
Un creyente necesita orar y también necesita leer la Biblia. La oración se asemeja al respirar, y la lectura de la Biblia, al comer. Diariamente todo creyente debe practicar las dos.
l) “Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios” (2 Ti. 3:16).
El origen de la Biblia es Dios; fue Dios quien, por medio de Su Espíritu, primero infundió Sus palabras de revelación en los autores de las Escrituras y luego las exhaló desde el interior de ellos. Lo que fue exhalado no solamente fueron palabras sino también espíritu.
2) “Los hombres hablaron de parte de Dios, siendo movidos por el Espíritu Santo” (2 P. 1:21).
Debido a que la Biblia es las palabras dadas por el aliento de Dios exhaladas desde el interior de los hombres por medio de Su Espíritu, podemos ver que es la palabra de Dios hablada por los hombres de parte de Dios, siendo ellos movidos por el Espíritu Santo. Por consiguiente, la Biblia sale de Dios, siendo escrita por ciertos santos del Antiguo Testamento tales como los profetas, líderes y reyes de entre los israelitas, tanto como por varios santos del Nuevo Testamento, tales como los apóstoles, Marcos y Lucas, etcétera.
El contenido de la Biblia es extenso e comprensivo; los dos aspectos principales de este contenido son la verdad y la vida. La verdad nos trae la revelación y el conocimiento de todas las realidades en el universo, tales como la realidad de Dios, la realidad del hombre, la realidad del universo, la realidad de las cosas de la era actual, de la era venidera y de la eternidad, y en particular, la realidad del Cristo a quien Dios designó, y la realidad de la iglesia que El escogió. La vida es Dios mismo, quien viene para ser nuestra vida a fin de que seamos regenerados, que crezcamos, y seamos transformados y conformados a la imagen de Cristo, quien expresa a Dios, a fin de que lleguemos a ser la expresión de Dios.
1) “Tu palabra [la del Dios Padre] es verdad [realidad]” (Jn. 17:17).
Esta palabra del Señor Jesús indica que la palabra de Dios en la Biblia es verdad; ella nos revela la realidad de Dios mismo y de Su economía para que nosotros la obtengamos.
2) “Hablad al pueblo todas las palabras de esta vida” (Hch. 5:20).
Esto es lo que el ángel habló a Pedro, mandándole a predicar las palabras de la vida de Dios. Las palabras de vida son las palabras de la Biblia que predicaron los apóstoles. Ya que estas palabras contienen vida, pueden suministrar vida, y esta vida es simplemente Dios mismo. Esto comprueba que el contenido principal de la Biblia no es solamente verdad sino también vida.
1) “Ellas [las Escrituras] son las que dan testimonio de Mí [Cristo]” (Jn. 5:39).
La primera función de la Biblia es la de testificar de Cristo. Cristo es el tema y contenido de la Biblia, y la Biblia es la explicación y expresión de Cristo. Cristo es la Palabra viva de Dios, y la Biblia es la palabra escrita de Dios. Sin que Cristo —la Palabra viva— sea la realidad de la Biblia, las palabras escritas de la Biblia serían sólo doctrinas vacías y letras vanas. No obstante, sin que la palabra escrita de la Biblia sea Su expresión, Cristo, la Palabra viva, sería abstracto e intangible. Por lo tanto, tenemos que leer la Biblia si deseamos conocer a Cristo.
2) “Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Ti. 3:15).
Por un lado, la Biblia testifica de Cristo; por otro, nos hace sabios para la salvación por la fe en Cristo Jesús, revelándonos el método de la salvación de Dios en Cristo y el camino de la salvación del hombre por la fe, para que sepamos cómo ser salvos.
3) “Habiendo sido regenerados, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre” (1 P. 1:23).
La palabra viva de Dios en la Biblia es la simiente de vida la cual nos capacita para tener la vida de Dios y ser regenerados.
4) “Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación” (1 P. 2:2).
La leche de la palabra aquí se refiere a la palabra de Dios la cual viene a ser la leche nutritiva. Para los bebés espirituales recién regenerados, la palabra de Dios en la Biblia es la leche nutritiva que les hace crecer.
5) “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4).
Conforme al contexto de este versículo, las palabras que salen de la boca de Dios son las palabras de Dios en la Biblia. Las palabras de Dios en la Biblia no solamente son nuestra leche espiritual, sino también nuestro alimento espiritual que nos nutre para que crezcamos y lleguemos a la madurez.
6) “La exposición de Tus palabras [las de Dios] alumbra” (Sal. 119:130).
Una vez que entramos en la palabra de Dios, ésta se abre (se despliega) a nosotros y nos da luz, iluminándonos y dándonos sabiduría y revelación.
7) “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).
La palabra de Dios en la Biblia no solamente ilumina nuestros corazones y espíritus internamente para darnos sabiduría y revelación, sino que también da luz a nuestros pasos y caminos externamente para que no nos perdamos.
8) “Toda la Escritura es ... útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra” (2 Ti. 3:16-17).
Las palabras de la Biblia tienen las diversas funciones de enseñar, reprender, corregir e instruir a la gente en justicia, para que el hombre de Dios sea cabal, plenamente preparado para toda buena obra.
Aparte de las varias funciones mencionadas arriba, hay muchas otras funciones de la Biblia, las cuales no son enumeradas aquí.
1) “Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata” (Sal. 119:72). “Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado” (Sal. 19:10).
Estos versículos revelan la preciosidad de la palabra de Dios en la Biblia, la cual despierta nuestro deseo continuamente para ella.
2) “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca” (Sal. 119:103).
Esto revela la dulzura y belleza de la palabra de Dios.