Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Gran misterio: Cristo y la iglesia, El»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16
Чтения
Marcadores
Mis lecturas

CAPÍTULO OCHO

EL ESPÍRITU CON NUESTRO ESPÍRITU

  Lectura bíblica: Ef. 6:11-18

  Oración: Señor, te alabamos desde lo más recóndito de nuestro ser. Te alabamos reconociéndote como Dios, como el Señor, como el Espíritu y como la Palabra. Te alabamos porque Tú eres el misterio y has hecho de nosotros Tu misterio. Te alabamos porque nos has abierto Tu misterio, separándonos así de todos los hombres. Te alabamos porque nos has equipado y llenado contigo mismo para hacernos Tu testimonio. Te alabamos porque tienes la iglesia aquí en la tierra y nosotros somos Tu iglesia. Señor, te alabamos a Ti; aquí hay miles de corazones, y cada uno de ellos te ama y se vuelve a Ti. Te alabamos porque Tu deseo es ganarnos y llenarnos. Te damos gracias desde lo más recóndito de nuestro ser. Queremos que hables las palabras que llevas en Tu corazón; habla las palabras que atan y destruyen al enemigo. Háblanos de nuevo. Al hablarnos así Tú eres un solo espíritu con nosotros. Te alabamos por ser el Espíritu y la Palabra. Tu palabra es el Espíritu, y Tu Espíritu es la palabra. Otra vez decimos que te amamos. Te damos gracias. Te alabamos. Amén.

  Los primeros cinco capítulos de Efesios hablan extensamente de que la iglesia es el misterio de Cristo, de la edificación de la iglesia y de que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, el nuevo hombre y el complemento de Cristo. Aunque Pablo sabía que Cristo era el misterio de Dios y que la iglesia era el misterio de Cristo, él también sabía que nuestro viejo hombre y la vida que llevamos en el viejo hombre, en el yo y en nuestra constitución natural está en contra de la iglesia. Por tanto, en los capítulos 4 y 5 él habla de estos asuntos para ponerlos al descubierto y mostrarnos cómo despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre.

  El capítulo 3 habla de que las inescrutables riquezas de Cristo llegan a ser nuestro contenido y de que Cristo hace Su hogar en nuestros corazones para que seamos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. El capítulo 4 habla de despojarse del viejo hombre y vestirse del nuevo hombre al ser renovados en el espíritu de nuestra mente. El capítulo 5 habla de que Cristo se ofrece a Sí mismo en la cruz a fin de liberar Su vida, la cual está corporificada en la palabra de Dios. En la palabra de Dios está el agua de vida, la cual es la vida de Cristo que contiene todas las riquezas de Cristo. Cuando contactamos la palabra de Dios en nuestro espíritu, somos lavados por el agua en la palabra y somos sustentados y cuidados con ternura por el rico suministro hallado en la palabra. Al disfrutar el agua de vida, llegamos a ser el complemento de Cristo.

  Sin embargo, Pablo no olvida que el Señor tiene un enemigo, el diablo. Por tanto, en el capítulo 6 Pablo habla de este enemigo, que incluye los principados y autoridades en las regiones celestes. Por un lado, éstos operan en el corazón del hombre a fin de corromperlo y oponerle resistencia, con lo cual invalidan el Cuerpo de Cristo; por otro, intentan frustrar la voluntad de Dios para que no se lleve a cabo. Por consiguiente, en el capítulo 6 Pablo nos dice cómo enfrentarnos con el poder de las tinieblas.

EL ESPÍRITU ES LA PALABRA

  Efesios 6:17 dice: “Recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios”. En los Evangelios el Señor Jesús dijo que Sus palabras son espíritu (Jn. 6:63). En Efesios 6:17 Pablo dice que el Espíritu es la palabra de Dios. Por tanto, la palabra es el Espíritu, y el Espíritu es la palabra. Muchos cristianos saben que la Biblia es la palabra de Dios, pero muy pocos cristianos saben cómo recibirla. Debemos entender que la palabra de Dios no es meramente letras, sino el Espíritu. No podemos separar la palabra de Dios del Espíritu de Dios. La palabra de Dios es el Espíritu, y el Espíritu es la palabra de Dios. En otras palabras, la palabra es el Espíritu, y el Espíritu es la palabra. Cuando la palabra penetra en nosotros, llega a ser el Espíritu; cuando el Espíritu sale de nosotros, Él es la palabra. La palabra en la Biblia es la palabra; la palabra que entra en nuestro espíritu es el Espíritu. Estos dos son uno solo.

  Nunca deberíamos olvidarnos de dos versículos del Nuevo Testamento: Juan 6:63, que dice: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu” y Efesios 6:17, que dice: “Espíritu, el cual es la palabra de Dios”. El Espíritu es interior y la palabra es exterior. La palabra que entra en nuestro espíritu es el Espíritu, y el Espíritu que sale de nuestro espíritu es la palabra.

  Todas las riquezas de Cristo se hallan en la palabra, y esta palabra es el Espíritu, el cual sólo puede ser contactado por el espíritu humano. Efesios 6:18 dice: “Orando en todo tiempo en el espíritu”. Por tanto, los versículos 17 y 18 nos muestran varias cosas claves: el Espíritu, nuestro espíritu humano y la oración. El Espíritu es la palabra, y la palabra es el Espíritu. A fin de entrar en contacto con la palabra y el Espíritu, necesitamos orar en todo tiempo en nuestro espíritu humano, y no en nuestra mente ni en nuestra parte emotiva.

EL MISTERIO OCULTO EN EFESIOS 6 ES EL ESPÍRITU

  Todo el que lee la Biblia sabe que Efesios 6 hace énfasis en toda la armadura de Dios. La iglesia no solamente es el Cuerpo, el nuevo hombre y la novia, el complemento de Cristo; la iglesia es también el guerrero. Para con Cristo la iglesia es el nuevo hombre; pero para con Satanás, la iglesia es el guerrero. A fin de pelear contra Satanás, la iglesia debe vestirse de toda la armadura de Dios. Vestirnos de esta armadura implica seis asuntos: debemos ceñirnos los lomos con la verdad, vestirnos con la coraza de justicia, calzarnos los pies con el firme cimiento del evangelio de la paz, tomar el escudo de la fe, recibir el yelmo de la salvación y recibir la espada del Espíritu (vs. 14-17). Los primeros cinco nos dan protección; el último, la espada se usa para conducir la ofensiva. Esta espada es llamada la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios.

  Para los que leen la Biblia es fácil ver estos cinco asuntos. Sin embargo, la clave del capítulo 6 es el Espíritu, y no estos asuntos. Si la palabra mencionada en el capítulo 5 no llegara a ser el Espíritu del capítulo 6, no tendríamos manera de disfrutar a Cristo. Sin el Espíritu, nosotros, la Biblia y Cristo estamos separados. Sin el Espíritu, ni Cristo ni la Biblia son uno, ni tampoco nosotros y la Biblia somos uno. Cristo, la Biblia y nosotros no podemos estar unidos aparte del Espíritu; estamos separados. El Espíritu es quien une a Cristo y la Biblia como uno solo, y el Espíritu es quien une a nosotros y la Biblia como uno solo. Podemos comparar al Espíritu con la corriente eléctrica que circula en un gran edificio, a la cual están conectados muchos aparatos. La corriente eléctrica es el vínculo, el factor de unión, de todos los aparatos. De igual modo, Cristo, la Biblia y la iglesia no están vinculados aparte del Espíritu. Cuando el Espíritu viene, el Espíritu no sólo está en Cristo y en la Biblia, sino también en la iglesia. El Espíritu une a Cristo, la Biblia y a la iglesia como una sola entidad. El Espíritu hace que la iglesia experimente las riquezas de Cristo y que éstas lleguen a ser el contenido de la iglesia.

VIVIR EN NUESTRO ESPÍRITU

  Por nuestra parte, tenemos un espíritu, el cual responde al Espíritu. Estos dos espíritus —el Espíritu y nuestro espíritu humano— son cruciales. Lamentablemente, la mayor parte de los cristianos desatiende al Espíritu y el espíritu humano. ¿Cuánto tiempo pasamos en nuestro espíritu? La mayor parte del tiempo estamos en nuestra mente, y no en nuestro espíritu. Además de nuestro espíritu, también tenemos una mente, una parte emotiva y una voluntad, y también nuestra carne, nuestras concupiscencias y nuestro mal genio. Cuando no estamos en nuestro espíritu, caemos en estas otras cosas.

  Nosotros los creyentes tenemos al Señor y amamos al Señor. Hemos oído muchas verdades en el recobro del Señor, y entendemos la Biblia. Sin embargo, la mayor parte del tiempo no disfrutamos al Señor. En vez de ello, vivimos en la esfera de actividades externas debido a que no estamos en el espíritu. ¿Qué deberíamos hacer en tal situación? Debemos recibir la espada del Espíritu al orar-leer. Debemos orar-leer en nuestro espíritu, porque nuestro espíritu es el órgano apropiado para recibir la palabra del Señor. Tenemos que usar el órgano apropiado para recibir la palabra del Señor, así como tenemos que usar nuestra boca para beber agua, no nuestra nariz ni nuestros oídos.

LA MANERA DE DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE CRISTO

  El Señor lo ha realizado todo. Él liberó Su vida al pasar por la muerte y la resurrección. Además, todas las riquezas de Su vida se hallan disponibles en la Palabra de Dios. Para que todas estas riquezas lleguen a ser nuestro disfrute, debemos ver que recibir las riquezas halladas en la Palabra no consiste en aprender las letras impresas, sino en recibir al Espíritu, “el cual es la palabra de Dios” (v. 17). Necesitamos usar nuestro espíritu para tener contacto con el Espíritu mediante la oración. Poco a poco hemos descubierto este secreto en las últimas décadas.

  Fui salvo hace más de cincuenta años. Después de ser salvo, comencé a orar. Se me enseñó a orar de esta manera: “Querido Padre celestial, gracias por amarme. Enviaste a Tu Hijo a morir por mí en la cruz. Él derramó Su sangre preciosa para limpiarme de mis pecados. ¡Yo creo en Él! Padre celestial, me has perdonado y dado el Espíritu Santo. El Espíritu Santo me ayuda cada día a amar a las personas, a ser humilde, a hacer cosas para complacerte y a glorificar Tu nombre. No sé cómo orar, pero oro en el nombre de Jesús, Tu Hijo. Amén”. Esta clase de oración no es incorrecta, pero no es efectiva. Es como una persona que está buscando el interruptor para encender la luz pero no puede encontrarlo.

  Luego, encontré ciertas dificultades y, como estaba excesivamente abrumado, no tuve más opción que cambiar la manera en que oraba. Abandoné mis oraciones arregladas y simplemente vine delante de Dios, contándole todas las penas de mi corazón. Después de esto, oré de una manera muy genuina desde mi espíritu, ya no oré de la vieja manera.

  Poco a poco, el Señor me mostró que la manera más simple de orar en nuestro espíritu, no en nuestra mente, es invocar Su nombre. Ya sea que invoquemos en voz alta o baja, audible o inaudiblemente, todos los que practican invocar el nombre del Señor saben que ésta es la manera más fácil de orar desde el espíritu, en vez de usar la mente. Al usar nuestro espíritu de esta manera, tocamos al Espíritu. Cuando tocamos al Espíritu, la Biblia y el Espíritu vienen a ser uno solo. Cuando invocamos el nombre del Señor mientras oramos-leemos la Biblia, las palabras de la Biblia espontáneamente se convierten en nuestra oración. En ese momento nuestra oración equivale a nuestra lectura de la Biblia, y nuestra lectura de la Biblia equivale a nuestra oración. Ésta es una oración hecha en el espíritu, una oración que está mezclada con el Espíritu. En tan sólo unos minutos, nos sentimos resplandecientes, vivientes, lozanos, animados, satisfechos, fortalecidos e interiormente abastecidos. Es asombroso que en unos cuantos minutos la luz, el agua viva, la palabra, la fortaleza y el amor vienen a nosotros. Los mensajes de esta sección son muy profundos, pero concluyen con la práctica de orar-leer la Palabra.

  Dios tiene un propósito eterno, que consiste en forjarse a Sí mismo en el hombre. Con este propósito Cristo vino. Él vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, murió en la cruz y liberó la vida divina que estaba en Él. Todas las riquezas de Su vida están contenidas en la Biblia. La Biblia es la palabra de Dios, y la palabra es Espíritu, el Espíritu que da vida. Cuando tocamos la palabra, debemos olvidarnos de nuestra mente y de nuestros problemas. No deberíamos hacer oraciones muertas, sino simplemente usar nuestro espíritu para orar de una manera viviente. Mediante esta oración, comemos al Señor, bebemos del Señor y disfrutamos al Señor. Cuando invocamos al Señor en el espíritu y oramos-leemos las palabras de la Biblia en el espíritu, la palabra de Dios llega a ser el Espíritu que fluye a través de nosotros y nos abastece como agua viva, dándonos fortaleza, luz, verdad y vida a fin de que llevemos una vida de iglesia rica, fuerte y floreciente. Entonces Dios tendrá la manera de llevar a cabo Su propósito eterno por medio de la iglesia en la tierra.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración