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Mensajes del libro «Lecciones de vida, tomo 1»
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LECCION OCHO

CONOCER A CRISTO

(1)

  Cristo es el tema y el centro de la Biblia y el contenido principal de la Biblia desde el principio hasta el fin. Aun más, El es la realidad de nuestra fe. Nosotros los que hemos creído en El y recibido gracia, tenemos que conocerle de una manera cabal.

I. LOS TITULOS SAGRADOS DE CRISTO

A. Jesús

  1) “Y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre Jesús, porque El salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mt. 1:21).

  Cuando Cristo fue encarnado para ser un hombre, le fue dado el nombre Jesús por un ángel. Jesús es equivalente a Josué en el hebreo (Nm. 13:16), el cual significa la salvación de Jehová, o Jehová el Salvador. De esta manera, El es el Salvador, quien salvará a Su pueblo de sus pecados.

B. Cristo

  1) “María, de la cual nació Jesús, quien es llamado el Cristo” (Mt. 1:16).

  El segundo nombre de Cristo es Cristo, que es equivalente a Mesías en el hebreo (Jn. 1:41), el cual significa el Ungido. Este nombre revela que El es el Ungido de Dios, siendo ungido por Dios con Su Espíritu para crear y redimir con el fin de cumplir el propósito eterno de Dios.

C. Emanuel

  1) “He aquí, una virgen estará encinta y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros)” (Mt. 1:23).

  Jesús y Cristo fueron nombres dados por Dios. Cuando los hombres descubrieron que El era Dios, lo llamaron Emanuel, el cual significa Dios con nosotros. Este nombre revela que Jesús, quien es nuestro Salvador, y Cristo, quien es el Ungido de Dios, son realmente Dios mismo quien viene a estar con nosotros.

II. LA PERSONA DE CRISTO

A. Dios

  1) “Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos” (Ro. 9:5).

  Esta palabra simple y categóricamente declara que Cristo es Dios, quien está sobre todo, el Dios completo, bendito por los siglos.

B. El Hijo de Dios

  1) “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios” (Jn. 20:31).

  Ya hemos visto que Dios tiene los aspectos del Padre, el Hijo, y el Espíritu. Los tres —Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu— son Dios, aun el único y solo Dios. Ya que Cristo es Dios, El no es solamente Dios el Padre, sino también Dios el Hijo, es decir, el Hijo de Dios.

C. Hombre

  1) “En el principio era el Verbo ... y el Verbo era Dios ... y aquel Verbo se hizo carne” (Jn. 1:1, 14).

  2) “Cristo Jesús hombre” (1 Ti. 2:5).

  3) “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: El fue manifestado en la carne” (1 Ti. 3:16).

  Las tres porciones anteriores de la Palabra nos dicen claramente que Jesucristo, quien es Dios, se hizo carne para ser un hombre perfecto con un cuerpo humano y la naturaleza humana. Por lo tanto, El es Dios manifestado en la carne. El es Dios y El es hombre, un Dios-hombre, y posee tanto la naturaleza divina como la humana. Según Su naturaleza divina, El es completamente Dios; según Su naturaleza humana El es perfectamente hombre. Este es un gran misterio.

D. El Creador

  1) “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de Tus manos” (He. 1:10).

  Esto nos dice que Cristo es también el Creador.

E. El Primogénito de toda creación

  1) “Hijo de Su amor ... el Primogénito de toda creación” (Col. 1:13, 15).

  Esto nos hace saber que Cristo es también una criatura; El es el Primogénito, el primero de toda creación. Siendo Dios, es el Creador del cielo y de la tierra; siendo un hombre, es el primero de toda creación.

III. LA OBRA DE CRISTO

  Cristo, al ser ungido por Dios para ser el Ungido de Dios a fin de cumplir Su plan eterno, realizó y realizará las siguientes grandes cosas:

A. Creó

  1) “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de Tus manos” (He. 1:10).

  2) “Porque en El fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean señoríos, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de El y para El” (Col. 1:16).

  Estos dos versículos nos dicen que la primera gran cosa que Cristo hizo fue crear los cielos y la tierra, todas las cosas, y al hombre. Por lo tanto, El es el Creador de todas las cosas.

B. Se hizo carne

  1) “Y aquel Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros ... lleno de gracia y de realidad” (Jn. 1:14).

  La segunda gran cosa realizada por Cristo, el Ungido de Dios, fue que, siendo Dios El se hizo carne; es decir que, El vino para ser un hombre en la carne a fin de ser el tabernáculo de Dios entre los hombres, trayendo Dios a los hombres a fin de ser realizado como realidad y recibido como gracia. La realidad es Dios conocido y contactado por el hombre, y la gracia es Dios recibido y disfrutado por el hombre. En el tabernáculo de carne que El llegó a ser, Cristo vivió con los hombres por treinta y tres años y medio, y así trajo plenamente Dios al hombre para ser su realidad y gracia.

C. Fue crucificado

  Para cumplir el plan eterno de Dios, Cristo, quien es el Ungido de Dios, en Su tabernáculo terrenal trajo Dios a los hombres para ser contactado por ellos. Después de treinta y tres años y medio, El fue a la cruz para ser crucificado con el fin de realizar la redención en el plan eterno de Dios. Esta es la tercera gran cosa que El hizo, en que resolvió, de una vez para siempre, el problema de todas las cosas que Dios había condenado en el universo, tales como Satanás, el pecado, el mundo, la carne, el viejo hombre y la vieja creación. El hizo esto por Dios y por los que son escogidos por Dios, quienes eternamente heredarán Su salvación.

D. Fue resucitado de entre los muertos

  Cristo entregó Su propia vida, y El mismo la volvió a tomar resucitándose de entre los muertos (Jn. 10:17-18). Esta es la cuarta gran cosa que El hizo, la cual llevó a cabo los siguientes tres asuntos relacionados con nosotros:

  1) “Jesús ... el cual fue ... resucitado para nuestra justificación” (Ro. 4:24-25).

  La muerte de Cristo efectuó la redención para que nosotros pudiéramos ser justificados por Dios, sin embargo, Su resurrección es necesaria para confirmar la eficacia de Su muerte. Por eso, Su resurrección es la evidencia de nuestra justificación.

  2) “Aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo ... y juntamente con El nos resucitó ... en Cristo Jesús” (Ef. 2:5-6).

  La resurrección de Cristo liberó la vida de Dios desde Su interior para que la recibamos, vivificándonos juntamente con Cristo, y resucitándonos juntamente.

  3) “Dios ... nos ha regenerado ... mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 P. 1:3).

  Puesto que Cristo resucitó para liberar Su vida dentro de nosotros, El nos regeneró para que seamos un nuevo hombre renacido.

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