
Hasta ahora hemos visto el plan de Dios, el nacimiento de Saulo, su religión, su vida y su conversión. Ahora queremos ver su visión y su comisión. Hechos 26:17-18 dice: “Librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados por la fe que es en Mí”. Estos versículos nos muestran los cinco aspectos de la comisión de Saulo: (1) para que abras sus ojos; (2) para que se conviertan de las tinieblas a la luz; (3) para que se conviertan de la potestad de Satanás a Dios; (4) para que reciban perdón de pecados; (5) y para que reciban herencia entre los que han sido santificados por la fe que es en el Señor Jesús.
La palabra herencia del versículo 18 también se puede traducir parte o porción. Esta palabra griega también se utiliza en Colosenses 1:12, que dice: “Dando gracias al Padre que os hizo aptos para participar de la porción de los santos en la luz”. La porción de los santos mencionada en Colosenses 1:12 es la porción de los que fueron santificados por la fe que es en el Señor según se menciona en Hechos 26:18. Colosenses 1:12 se refiere a la porción de los santos, y Hechos 26:18 se refiere a la porción de los que fueron santificados. Los santos son las personas que fueron santificadas por Dios. La porción de los santos es Cristo mismo. Todo el libro de Colosenses se trata del hecho de que Dios nos dio al Cristo todo-inclusivo como nuestra porción. Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están escondidos en esta persona todo-inclusiva (Col. 2:3), y toda la plenitud de la deidad habita corporalmente en El (v. 9). Cristo nos fue dado como porción divina repartida a nosotros por Dios.
En Hechos 26:19 Pablo le dijo al rey Agripa que no fue “desobediente a la visión celestial”. Pablo no podía desobedecer lo que había visto. Su comisión concordaba con su visión. Lo que usted va a hacer para el Señor debe concordar con lo que ha visto de El. Puesto que ha visto algo del Señor, tiene que hacer algo para El según lo que ha visto. Por tanto, la comisión concuerda con la visión, y ésta crea la comisión.
Si verdaderamente hemos visto el plan de Dios y hemos sido convertidos de lo que no sea Cristo a Cristo mismo, lo que hemos visto y experimentado producirá o creará una comisión para nosotros. Esta visión nos hará actuar, obrar para Cristo, servirle, según lo que hemos visto de El. Si yo verdaderamente he visto que Cristo lo es todo, que es mi vida, mi experiencia y el significado y el centro de mi vida, no habrá necesidad de que los responsables de la iglesia me digan que como miembro de la iglesia debo hacer algo para el Señor. Una vez que usted ha recibido una visión del plan de Dios y se ha convertido de todo a Cristo mismo, algo dentro de usted le dará energía para que lleve a cabo el plan de Dios. Puesto que ha experimentado algo de Cristo y le ha visto, nadie podrá impedirle trabajar junto con el Señor y ministrar algo de Cristo a los demás. Algo dentro de usted le dará la energía para que tenga contacto con las personas.
Cuando tenemos contacto con otros creyentes, tendremos comunión con ellos acerca del Cristo que conocemos. Nuestra comisión y nuestro ministerio proceden de la visión celestial. Cuanto más contacto tenga con el Señor en oración, más sentirá la carga por muchos incrédulos. Como resultado de su carga interna por los que no conocen a Cristo, que no le tienen, le será fácil predicar el evangelio. Predicar el evangelio no será simplemente una obra externa para usted, sino algo que se efectuará a partir de su interior. Entonces, cuando tiene contacto con las personas, no les llevará doctrinas, formalismos, reglamentos ni credos. No les llevará la religión, sino la persona viviente de Cristo. Tendrá la carga de impartirles a Cristo.
Tal vez tenga comunión con otro hermano cristiano acerca de que Cristo está en los creyentes (Col. 1:27; 2 Co. 13:5). Quizás él diga que ya lo sabe. Entonces, podrá preguntarle: “¿De qué manera experimenta a Cristo como vida?” Si usted está lleno de vida en el espíritu, lo que le diga le impartirá a Cristo y tendrá impacto en él. El Espíritu Santo honrará lo que diga. En uno o dos minutos podrá dejar una impresión profunda en este hermano. Después de que él tenga contacto con usted, tal vez se pregunte por días qué significa que Cristo está en él. Deseará ponerse en contacto con usted para saber lo que significa que Cristo está en él. El estará muy abierto, y usted podrá impartir a Cristo en él. Usted llevará a Cristo a las personas, y esta comisión depende de lo que ve. Puesto que haya experimentado al Señor y le haya visto, algo dentro de usted le dará energía y operará para impelirle a servir al Señor ministrándole a los demás.
Los cinco puntos de la comisión de Pablo expresados en Hechos 26:18 son todo-inclusivos. Primero, necesitamos abrir los ojos de los demás. Cuando usted habla con la gente, lo que le dice debe abrir sus ojos. Esto difiere de simplemente enseñar. Así se determina si un ministerio es viviente o no. Si un ministerio es viviente, tiene que abrir los ojos de la gente. Es posible que un hombre sea muy erudito y posea un certificado avanzado, pero cuando hable, no abra los ojos de la gente. También es posible que otro hermano sea indocto en cuanto a la dicción e incluso que tartamudee, pero por su visión pueda abrirles los ojos a los demás. Cuando usted reciba la visión celestial, abrirá los ojos de los demás aun si habla sin fluidez. Es posible que sea torpe en palabra, pero hábil en abrirles los ojos a los demás. A Saulo como joven en el plan de Dios le fueron abiertos los ojos, así que sabía cómo abrirles los ojos internos a los demás. Su palabra, su ministerio, podrá abrirles los ojos a los demás dependiendo de cuánto ha visto y experimentado.
Lo que usted habla también debe convertir a las personas. Todo el que le escucha no debe ser igual a cómo era antes. Necesita convertir a la gente de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios. Las tinieblas son señal del pecado y la muerte; la luz, una señal de la justicia y la vida (Jn. 1:4; 8:12). La potestad de Satanás es su reino (Mt. 12:26 y la nota), el cual pertenece a las tinieblas. Por el lado positivo, la gente debe recibir la ayuda para experimentar el verdadero perdón de pecados de parte de Dios, y también necesita recibir a Cristo, el Hijo de Dios, como su porción.
Estos cinco puntos mencionados en Hechos 26:18 deben ser el propio contenido de nuestra comisión, la cual viene como resultado de haber visto a Cristo de modo viviente, de haberle experimentado en la realidad. Puesto que usted vive bajo la visión celestial, muchas veces obrará inconscientemente, y Cristo será ministrado mediante usted. Tendrá un excedente de Cristo, y cuando venga a las reuniones de la iglesia exhibirá a Cristo (véase Himnos, #391). Si todos llevamos un excedente de Cristo a las reuniones de la iglesia, Cristo será exhibido de modo rico. Cuando la gente entre en una de estas reuniones, verá que somos cuerdos, vivientes y poderosos. El Señor quiere recobrar a Cristo mismo experimentado por nosotros como el todo. Cristo mismo es nuestro conocimiento, nuestra enseñanza, nuestro reglamento, nuestro formalismo, nuestros dones, nuestro poder, nuestra cordura y nuestras riquezas. Si usted tiene a Cristo, lo tiene todo. La vida cristiana no está relacionada con la religión, las enseñanzas, los formalismos, los reglamentos ni los dones, sino con Cristo mismo.
Si usted es fiel al Señor, éste podrá llevar algo a cabo mediante usted para realizar Su plan eterno. Sin embargo, si usted adopta el método tradicional, el religioso, el organizacional, no podrá llevar a cabo el plan de Dios. Si sigue el camino de Cristo, el camino viviente (véase Hechos 9:2, nota 21; y 2 P. 2:2, nota 22), algo maravilloso se llevará a cabo mediante usted por el Señor. Posiblemente piense que no tiene don ni capacidad, pero será una persona fructífera que lleva a muchas personas capaces y dotadas al Señor. Hará esto no simplemente predicando o enseñando sino teniendo un contacto viviente con las personas, impartiéndoles a Cristo.
Este joven, Saulo de Tarso, es un buen ejemplo para nosotros. Tal vez en todas las Escrituras sólo el Señor Jesús como hombre exceda a este hombre Saulo, quien después fue llamado Pablo. Pablo incluso nos dijo en 1 Timoteo que era ejemplo para los creyentes (1:16). Saulo era religioso y natural, pero un día recibió la visión celestial y fue convertido de todo lo que no sea Cristo a El mismo. De ese día en adelante llegó a ser muy útil en las manos de Dios y tuvo un impacto prevaleciente. El Señor podía llevar a cabo muchas obras maravillosas mediante él. Esta es la clase de persona que Dios puede usar hoy. Que todos vayamos al Señor y oremos: “Señor, aquí estoy. Abro mi ser a Ti, a Tu visión, a Tu comisión, y estoy listo para pagar cualquier costo, cualquier precio. Quiero considerarlo todo como pérdida y contar sólo a Cristo como ganancia. Estoy listo para ser ocupado por Cristo, poseído por El y lleno de El”. Si acudimos al Señor y le dedicamos tiempo para recibir la visión celestial, tendremos un contacto viviente con Cristo y seremos miembros vivientes de Su Cuerpo viviente quienes también ejercen su función. Entonces seremos personas en el plan de Dios.