospedados conmigo en esa misma casa. En una de las reuniones de ese grupo una señora habló en lenguas. La impresión que tuve era que esas lenguas no eran genuinas. Después de que esa señora habló en lenguas, un joven dio lo que supuestamente era una interpretación. Sin embargo, yo me di cuenta de que su interpretación no era genuina, debido a que era tres veces más larga que el supuesto mensaje dado en lenguas. En casa, después de la reunión, le dije a nuestro anfitrión: “Hermano, ¿cree usted que la interpretación que se dio en la reunión era genuina?”. Él reconoció que no era genuina. Entonces yo le dije: “Hermano, ¿por qué necesitamos practicar tales cosas? Tenemos a un Cristo tan maravilloso, y no tenemos el tiempo suficiente para ministrar las riquezas de Cristo a las personas. ¿Para qué desperdiciar nuestro tiempo con cosas que son tontas y falsas?”. Percibiendo cuál era mi actitud, se sintió un poco intimidado conmigo. Unas noches más tarde, después de que me había acostado, él y su esposa empezaron a persuadir a uno de nuestros hermanos. El anfitrión le impuso las manos al hermano, y la esposa le dijo que abriera la boca y dijera algo que no fuera ni inglés ni chino. Puesto que se dio cuenta de que no lo dejarían en paz hasta que dijera algo, expresó algunas palabras en indonesio, las cuales había aprendido de su esposa. El hermano que nos hospedaba y su esposa estaban eufóricos, llenos de regocijo porque ese hermano había hablado en lenguas. A la mañana siguiente, cuando me desperté, escuché de lo sucedido la noche anterior. En la mesa del desayuno le dije a mi anfitrión: “Hermano, ¿no se da usted cuenta que fue engañado anoche? Su esposa le dijo al hermano que no hablara ni inglés ni chino. Así que, esto lo obligó a decir tonterías. Y ustedes se sintieron muy contentos porque había hablado en lenguas”. Ellos no pudieron negar este hecho.
Otro de los líderes de ese grupo nos dijo, a otro hermano chino y a mí, que Dios le había concedido la gracia de hablar en chino, y enseguida empezó a hacer ciertos sonidos. Le dijimos que no entendíamos ni una palabra de lo que estaba diciendo. Así que empezó a hacer otros sonidos, pero le dijimos que aún no entendíamos nada de lo que decía. Aunque sabíamos mandarín, cantonés y otros dialectos, no entendimos ni una palabra del “chino” de este hermano. ¿Qué clase de lengua era ésa?
Durante el Entrenamiento de verano de 1963, recibí una copia de una revista titulada Trinity [Trinidad]. En uno de los artículos el escritor decía que había contactado a doscientas personas que hablaban en lenguas, y todas ellas, sin excepción, dudaban que las lenguas que hablaban eran genuinas. Sin embargo, el escritor las había animado a continuar hablando en lenguas sin importar si estás eran genuinas o no. Después que le pedí a un hermano que leyera este artículo a los entrenantes, les dije: “¿Creen ustedes que los que hablaban en lenguas el Día de Pentecostés dudaban si sus lenguas eran genuinas?”. Por supuesto que ninguno tenía dudas. La razón por la cual estas doscientas personas dudaban era que sus lenguas no eran genuinas”.
Si las lenguas que se hablan hoy fueran grabadas y examinadas por un lingüista, éste diría que no son lenguas genuinas. En muchos casos, tres o cuatro sílabas se usan repetidas veces. ¿Cómo podría un idioma componerse de sólo unas cuántas sílabas? Además, aunque las palabras que se usan suelen ser las mismas, la interpretación casi siempre es diferente. En una ocasión el intérprete puede decir: “Pueblo mío, el tiempo se acaba. He aquí vengo pronto. Velad y orad. Así dice el Señor”. En otra ocasión la interpretación puede ser más o menos así: “Vosotros debéis amarme. Si no me amáis, seréis maldecidos”. Luego podría dar otra interpretación a los mismos sonidos: “Vosotros los ricos debéis dar el dinero para la edificación de un templo”. Y en otras ocasiones el interprete podría decir: “Entre vosotros hay un lobo, alguien que no es un verdadero pastor”. Cualquier lingüista diría que estas “lenguas” no son genuinas. Las interpretaciones son completamente diferentes, pero el hablar es básicamente el mismo.
En 1936 conocí a un líder de las Asambleas de Dios en China, un misionero estadounidense llamado Simpson. Un día mientras tenía comunión con él, le dije: “Tengo un problema. Aunque me ayudaron a hablar en lenguas, dudo que muchas de las veces que he hablado en lenguas haya sido algo genuino”. Le abrí mi Nuevo Testamento interlinear de griego-inglés en Hechos 2, y le mostré que las palabras traducidas lenguas (glóssa) y dialecto (diálektos) se usan de modo intercambiable, lo cual indica que las lenguas que fueron habladas el Día de Pentecostés deben haber sido dialectos. No pudiendo responderme, simplemente me dio la mano y dijo: “Tienes una cabeza muy grande”. A partir de ese momento empecé a dudar que hubiera tenido una experiencia genuina de hablar en lenguas, y un año más tarde abandoné esa práctica.
Hace poco un hermano de la iglesia en Anaheim, quien había tenido sus inicios en un grupo donde se hablaba en lenguas y se había graduado de la Escuela teológica de Melodyland, dijo que los carismáticos están investigando si las lenguas que hablan son genuinas o no. Ciertos lingüistas han dicho que estas lenguas no son un idioma. Por lo tanto, estos líderes carismáticos han empezado a debatir si lo que ellos hablan debe llamarse lenguas o simplemente un sonido vocal.
En 1963 una supuesta profecía fue dada en Los Ángeles que decía que iba a ocurrir un gran terremoto y que Los Ángeles se hundiría en el océano. Como resultado de esta profecía, algunos abandonaron Los Ángeles y se mudaron a otros lugares del país. Sin embargo, nada sucedió. Al siguiente año, la misma profecía volvió a darse, y se publicó un artículo de ella en el periódico de San Francisco. Sin embargo, nada sucedió. Pese a que no se han cumplido tantas profecías que se han dado entre los pentecostales, ellos en su terquedad insisten en continuar teniendo este tipo de profecías. Según el Antiguo Testamento, un falso profeta debía ser muerto. Sin embargo, los círculos pentecostales y carismáticos están llenos de falsas profecías, pero a nadie parece importarle si dichas profecías son verdaderas o falsas.
Como todos sabemos, el movimiento carismático se ha infiltrado en la Iglesia Católica. Debido a que el papa teme perder sus miembros, ha permitido que este movimiento continúe. Con el paso del tiempo, el movimiento carismático se ha mezclado con la misa e incluso con la adoración de María.
Debido a que a nosotros, quienes estamos en el recobro del Señor, nos interesa el aspecto práctico del Cuerpo, siento que debo presentarles a todos la verdadera situación. Hay mucha falsedad en el movimiento pentecostal-carismático. Lo verdadero y lo falso están mezclados, pero son muchas más las cosas falsas que las verdaderas. Hay mucha más levadura que harina. Esta mezcla es la falsificación que más perjudica el recobro actual del Señor. El recobro del Señor está en medio del cristianismo fundamentalista y el cristianismo pentecostal-carismático. Por consiguiente, debemos orar, ver claramente la situación y estar alertas. Debemos discernir lo que es falso.