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Lectura bíblica: Gn. 3:1-8; Ro. 5:12, 14-16; 7:14b, 17-18, 20-21; Ef. 2:1, 5a; 4:18; 1 Co. 15:22a
Punto central: mediante la caída del hombre, la personalidad de Satanás se hizo uno con el alma del hombre, y Satanás mismo fue asimilado por el cuerpo del hombre de tal modo que es el pecado que actúa en sus miembros carnales.
En la lección anterior vimos el complot de Satanás para destruir al hombre. En esta lección queremos estudiar el verdadero significado de la caída del hombre. La mayoría de los cristianos tiene un entendimiento muy superficial de la caída. Para comprender esta lección debemos leer detenida, atenta y cuidadosamente los versículos citados a fin de que estos pasajes de la Palabra dejen en nosotros una profunda impresión.
Romanos 5:14 menciona “la transgresión de Adán”. Adán transgredió el mandamiento de Dios. La caída del hombre fue la transgresión del primer mandamiento divino. Adán rechazó el árbol de la vida, el cual representaba a Dios como vida, y fue en pos del árbol del conocimiento, el cual representa a Satanás como el origen de la muerte (Gn. 2:8-9, 17; 3:1-7).
El delito que cometió Adán hizo que el hombre cayera bajo la condenación de Dios. Al respecto, Romanos 5:16 habla de “un solo delito para condenación”. El hombre transgredió el mandamiento de Dios y cayó bajo Su condenación.
La caída del hombre lo alejó de Dios. Génesis 3:8 dice que el hombre se escondió de la presencia de Dios. Inmediatamente después de la caída, el hombre se escondió, lo cual indica que se alejó de Dios. Efesios 4:18 dice que el hombre en su condición caída era ajeno a la vida de Dios.
La caída del hombre lo dañó al punto de no poder cumplir el propósito de Dios, el cual era expresar a Dios conforme a Su imagen y representarlo con Su dominio (Gn. 1:26).
Por medio de la caída, el hombre recibió en el interior de su alma los pensamientos, los sentimientos y la voluntad malignos de Satanás. Con respecto a este punto, tenemos que leer Génesis 3:1 y 4-5, donde se muestra que los pensamientos, los sentimientos y la voluntad de Satanás fueron inyectados en la mente, la parte emotiva y la voluntad del hombre, respectivamente. Esto significa que cuando el hombre cayó, su alma fue hurtada y apoderada por Satanás.
Génesis 3:6 dice que Eva comió del fruto del árbol del conocimiento y le dio a Adán, su esposo, el cual también comió. Lo que comemos entra en nuestro cuerpo físico. Al comer del árbol del conocimiento, el hombre ingirió el fruto de dicho árbol, el cual llegó a los miembros de su cuerpo.
Dios creó al hombre con un cuerpo puro, pero algo de Satanás fue infundido en el cuerpo humano, y éste cambió de naturaleza; se convirtió en la carne. En otras palabras, se corrompió. El cuerpo del hombre, corrompido por la caída, se convirtió en la carne, la cual está llena de concupiscencia. En Romanos 7:18a Pablo dice: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien”. La carne es el cuerpo corrupto.
Cuando el hombre comió del árbol del conocimiento, Satanás entró en él y se convirtió en el pecado que mora en él. Para entender esto, debemos leer Romanos 7:14b, 17 y 20. En el versículo 20 Pablo afirma: “Si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. En Romanos 7, especialmente en los versículos 8, 11, 17 y 20, se da a entender que el pecado es una persona, la corporificación de Satanás, que vive y actúa dentro de nosotros. El pecado es la personificación de Satanás. De hecho, el pecado que mora en nosotros es simplemente Satanás. Por lo menos, podemos afirmar que la naturaleza pecaminosa que se halla en el hombre es la naturaleza de Satanás. El pecado que mora en el interior del hombre es su naturaleza pecaminosa y es el propio Satanás que mora en nuestro cuerpo corrupto, es decir, en nuestra carne.
En Romanos 7:21 Pablo dice: “Así que yo, queriendo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está conmigo”. Cuando Satanás entró en el hombre, se convirtió en el pecado que mora en él. Cuando el pecado actúa en el hombre, viene a ser “el mal”. El mal es la acción del pecado. Cuando el pecado obra en nosotros, viene a ser el mal.
El verdadero significado de la caída del hombre fue que el hombre recibió en el interior de su alma los pensamientos, los sentimientos, la voluntad, el ser y la personalidad de Satanás. Debido a esto, cuando el hombre cayó, su alma se hizo uno con la persona de Satanás. Además, Satanás como pecado penetró en el cuerpo del hombre y lo convirtió en la carne. Satanás mora en la carne como pecado, o sea, como la naturaleza pecaminosa del hombre caído. Cuando el pecado actúa en el hombre, es el mal mismo el que lo hace. Por medio de la caída, el ser del hombre, su persona, su alma, se llenó del ser de Satanás y adoptó su personalidad. Satanás mora en el cuerpo del hombre como pecado, el cual actúa como el mal. Por consiguiente, mediante la caída del hombre, éste se hizo uno con Satanás. A esto se debe que los hijos de los hombres sean llamados en la Biblia hijos del diablo (1 Jn. 3:10). El hombre caído se hizo uno con Satanás en su personalidad y en su naturaleza. El hombre y Satanás son uno; de tal modo que los hijos de los hombres son en realidad hijos del diablo. Éste es el punto central y el verdadero significado de la caída del hombre. Tenemos que hacer notar que la caída del hombre consistió en que recibió en su ser el propio ser de Satanás y en que recibió en su cuerpo a Satanás mismo, lo cual corrompió el cuerpo del hombre y lo transmutó en la carne.
La caída del hombre también trajo muerte a su espíritu (Ef. 2:1, 5a). Efesios 2:1 dice que en nuestra condición caída estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Esto significa que nuestro espíritu estaba en condiciones de muerte, lo cual implica la pérdida de las funciones de nuestro espíritu. La muerte de nuestro espíritu se extendió a todo nuestro ser e hizo que perdiéramos esa función que nos permitía tener contacto con Dios. Así pues, por medio de la caída del hombre, el alma humana se hizo uno con la persona de Satanás, su cuerpo se convirtió en la morada de éste, y su espíritu quedó sumido en muerte.
Mediante la caída del hombre, el pecado entró en él. Romanos 5:12a dice que por un hombre el pecado entró en el mundo. De hecho, el mundo al que se alude allí es la humanidad. Cuando el pecado entró en el hombre, en realidad quien entró fue Satanás.
El verdadero significado de la caída del hombre es que éste tomó a Satanás en su ser, el pecado entró en él, y el hombre vino a ser víctima de la muerte (vs. 12b, 14a; 1 Co. 15:22a). Romanos 5:12b hace notar que al entrar el pecado en el mundo, la muerte pasó a todos los hombres. El resultado final de la caída del hombre es la muerte. Romanos 5:14a dice que la muerte reinó desde Adán hasta Moisés. La muerte inclusive llegó a ser un rey. En 1 Corintios 15:22a se nos dice que en Adán todos murieron. Por lo tanto, por la caída del hombre, toda la humanidad fue víctima de la muerte.
En esta lección es necesario resaltar que el hombre en sus tres partes vino a ser uno con Satanás. Todas las partes del hombre fueron arruinadas, corrompidas e sumidas en la muerte, lo cual inutilizó por completo al hombre. El pecado entró en el hombre y actúa en él, lo destruye y lo mata; de modo que el hombre está por completo bajo la tiranía de la muerte. El hombre es una víctima de la muerte. No se trata simplemente de que el hombre transgrediera contra Dios, ni tampoco que cayera bajo la condenación de Dios, sino que recibiera en su ser al propio Satanás. El ser de Satanás entró en el ser del hombre, y Satanás mismo como pecado entró en el cuerpo del hombre, convirtiéndolo en la carne. Por medio de todo este proceso, el espíritu del hombre quedó sumido en la muerte.
Debemos presentar todos estos aspectos claramente a los santos, de tal modo que vean su gran importancia. Entonces podemos ayudarles a ver cuánto necesitan la vida. No sólo necesitamos una salvación de modo objetivo, sino que necesitamos la vida divina de modo subjetivo. La lección 4 y esta lección son fundamentales para que tengamos la debida experiencia de la vida divina.
Debemos hacer una buena labor haciendo a todos los santos entender claramente cómo Satanás arruinó al hombre y cómo éste cayó. El asunto no se limita a que el hombre transgrediera contra Dios y que cayera bajo Su condenación, sino que trata de que el hombre ingiriera algo. Podemos usar el ejemplo de la madre que le advierte a su hijo que no vaya a tomar cierta sustancia venenosa. Digamos que éste es el mandamiento que da la madre. Si la madre se ausenta y el niño bebe el veneno, el problema no se limita a que el niño quebrantó el mandato de la madre, sino que además ingirió un veneno en su interior. Esto nos muestra lo que sucedió cuando el hombre cayó. Cuando Dios viene para salvarnos, no sólo resuelve el problema de nuestra transgresión ni de que estamos bajo Su condenación, sino que también se encarga de erradicar el veneno y de rescatarnos de la muerte.
