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Mensajes del libro «Expresión práctica de la iglesia, La»
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CAPITULO ONCE

LA BENDICION SOBRE EL TERRENO DE LA UNIDAD

  Lectura bíblica: 1 Co. 1:10-13; 11:19; Tit. 3:10 Sal. 133:1-3; Ef. 4:3

  Hay cuatro puntos principales en el salmo 133: la unidad, el óleo, el rocío y la bendición de vida. Disfrutamos la bendición de vida por causa de la unidad. Si no estamos unidos, perdemos la bendición de vida. La unidad entre los hermanos es el factor que nos introduce en la vida de bendición. Al comienzo este salmo menciona la unidad, al final menciona la vida, y entre medio están el óleo, o el aceite de la unción, y el rocío. Según la tipología, el óleo se refiere al Espíritu Santo, quien es la tercera Persona de la Deidad en la impartición divina. Pero, ¿qué significa el rocío? La frescura es algo relacionado con el rocío, pero no es el rocío en sí. Después veremos lo que es el rocío.

DOS ASPECTOS DE LA UNIDAD

  Es interesante notar que sólo se mencionan dos aspectos de la unidad: un aspecto se compara con el ungüento que se derrama sobre un cuerpo, y el otro se compara con el rocío que cae sobre un lugar. Estos dos aspectos también existen en la vida de iglesia, y son, respectivamente, el aspecto del Cuerpo y del lugar. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, quien es el gran Aarón, y la iglesia también es la morada de Dios. El óleo de la unción que está sobre la Cabeza desciende sobre el Cuerpo de Cristo, y el rocío del monte Hermón cae sobre Sión, el lugar donde Dios habita. Por tanto, vemos el Cuerpo de Cristo y la habitación de Dios; el Cuerpo de Cristo tiene el óleo de la unción, y la morada de Dios tiene el rocío. Para tener el óleo en el Cuerpo y el rocío en la morada de Dios, necesitamos la unidad. Sin la unidad, no hay óleo ni rocío. Es necesaria la unidad para participar de estos dos aspectos. Cuando estamos en unidad, el óleo de la unción fluye sobre el Cuerpo y el rocío cae desde el cielo sobre la morada de Dios. ¿Se ha dado cuenta alguna vez de que este salmo menciona estos dos aspectos de la vida de iglesia? En el aspecto del Cuerpo del Señor, necesitamos que el aceite del Espíritu Santo fluya todo el tiempo, y en el aspecto de la morada de Dios, necesitamos que el rocío caiga sobre nosotros desde el cielo.

  Los que nos reunimos en Los Angeles realmente hemos probado algo de este óleo y rocío en nuestra experiencia diaria. En las reuniones, y aun en nuestras casas, tenemos un sentir interior profundo de que el aceite de la unción está fluyendo, lo cual es el Espíritu que opera en nosotros por gracia. Al mismo tiempo un riego, muy fortalecedor y refrescante como el rocío, acompaña el fluir del Espíritu. En la vida de iglesia, experimentamos por la gracia el dulce fluir del Espíritu, y al mismo tiempo, tenemos el rocío que nos riega y refresca.

EL ROCIO DE LA GRACIA

  Cuando estamos en una condición pobre, necesitamos misericordia; pero cuando estamos en unidad, tenemos algo más que la misericordia, a saber, el rocío, que es la gracia suficiente del Señor Jesucristo. “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo, sean con todos vosotros” (2 Co. 13:14). La comunión del Espíritu Santo es el óleo que fluye, y la gracia del Señor Jesús es el rocío.

  Cuanto más nos congregamos, tenemos comunión unos con otros y nos amamos, más fluye el Espíritu en nosotros de modo muy dulce, benigno, agradable y placentero; y al mismo tiempo, sentimos la fortaleza interior, el riego, refrigerio, consuelo y el poder. Esto es la gracia. En la unidad, experimentamos la comunión del Espíritu Santo y también la gracia del Señor Jesús. En el aspecto del Cuerpo, necesitamos el óleo, y en el aspecto de la morada, necesitamos la gracia. Sin la gracia, estamos muy secos, pero la gracia nos riega y refresca.

  En la iglesia local la gracia nos riega día tras día, así como el rocío fresco que cae cada mañana. Para mí, no hay noches en la vida de iglesia, incluso las reuniones por la noche son de día. Cuando se celebra la reunión de la mesa del Señor por la noche, siempre siento que es temprano por la mañana, porque allí está el rocío. Lo que acompaña a la unidad en la vida de iglesia no es la noche, sino la mañana con el rocío.

  ¡Alabado sea el Señor! El óleo y el rocío surgen de la envidada bendición de vida. El Señor no sólo nos da la bendición, sino que El la manda. Parece que el Señor en el trono ordena la bendición sobre los que están en el terreno de la unidad. No hablo de algo que no sé. ¡Les relato lo que he experimentado en los últimos cuarenta años! No se imaginan cuánto he disfrutado del óleo de la unción y el rocío en estos últimos años, ¡y sigo disfrutándolos!

LA MANERA DE GUARDAR LA UNIDAD

  ¿Cuál es la manera de tener este disfrute? La manera simplemente consiste en guardar la unidad. Hoy en día muchas personas ponen excusas diciendo que era más fácil guardar la unidad en los tiempos de los apóstoles, pero que hoy no es tan fácil. Dicen que ahora es imposible guardar la unidad, así que no debemos hablar de ella; sólo es suficiente hablar acerca del Señor Jesús y ayudar a otros para que le conozcan. Incluso dicen que cuanto más hablemos de la unidad, más divisiones tendremos. Pero si no guardamos la unidad, no tendremos el óleo ni el rocío, y será difícil que el Señor ordene la bendición de vida.

  ¿Cómo podemos guardar la unidad? Debemos ver que la unidad del Cuerpo es la unidad del Espíritu. El Espíritu mismo es la unidad. Guardar la unidad simplemente significa tener el Espíritu. Sólo podemos conservar o preservar lo que ya tenemos; la unidad del Espíritu ya está aquí, y sólo necesitamos guardarla.

  Pero, ¿cómo podemos guardar la unidad? Según lo narrado en el Nuevo Testamento, era fácil guardar la unidad en Jerusalén porque allí no había divisiones; asimismo, guardar la unidad en Antioquía también era fácil. Sin embargo, guardar la unidad en Corinto no era fácil porque la iglesia en Corinto estaba dividida en cuatro grupos: uno de Pablo, otro de Cefas, otro de Apolos y otro “de Cristo”. Y cada uno de estos cuatro grupos estaba compuesto de verdaderos creyentes. En tal situación, ¿cómo podían guardar la unidad? Si nosotros guardáramos la unidad con los que eran de Pablo, ¿sería ésa la unidad apropiada? Quizá ellos nos amarían y nosotros los amaríamos a ellos, pero ésa no sería la unidad apropiada; sería la unidad basada en Pablo y no en el terreno de la unidad.

  En los tiempos del Antiguo Testamento, Jerusalén era el lugar escogido por Dios donde Su pueblo le adoraría, pero a fin de cuentas todos fueron llevados cautivos a Babilonia. Suponiendo que figurásemos entre aquellos que estaban en Babilonia, ¿estaríamos en la unidad apropiada? Quizá habría cierta unidad, pero no sería la apropiada porque el terreno no era el correcto; Babilonia era el lugar equivocado. Sólo el lugar que el Señor escoge es el terreno apropiado de la unidad.

  Si fuéramos al grupo de Cefas o de Apolos, e incluso al que era “de Cristo”, el resultado sería el mismo. No importaría cuánto los amáramos y fuéramos uno con ellos, el terreno estaría equivocado. Quizá haya cierta unidad, pero no sería la base correcta. Pablo dice que ¡éstas son divisiones!

  Así que ante todo, debemos conocer la unidad, y debemos conocer la unidad adecuada. Es imposible guardar la unidad apropiada en Babilonia o en cualquiera de las divisiones de Corinto. Es necesario regresar a Jerusalén, es decir, al terreno de la localidad. Si estamos en Babilonia, debemos regresar a Jerusalén; si estamos en una de los grupos sectarios de Corinto, tenemos que regresar al terreno de la unidad en Corinto. Es imposible tener la unidad apropiada en un grupo sectario; es necesario regresar al único terreno de la unidad.

LA BENDICION ENVIADA POR EL SEÑOR

  Quizá usted esté solo. ¿Qué debe hacer? Primero, debe salirse de Babilonia. No diga que como está solo, es mejor esperar hasta que el Señor traiga a otros que se unan con usted. Si adopta esa actitud, ciertamente tendrá que esperar, lo cual indica que usted no se ha entregado incondicionalmente al Señor, pero si lo hace, se dará cuenta que es imposible guardar la unidad genuina si permanece en cualquier grupo divisivo, no importa cuán espiritual sea usted. Debe guardarse de todo lo que divide y regresar al terreno de la unidad. Si usted verdaderamente se entrega incondicionalmente a los intereses del Señor, tendrá la experiencia de que el Señor mandará la bendición de vida sobre usted.

  Cuando tenemos la unidad, allí el Señor manda la bendición, y disfrutamos el óleo y el rocío de la vida divina. Lo que ha sucedido en Los Angeles realmente da testimonio de esto. Desde que los hermanos empezaron a reunirse tomando la posición de la unidad aquí en el terreno de la localidad, ¡hemos disfrutado mucho el óleo de la unción y el rocío! Jamás me olvidaré de la primera conferencia que tomó lugar en Los Angeles en diciembre de 1962. La primera vez que cantamos el himno “¡Oh, qué vivir! ¡Oh, qué solaz!” ¡sentíamos que el techo se levantaba hasta el cielo! Solamente éramos como setenta, pero ¡qué bendición de vida! Durante los últimos años, creo que los hermanos y las hermanas han probado la bendición ordenada por el Señor.

  No tema que vaya a estar solo. Debe ser fiel a El y entregarse absolutamente a la unidad. Ore de modo sencillo: “Señor, ten misericordia de mí. Tengo que tomar la posición del terreno local. No estoy a favor de ningún terreno de división, sino a favor del terreno de la iglesia local”. Si usted sostiene la posición de la unidad, el Señor enviará la bendición. El Señor levantará a otros para que se reúnan con usted. Entonces podrá testificar a todo el universo de la bendición de la unidad. El número quizá sea pequeño, pero la unidad será genuina y adecuada.

  Los hermanos y hermanas aquí pueden testificar que, por la gracia y misericordia del Señor, tenemos el verdadero amor fraternal. No se trata de que animemos a los hermanos a amar; simplemente tenemos el amor. Esta es la unidad genuina de Filadelfia. El Señor abre la puerta, y nadie puede cerrarla.

  En 1932, cuando el Señor nos levantó en el norte de China, la mayoría éramos jóvenes menores de treinta años. Empezamos a reunirnos en pequeña escala, y los líderes de las denominaciones dijeron: “Déjenlos jugar. No durarán mucho”. Pero en menos de diez años, ese pequeño testimonio se extendió por todo el norte de China. Hemos oído lo mismo en este país. Recientemente alguien dijo que la iglesia local no funcionaría en América, pero esperemos y veamos. Todo depende de nuestra resolución absoluta y de nuestra fidelidad para con el Señor.

LOS NEGOCIOS DEL REY

  Si este asunto fuera nuestro, no significaría nada; pero ya que se trata de los negocios del Señor, no es algo insignificante. Verdaderamente, la iglesia local es lo que el Rey desea; así que debemos adoptar una actitud firme. Por supuesto, algunos se nos opondrán; sin embargo, debemos seguir el camino del Señor, el camino de la unidad. Y si lo seguimos, es menester ser resueltos. Si usted no tiene la carga de tomar este camino, no le animo a que lo siga. Si siente tranquilidad de quedarse con las denominaciones, simplemente hágalo; pero si va a seguir el camino del terreno de la unidad, hágalo de una manera resuelta. No lo haga a la ligera; tómelo en serio ante el Señor.

  Estamos en el recobro del Señor, y el tiempo es corto. Lucas 21:24 dice que Jerusalén será hollada bajo los pies de los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. Pero Jerusalén ya ha sido devuelta a los judíos. Realmente creo que el Señor hará un trabajo rápido y debemos ser sabios; por lo tanto, creo que todos los hermanos y hermanas esparcidos deben concentrarse juntos en uno o más centros. Es preferible que los estudiantes no estudien en algún lugar donde no haya iglesia, sino que deben estudiar donde haya una iglesia prevaleciente. No debemos poner ni nuestros estudios ni nuestros trabajos en primer lugar; mientras podamos ganar el sustento, centrémonos en la vida de iglesia. Entonces podremos declarar a todo el mundo y a Satanás el hecho de nuestra unidad: el óleo fluirá, el rocío descenderá, y veremos que el Señor mandará Su bendición. Incluso las puertas del Hades no prevalecerán en contra nuestra.

  Creo que ésta es la manera estratégica. Primero necesitamos estar concentrados, y luego equipados para llevar el testimonio y avergonzar al enemigo. Después saldremos a esparcir la unidad de la vida de iglesia a otras ciudades.

  Esta es la manera de guardar la unidad. Debemos salir de todas las divisiones y tomar el terreno de la unidad. Además, debemos buscar la dirección del Señor para concentrarnos juntos. Por supuesto, nadie controla esto. Todos necesitamos buscar al Señor para que nos guíe. Quizá el Señor dirija a algunos a reunirse aquí con nosotros en Los Angeles, o con los que están en Akron, o con los que están en Houston. Todos debemos buscar la dirección del Señor tocante a este asunto. Sólo en el terreno de la unidad tenemos el óleo y el rocío con la bendición de vida que manda el Señor.

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