
Este libro está compuesto de mensajes dados por el hermano Witness Lee en Los Angeles, California, en la primavera de 1969.
También necesitamos ver que la iglesia no es una organización, sino un organismo. Pero, ¿cuál es la diferencia entre un organismo y una organización? Podemos ilustrar esto con una silla y nuestro cuerpo físico. Una silla es una organización de materiales sin vida, pero nuestro cuerpo físico tiene vida. Así que, es un organismo. La vida califica nuestro cuerpo en un organismo. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, y como organismo depende de la vida. La iglesia es una entidad de vida. Es producida por la vida, es formada con la vida y está en ella. Debemos ver que la iglesia es una entidad de vida. No es algo formado por la enseñanza ni por la organización. No podemos formar una iglesia, organizarla ni establecerla con nuestras enseñanzas, no importa cuán espirituales sean. La iglesia nace de la vida y es formada por la misma. Es totalmente una entidad de vida.
Ahora debemos preguntar: “¿Qué es vida?” Cristo es vida. Juan 1:4 dice que en El está la vida. En Juan 11:25 y 14:6, El dijo que El es la vida. Luego el apóstol Pablo nos dijo en Colosenses 3:4 que Cristo es nuestra vida. Cristo es la vida de los miembros de Su Cuerpo. ¿Quién es Cristo? Cristo es Dios. ¿Dónde está Cristo? Cristo está en el Espíritu.
Pero esto todavía no se entiende claramente. Quiero darle a usted, de toda la Escritura, un cuadro claro con un panorama completo en cuanto a la vida. La intención de Dios en este universo es producir la iglesia, el Cuerpo de Cristo. ¿Cómo puede Dios producir un Cuerpo así? El primer paso fue la creación. Creó muchas cosas y con el tiempo creó al hombre a Su propia imagen (Gn. 1:26). Pero en el momento de la creación, Dios no se dispensó como vida en el hombre. Puso al hombre en el huerto de Edén en frente del árbol de la vida (2:9), y en ese entonces el hombre era un vaso vacío.
Romanos 9 nos dice que somos vasos, envases (vs. 21, 23). Así que, en los tiempos de la creación el hombre tenía la imagen de Dios, pero estaba vacío por dentro. Fue hecho un vaso vacío y fue puesto en frente del árbol de la vida. Dios hizo esto con la intención de que el hombre participara del árbol de la vida, el cual representa a El mismo. Salmos 36:9 dice que Dios es el manantial de vida. Luego Juan 1:4 dice que en El, Aquel que es el Verbo y Dios mismo, está la vida. La vida está en El, así que El es el árbol de la vida.
El Señor es vida, y nosotros tenemos que recibirle (Jn. 1:12-13). Si le tenemos a El, tenemos la vida (1 Jn. 5:11-12). El apóstol Juan dice: “Y la vida fue manifestada, y hemos visto y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó” (1 Jn. 1:2). Cristo es la vida. Cuando Cristo se manifestó, la vida fue manifestada para que la recibiéramos. Si usted tiene al Hijo de Dios, tiene la vida. Por esta vida fuimos regenerados, o sea, nacimos de nuevo, y por la regeneración fuimos producidos como miembros del Cuerpo de Cristo. Cristo es la vida de todos los miembros de Su Cuerpo, y con el tiempo este Cuerpo será aumentado hasta ser la Nueva Jerusalén.
En la Nueva Jerusalén vemos el árbol de la vida una vez más (Ap. 22:2). El árbol de la vida del huerto de Edén no estaba dentro de ningún ser humano. Estaba allí fuera del hombre, y el hombre estaba de pie en frente del árbol de la vida. Pero al final de la revelación divina, el árbol de la vida está en la Nueva Jerusalén. Esta ciudad es la composición de todos los redimidos. Esto significa que el árbol de la vida estará dentro de todos los redimidos.
Además, el árbol de la vida de la Nueva Jerusalén crece en el río de vida (vs. 1-2). Donde el río de vida fluye, el árbol de la vida crece. Si el río de vida fluye en usted, el árbol de la vida crece allí. Cuando tenemos el fluir del río, tenemos el crecimiento del árbol. Esta breve comunión nos da un cuadro completo, aunque sea breve, de la vida en la Biblia.
Apocalipsis 22:1 dice que el río de vida fluye del trono de Dios y del Cordero. Hay un solo trono pero, ¿cómo pueden dos personas sentarse en un solo trono? Usted puede decir que la Biblia nos dice que Jesús está sentado a la diestra de Dios. Por tanto, Dios debe de estar sentado a la izquierda y Jesús, a la derecha. Pero de hecho no hay un solo trono para dos personas. Apocalipsis 21 nos dice que Cristo es la lámpara (v. 23), y nosotros sabemos que Dios es la luz (1 Jn. 1:5). La luz está dentro de la lámpara. En el trono está no sólo Dios, sino también el Cordero. Dios como la luz está dentro del Cordero, quien es la lámpara. El es el Dios-Cordero, lo cual significa que es el Dios redentor.
Génesis 1 no dice que en el principio Dios y el Cordero crearon los cielos y la tierra. Simplemente dice: “En el principio Dios...” Pero al final de la Biblia se encuentra a Dios y al Cordero. Dios está allí con algo más. En el principio está Dios, pero al final encontramos a Dios y al Cordero. Ahora El no sólo es Dios, sino también el Dios-Cordero.
De Dios quien está en Cristo, del Dios redentor, fluye el río de agua de vida. El río de vida es simplemente el fluir de la vida, tal como la corriente de la electricidad es el fluir de la electricidad. El río de vida es el fluir de vida. Así que, el río de vida es Dios en Cristo como el Espíritu que fluye. Es el fluir de Dios. La vida es simplemente el Dios Triuno que fluye en nosotros y por nosotros hasta que sale de nosotros.
Los cuadros presentados en la Biblia, especialmente en Génesis y Apocalipsis, tienen mucho significado. Apocalipsis nos muestra que Dios como la luz está en el Cordero, quien es la lámpara. Del trono del Dios-Cordero fluye el río de vida. Esto significa que Dios en Cristo como el Espíritu —el Dios Triuno— fluye para que lo recibamos. Le recibimos bebiéndole. Cuando usted beba de El, El fluirá en usted. Cuando coopere más con El, El fluirá por usted y saldrá de usted como el Espíritu. Juan 7 nos dice que lo que bebemos y lo que fluye de nosotros es el Espíritu, quien es Dios mismo (vs. 37-39). Por consiguiente, la vida es Dios en tres personas que fluye en nosotros y por nosotros y sale de nosotros.
Ahora necesitamos considerar cómo Dios fluye. La Biblia nos muestra que Dios fluye principalmente en dos pasos. Primero, fluyó al encarnarse. En la eternidad estaba en los cielos y habitaba en luz inaccesible (1 Ti. 6:16), pero un día se encarnó. Descendió a la tierra para morar entre los seres humanos. En El, el que se había encarnado, estaba la vida y la luz.
La encarnación fue el primer paso que Dios dio para poder fluir. Pero este primer paso sólo lo llevó a la tierra entre los seres humanos. Todavía no podía entrar en nosotros. Entonces, tuvo que dar un segundo paso, el de la resurrección. El primer paso fue la encarnación, y el segundo fue la resurrección. Para resucitar, tuvo que sufrir la muerte. Al morir, fue llevado a la resurrección, y con la resurrección, llevó a cabo el segundo paso de Su fluir. En el primer paso, El se encarnó para hacerse un hombre con carne. En el segundo paso, fue transformado, cambió de forma, para llegar a ser el Espíritu de vida. En la resurrección ahora es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora no sólo puede estar en la tierra entre los seres humanos, sino que también puede entrar en nosotros Sus creyentes.
Ahora El está fluyendo en resurrección, y la manera de recibirle es beberle en espíritu invocando Su nombre: “Oh Señor Jesús, Oh Señor Jesús”. Cuanto más dice: “Señor Jesús”, más beberá de El. Cuanto más dice: “Señor Jesús”, más El fluirá. El fluye en nosotros y por nosotros y sale de nosotros para regar toda la tierra, para saciar la sed de todos los necesitados. En el fluir el árbol de la vida crece, lo cual indica que cuando usted tiene este fluir, tiene la suministración de vida. El árbol de la vida produce doce frutos y cada mes da su fruto (Ap. 22:2). El fruto es siempre nuevo y fresco y satisface toda necesidad.
En Juan 14:6 el Señor nos dijo que El es la vida. Luego, en los versículos del 7 al 11 nos dijo que El es uno con el Padre. Felipe dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Luego el Señor dijo: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido? ¿No sabes que Yo soy el Padre? Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí. Soy uno con el Padre. El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre”. En los versículos del 16 al 20 el Señor nos dijo que otra persona sería enviada: el Espíritu Santo. Como el Espíritu, Cristo vendría a entrar en los discípulos. Los versículos del 7 al 11 nos dicen que Cristo es uno con el Padre. Los versículos del 16 al 20 nos dicen que el Espíritu Santo es la realidad de Cristo. Cristo es vida para nosotros siendo la corporificación del Padre hecho real como el Espíritu. Romanos 8:2 habla del Espíritu de vida, y 1 Corintios 15:45 dice que como el postrer Adán Cristo fue hecho Espíritu vivificante.
Nuestro espíritu humano es el punto clave en cuanto a recibirle y contenerle. Romanos 8:6 dice que la mente puesta en el espíritu es vida. Si usted quiere recibir el fluir del Dios Triuno como su vida, tiene que abrirse desde lo profundo de su ser y decir: “Oh Señor Jesús”. Si quiere disfrutarle como vida todo el día, necesita invocar Su nombre continuamente. Cuanto más dice: “Oh Señor Jesús”, más le disfrutará a El. No trate de ser humilde o de comportarse bien. Eso no funciona. Simplemente invoque el nombre del Señor.
¿Cómo puede controlar su enojo? Cuando esté a punto de enojarse, simplemente diga: “Oh Señor Jesús”. Luego no se enojará, sino que su enojo se perderá, o sea, desaparecerá. Se perderá por decir usted: “Oh Señor Jesús”. No trate de ser humilde ni de amar a otros. Cuanto más trata de amar a alguien, menos lo amará. Simplemente invoque al Señor continuamente. Luego todos serán tan amables para usted. Esta es la manera de disfrutar el fluir del Dios Triuno quien es vida.
Si no tenemos la verdadera experiencia de vida, la vida de la iglesia no es práctica ni real para nosotros. Sin la verdadera experiencia de vida, estaremos divididos. No necesitamos hablar de la vida de manera doctrinal. Necesitamos la verdadera experiencia en vida al ejercitar nuestro espíritu. Necesitamos disfrutar a Cristo bebiéndole y permitiendo que El fluya en nosotros y por nosotros y que salga de nosotros. Entonces el Padre en el Hijo como el Espíritu será nuestra vida. Cada día y cada hora necesitamos disfrutarle como nuestra vida. Cuando le disfrutamos como vida, somos humildes y amamos a los demás inconscientemente. Esta vida es Cristo mismo hecho real como el Espíritu, quien está fluyendo en nuestro espíritu. Necesitamos ejercitar nuestro espíritu y decir: “Oh Señor Jesús”. Entonces disfrutaremos del agua viva que fluye en nosotros y por nosotros y que sale de nosotros. Esta es la manera en que disfrutamos de todas las riquezas de Cristo quien es el árbol de vida y quien tiene la suministración plena, abundante y rica para la realidad de la vida de la iglesia.