
Este libro se compone de mensajes dados por el hermano Witness Lee en 1983. Los capítulos del 1 al 10, los cuales abarcan la visión central de la impartición divina, fueron dados en Stuttgart, Alemania en mayo. Los capítulos del 11 al 14, los cuales tratan de la impartición divina de la Trinidad Divina, fueron dados en la ciudad de Nueva York en junio. Los capítulos del 15 al 20 tienen que ver con la impartición divina de la Trinidad Divina según se presenta en Efesios y fueron dados en Irving, Texas en junio. Los capítulos del 21 al 24 tratan de la impartición divina de la Trinidad Divina según se presenta en Romanos y fueron dados en Berkeley, California en julio. Por último, los capítulos del 25 al 43, los cuales tratan de la impartición divina de la Trinidad Divina según se presenta en 1 y 2 Corintios, fueron dados en Irving, Texas en diciembre.
Nuestra carga consiste en que veamos cuál es la intención original de Dios. Según el relato hallado en Génesis 1 y 2, la intención original de Dios era obtener una novia. Después que Dios creó al hombre, Adán estaba soltero; era un solterón. Pero después de esto Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo. Esto tipificaba algo. Según la revelación hallada en la Biblia, Dios es el único esposo en todo el universo. En Jeremías 31:32 el Señor se consideró a Sí mismo como Marido para la casa de Israel y para la casa de Judá. Isaías les dijo a los hijos de Israel que su Marido era su Hacedor (Is. 54:5).
En el Nuevo Testamento encontramos el mismo pensamiento. En Juan 3:29 Juan el Bautista dio a entender que Cristo era el Novio. Pablo sigue con el mismo pensamiento en 2 Corintios 11:2 donde dijo que había desposado a los creyentes corintios con un solo esposo, para presentarlos como una virgen pura a Cristo. Asimismo, en Efesios 5 asemejó a Cristo a un esposo, y a la iglesia a la novia. Por último, en la conclusión de la Biblia en Apocalipsis 19:7 se mencionan las bodas del Cordero, cuya esposa se ha preparado. La iglesia como la novia se casará con Cristo, el Novio. Esto nos muestra que a menos que el hombre llegue a ser la esposa de Dios, Dios estará solo. El hecho de que la Biblia diga que no es bueno que el hombre esté solo implica también que no era bueno que Dios se quedara solo. Dios necesitaba un complemento, una esposa.
Los primeros dos capítulos de la Biblia revelan que Dios tenía planeado obtener una novia que tuviera Su imagen. Después que Dios creó a Adán, le trajo todos los animales, y Adán los llamó por nombre, pero no encontró entre ellos una ayuda idónea para él. Así que, Dios hizo caer un sueño profundo sobre él y de su costado tomó una costilla. Génesis 2:22 nos dice que a partir de ese hueso Dios edificó a una mujer. Cuando Adán vio a la mujer, notó que ella se parecía a él y que tenía su misma imagen, por lo cual dijo: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del Varón fue tomada” (Gn. 2:23). Adán entonces la tomó como su pareja. Esto es un cuadro que nos muestra lo que Dios desea para Él. Éste es el propósito por el cual Dios creó al hombre: que tuviera Su imagen, que se pareciera a Él, a fin de ser Su complemento.
A fin de que esta hombre fuese producido, era necesario que recibiera la vida divina de Dios. Es por ello que en Génesis 1 y 2, después que Dios creó al hombre a Su imagen, lo puso frente al árbol de la vida. Esto muestra que aunque el hombre tenía la imagen de Dios, no poseía la vida de Dios. El hombre era como una fotografía. Una fotografía tiene la imagen de una persona, mas no tiene vida. Adán fue creado como una fotografía de Dios; no poseía la vida eterna e increada, la cual es la vida de Dios. Esta vida se hallaba representada por el árbol de la vida. Así que, Dios trajo al hombre que aún no tenía la vida divina de Dios, y lo puso frente al árbol de la vida para que comiera de este árbol. Si Adán hubiese comido del árbol de la vida, habría recibido la vida de Dios. Por supuesto, sabemos que Adán no comió del árbol de la vida en ese entonces. Sin embargo, la intención original de Dios era que el hombre que había creado a Su imagen tuviera la vida divina de Dios.
¡Este cuadro que nos muestra Génesis 2 es muy maravilloso! Vemos el árbol de la vida, y cerca de él un río que fluía en cuatro direcciones. La corriente del río traía consigo oro, bedelio y ónice. Finalmente en este cuadro vemos también una novia. Este cuadro, en el que vemos el árbol de la vida que crece, el río que fluye con el oro, el bedelio, las piedras preciosas, y finalmente la novia, nos muestra que la intención original de Dios es obtener una novia que tenga Su imagen, que posea Su vida y que sea transformada, mediante el fluir de vida, en los materiales preciosos para poder ser edificada como novia.
Todos nosotros somos Adán. Puesto que somos hombres, tenemos la imagen de Dios; y como creyentes que somos, tenemos también la vida de Dios. Además, tenemos un río que fluye dentro de nuestro ser. En Juan 7 el Señor dijo que el que bebiera de Él, de su interior correrían ríos de agua viva. Esto significa que usted tiene la imagen de Dios, posee la vida divina, y en su interior fluye el río. Sin embargo, ¿es usted oro, bedelio y ónice, o sigue siendo lodoso? Si dice que ahora es oro, bedelio y ónice, su esposa o los que sirven con usted podrían decir que nunca han visto tales elementos en usted. Tal vez digan que lo que han visto es principalmente barro. Ése es nuestro problema; sin embargo, Dios tiene Su intención. Por consiguiente, Él la llevará a cabo mediante Su dispensación, Su distribución. Dios tiene una administración a fin de distribuirse a todos nosotros.
En Génesis 2 encontramos tres categorías de cosas preciosas. ¿Por qué son tres y no dos ni cuatro? Porque Dios es triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. En la tipología, el oro representa la naturaleza de Dios el Padre, el bedelio representa el fruto de la muerte victoriosa del Hijo de Dios y Su resurrección que segrega la vida, y las piedras preciosas representan el resultado de la obra transformadora de Dios el Espíritu. ¿Cómo podemos nosotros, seres humanos de barro, ser transformados? Es por medio de la naturaleza de oro de Dios el Padre, por medio de la muerte y resurrección de Dios el Hijo y por medio de la obra transformadora de Dios el Espíritu. Si yo le preguntara si usted es oro, bedelio y ónice o simplemente barro, le sería difícil responder porque aún se halla en el proceso. Usted es de barro con un poquito de oro; es de barro con cierta cantidad de bedelio; y es de barro con cierta medida de piedras preciosas. Pero permítame preguntarle: ¿No tiene usted la naturaleza de Dios el Padre? ¿No está usted en la muerte y resurrección de Dios el Hijo? ¿No está experimentando la obra transformadora de Dios el Espíritu? A estas preguntas usted puede responder confiadamente que sí. Incluso se puede gloriar de que aunque todavía es de barro, en su interior tiene la naturaleza de Dios el Padre, está en la muerte y resurrección de Dios el Hijo y experimenta la obra transformadora de Dios el Espíritu. Todos estamos experimentando hoy la transformación. ¡Aleluya, somos personas que están siendo transformadas por Dios! Y un día seremos plenamente transformados en oro, bedelio y piedras preciosas. Un día seremos la novia que se ha preparado al estar constituida de estos tres elementos preciosos (Ap. 19:7). Ésta es la intención original de Dios revelada en los primeros dos capítulos de la Biblia.
Ahora llegamos a los últimos dos capítulos de la Biblia donde encontramos la consumación máxima y final de la intención de Dios. La intención de Dios tendrá una consumación, la cual será la Nueva Jerusalén, el tabernáculo consumado de Dios en calidad de Su novia (Ap. 21:2-3), que exhibe Su gloriosa imagen para expresarlo a Él (21:11). En dicha consumación, no habrá más barro ni polvo. La Nueva Jerusalén está edificada con oro, perla y piedras preciosas (21:18-21). Todo el polvo y el barro han sido transformados. En Apocalipsis podemos ver las mismas cosas que vemos en Génesis: el oro, las perlas y las piedras preciosas. La única diferencia es ésta: el bedelio mencionado en Génesis 2 es una especie de resina que se ha solidificado hasta convertirse en una perla vegetal. Esto significa que es una especie de perla producida por la vida vegetal. Sin embargo, las perlas mencionadas en Apocalipsis 21 son perlas procedentes de un animal, la ostra. Así que en Génesis la perla proviene de una planta, pero en Apocalipsis es producida por la vida animal. La vida vegetal en la Biblia representa la vida generadora de Cristo, y la vida animal representa la vida redentora de Cristo. En Génesis 2, el hombre aún no había caído ni existía el pecado y, por ende, no se necesitaba la redención; pero en Apocalipsis, después de la caída y después que el pecado se introdujo, se necesitaba la vida redentora del animal. Éste es el significado de la muerte y la resurrección de Dios el Hijo.
La Nueva Jerusalén será edificada con la naturaleza divina de Dios el Padre, con la muerte y la resurrección de Dios el Hijo y con la obra transformadora de Dios el Espíritu. Ésta será la novia universal que satisfará el deseo de Dios de obtener una expresión eterna de Sí mismo. Ésta será la consumación de la intención de Dios. En los primeros dos capítulos de la Biblia tenemos la intención de Dios, y en los últimos dos capítulos de la Biblia tenemos la consumación de la intención de Dios. Ambas secciones nos muestran la meta de la dispensación de Dios, que es obtener una novia que es Su complemento, Su expresión. La dispensación de Dios empezó a partir de Adán y ha continuado a través de las generaciones. Dicha dispensación alcanzará su consumación en la Nueva Jerusalén, donde podemos ver la meta de la dispensación de Dios. Hoy en día necesitamos tener contacto con el Dios Triuno, a fin de ser abastecidos y nutridos con la vida divina que viene a nosotros como río de agua de vida y como árbol de la vida (Ap. 22:1-2), de modo que seamos transformados con la naturaleza de oro del Padre, mediante la muerte y la resurrección del Hijo y por medio de la obra de Dios el Espíritu. Para ello es necesario que cooperemos con el Dios Triuno.