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Mensajes del libro «Expresión práctica de la iglesia, La»
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CAPITULO TRES

LA EXPRESION DE LA IGLESIA

  Hemos visto que la expresión de Cristo es la iglesia. Pero, ¿cómo puede ser expresada la iglesia? Cristo es expresado por la iglesia, pero ¿cómo se expresa ella? Debemos ver la expresión de la iglesia.

¿DONDE ESTA LA IGLESIA?

  Muchos hablan de que la iglesia es la expresión de Cristo, pero al analizar esto preguntaríamos: “¿Dónde está la iglesia?”. Es bonito decir que la iglesia es la expresión de Cristo, pero eso no basta; es necesario ponerlo en práctica. Si usted platicara conmigo, yo le diría: “Hermano, eso suena muy bueno, pero ¿cómo puedo entrar en ella? Es maravilloso que la iglesia sea la expresión de Cristo, pero yo quisiera estar en ella. Dígame dónde está”.

  Si le hiciéramos esta pregunta práctica a los muchos maestros que enseñan que la iglesia es la expresión de Cristo, los arrinconaríamos. Se sentirían avergonzados, confundidos y enredados, y les sería difícil contestar.

  La iglesia como expresión de Cristo es sumamente celestial, espiritual y maravillosa, pero queremos entrar en ella; ¡queremos tenerla! Puesto que es tan celestial y maravillosa, ¿dónde está? ¿Dónde podemos encontrar algo tan maravilloso?

  Dichos maestros quizá nos digan que la iglesia es muy espiritual y que, como no es algo de la tierra, ella se encuentra en los cielos. Si éste fuera el caso, sería imposible que la iglesia esté en alguna ciudad sobre la tierra, y llegaríamos a la conclusión de que necesitamos esperar hasta que venga la eternidad; por ende, no hay razón por la cual tener la iglesia hoy y es innecesario hablar acerca de sus asuntos. Si debemos esperar hasta que venga la eternidad, no es necesario edificar la iglesia hoy.

IGLESIAS LOCALES

  Esto ha llegado a ser un problema, ya que las personas han visto sólo un aspecto pero no el otro. Con respecto a la iglesia, existen dos términos en la Biblia: “la iglesia de Dios” (1 Co. 10:32) y “las iglesias de Dios” (1 Co. 11:16). ¿Hay sólo una iglesia o son muchas? La iglesia de Dios es universal, pero las iglesias de Dios se expresan en muchas localidades.

  La iglesia es la expresión de Cristo, pero ¿cómo puede ser ella expresada prácticamente? Sólo por medio de las iglesias locales, es decir, por una iglesia en cada localidad. Como expresión de Cristo, la iglesia es única universalmente; pero esta misma iglesia se manifiesta en muchas iglesias locales.

  La iglesia jamás podría ser expresada sin las iglesias locales. Puesto que cada iglesia local es la expresión práctica de la iglesia, el Señor Jesús en Mateo 16:18 mencionó la edificación de la iglesia sobre la roca, pero en Mateo 18:15-20 habló acerca de la iglesia local. La iglesia mencionada en Mateo 18 debe ser la iglesia local porque podemos ir a ella. El Señor dijo que si un hermano tiene problemas con otro, debe ir a éste primero. Si lo oye, el problema se solucionó, pero si no, entonces debe llevar consigo a uno o dos testigos para que los escuche a ellos. Si él todavía no oye, entonces debe llevarse el problema a la iglesia; claro, ésta debe ser la iglesia local. No podría ser la iglesia universal porque jamás podríamos llevarle un problema a ella.

  Supongamos que usted tiene un problema con algún hermano. ¿Tiene usted una iglesia adónde ir? ¿En la localidad donde vive, tiene adónde ir? Si no, entonces no hay una expresión práctica de la iglesia en su ciudad.

  ¿Qué es la expresión práctica de la iglesia, la cual es la expresión de Cristo? Las iglesias locales. Sin ellas, la iglesia permanece en la esfera de la terminología y es imposible que sea expresada. Sin ellas, la iglesia se convierte en algo de los cielos, algo para el futuro, algo que anhelamos pero que no es real ni práctico hoy en la tierra.

  Sin embargo, según la Biblia la iglesia es sumamente práctica. En Mateo 18 el Señor Jesús dice que si tenemos un problema con algún hermano, y dos o tres hermanos no pueden resolverlo, entonces debemos llevarlo a la iglesia. Sin lugar a dudas, ésta es la iglesia local en el sentido práctico.

  Cuando proseguimos al libro de Hechos, pronto vemos la primera expresión de la iglesia en la tierra. Hechos 8:1 hace mención de “la iglesia que estaba en Jerusalén”. No dice la iglesia que estaba en los cielos, sino la iglesia que estaba en Jerusalén, la cual es una iglesia local que expresa a la iglesia universal. En Hechos 13:1 dice: “Había entonces en Antioquía, en la iglesia local”. Esta es otra expresión de la iglesia, o sea, otra iglesia local. Ahora podemos ver una iglesia que tiene por lo menos dos expresiones: una en Jerusalén y la otra en Antioquía. Todas las iglesias locales son expresiones de la única iglesia (universal).

  A medida que repasamos el Nuevo Testamento vemos también “la iglesia que está en Cencrea” (Ro. 16:1) y “la iglesia ... que está en Corinto” (1 Co. 1:2; 2 Co. 1:1). La Biblia jamás habla de las iglesias que están en una ciudad, sino siempre de la iglesia que está en una ciudad, por ejemplo, la iglesia que está en Jerusalén, la iglesia que está en Antioquía, la iglesia que está en Cencrea y la iglesia que está en Corinto. Cada iglesia local es una expresión de la única iglesia. Aunque la iglesia es única, las expresiones de la iglesia son muchas y estas numerosas manifestaciones son las iglesias locales. Todas las iglesias mencionadas en el Nuevo Testamento se refieren a las iglesias locales, tales como: “las iglesias ... en Judea” (1 Ts. 2:14, Gá. 1:22), “las iglesias de los gentiles” (Ro. 16:4), “las iglesias” (Hch. 15:41), “en todas las iglesias” (1 Co. 4:17) “en cada iglesia” (Hch 14:23), “las iglesias de Dios” (1 Co. 11:16), “las iglesias de Cristo” (Ro. 16:16), “las iglesias de los santos” (1 Co. 14:33) y “todas las iglesias” (1 Co. 7:17). Durante el primer siglo, ellas eran las muchas expresiones locales sobre la tierra de la única iglesia universal, tanto en el mundo judío como en el mundo gentil.

UNA CIUDAD, UNA IGLESIA

  Con respecto a las iglesias locales, el Nuevo Testamento menciona otras tres provincias del antiguo Imperio Romano: Asia, Galacia y Macedonia. Puesto que Asia, Galacia y Macedonia eran provincias, la Biblia menciona “las iglesias de Asia” (1 Co. 16:19), “las iglesias de Galacia” (Gá. 1:2; 1 Co. 16:1) y “las iglesias de Macedonia” (2 Co. 8:1). ¿Por qué había muchas iglesias en una provincia? Simplemente porque había muchas ciudades en esa provincia.

  Pueden existir muchas iglesias en una provincia, pero no en una ciudad, puesto que una ciudad sólo debe tener una iglesia, o sea, una iglesia local. Por lo tanto, Apocalipsis 1:11 afirma que en la provincia de Asia había por lo menos siete iglesias locales en siete ciudades: en la ciudad de Efeso, en la ciudad de Esmirna, en la ciudad de Pérgamo, en la ciudad de Tiatira, en la ciudad de Sardis, en la ciudad de Filadelfia, y en la ciudad de Laodicea. Había una iglesia local en cada una de estas siete ciudades. En muchas ciudades pueden haber muchas iglesias locales, pero en una ciudad sólo debe haber una iglesia local. Las iglesias locales son las expresiones de la única iglesia universal. Cuando hablamos de la expresión práctica de la iglesia, nos referimos a las iglesias locales.

DOS O TRES CONGREGADOS

  Ya que estamos conscientes de la confusión que existe en las denominaciones y lo equivocadas que están; no es necesario abundar sobre este tema, pero sí tengo la carga de hablarles acerca de los “presuntos” grupos libres. He leído libros y oído a muchos maestros decir que donde se congregan dos o tres en el nombre del Señor Jesucristo, ésa es la iglesia. Tales palabras, en cierto sentido, animan a las personas a reunirse en grupos de dos o tres, especialmente dada la confusión hoy en día causada por el gran número de distintas denominaciones. Cuando las personas ven la mala influencia de las denominaciones, deciden reunirse en sus hogares u otros lugares basándose en el principio de congregarse por grupos de dos o tres.

  La base bíblica que usan los que se reúnen en estos grupos se encuentra en Mateo 18:20; no obstante, interpretan mal este versículo y lo usan de modo equivocado. Ellos afirman: “El Señor Jesús dice que donde se congregan dos o tres en Su nombre, El estará en medio de ellos. ¿No es esto suficiente? ¿No es esto la iglesia?” Algunos maestros cristianos, basándose en este versículo, incluso insisten en que no se necesita la iglesia local porque dicen que mientras dos o tres se reúnan en el nombre del Señor Jesús, ésa es la iglesia. Ya que muchas personas han sido influenciadas por esta clase de enseñanza, simplemente no les importa el principio de que sólo debe de haber una iglesia local en una ciudad. Piensan lo siguiente: con tal que sólo dos o tres se reúnan en el nombre del Señor, ellos son la iglesia. Sin embargo, al leer Mateo 18 detenidamente, observaremos que estos dos o tres no pueden ser la iglesia si hay más creyentes en la ciudad. Estos versículos dicen claramente que si tenemos algún problema que no se pueda resolver con dos o tres creyentes, debemos llevarlo a la iglesia.

  Leamos Mateo 18:15-20 otra vez para que la Palabra quede fielmente grabada en nosotros, y así jamás nos desviaremos. “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando a solas tú y él; si te oye, has ganado a tu hermano. Mas si no te oye, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si rehúsa oírlos a ellos, dilo a la iglesia [La iglesia es otra entidad que incluye a los dos o tres]; y si también rehúsa oír a la iglesia, tenle por gentil y recaudador de impuestos. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, habrá sido desatado en el cielo. Otra vez, de cierto os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por Mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.

  En estos versículos, la palabra del Señor afirma clara y definitivamente que los dos o tres congregados en Su nombre no son lo mismo que la iglesia; los dos o tres no pueden ser la iglesia, sino que sólo forman parte de ella si existe en esa ciudad una iglesia que se compone de más de dos o tres. Por lo tanto, aun si dos o tres nos congregamos en el nombre del Señor, y el Señor está en medio de nosotros, no podemos ser la iglesia si nuestro número de dos o tres no incluye a todos los demás creyentes que viven en nuestra localidad. Tener la presencia del Señor no es lo mismo que ser la iglesia. Este pasaje no significa que somos la iglesia si tenemos la presencia del Señor; por tanto, debemos ver clara y definitivamente que esta clase de enseñanza ¡está absolutamente equivocada! Esta enseñanza errónea ha abierto y sigue abriendo las puertas a que surja la división y la confusión, porque incita y justifica la formación de divisiones. Si nos salimos por esta puerta trasera, no tendremos limitación ni lecciones que aprender. La iglesia local —una iglesia en una ciudad— sirve de verdadera restricción y limitación. Pero alabado sea el Señor, esta restricción es un tipo de protección y cuando somos restringidos, estamos protegidos.

  No acepte la enseñanza de que dos o tres congregados son la iglesia. Esto es peligroso. Si la acepta, corre el riesgo de que llegará el tiempo cuando no se sentirá conforme con aquellos con quienes se congrega. Mirará al hermano Fulano y dirá que simplemente no le cae bien; por supuesto, es muy probable que él sea uno de los hermanos que toman la iniciativa en las reuniones. Y al mirar a los demás, pensará que aunque algunos no son tan malos, la mayoría de ellos simplemente no le caen bien. Luego, le preguntará a otro que se congrega en el grupo: “¿Hermano, que piensa de las personas que están aquí?” El quizá tenga el mismo criterio que usted y entonces los dos se reunirán para orar a fin de buscar la mente del Señor. Cuanto más oran, más tendrán el sentir de comenzar otra reunión en uno de sus hogares e incluso creerán que el Señor los guía. Dirán: “No debemos seguir al hombre; tenemos que seguir al Espíritu. Además, tenemos la base bíblica en Mateo 18:20. El Señor no es tan estrecho; El es misericordioso. Con tal que invoquemos Su nombre, El será bueno con nosotros”.

  Aunque ésta es la situación de hoy, debemos ver claramente en la Palabra que ser la iglesia no es lo mismo que congregarse en el nombre del Señor y tener Su presencia y bendición. No debemos confundir las dos cosas. Por muy bueno que sea el Señor para con nosotros, ¡lo uno no puede ser lo otro!

  Quizá ustedes amen al Señor y ayuden a que sean salvas muchas personas. Tal vez al principio sólo se reúnen dos o tres, pero en medio año es posible que sean quince, y en otros seis meses podrían tener veinticinco o más en la reunión. No obstante, los padres siempre producen hijos conforme a su semejanza. Después de dos años, dos o tres hermanos de su nuevo grupo se sentirán insatisfechos con el liderazgo de ustedes, y repetirán la misma historia: ellos consultarán y orarán hasta sentir que deben formar otro grupo de dos o tres, y creerán que el Señor los está guiando y que tienen la base bíblica de Mateo 18:20. Ellos harán exactamente lo mismo que ustedes hicieron anteriormente.

  De este modo, las divisiones continuarán sucediendo interminablemente. No obstante, todos los grupos se reúnen en la misma ciudad, y aun en algunos lugares las diferentes reuniones no están muy lejos las unas de las otras; no sólo están en la misma ciudad, sino que también están en proximidad cercana. Todos proclaman que se congregan en el nombre del Señor, todos testifican que tienen Su presencia y todos afirman que El verdaderamente ha contestado sus oraciones, ya que han traído muchas personas al Señor. Preguntarán: “Si estamos equivocados, ¿cómo pudo el Señor contestar nuestras oraciones y bendecirnos?”

  Si seguimos este camino, no tendremos ningunas lecciones que aprender debido a que no tendremos limitaciones ni restricciones, sino sólo muchas puertas traseras y salidas de emergencia. ¡Por favor, escuchen la clara palabra del Señor! La iglesia en el universo es única, y en cada ciudad sólo tiene una expresión. No hay alternativa a este camino. Si ante el Señor tomamos en serio la vida del Cuerpo y la unidad de éste, ¿por qué tenemos que permanecer separados? ¿Por qué no nos congregamos como la única expresión local de la iglesia, ya que todos vivimos en la misma ciudad?

LAS LECCIONES QUE APRENDEMOS EN LA IGLESIA LOCAL

  No importa qué piense yo de los que se reúnen como la única iglesia local en la ciudad donde vivo y no importa cómo me traten, no tengo otra opción sino aprender la lección de la cruz. Debo aprender la lección del quebrantamiento y negar mi yo. No tengo ninguna base, ningún derecho ni posición alguna de comenzar otra iglesia en esa ciudad mientras ya exista una iglesia allí. Necesito aprender a ser restringido y limitado. Esta es una verdadera lección.

  Fui a Shanghai por primera vez en 1933, y en ese tiempo había un hermano sumamente activo en la iglesia que me invitó a su casa a tener comunión. Por un tiempo pensé que este hermano era muy bueno, pero luego descubrí que él tenía la ambición de ser uno de los ancianos. Como no era la persona apropiada para serlo, no fue confirmado como tal, y después llegó a ser un verdadero problema en la vida de iglesia. ¿Por qué? Debido a que tenía la ambición de ser uno de los ancianos. Aunque por quince años la iglesia fue muy paciente con él, en 1948 estableció una reunión en su hogar y le dio la espalda a la iglesia.

  Por lo tanto, sin la limitación de la única iglesia local, tendremos la libertad de hacer lo que queremos y no aprenderemos la lección de la cruz.

  Debemos leer Mateo 18:15-20 otra vez para ver no solamente la iglesia, sino también la autoridad de la iglesia. Existe una restricción y una limitación. ¡Cuánto agradezco al Señor porque El nos restringe y limita por medio de la iglesia! Muchas veces quisimos hacer algo pero no pudimos a causa de la limitación y restricción de la iglesia. Y aunque nos sentimos tristes en ese momento, cuando miramos atrás, después dijimos: “¡Señor, cuánto te agradezco! Esa limitación fue una verdadera protección y bendición”. Además de ser una bendición externa, esa restricción redujo y subyugó nuestro yo. Todos necesitamos ser reducidos y restringidos.

  La sabiduría y soberanía del Señor ha dispuesto que la iglesia local debe ser la expresión única del Cuerpo de Cristo en cada ciudad. Debemos ser uno con ella en la ciudad donde vivimos a fin de aprender las lecciones, y entonces no habrá divisiones ni puertas traseras ni salidas de emergencia ni escape alguno. Necesitamos las restricciones, y alabamos al Señor que por medio de ellas somos protegidos. La expresión de la iglesia universal es las iglesias locales, las cuales siempre son únicas en cada ciudad, y como tal, nos restringen y también nos protegen.

  No debemos confundirnos por la situación actual, sino simplemente regresar a la luz pura de la Biblia. Como los cristianos hoy no han visto clara y definitivamente que las iglesias locales son la expresión de la iglesia, muchos estiman suficiente congregarse en donde quieran y cuando quieran. Este entendimiento ha sido fomentado por maestros y escritores cristianos, que en muchos mensajes y libros animan a las personas a congregarse libremente en sus hogares, en los recintos universitarios, en las fábricas y en tantos otros lugares. Por eso, las personas no tienen el concepto de que la iglesia local es la expresión única del Cuerpo del Señor en la ciudad donde viven.

  Que nuestros ojos se abran, porque si no hemos visto la iglesia local, estamos en tinieblas y andamos con los ojos vendados. Quizá pensemos que tenemos razón, pero en realidad estamos completamente equivocados. Debemos tener una visión clara de lo que el Señor ha ordenado con respecto a la iglesia, a saber, que la iglesia local es la única expresión de la iglesia en cada ciudad. Si tuviéramos esta visión, todos los problemas se resolverían.

LOS DOS ASPECTOS DEL RECOBRO

  Lo que el Señor está recobrando consiste principalmente de dos aspectos: el espíritu y la expresión local de la iglesia. Ambos lados son necesarios: el espíritu nos proporciona vida y la iglesia local nos da el camino. Necesitamos la vida interiormente y el camino exteriormente; por tanto, el Señor recobrará ambos.

  En los últimos cuarenta años el Señor ha mostrado a la iglesia que el Cuerpo tiene que ser expresado, pero debemos señalar que la expresión de este Cuerpo se obtiene sólo de una manera: la iglesia local. Por mucho que hablemos de la expresión del Cuerpo y nos dediquemos a la misma, jamás podremos obtenerla si no tenemos en nuestra ciudad una iglesia local práctica, única, apropiada y viviente.

  Ahora estamos en el recobro del Señor. Por una parte, el Señor nos ha mostrado que debemos experimentarlo a El todo el tiempo como Espíritu vivificante en nuestro espíritu; por otro, El nos ha dirigido a congregarnos como la expresión apropiada de Su Cuerpo en el terreno único de la ciudad donde vivimos. Esta es la iglesia local, la cual es muy real, práctica y viviente, pero también es muy simple. No debemos dejarnos influir por la situación actual del cristianismo, sino que debemos regresar a la Palabra pura del Señor.

  En las reuniones de entrenamiento durante 1965 en Los Angeles, el Señor grabó en nuestros corazones dos frases pequeñas que nunca hemos olvidado: “en el espíritu” y “en el terreno”. La primera debe ser nuestra vida, y la otra es nuestra posición.

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