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Mensajes del libro «Experiencia que tenemos de Cristo, La»
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CAPÍTULO NUEVE

LLEGAR A LA SUPERRESURRECCIÓN AL SER LLENOS DE CRISTO

  En el libro de Filipenses Pablo usa ciertas expresiones que son poco comunes y que no se encuentran en ningún otro libro de la Biblia. Algunas de éstas son: “la excelencia del conocimiento de Cristo”, “el poder de Su resurrección”, “la comunión en Sus padecimientos” y “configurándome a Su muerte”. Aunque quizás usemos estas expresiones frecuentemente entre nosotros, es posible que nos las entendamos adecuadamente. En este mensaje examinaremos otra expresión peculiar: “la superresurrección”. Este término se refiere a una resurrección sobresaliente, no a una resurrección común y corriente. Esta resurrección es semejante a cuando alguien se gradúa con los honores más elevados. Aunque muchos estudiantes se gradúan en esa misma ocasión, sólo uno de ellos recibe el honor de dar el discurso de despedida de la promoción. La graduación de dicha persona es sobresaliente. Por lo tanto, podemos llamar a ese tipo de graduación la graduación sobresaliente o la “extra-graduación”. Cuando Pablo escribió esta Epístola, probablemente sabía que pronto sufriría el martirio. Puesto que creía que habría una resurrección al regreso del Señor, él estaba seguro de que participaría en ella. Sin embargo, su deseo era alcanzar la superresurrección de entre los muertos, la resurrección sobresaliente.

LA DESESPERACIÓN DE PABLO

  En Filipenses 3:11 Pablo dice: “Si en alguna manera llegase a la superresurrección de entre los muertos”. Las palabras en alguna manera revelan que Pablo estaba desesperado. Él era como un corredor en la carrera que está desesperado por ser el primero. El concepto que tenía Pablo era el de una carrera en los juegos olímpicos. Por todos los medios, él quería llegar a la meta de la superresurrección. Todos necesitamos que este sentir de desesperación sea infundido en nuestro ser. Necesitamos estar desesperados por llegar a la superresurrección.

SER LLENOS DE CRISTO

  Un estudiante llega a ser el más destacado de la promoción por haber realizado un excelente trabajo académico y por estar saturado de todo lo que ha aprendido. Si usted desea ser el más destacado de la promoción, debe entonces ser el que más saturado está de lo que ha aprendido de entre todos los que se gradúan. Asimismo, a fin de que Pablo pudiera llegar a la superresurrección de entre los muertos, tenía que ser lleno de Cristo. Hoy tenemos muchos jóvenes que son muy buenos para gritar y liberar el espíritu. Sin embargo, cuando el Señor Jesús regrese, lo que realmente contará es la medida a la cual hayamos sido llenos de Cristo. Es posible gritar y liberar el espíritu, y a la vez estar carentes de Cristo. No hay nada de malo con que gritemos y liberemos el espíritu; pero interiormente tenemos que ser llenos de Cristo. Cuando el Señor Jesús regrese, a Él no le importará cuánto hayamos gritado, sino cual será la medida en la cual hayamos sido llenos de Él. ¿Cuánto de Cristo ha ganado usted? ¿En qué medida Cristo ha llenado su ser? Si usted está lleno de Cristo, entonces estará calificado para participar de la superresurrección.

  No solamente debemos gritar en las reuniones, sino también ser llenos de Cristo y expresar a Cristo en nuestra vida diaria. Dios no simplemente quiere nuestros gritos o que liberemos nuestro espíritu; lo que Él desea es que Su Hijo, Jesucristo, sea forjado en nuestro ser al grado en que llegue a ser nuestra vida y nuestro vivir. Cristo tiene que ser nuestro todo. Cuanto más de Cristo recibamos, más calificados estaremos para llegar a la superresurrección de entre los muertos.

  El concepto que tenía Pablo en Filipenses 3 era el de ganar a Cristo y poseerlo. Como ya dijimos, la palabra ganar implica tanto el hecho de experimentar como de disfrutar. Por lo tanto, Pablo deseaba experimentar y disfrutar a Cristo. Eso significa que él deseaba participar de Cristo, ser partícipe de Cristo y que Cristo se forjara en las fibras de su ser.

EXTENDERNOS AL CRISTO QUE ESTÁ DELANTE

  En los versículos 13 y 14 Pablo dice: “Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús”. Pablo se extendía hacia el Cristo que estaba delante. A fin de entender el pensamiento de Pablo aquí, debemos comprender que cada siglo o era tiene una tendencia, una oleada, una corriente. La corriente del siglo siempre es contraria a Cristo. Hay muchas cosas en la corriente del siglo que pueden alejarnos de Cristo. Cristo nos lleva hacia arriba, hacia los cielos, pero la corriente del siglo nos lleva hacia abajo. Todas las cosas que existían en la época de Pablo, tales como el judaísmo, la filosofía griega, el gnosticismo y la política romana, eran contrarias a Cristo. No es fácil ir hacia arriba cuando una corriente tan poderosa nos arrastra hacia abajo. Por esta razón nosotros, al igual que Pablo, tenemos que estar desesperados para ir en contra de la corriente de este siglo.

  Pablo estaba desesperado para extenderse hacia el Cristo que estaba arriba. En el recobro del Señor nosotros también debemos luchar en contra de la corriente que nos arrastra hacia abajo. Satanás es muy sutil y puede usar cualquier cosa como sustituto de Cristo. Él incluso puede usar la práctica de orar-leer, de alabar y de liberar el espíritu para reemplazar a Cristo. La intención de Satanás es sencillamente mantenernos alejados de Cristo. Si él logra esto, estará satisfecho. En tanto que nosotros no ganemos a Cristo, Satanás estará contento con que gritemos, invoquemos y oremos-leamos. Por lo tanto, en todas nuestras actividades debemos preguntarnos si realmente estamos ganando a Cristo. ¿Estamos ganando a Cristo cuando liberamos nuestro espíritu, cuando oramos-leemos y cuando asistimos a las reuniones? La prueba de todo esto, la norma, es si estamos ganando a Cristo, no si estamos invocando, gritando o liberando nuestro espíritu. Debemos asegurarnos de que en todo lo que hagamos estemos ganando más de Cristo. El crecimiento en vida es sencillamente el incremento de Cristo; es decir, que Cristo se añada diariamente a nuestro ser.

  No piensen que me estoy oponiendo a que griten, invoquen el nombre del Señor, o a que oren-lean la Palabra. Yo fui el primero en practicar estas cosas. Incluso animé a otros a dar voces de júbilo en la presencia del Señor. Lo que quiero decirles es que solamente invocar, gritar, orar-leer o liberar el espíritu sin Cristo es una ofensa contra Dios. Les he dicho una y otra vez que ser religioso es hacer algo que agrada a Dios pero sin Cristo. Si usted grita, libera el espíritu o ora-lee sin Cristo, eso es religión. Tal vez sea una nueva religión, una religión inventada por nosotros, pero sigue siendo una religión, puesto que estamos tratando de agradar a Dios sin Cristo. Hacer estas cosas es seguir la corriente que nos lleva cuesta abajo alejándonos de Cristo. Recibir a Cristo es ir hacia arriba, pero perder a Cristo es ser arrastrados por la corriente. Si usted desea dar gritos de júbilo, debe preguntarse cuánto de Cristo hay en esos gritos. Si no tiene la certeza de que Cristo está en esos gritos, entonces es mejor que permanezca callado. Esto mismo se aplica a la liberación del espíritu y al invocar el nombre del Señor. Todo lo que hagamos para adorar a Dios sin Cristo es religioso. Al igual que Pablo, debemos estar desesperados por ganar a Cristo.

  Cuando Pablo escribió la Epístola a los Filipenses, él ya había alcanzado la madurez. Sin embargo, aún tenía hambre y sed de ganar a Cristo y experimentarlo. Él no tenía la certeza de haberlo ya alcanzado. Por esta razón, él dijo que olvidaba lo que quedaba atrás y se extendía a lo que estaba delante. Él quería dejar todo lo del pasado, fuera bueno o malo. Tenía que dejar atrás tanto sus experiencias judías como sus experiencias cristianas, a fin de ganar a Cristo. Pablo parecía decir: “No sólo mis logros en el judaísmo pueden estorbarme para que yo busque a Cristo, sino también mis experiencias en las iglesias pueden hacer esto. Cualquier cosa del pasado puede impedirme experimentar a Cristo hoy. Por esta razón, me olvido de todo lo que queda atrás y me extiendo a lo que está delante. Cada aspecto de las cosas que están delante de mí es simplemente Cristo mismo”.

  En Filipenses 3:14 Pablo dijo: “Prosigo a la meta para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús”. La palabra griega traducida “prosigo” tiene la misma raíz que la palabra “perseguir”. Todo aquel que persigue a otro está desesperado. Pablo estaba desesperado por seguir a Cristo y por buscarlo. Todos debemos tener tal desesperación.

EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO

  Las reuniones de la iglesia deben ser un testimonio de nuestro vivir y andar diario. ¿Cuál es el testimonio de nuestras reuniones? ¿Qué es lo que ven los que nos visitan cuando asisten a nuestras reuniones? ¿Nos ven solamente gritar, orar-leer e invocar el nombre del Señor? En nuestras reuniones debemos tener algunos testimonios genuinos de nuestra experiencia y disfrute de Cristo. De este modo, cada vez que personas nuevas nos visiten y observen lo que ocurre en nuestras reuniones, ellas quedarán convencidas de que éste es el testimonio de Jesucristo. Mi preocupación presente por todas las iglesias es que experimentemos a Cristo. Si las personas únicamente nos ven gritar emocionados, entonces estamos carentes de Cristo. En tal caso, hemos perdido el testimonio del Señor. En las reuniones debemos tener algo que sea real, sólido, práctico, convincente y que subyugue. Los visitantes deben quedar impresionados con las riquezas de Cristo. Cada vez que una persona venga de visita a nuestras reuniones, debe quedar convencido y subyugado, y decir: “Aquí está el testimonio de Jesús. Éste no es simplemente un grupo de personas que gritan, cantan y alaban, puesto que la realidad de Cristo como vida se encuentra entre ellos. En sus testimonios todos cuentan de cómo están experimentando a Cristo en su vida diaria. Por esa razón, cuando se reúnen tienen mucho de Cristo que presentarle a Dios”. Si somos así, nuestras reuniones serán una exhibición de Cristo. Lo que Dios desea hoy es tener tal testimonio de Jesús.

LA META DE PABLO

  En Filipenses 3 Pablo no pensaba que ya había llegado a la meta. Por lo tanto, iba en pos de Cristo, olvidando lo que quedaba atrás y extendiéndose a lo que estaba delante. La meta de Pablo era obtener la experiencia más excelente de Cristo, la porción más plena de Cristo. Nuestra meta en la vida de iglesia debe ser obtener la mejor experiencia de Cristo. Si alcanzamos esta meta, estaremos llenos de Cristo, y entonces recibiremos la recompensa de la superresurrección de entre los muertos. Debido a que sobresalimos en las experiencias que hemos tenido de Cristo y estamos llenos de Cristo a lo sumo, recibiremos la recompensa de la superresurrección. Éste es el significado más preciso de este pasaje de la Palabra.

TENER UN MISMO MODO DE PENSAR

  El versículo 15 dice: “Así que, todos los que hemos alcanzado madurez, pensemos de este modo; y si en algo tenéis un sentir diverso, esto también os lo revelará Dios”. En el capítulo 2 Pablo exhortó a los filipenses que tuvieran un mismo pensamiento. El único pensamiento que debemos tener es el de olvidarnos de todo lo pasado y extendernos hacia la meta de obtener la mejor experiencia de Cristo, a fin de recibir el premio. Pensemos todos en esta única cosa. Debemos permitir que nos ocupe el pensamiento de cómo ser llenos de Cristo y de cómo tomar la delantera en la experiencia que tenemos de Cristo.

  En este versículo Pablo también dice: “Si en algo tenéis un sentir diverso, esto también os lo revelará Dios”. Esto nos muestra que es posible que pensemos de una manera diferente. Si es así, Dios nos revelará también esto. Tal vez nosotros queramos renunciar a este único pensamiento, pero Dios no desistirá. Quizás nos olvidemos de que debemos experimentar a Cristo y nos ocupemos con otras cosas, tales como dar gritos de júbilo y liberar el espíritu. Puede ser que hasta compitamos con otros en estas cosas. Sin embargo, debemos ser como Pablo, quien proseguía hacia la meta de experimentar a Cristo y disfrutarle. No debemos hablar de Cristo sin tener la experiencia de Él; sin embargo, es posible que dejemos de ir en pos de Cristo y procuremos hacer ciertas cosas a nuestra manera en la vida de iglesia. Cuando hacemos esto, no sentimos ningún gozo dentro de nosotros, sino que más bien, estamos en la carne y no experimentamos a Cristo, y nos parece que el Cristo misterioso ha desaparecido.

  Si ejercitamos nuestro intelecto en vez de ejercitar nuestro espíritu, no experimentaremos a Cristo. Si discutimos entre nosotros y competimos unos con otros, no experimentaremos a Cristo, debido a que no estamos en nuestro espíritu. Cristo no debe ser un término más para nosotros sino una realidad. No debemos centrarnos en otras cosas, sino en Cristo mismo. Todos necesitamos recibir la visión de que lo que Dios desea hoy es Cristo. Si aprendemos esta lección, no nos importará hacer las cosas a nuestra manera ni nos importará nuestro éxito, sino que, en vez de ello, diremos: “Señor, estamos aquí para ganarte a Ti. Muéstranos la manera de ganarte más. No deseamos simplemente tener reuniones; queremos tenerte a Ti. Fuimos asidos por Ti para que pudiéramos asirnos de Ti. Señor, ¿cómo pueden los santos de esta localidad experimentarte y disfrutarte más?”. Ésta es la actitud correcta que debemos tener delante del Señor.

  Lo que el Señor desea hoy no son simplemente reuniones, obra y actividades; Él tampoco desea ninguna práctica. Lo que Él desea es que nosotros seamos vivientes y estemos llenos de Cristo. Entonces todo cuanto hagamos y seamos será el testimonio viviente de Jesucristo. Esto es lo que el Señor necesita hoy.

ANDAR CONFORME A LA MISMA REGLA

  En el versículo 16 Pablo dice: “Sin embargo, en aquello a que hemos llegado, andemos conforme a la misma regla”. Sin importar qué grado de experiencia tengamos, todos debemos andar conforme a la misma regla. Esta regla es tener el único pensamiento. No diga: “Hermano Lee, usted ha estado en el Señor por más de cincuenta años y ha tenido muchas experiencias. Usted ha alcanzado la madurez y se encuentra en un nivel muy elevado. Pero nosotros, llevamos poco tiempo en la vida de iglesia”. No importa en qué nivel nos encontremos, todos debemos andar conforme a la misma regla y no tener otro pensamiento que no sea experimentar a Cristo para la vida de iglesia. Andar conforme a la misma regla simplemente significa tener el único pensamiento. Por esta razón, Pablo les rogó a Evodia y Síntique que tuvieran un mismo sentir (4:2). No importa qué edad tengamos, si somos jóvenes, de edad mediana o ancianos, y no importa cuánto tiempo llevemos en la vida de iglesia, todos debemos andar conforme a la misma regla y tener este único pensamiento. Si hacemos esto, la situación en la vida de iglesia será maravillosa. Al tener este único pensamiento seremos guardados en unidad y en la vida divina. Así, en lugar de que haya divisiones u opiniones divergentes entre nosotros, tendremos la verdadera unidad con vida.

  En todo el recobro, todos debemos tener este único pensamiento: ir en pos de Cristo hacia la meta para alcanzar el premio. Si hacemos esto, estaremos en unidad y también estaremos llenos de vida. Ésta es mi carga en estos días. Espero que esta carga se infunda en todos ustedes y que de ahora en adelante no les importe nada que no sea obtener el mejor disfrute de Cristo. Todos queremos ser llenos de Cristo, a fin de llegar a la resurrección sobresaliente, la superresurrección de entre los muertos. Deseamos tener el único pensamiento a fin de ser uno, no sólo en el espíritu, sino también en el alma. Además, al tener este único pensamiento, la realidad de las riquezas de Cristo alcanzará su plenitud. Éste es el recobro del Señor.

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